Partida Rol por web

Harjas sintió algo de tristeza cuando su armadura se desprendió de su cuerpo. Miró al Pavo Real que se había formado, y luego al resto de las armaduras. Cuando el llamado Sika se adelantó con su brazo extendido, el joven persa reaccionó instintivamente poniéndose en guardia. 

Luego, apareció un gigante dorado. ¿Qué era lo que estaba pasando aquí?

"Ejem..." carraspeó para interrumpir la conversación entre los dos dorados "Disculpen, señores, pero no es tiempo de discusiones. Una armadura sagrada fue rota (no importa por mano de quién), pero además es nuestro deber informarle a los dorados que algo extraño está pasando. Altieon no entró solo al Santuario, trajo con él a seres de muerte, como el sujeto llamado Free. Existe un extraño poder superior a todo esto, según creo, ¡y quiere enfrentarse al Santuario!"

La batalla habia llegado a su fin y en los ultimos segundos parecia que Altieon lograria escaparse tras el derrumbe de la Tecnica de Eleas. Pero no fue asi. Ni el Guerrero Rojo, ni la Armadura de Plata robada sobrevivieron a la Sagrada Espada Excalibur.

Sika, el Santo Dorado de Capricornio habia aparecido. Tenia una mision y la cumplio sin importar la ejecucion de la misma. La muerte de Eleas era inevitable. Y el lo sabia, se habia sacrificado para encerrar a Altieon en su prision. Pero su Cloth, era su Armadura la que se esperaba salvar. Su grupo de aspirantes, siendo meramente eso, habian pasado diversas y duras pruebas, para conseguir llegar al preciado Manto Plateado. Y ahora todo habia sido en vano.

Tal vez no todo. Era cierto que en el preceso ellos mismos se habian convertido en Santos de Bronce de Athena, pero aun asi, aquel no era el punto.

Enojado, y cansado, Acacia se sento en el suelo junto a su Armadura de Cetus cuando este se desprendio de su cuerpo ante la presencia de Sika. Tal vez solo nos las prestaron para recuperar la Armadura -penso con tristeza.

Aquel Caballero Dorado, del mas alto rango, infundia temor entre los jovenes aprendices, pero Acacia estaba demasiado ocupado en su propia preocupacion para hacerle caso. Si sus esfuerzos parecian en vano porque Argos habia muerto en manos de un "aliado", eso no importaba ahora. Total, tampoco tendria portador. Cetus, agotado tambien por la batalla, es quien le influia mayor consternacion. Espero podamos volver a combatir juntos. Entrenar. Y tal vez, algun dia, protejer a los dioses.

Harjas fue quien tomo la palabra frente al "justiciero" Santo Dorado. Era increible que no le importara a quien se dirijia. De alguna manera, Acacia, sintio por un momento algo de respeto por el joven Caballero del Pavo Real. Pero para su sorpresa, Sika no estaba interesado en el, sino en Cefir y extrañamente en Haru. Parecia estar a punto de levantar su mano, su espada, hacia ellos, pero entonces otro Santo de Doradas Vestimentas aparecio. Uno de enormes proporciones, que hizo que Acacia se ponga de pie, para acortar un poco aquellas magnitudes. El recien llegado, parecia defender al grupo. Explicarle, de alguna manera, a Sika la situacion con algo mas de logica y amabilidad. Acacia se sintio mas tranquilo y seguro con la precencia del segundo hombre.

Entonces Harjas volvio a hablar, y Acacia lo creyo demasiado. El no podria gesticular sonido algo frente a ellos dos. Sentia que su silencio era todo lo podria dar y cualquier otra cosa sonaria a ofensa. Entonces desvio su mirada hacia Mosntruo Marino, y se pregunto si el opinaba igual. Si todas las Armaduras menores opinaban igual. Tenia sentido.

En un infimo susurro, Acacia intento callar a su compañero diciendole en un halo de voz: Harjas... calla. Termino para sus adentros.

