Partida Rol por web

-¡Auch, ay, jó! Se quejó el animaloide rinoceronte. Vale, vale, jefe, ya lo hemos pillado, pero sueltenos las orejas por favor, que tiene usted más mala leche que un queso de vaca loca.

Los Memonios miraban la escena en un estado etílico más lamentable aún que el de los dos animales antropomorfos. De aspecto gargoiliforme, con cuernos, alas, rabo (no, ese que piensas no, el otro), pestazo a azufre y camisetas de Black Sabbath se miraban con caras de duda y cuchicheaban entre ellos, semitapándose con sus alas membranosas para ocultar sus cuchicheos, hasta que uno de ellos enfocó sus vidriosos ojos y se percató en el noble enviado del señor que era el Padre P. Piscinas.

-¡AAAAAAAAAAAAAAH! ¡ES EL ENEMIGOOOO! Gritó aterrado, llevándose las manos a los cuernos y poniéndose a temblar como un flan. La borrachera se le había pasado en un microsegundo y su verde piel adquirió un tono pálido. Acto seguido, el Memonio salió corriendo despavorido, dejando allí a su compañero, más solo que la una menos cuarto.

El otro Memonio, que a duras penas conseguía mantenerse en pie, se tambaleo ligeramente hacia un lado, y caminó dos pasos hacia el grupo, esforzándose por no perder el equilibrio.

-Ysa desiiia yso, que osh conoshia... Shi she lo he disho a mi colega... ¡HIP! Dijo, obligando a los presentes a entender su dialecto de borracho. Voshotrosssh shoish losh de lash cartashh... ¡HIP! Shi lo shabrre ysho.

Alma abrió los ojos de par en par ante semejantes aberraciones de la naturaleza, o del agua de alcantarilla... o lo que fuese. ¡Vamos, que acabamos de lograr que el bicho verde del Curt se marchase y ahora aparecen otros tantos! piensa la maña antes de fijarse bien en la escena y percatarse de la presencia de un ser diminuto y brillante que es lo más parecido a un hada que ha visto nunca, aparte de la vez que empezó a ver estrellitas y luces revoloteando a su alrededor por culpa de un golpe en la cabeza.

Fue a abrir la boca para defender a la pobre damisela en peligro, porque era muy feminista ella y no podía soportar ver que acosaran a una mujer a menos que fuera a ella o a Lorena, pero el cura se le adelantó gritando sandeces y tonterías como solo los curas saben hacer.
De todas formas, el sermón alcantarillero pareció surtir efecto y el jefe de los animales humanoides se lió a darles mamporros hasta en el carnet de identidad.
Alma, muy educada ella, se dirigió al jefazo en cuestión:
- Creo que están ustedes bastante lejos de Zevilla, señor. Más les vale subir e ir a pie desde arriba para que vean mejor el camino. Nosotros no semos de aquí asi que no sé por dónde se va a las cañerías que llevan a Zevilla, pero cuando llegueis buscadles por el río a las Tortugas fumetas esas. - dijo con soltura y total naturalidad como si nada. Luego miró al resto de pervertidos-: ¡Y dejen en paz a esa mini-mujercita que no tienen ni por dónde meterle nada!

Uno de los memonios, acojonao perdido con el Padre P.Piscinas se marchó cagando leches pero el otro, en su idioma alcoholizado (el cual la maña habría entendido perfectamente si hubiera sido ayer por la noche) les reconoció como "los de las cartas" ante lo cual Alma arqueó mosqueada una ceja y se acercó a grandes zancadas (bueno, todo lo grandes que sus piececillos le permitían) al mismo para agarrarlo por el cuello y gritarle:
- ¡Maldita sea! ¿¡Cómo que los de las cartas!? ¿Qué sabes tú de eso? ¡¡CONTÉSTAME CÓÓÓÓÓÓ!!

Iba a decir algo acerca de lo de las cartas, pero la pechugona se me adelanta. Además, parece que el bicho que sabe algo me tiene algo así como miedo, así que decido dejar reposar mis escopetas por el momento, y ver que dice el bichejo verde ese...

