Partida Rol por web

El Santo de Acuario se hace a un lado. No es necesario ser tan formal, caballero. Mi Casa es tu casa... siempre que estés dispuesto a aprender.

Sadalsuud camina hasta él, y penetra la Anteúltima Casa Zodiacal ante su gesto. Pero el camino no es fácil. Has dado un paso, pero el camino es extenso, y lleno de peligros.

Nestor sonríe. Su Cosmos es helado pero se derrite ante su sonrisa. Elean me ha dicho que has progresado mucho. Que has dominado el frío como pocos que él haya visto. Eso... me interesa.

La sala es oscura, solo unos rayos de luz penetran los pesados cortinajes. No hay nadie; por ello para preservar los rollos y manuscritos el lugar se mantiene a oscuras. Solo cuando alguien usa el lugar para estudiar se abren las cortinas y el sol penetra para permitir la lectura.

Souga avanza, como volviendo al hogar. Su mano se desliza por una mesa, donde varios libros con tapas de fina madera reposan. Notas sobre la Tumba de Hielo, dice aquel que se encuentra arriba de la pila. Pero antes de que el nuevo caballero comience a preguntarse cual es el motivo de semejante lectura, un sonido lo sorprende.

El sonido proviene de la puerta que da a los aposentos privados de Hirau. Hace muchos años que no se lo invita a ese lugar. Una puerta de roble entrebierta es todo lo que lo separa ahora del sacrosanctum del Patriarca.

La oscuridad de la Casa de Géminis engullió a Aioras. Sus pasos resonaron huecos sobre la piedra, pero al momento la sensación de eco remitió. Un Cosmos poderoso impregnaba el lugar.

Una tenue luz, casi una fosforescencia, comenzó a brillar mostrándole un pasillo de piedra, con columnas decoradas a ambos lados, regularmente, cada una cantidad regular de metros. El pasillo continuaba hasta donde la vista alcanzaba, sin cambios ni fin.

Aioras caminó durante varios minutos sin cambios. La temperatura del aire comenzó a bajar, hasta que su aliento dibujó caprichosas formas delante de él.

Souga se acerco a la puerta de roble como al igual que lo hacia cuando niño, sigilosamente para tomar por sorpresa a Hirau y poder contemplar al gran hombre como nadie más podia observarlo en todo el santuario, como un hombre comun, como un  par de cualquier otro hombre en la faz de la tierra y no por el titulo que ostentaba. Fueron solo unos segundos los que Souga utilizo para observar como Hirau terminaba de escribir en un libro en el pequeño escritorio de la habitación, vestido solo con ropas normales y las manos juntas tras su cabeza mientras miraba a un punto perdido en el horizonte.

Poco a poco el caballero de bronce abrio la puerta dejando que el rechinar de los goznes fueran las trompetas que anunciaran su ingreso en aquel lugar.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro en cuanto Nestor ingresa al templo de Acuario y me permite seguirle, mientras caminamos hace referencia a la información que el maestro Elean le ha dicho de mí - Así es, la diosa Athena me ha otorgado el don de dominar el aire frío, característica de todos los santos congelados de Athena como tú Nestor. No me malinterpretes, el entrenamiento del maestro Elean ha sido magnífico aunque difícil, pero creo que estoy listo para continuar mi entrenamiento directamente con el más fuerte de los dominantes del aire frío de Athena, contigo Nestor de Acuario - enciendo mi cosmos frío no de manera agresiva sino para demostrarle el poder que tengo a mi disposición

Aquella casa era mas misteriosa de lo que parecía ,¿que clase de caballero seria su guardián?.
El frío comenzaba a ponerle los pelos de punta mientras caminaba sin poder llegar al final de la casa.
Desde luego el cosmos que habitaba allí, estaba guardando el lugar. ¿Pero de que forma?.
Quizás fuese algún tipo de ilusión ,pues nunca llegaba al fin del camino .
Recordó que nunca la había atravesado ,con algo de temor se adelanto un poco y dijo.