Una energía violenta y poderosa le sacó de su trance, junto con el fuerte sonido que produjo el ataque del santo dorado. El demonio corrió a ocultarse, sabiamente, abandonando los pensamientos de la muchacha. Levantó la vista sorprendida, y notó que Haru estaba delante. Vagamente le habían llegado las palabras a su alrededor. Haru había vuelto a asumir su papel, pero estaba intyerfiriendo entre lo que le sucediera a ella. No podía permitirlo. Puso una mano en el hombro y con cierta suavidad disimulada hizo a un lado a la muviana.

Con paso tembloroso, se atrevió a acercarse a los titanes dorados.

Durante un solo instante, sostuvo la mirada del santo de capricornio, y luego...trabajosamente, apoyó una rodilla en el suelo.

-Me llamo, Céfir -informó con diplomacia y cinismo a partes iguales- Puede comprobar mi nombre y el de cada uno de los presentes con las personas encargadas del arribo de los aprendices, hace tan solo unos días, como bien dice su compañero. Provengo de las montañas Ródope, y mi anterior maestro responde al nombre de Hayate. Ese caballero...Altieon. Acababamos de tener una platica con un hombre llamado Soterio, y tras que nos dejara a solas sentimos cosmos enfrentados. Al acercanos, descubrimos que era el invasor... -si, a proposito estaba usando parte de las expresiones que el santo había usado-...y aparentemente atacó al maestro Eleas sin darle oportunidad alguna a vestir su protección. Quizá, me atrevo a decir, por la espalda.

En su estado le dolía estar en esa pose, pero, entre protocolo para con aquellas bestias había crecido. No le costaba hacer gala de su papel una vez mas.

-Estos niños no tienen ninguna culpa, supongo que solo se emocionaron porque me atreví a atacar inicialmente a Altieon y me imitaron. De esa forma, se envolvieron en el asunto, por ello creo humildemente que debo asumir la responsabilidad. Por otro lado, y si me permite que continúe, en un momento tuvimos que separarnos para avanzar tras la pista del guerrero rojo, que se había dado a la fuga. En mi caso, me tocó ir con el chico mas bajo de cabello verde, apenas lo conozco a decir verdad. Pero, creo que puede corroborar que encontramos a otro santo de plata que se identificó como Lyre de Triángulo. Nos permitió el paso de buena gana, él también puede corroborar que mi versión se apega a la verdad. Finalmente llegamos hasta este punto, y encontramos a otro caballero, llamado Free, que protegía a Altieon. Conseguimos derrotarlo, aunque se dio a la fuga, ya que llegaron sin que nadie las llamase los ropajes sagrados a nosotros. Nos protegieron. Finalmente pasamos a enfrentar a Altieon, hasta llevarlo a sus últimas. Y en ese momento, han aparecido ustedes, llegando hasta este punto.

Finalmente, añadió.

-Y finalmente, como bien dice ese otro niño, las intenciones de estas personas por atacar el santuario son claras. Le ruego a ambos señores, que pongan en prioridad este asunto antes que ningun otro.

Tras la mención de Free, hizo un buen esfuerzo para no soltar una leve sonrisa.

Creo que también fuí hipócrita con él, pero no es nada que necesitara saber en ese momento.

Después del ataque de Harjas, Altieon tan sólo podría admitir la derrota. No tenía energía para detener sus ataques, ni fuerzas para golpear más que con sus puños. Aún así, Delenias dudaba que se rindiese. Pero mientras no supusiera una amenaza, no tendrían por qué matarlo.

Pero antes de que Altieon pudiese responder a las palabras de los caballeros, fue partido en dos por una técnica asombrosa. El hombre que se había mostrado tan altivo, dio una muestra de su cobardía antes de perecer, interponiendo su botín a su cuerpo. Pero el brazo con el que atacó el recién llegado los atravesó a los dos, partiendo la armadura y a Altieon.

A pesar de la furia que sintió al ver cómo el desconocido destrozaba la armadura de Eleas sin contemplaciones, no pudo sino admirar su ataque. Ha sido capaz de romper una armadura sagrada con su brazo.. Menudo despliegue de cosmos.

La reveladora noticia sobre su identidad no le sorprendió como debía, ya que había demostrado poder suficiente como para pertenecer al más alto rango.