-Joder, que no digan que la maña no los tiene bien puestos. Seguro que al memonio este se le acaban de caer los suyos.- Curt se giró al hombre de hojalata y a los dos animales enormes y descerebrados que tenía por subordinados.-A ver, hombre de hierro. Para ir a Zevilla lo mejor es dirigirse hacia el Sur. Todo recto, todo recto, y llegan sin problemas. Es más cómodo por la superficie, pero por aquí abajo también se puede ir. Y ahora, si me permiten, circulen que esto es parte de una investigación. Somos la Brigada del Vicio.

Amablemente Curt puso las manos en los hombros de los dos bicharracos y empujó suavemente hacia donde él creía que estaba la salida más próxima.

-Tiren para arriba y luego hacia el Sur. No se olviden del Sur. Y que no vuelva a pillarles alterando el orden público.

Max no podía creerse lo que veía, había pasado del bicho verde a ver mutazoides y hombres enlatados, a parte de memonios y... donde coño se esconderán los enanos?? Sin pensárselo ni dos veces agarró su AK-47 y se quedó algo más retirado del grupo preparado para entrar en acción. Menos mal que no teníamos que cabrearles...

Si hombre ya tenemoz vaztante con los gabachos como pa' que vayan mutantes a tan bella tierra!El es-taxista, ex-militar y ex-marido de una guapa rubia barnacitense se acercó al grupo de engendros al escuchar que se dirigían a su querida tierra natal Zevilla. Y ze puede zabé pa' que vais a Zevilla? Al memonio borracho no le hizo ni caso ni cuando dijo lo de las cartas, el estaba emperrado en saber que querían esos tipos de su patria querida.

El tío enlatado le dio una patada en el culo al cochino jabalí para que andara y empujó al rinoceronte por delante de él.

-Muchas gracias agente. Le dijo a Curt, y luego se encaminó tras sus animales, que caminaban cabizbajos tras él. Cuando Max preguntó el hombre se detuvo al ver el arma justiciera del taxista y le dijo. ¡Eeeh! Nada tronco, no queremos jaleo con vosotros. Sólo voy a buscando a unas tortugas ninja mutantes con las que hice negocios, y que todavía me deben pasta. Si quieres un consejo, nunca te fíes de una tortuga.

-¡Weieieieieieieieieieieie!Gritó el Memonio incapaz de hacer nada por su borrachera, a medida que Alma lo zarandeaba como a una coctelera. Cuando esta le dejó recuperarse, sus ojos hacían bonitas espirales en las cuencas, y el color verdoso de su piel adquirió un tono pálido. Un ruido en su estómago advirtió de lo siguiente que iba a ocurrir, pero Alma, concentrada en lo que el Memonio pudiera decirles no se percató de ello.

De este modo, el ser de los avernos, como consecuencia directa del zarandeo producido a los litros de alcóhol de su estómago, hincho los mofletes, y vomitó sobre Alma una caleidoscópica orgía de fluidos y tropezones a medio digerir de todos los colores.

Una vez bañada de jugos gástricos, el Memonio sonrió con cara de idiota y con un hilillo de babilla colgándole de la comisura de los labios le dijo a la chica:

-Uuuups. Peeerdshon.

Antes de que a nadie le diera tiempo a reaccionar ante semejante actuación incívica, Patxi en un acto de caballerosidad vasca, acudió raudo al rescate de la dama mancillada:

El rebelde le arreó tal golpe en la cocorota al Memonio, que lo dejó en el suelo más seco que un pan de tres semanas.

-¡Toma mangarrán! Para que aprendas a comportarte delante de las neskatos, hostias. Habrase visto, pues, el insustansial este de los cojones...

Patxi se limpió las manos en la faja y se quedó a la espera de que el bicho se levantara, para seguir enseñándole buenos modales.

Alma no se esperaba lo que siguió a sus gritos de tía loca hacia el memonio que entre hipos e hipo de borracho los había reconocido como "los de las cartas" y ella estaba tan fustrada queriendo saber el por qué de ello que no vió venir la vomitona y se la llevó enterita, de cuello para abajo.
Con cara de asco y se lanzó a la carrera para buscar agua desesperadamente* mirando hacia todas partes para poder limpiarse. Casi mejor sería que el Señor Hez estuviera aquí y le lanzara un Rayo Fecal de los suyos, así al menos el maldito borracho este se moría y el resto de nosotros acabábamos tan llenos de mierda como lo estoy yo... pensaba la maña enfurecida a la vez que echando repentinamente de menos al ser marronáceo y sus impulsos de ensuciar a todo cristo.