-Mi nombre es Aioras caballero de Atenea de la Corona Boreal ,vengo a mostrar mis respetos ante el guardián y caballero de esta casa .-Espero a recibir alguna respuesta o señal que se habían entendido sus palabras pues no albergaba ninguna intención de hacer mal alguno..

Souga abrió la puerta. Ahora el lugar se encuentra en silencio, total y absoluto.

El lugar está oscuro. No es lo normal; Souga recuerda siempre al menos una lámpara en aquella cámara. Una corriente de aire mueve su cabello, y su sentido de alerta se despierta.

Una mano lo toma de la nuca cuando da un paso en la habitación; el joven se gira con gran velocidad haciendo estallar su Cosmos, convocando a la armadura en su espalda. Pero es lento, muy lento, para la figura envuelta en sombras que consigue tocar su frente y... 

Oscuridad.

La oscuridad solo parece ser menos negra en el cielo. Un cielo redondo; Souga pronto se reconoce en el fondo de un profundo pozo excabado en la tierra. Se siente débil, y sus manos recorren su cuerpo. El dolor lo atenaza: numerosos y dolorosos golpes y cortes cubren su cuerpo, destrozan sus ropas. Y la Pandora de León no se ve por ningún lado...

Nestor sonrió. Me halagas, jovencito. Pero no pienses que todo lo que existe en las obligaciones de un Santo de Atenea es dominar sus Técnicas, o habilidades. No debemos perder de vista nuestro propósito.

Te invita dentro. La impresionante entrada se abre a un recinto central, con el domo abierto mostrando el cielo. Una galería recorre la circunferencia del templo, donde se ven puertas a intervalos regulares. Nestor se dirige a una; donde espera una mesa de lustrada madera y dos tazas. Me acompañarías a una taza de té?

Sin esperar respuesta se dirige al interior. Recuerdo cuando yo mismo descubrí mis habilidades. Tuve guía, por supuesto. Pero no era la guía de mis maestros de carne y hueso la que me llevó descubrir mis verdaderos límites. Las palabras de Nestor flotan sobre la humeante taza de té que lleva a sus labios.

El frío se intensificaba. La única respuesta a las palabras de Aioras eran la suave música de un viento helado que comenzó a soplar. 

Poco a poco, sin embargo, las columnas parecían perder solidez. El ambiente era reemplazado por pequeños destellos, estrellas parpadeantes al alcance de su mano, casi; como si fuera el mismo Zeus en la cúpula celeste. 

El poder necesario para salir... no es el poder necesario para entrar...

La voz era un susurro, un susurro que puso de punta los vellos de la nuca de Aioras. Se giró, rápidamente, pero su Box ya no se encontraba en su espalda. Y el suelo se desvaneció, dejándolo caer entre las estrellas, una caida sin fin...

El dolor que recorria su cuerpo era intenso, pero por las batallas libradas y el  entrenamiento de Elean, lo que hubiera acabado con otros hombres para el hijo del santuario no era nada. No entendia como había terminado allí, de estar en la habitación de Hirau a un pozo, una prisión.

Las manos del joven Souga recorrieron las paredes a su alrrededor buscando puntos de apoyo, si los encontraba saldría de aquel lugar, encontrarlos no fue dificil, pero si llegar hasta arriba. Saltando con todas sus fuerzas, de punto de apoyo a punto de apoyo, utilizando sus manos como garras para agarrarse firmente y la agilidad de sus piernas para impulsarse, Souga Raoh llego hasta arriba, hasta la abertura en lo alto.