Altieon permanecía en el suelo, ya no volvería a amenazarlos, pero un nuevo peligro se cernía sobre ellos. Sin saber cómo, Delenias se vio sin armadura, y el que había aparecido para acabar con su enemigo, se tornaba en alguien a quien enfrentarse. No podrían hacer nada ante su poder, pero se alegraba de no tener la armadura protegiéndole. Si tenía que caer, prefería que no sufriese más daño.

Por suerte para ellos, otro hombre apareció para detenerle. Y éste parecía tener mejor juicio. Permaneció callado a la espera de su reacción, mordiéndose la lengua para no hablar. No acostumbraba a no decir lo que pensaba, ya que sus compañeros lobos podían sentir las mentiras. Pero seguro que el caballero se enfurecía ante sus pensamientos.

Lo único que has hecho ha sido llegar cuando el enemigo estaba vencido, y derrochar tu poder matando y destruyendo innecesariamente. No pretendas desmerecernos, si Athena decidió otorgarle el honor de llevar una armadura sagrada, ¿quién eres para negárselo?

El Caballero de la Cabra arrugó la nariz ante los comentarios de los aprendices. Luego miró a Tauro. Tu amabilidad es una debilidad, Elean. Es tu chusma, si así lo quieres. 

Giró con un rápido movimiento, desapareciendo rumbo a la cima del Santuario.

Suspiró, y relajó los hombros. Se giró hacia los niños, haciendo gestos tranquilizadores con la palma de sus manos hacia abajo. Tranquilos. Sika es un poco... brusco. Un arma de doble filo; concluyó entrecerrando los ojos. Abarcó con la mirada a la vehemencia de Harjas, y también a la pasión de las palabras de Céfir.

- Pero tu historia niña, es increible. Que Cloths hayan decidido apoyar a simples aprendices, aquellos que apenas han tenido entrenamiento... es increible.

Avanzó entre los aprendices, su mano rozando los delicados y castigados totems. Me temo que no servirán a nadie, en mucho tiempo. Debo comunicar al Patriarca que Yaten es requerido aquí. Solo él puede repararlas.

Luego colocó los brazos en jarras. Qué hacer con ustedes, sin embargo? Niños, luchando combates de grandes. No está bien. Tampoco está bien que una niña como tú se ensucie las manos, dijo mirando a Céfir.

Levantó la vista hacia más allá de las 12 casas. Sin embargo, es algo que el Patriarca debe decidir... y conocer. Vamos. 

Sin más comenzó a caminar, hacia lo más alto del monte...

Shimi se mantuvo al margen de la conversacion del arrogante caballero de Capicornio, pues no pretendía hacerle frente, pero tampoco se achantaria. por suerte el caballero de Tauro intervino para calamar la situación...calma..una cualidad muy importante en el signo de tauro.

-Sin duda es un placer conocerle Santo dorado del toro, yo y mi hermano Haru somos discipulos de Yaten caballero del Escultor, y yo principalemnte estoy adiestrado en el arte de reparación de armaduras sagradas, así que sin duda ayudaré en esa labor. De hecho ese es una de los motivos por los que mi maestro me envió aqui, para seguir formandome en el arte de reparacion de armaduras en la Casa del Carnero dorado.

Aquel otro sujeto, Elean, le causaba curiosidad. Duve era el único ser amable que había conocido hasta ahora, y quizá un poco aquellos aprendices que habían arrivado con ella. Y ahora aquel caballero.

Conforme caminaban, no dijo nada. Se dedicaba a mirarlo y remirarlo, como buscando encontrarle alguna explicación a ese comportamiento para con ellos. La reacción de Skie la había predicho desde el primer momento, pero al menos les había dejado en paz.

Caminaba cerca de Haru, pero en ningun momento se atrevió siquiera a mirarla. No esperaba que comprendiera porque la había desconocido así, y bastante menos que la perdonara.