No vio cómo Patxi le arreaba el mamporrazo del siglo al bicho (aunque sí lo oyó y sonrió para sí misma al escuchar las palaras del vasco) pues estaba ocupada mirando aquí y allá como poseída hasta que se percató de la presencia del hada:
- Eh, tú, pequeñaja... Tú vives por aquí, ¿no? - le pregunto aunque era evidente que ambas sabían que la respuesta era afirmativa.- ¿Dónde hay agua? ¿Un lago élfico? ¿ Una cascada con sirenas? ¡¡Cualquier líquido limpio!!

Vamos, vamos Patxi... -digo en tono conciliador mientras intento apartar al vasco- No hace falta que le enseñes modales de esa manera tan brusca. Seguro que estará encantado de pedir perdón a la señorita, y de decirnos de qué nos conoce.

A ver, Señor Memonio... ¿Son ustedes rebeldes, o algo por el estilo?. Estaríamos interesados en que nos dijese que sabe sobre nosotros y porque, podría sernos de gran utilidad...

Curt se puso de nuevo al lado del cura, Maricarmen en mano. Apoyó el cañón el lo que sería la rodilla del memonio.

-Y más te vale contestar rápidito, porque mi dedo está nervioso y por algún azar puede apretar el gatillo y atizarte un tiro en plena pata. Y creo que eso duele de cojones. O de rodillas, como prefieras.

Si todo el mundo se ha vuelto chungo de repente, yo también quiero serlo.

Muy bien hojalata, le contestó Max. Pero que no mentere yo que le hacéiz algo a mi querida Zevilla... Zuerte con ezas tortugaz, troncoz. Al darse la vuelta pudo ver como el enorme vasco le dió un capón al estilo But Spencer al Memonio que había echado la pota encima de Alma. Juer hija, que día llevaz...

Se acercó al meollo rodeando al memonio para que no tenga escapatoria. No ze, a mi no me parece que zea un rebelde. Tu babozo, ya puedez cantar todo lo que zepas antes que aquí mi amigo te de otro caponazo, o algo peor. Le deja ver con claridad su Ak-47 para intimidarlo un poco más de lo que ya está.

Patxi retrocedió unos pasos cuando el Padre P. Piscinas lo convenció de usar métodos más sutiles para enseñar modales al Memonio, pero sin alejarse mucho del tipejo, y una vez dejaron espacio al ser de los avernos, este se recompuso como pudo y se levantó tras siete intentos.

- Aaaayyy... josdher que foshtia me ha dao el jodio... Dijo llevándose una garra al chinchón que tenía entre cuerno y cuerno. Cuando se percató de su situación, con un cura frente a él experto en exorcismos de alto nivel usando la escopeta, un poli chungo y esquizofrénico apuntándole la rodilla y el primo de Mad Max que bebe zumosol haciendo lo mismo, pero armado con un esplendoroso AK-47, tragó saliva, y respondió al Padre P. Piscinas.

- Transhquilos... ¡HIP!... Que no quiersho jaleosh. Les dijo. Yoooo... levantó un dedo para reafirmar sus palabras mientras entrecruzaba los ojos para intentar mirarlo fíjamente (o quizás contar si había levantado uno, o cuatro) ... sholo eshtoy de fieshta y buen rollo... ¡HIP! Ysha me entendheis ¿No? Voshotrosh shois losh de laaaash cartash... ¡HIP! Lo she por que el jefasho nosh mandó a bushcarlash y osh hemosh seguido la pishta hasta aquí... ¡HIP! Pero nosh hemosh eshcaqueado para divertirnos, que no todosh los díash nos pasamos por eshta dimensión. El Memonio se zarandeó hacia un lado. ¡Pero bueeeeno, que no decaigaaaa! ¡Vámonosh a tomarnosh unosh cubataaash! Gritó con alegría intentando apoyarse en Curt al volver a zarandearse.