Es más amable de lo que pensé, es, cálido. Su cosmos aunque dominante del aire frío es un cosmos cálido, lleno de amor y compasión, es realmente un santo de Athena digno de alabanza - asiento respetuosamente ante sus palabras y me acerco donde él está - Con gusto le acompañaré maestro, si así puedo llamarle ahora - mi mirada se clavaba en él esperando su reacción, sin embargo me distrae completamente o más que distraerme, me sorprende, su comentario del tipo de guía que tuvo - ¿Qué guía fue esa? - pregunto sin vacilar - es decir, me siento honrado de ser acogido por usted como discípulo - y sutilmente tomo una de las tazas de té disponibles

Souga salta hacia arriba, como un felino al ataque. Una vez sorteada la abertura, sin embargo, la oscuridad vuelve a envolverlo.

Un cúmulo de estrellas se ciñe a su alrededor como un cinturón. Trazas brillantes a su alrededor giran, pero Souga se siente lejano a ellas.

Sagitario, Leo, Géminis. Lo rodean, pero como una fogata, hacen que el resto a su alrededor sea una oscuridad insondable. 

Produce menos luz una vela por estar rodeada de antorchas?

La voz resuena en su cabeza; la reconoce: es Hirau! Las Grandes Constelaciones apagan su brillo y puede ver tres pequeñas estrellas, ocultas entre ellas. Es despreciable una vela cuando lo que se avecina es la gran oscuridad?

Souga flota, concentrando su atención en esas estrellas. Tenues líneas comienzan a unirlas, formando un majestuoso animal.

Debemos subestimar al pequeño, al oculto... al agazapado?

Nestor se sentó, invitando a Sadalussd a la otra silla. En este mundo, muchos creen no poder llegar a algo. Y eso automáticamente convierte esa meta en un imposible.

- Mi guía, las palabras de quien fuera mi maestro, fueron estas: Solo recuerda que no importa lo que los demás piensen de tí, sino lo que tú pienses de tí. Una sonrisa se dibuja en su rostro. Crees que el poder del Hielo se esconde tras una actitud distante? Por qué? Yo soy consciente de mi poder, y ninguna opinión de los demás puede reducirlo. Solo yo conozco mi límite.

El vapor de las tazas de té, el Cosmos de Nestor, sus palabras... la cabeza de Sadalsuud dió vueltas mientras el mundo se desvanecía...

Cuál es tu límite? Cuál es tu límite...

El aliento helado se levanta de la planicie de hielo y sacude su cara. Pequeñas gotas, perfectas y redondas, flotan a su alrededor. La Corona de Perlas, la Corona Austral. Bella, fría, distante. 

El frío llega hasta sus huesos mientras Saldalsuud estira su Cosmos para intentar combatirlo, al menos unos minutos más...

El frío sacudía mi rostro, pero era más duro enfrentar el frío de la pregunta de Néstor - ¿por qué ser tan frío y distante al dominar el hielo si se puede conseguir tal dominio con un cálido cosmos como el de Néstor?, sabio e inteligente, la paciencia de Néstor no tendrá fin conmigo o así lo siento - el frío me sacude con violencia, colándose por cada hueso en mi cuerpo y torturándome en vida, nunca había sentido tal cantidad o poder de frío en mi vida, ni siquiera en los gélidos lugares donde entrené tanto tiempo y al estar acostumbrado después de dos años al cálido aire del Santuario este frío era un ataque para mí. Expandí mi cosmos, lo hice prácticamente estallar para combatir mi gélido enemigo y poder sobrevivir a su ira, pero la pregunta de Néstor rondaba mi cabeza - Mis límites, mis límites no los conozco aún, y una vez los conozca los superaré pues es mi deber ser invencible por mi señora Athena

Ahí se encontraba y al parecer una vez más una prueba le era impuesta al joven caballero del León menor.

- Hirau, Patriarca, ninguna llama debe ser subestimada, porque hasta la mas pequeña puede brillar con toda su fuerza y espantar a la oscuridad que la rodea haicendo que su luz guie a los más necesitados de ella.