La plegaria funeraria prosigue inalterable, las palabras del engreido caballero de Capricornio, de Harjas y Cefir, y finalmente del caballero de Tauro, son solo un rumor que acompaña la conciencia de Foon Xao sumida en la oración

Cuando finalmente acaba ya el caballero de Tauro los guia hacia el santuario, el aprendiz camina tras el junto con los demás

-Encontramos al caballero de Cancer en el inframundo, el nos nombro caballeros a Delenias y a mi. Y en cierto modo tambien a nuestros compañeros que luchaban en otro lugar para detener a Altieon-

"y recuperar su Cloth" el pensamiento vuelve a llenarme de tristeza y callo de camino al santuario

Elean asintió ante las palabras de Shimi. Un aprendiz de Yaten, eh? Alguna vez te contó por qué rechazó el Cloth the Aries? La Primer Casa permanece vacía, hace mucho tiempo ya...

Las palabras de Foon Xao parecieron sorprenderlo; y el gran caballero sonrió. Ah, Jhure! Bueno, tendrá que explicarlo frente al Patriarca. Su manaza palmeó el hombro del muchacho, con suavidad. Tu Cosmos es fuerte... todo el Cosmos de ustedes es fuerte, vibrante... dignos de ser llamados compañeros. Pero no nos adelantemos, debemos ver a Hirau y él decidirá.

Luego de tanto ajetreo, por fin se podia disfrutar de un poco de calma en aquel dia. No estaba seguro de cuanto tiempo habia pasado. Desde que habian visto aquel choque de Cosmoenergias en el Lago de Athena, hasta la llegada de los Santos de Oro, a Acacia le habia parecido una eternidad. Y una en la que tanto el como sus compañeros habian crecido muchisimo en lo que respecta el Universo Interior. El encuentro con la Nayade, el Espiritu del Invierno, aquel Sabio, aquella Vision... todo habia culminado en una impactante recompensa: un Sagrado Cloth de Athena.

Sika se retiraba. Y Elean debia llevarlos al mismisimo Santuario. Probablemente necesitaria informacion respecto al ataque. E incluso algun tipo de escenario protocolar para con ellos, despues de todo, parecia que solo el destino, los dioses, les habian otorgado sus Armaduras de Bronce, pero nada mas que eso.

El hecho de tener que separarse de Cetus, a Acacia no le gusto. Pude ver y apreciar por primera vez su Totem Cosmico, y mas alla de los quiebres que habia sufrido el Cloth, le resultaba altamente bello y poderoso. A simple viste parecia una Ballena, pero no, era algo muy mas antiguo, un cetacio probablemente extinguido pero inmortalizado en el firmamento.

El grupo de aprendices ahora liderado por el Santo del Toro Dorado se encaminaba hacia el Santuario, recidencia de la Diosa Athena, resguardada por las Doce Casas Zodiacales. Comento acerca de que nadie vestia el Cloth de Aries, primer protector. Foon Xao menciono algo respecto a un Santo mas. Y entonces lo recordo. Miro de reojo a Harjas, e intento hablarle con la mirada. Cuando llegaron a aquel Jardin Helado, aquel Espiritu Femenino habia mencionado, que una hermosa Rosa Roja era un regalo del Santo de Piscis. Si mal no recordaba de las enseñanzas de su Maestro, aquel era quien defendia la Ultima Casa del Santuario. Tendria que esperar mucho para llegar hasta alli, pero se alegro cuando Tauro menciono que visitarian al Patriarca. Porque la Residencia del Supremo Sacerdote se encontraba pasando las Doce Casas.

La situación se calmó en cuanto Sika se marchó, pero no por ello debían relajarse. Elean los llevaba a ver al Patriarca, la mayor autoridad, y al parecer sería él quien dictaminase qué sucedería con ellos.

Delenias caminó detrás de sus compañeros, sin entablar conversación con el caballero dorado. Tenía otras palabras en mente, pronunciadas hacía tan sólo unos segundos por Céfir. Así que aprovechó que sus amigos estaban entretenidos en su charla con Elean para acercarse a la joven y hablarle en voz baja, para que sólo ella pudiese escucharle.