La hadita asomó la cabecita por detrás de un árbol y miró con recelo a Alma, que apestaba a vómito infernal.

- Pero... ¿Quienes sois? No vendréis también a armar bulla ¿Verdad? Que no me fío ni un pelo de los forasteros... Espero que no seáis amigos de esos gamberros pervertidos.

Déjate de tomar copas, y contestame a algo antes de que me enfade... A ver... ¿Quién es tu jefe?. No será el barbas de Alejo, ¿no?. Porque entonces, aquí se va a liar una, que casi na' la del ojo, y le llevaba en la mano...

Dicho esto, recargo las escopetas con el sonido que las caracteriza, el cual es capaz de disolver una multitud de hippies repitiéndose un par de veces.

Venga, habla rápido, que se me están inflando las pelotas... Y yo el capítulo de la Biblia de poner la otra mejilla no me lo leí.

Alma se afanó en limpiarse toda aquella guarrerida de encima con el agua más limpia que encontró, y ya de paso se frotó bien el cuerpo a ver si así se quitaba del todo el olor a su propio vómito de horas antes.
Como no le había hecho falta alejarse mucho del grupo siguió escuchando la conversación de sus compañeros con el asqueroso memonio, que se estaba delatando a marchas forzadas para alegría de la maña. Parecía que el ostiazo de Patxi había dado sus frutos soltando la lengua del bicharraco borracho... aunque para su desgracia ella lo único que había conseguido había sido soltar su estómago, por así decirlo.

Desde su posición el hada habló a la muchacha:
- Somos buena gente aunque a veces no lo parezca y no, no tenemos nada que ver con esa gentuza salidorra. - respondió Alma muy seria a la mini-mujercita alada que asomaba la cabecilla con miedo.

Después volvió junto al resto en cuanto se sintió limpia, segura y con sensación de estar entre las nubes con la música de un anuncio de compresas de fondo... aunque con un cabreo monumental todavía en su ser.

-Joooersh... puesh shi que shoish unosh shoshos... ¡HIP! Dijo el Memonio un poco más serio (sólo un poco), y cuando el Padre P. Piscinas mencionó a Alejo, se le escapó una risilla.

-Nononononononononononooooooo... volvió a zarandearse hacia un lado, buscó su punto de gravedad y cuando lo recuperó siguió hablando. Eeeel barbash no tieenee ná que ver tío. Ysho trrabashjo... ¡HIP!... para Killersh Dogsh... ¡HIP! Esshe hishjo de perra tambiensh quieere lash cartash... ¡HIP!... pero para elsh, y por esho nosh invocó. Aleshjo no shabe nada de eshto... ashí que... ¡Shsssssssssssssssssss! Se puso un dedo de amarillenta y larga uña en los labios en señal de silencio.

Mientras el Memonio hablaba, el tipo enlatado y sus dos animaloides borrachos como cubas, terminaron de despedirse amablemente y se largaron de allí con viento fresco, en busca de la cañería que diera a Zevilla.

Tras las últimas palabras de Alma, la Hadita Campanillera se atrevió a salir de su pequeño refugio, aunque era más que probable que el trato recibido por el Memonio por parte de Patxi, le hubiera convencido más de la actitud amistosa de los rebeldes en lo que se refería a los seres faéricos.

La Hadita Campanillera revoloteo delicadamente alrededor de Alma y la siguió hasta el pequeño estanque que Alma encontró en las cercanías, con el agua que necesitaba para limpiarse los restos de vómito infernal.

-Muchísisisimas gracias por salvarme de esos asquerosos. Le dijo la Hadita Campanillera con cantarín tono de voz. Me los encontré por el bosque mientras iba hacia la fiesta de la corte y no me los podía quitar de encima a los muy cerdos.

Max no había cedido ni un milímetro y seguía apuntando el cabolo del memonio borracho mientras el padre le interrogaba. Pare, ya tiene su rezpuesta puedo ya volarle la cabeza al monzrtuo ezte?

Este tipo de seres no le hacían la mínima gracia desde que trabajaba en la compañía de taxis de Barnacity, no había noche que no tuviera que tirotearse con memonios para recoger a algún cliente en la sagrada familia.