Esas eran las primeras palabras que se le habían ocurrido, en otra epoca hubiera provocado e vociferado por que diera la cara para enfrentarse a él cara a cara en un reto de igual a igual, pero hoy en día sabia que la fuerza de un guerrero no se encontraba en sus musculos sino en su sabiduria.

- Hirau, hay preguntas a las cuales necesito respuesta. Tras el incidente del Argos me he enfrentado a un elemental de fuego, Shallone, quien me ha llamado "hijo del viendo" y ha sembrado la duda sobre mi procedencia. Patriarca, Hirau, a quien considero como un padre, podrías liberar mi corazón de las tinieblas con las que Shallone lo ha cubierto.

Souga elevo su cosmo para iluminar aún más toda aquella oscuridad, lo elevo con todas sus fuertas y con todo su corazón.

- Hirau mi corazón y cosmos pertenecen a Athena con toda sinceridad.

Ahora aguardaba su respuesta con ansias.

La advertencia de la voz que escucho en la casa resonó en su cabeza cientos de veces mientras caía al vacío infinito.

¿Que seria aquello hablaba de un poder, una  prueba quizás?.Un enigma mas en la casa del santo de oro de géminis.

Cerro los ojos esperando escuchar el sonido final de sus huesos chocando contra el suelo ,aguanto el aliento un poco esperando el golpe.

Un par de ojos brillan en la oscuridad. El Cosmos de Souga se eleva, reconociendo a la Constelación del León Menor. 

- Souga... tu destino es más grande que el Santuario. Fuiste traido a nosotros por manos misteriosas, como una ofrenda a la Diosa. Quién sabe? Eres Hijo de Atenea, pero por tus venas corre sangre de la mayor pureza.

La voz de Hirau es un susurro que lo acaricia. Los párpados, pesados, caen mientras siente a su corazón palpitar. La constelación le habla, pero algo en él la rechaza. Se siente un observador de su propia alma, la influencia del León Menor entregándole su conocimiento pero él simplemente incorporando el mismo como una experiencia lejana.

- Caballero de León, pronto deberás decidir. Entregar tu corazón a Atenea completamente, o buscar otro destino. Pronto...

La luz estalla en los ojos de Souga, y todo se disipa.

El Cosmos helado se hace uno con Sadalsuud, impregnando sus huesos. Un collar de perlas heladas brilla en el cielo, y su luz penetra en la mente del Caballero. 

Un campo de batalla. Sus compañeros detrás. La muralla de hielo es increible, en mantenerla se le va la vida. Giyho de la Corona Austral puede ver como su amigo cae, mientras una enorme Escama, todo envuelta en los Mantos Sagrados de los Generales de Poseidón, levanta su lanza para acabarlo.

NOoooo!!!! la voz de Sadalsuud se superpone a la de su antepasado, el poder del joven surgiendo a través de los dedos expandidos. Giyho gira la cabeza sorprendido, Sadalsuud juraría que por un momento puede verlo a través del tiempo y el espacio. Sus cosmos se unen en una proyección helada, una luz incandescente rodeada de perlas, gotas de hielo, que vuelan hacia el General. 

Este trastrabilla, espuma helada teñida de rojo sangre...

La conexión se rompe, el Cosmos de Giyho se desvanece en una sonrisa triunfal...

El golpe nunca llega. Aioras se desliza por el espacio, por los planos, como una piedra en caida libre.

A su alrededor brillan las constelaciones. Se abren ventanas, visiones de lo que fue, lo que será, lo que nunca podrá ser... 

Las visiones pasan raudos, el joven Caballero apenas puede focalizar su atención en una de ellas: el pasado, el presente o el futuro...

Atrapado en un bucle sin fin ,el tiempo infinito había absorbido a Aioras como las  agujas de un reloj inmenso .

La oscuridad estrellada del manto estelar que dibujaba las constelaciones guardianas ,no podia saber si jamas habia estado mas aterrorizado o maravillado por el terrorifico  espectaculo.

Solo pudo a través de todo aquello asomarse un momento.