-Céfir, sé que tú y yo no hemos tenido muchas ocasiones para hablar y conocernos, pero aún así tengo que decirte algo-. Hizo una pequeña pausa, esperó unos segundos para comprobar que le escuchaba y continuó-. Las palabras de antes... ¿estabas intentando protegernos? De ser así - dibujó una sonrisa infantil en su rostro, la misma que ponía siempre que estaba contento por algo-, gracias. Ha sido un gesto muy bonito de tu parte, realmente te honra. Pero ¿sabes qué? - Señaló con un gesto a los demás, que iban hablando con Elean o simplemente andaban callados-. Estamos para protegernos. Todos protegemos a todos, porque eso es lo que nos hace amigos. Una persona no debería encargarse de defender a tantas, la balanza tiene que tener un equilibrio.

Dicho esto, permaneció en silencio, esperando una respuesta.

Harjas caminó con el grupo sin decir nada más, no porque vaya reflexionando demasiado sobre lo que pasó (cosa que seguramente haga cuando se calme), sino porque la actitud del Caballero Dorado de Capricornio lo sorprendió primero, luego lo confundió y terminó enojándolo. Si así eran todos los Santos de Oro, cosa que no parecía ser cierta por la actitud de Elean, entonces los Santos de Oro eran unos idiotas. 

De repente, el muchacho se dio cuenta de lo que estaba pensando y su rostro se tornó más rojo que una manzana, avergonzado de pensar así de sus superiores. Miró de reojo a Elean, como sospechando que se haya metido en su mente, pero el gran caballero de Tauro no pareció amedrentarse. 

Entonces, escuchó la historia de Foon Xao y buscó a Acacia. Él hacía lo mismo con Harjas. La coincidencia era obvia. Al parecer los Dorados estaban presentes en todos lados, escondidos en los detalles de las cosas. Increíble. 

El joven persa decidió reflexionar sobre lo ocurrido, como parecían hacer sus amigos, pero no pudo contener su genio, y luego de unos minutos se dirigió a Elean.

"Elean, señor, ¿Quién es Hirau? ¿Es otro caballero Dorado?"

-Piensas como...animal

Y contra todo lo que pareciera pronosticar un comentario así, realmente no lo estaba diciendo de mala fé. De hecho, la actitud del chico rubio le había sorprendido en parte, y a la par le había dejado meditando. Por alguna razón, aquel le trajo el recuerdo de un cachorro de lobo que Duve había encontrado con una pata herida, y que estuvieron cuidando ambos durante un tiempo, en secreto. Quizá la criatura mas pura que había visto en su vida. Durante el corto tiempo que estuvo con ellos, le había arrancado risas esporádicas, ya que en los momentos que nadie le veía, estaba encantada de jugar un poco con el animalito.

Claro que, Duve advirtió de dejarle ir pronto. Le había explicado que un animal así a la larga se torna feroz, y algún dia sería capaz de atacarles, pues estaba en su naturaleza. Se preguntó si Delenias no acabaría igual.

-Eso es bueno, pero, deberías saber lo que te conviene. Los humanos estamos podridos en su mayoría.

Los cuerpos de los aprendices estaban cansados, sus piernas se movían casi mecánicamente. Sin embargo, la presencia del gigante dorado entre ellos parecía conferirles una última brizna de energía.

- Hirau ERA un Caballero Dorado. Lideró las tropas del Santuario contra Poseidón en la Gran Guerra Santa, hace más de doscientos años, como Caballero de Tauro. Hoy, yo mantengo su legado. Hoy, Hirau es el Patriarca.

Siguieron caminando, subiendo por interminables escaleras de piedra. Pasaron por el Templo de Aries, vacío y oscuro. Luego por Tauro, lugar que Elean presentó con un gesto de la mano, sonriente. Era un lugar lleno de flores, perfumado y apacible. 

Las escaleras los conducieron entonces a un templo extraño. Géminis. Elean se cuidó de que lo rodearan, nombrando al pasar sobre las peligrosas trampas mortales que allí acechaban. Los aprendices, con sus sentidos aguzados por los combates e increíbles experiencias recientes, podían sentir su Cosmos arder plácidamente como un mar sin fin, cobijándolos. De qué? Imposible saberlo, o verlo.

Luego llegaron a la Cuarta Casa. A su alrededor las piedras, el horizonte mismo parecía torcerse, como si estuviera cercano y lejano al mismo tiempo. Elean levantó una mano, ordenando detenerse, y esperó pacientemente en las escaleras de ingreso.

El Santuario Ateniense. Lugar donde moraban y tenian la mision de protejer a la diosa, la elite de sus Caballeros. Guiados por el Santo de Tauro, comenzaron a subir por tal magnifico lugar.

En el transcurso, Elean hablo sobre el Patriarca. Un sobreviviente de una Guerra Santa llevada a cabo hacia añares atras. Una Guerra en la que se habian enfrentado a Poseidon, Rey de los Oceanos. Acacia estuvo interesado en aquella historia, pero su silencio hablo por el.

Como ya habia comentado, el Primer Templo se encontraba sin Guardian. El Segundo, era dueño del mismo guia. Al llegar a la Tercera Casa, Elean prefirio rodear la misma. Una extraña, poderosa e infinita Comoenergia se sentia emanar desde su interior. Parecia como si el mismisimo caos, en un confuso equilibrio entre el bien y el mal, viviera alli adentro.

Al cabo de un rato, llegaron a la Cuarta Residencia, correspondiente al Primero Signo Zodiacal de Agua, Cancer. El enorme Santo de Oro se freno en la entrada. El grupo hizo lo mismo. Y aguardo.

Mientras siguen al caballero de Tauro Foon Xao escucha la conversación entre Delenias y Cefir, comprende su significado pero Delenias se equivoca un poco

-el fuerte ha de proteger a los debiles, uno defiende a mucho2 y así ha de ser. Pero los compañeros hemos de permanecer unidos y defendernos unos a otros. La balanza es mas complicada de lo que parece, el equilibro es un sueño dificilmente alcanzable-

Así se lo explicaba, mas o menos, su maestro en los cinco picos, el tambien parecia ser muy viejo, aunque eso de que el patriarca lucho hace dos siglos le llamo la atención "nunca le pregunte su edad al maestro, me pregunto cuantos prodigios puede haber en el mundo"

Perdido en mis pensamientos observo solo con una pequeña parte de mi conciencia las casas zodiacales según las vamos superando

Un resplandor apenas distinguible, rojizo y negro, brilló entre las columnas de la Casa de Cáncer. Una cabellera larga y verde se agitó; al tiempo que la brisa arrastraba una risilla. 

- Bueno, bueno... nunca había visto al Toro detenerse tan cauto cuando debe ir a otro lado! Hehehe!

Salió a la luz el Caballero de Cáncer, observando con ojos divertidos a Elean, y los aprendices. El Caballero de Tauro comenzó un movimiento para colocarse entre Jhure y los niños, pero se detuvo al escucharlo. Oh, no es necesario. Estos son los mocosos que quedaron dentro del Viaje del Argos? Interesante... señala a Foon Xao y Delenias. Ustedes dos! Cómo se encuentran? Dolores, pesadillas... cosquilleos? Pequeños en el Inframundo... increible! Si tienen algún síntoma extraño vengan a verme; será interesante.

Se hace a un lado. Y bien? Creo que iban a algún lado? pregunta señalando hacia su casa y más allá, mientras su voz parece esconder una perpetua risa.

Foon Xao mira con duda a Delenias sin saber como responder al santo de Cancer, demasiado herido por la reciente batalla su cuerpo le duele con cada movimiento, pero es dificil decir si algo de este dolor es resultado de su viaje por el inframundo

Haciendo una reverencia responde finalmente al caballero dorado -si noto alguno de estos sintomas os lo haré saber-

Sobre su destino para ver al patriarca no le parece adecuado que sea el el que hable y permanece silenciosamente en su lugar tras Elean

Shimi miró con todo detalle la casa de Aries, era su sueño y amaba las bellas columnas y arquitectura que alli había, tenía muchos matices de la cultura de Mü, sin duda parte de sus raices estaba impregnada en los credores de aquel templo.

No Elean, no me lo contó, mi maestro siempre fue muy reservado para con su vida personal, es una lástima que él no aceptase la armadura sagrada de Aries, pues sin duda alguna la merece.