Partida Rol por web

-Cuando pueda tendría que hablar con usted en privado. He tenido un pequeño encontronazo con Stevenson y me preocupa que se tome a mal nuestra nueva situación.

- Entiendo... el señor Stevenson me pidió hablar en privado... su puesto en la Franklin era el de primer oficial, creo que debe de estar relacionado con eso. Debo hablar con ambos.

Las palabras de la capitán cogieron por sorpresa a Aakesh

-Ahora entiendo sus formas y palabras. Acataré lo que usted decida capitán, aunque no puedo responder de mi comportamiento con Stevenson si actúa como sus compañeros de la Franklin. En la nave tuve un encontronazo muy serio con la tal Diana, digno de un consejo de guerra, y no me gustaría que dadas las circunstancias se repita algo parecido en esta nave con ningún miembro de la Franklin.

Aakesh se puso pensativo

-Esta nave es todo un enigma y las demandas de la klingon....¿ha dado algún motivo sobre porqué quiere esos aparatos?

Guardó silencio

-Creo que aquí, en esta nave tenemos una pieza importante de este extraño rompecabezas. Lástima que esa consola explotase, tendríamos más información, creo. Sugiero intentar contactar con el equipo de exploración para ver su estado y apoyo su idea de salir de aquí cuanto antes. Me siento como si estuviésemos en espacio enemigo y que en cualquier momento alguien fuese a hacer acto de presencia para acabar con nosotros.

Capitana, creo que puedo asistir con lo de la klingon.  Intentarlo, al menos   -dijo, dejando en ella y Muk la decisión de donde sus habilidades serían más útiles. 

Justo terminaba un escaneo del gigante gaseoso.   Si es trampa, y no es la propia nave, tendrían que venir de warp o estar escondido allá adentro.  Apuntó a las tormentosas nubes.   Este tipo de planetas eran una de sus fascinaciones desde niño. 

Aunque en el fondo, el MACO, era lo que pretendía no esperaba que al suavizar el trato fuera a conseguir tal arranque de sinceridad por parte de la Klingon. 

Ahora jamás recuperaran esta nave ni su dispositivo de ocultamiento.

-De eso puedes estar segura- pensó, aún tenían que volver atrás 1555 años en el tiempo y, dada al experiencia con esa tripulación, Jankowsky tenía serias dudas de que lo lograran y al mismo tiempo la nave sobreviviera.

Tiene mi promesa que no intentare escapar, si me ayudan a vengarme de mis enemigos hasta podría dejar esta nave a ustedes.

A Jankowsky le costaba dar tanta confianza a la prisionera pero quiso seguir tirando del hilo, por lo que aceptó su petición, aún así la mantendría vigilada.

-Hay un dicho en la Tierra, el enemigo de mi enemigo puede ser mi amigo. Creo que podríamos darte cierta libertad pero tienes que comprender que no bajaremos la guardia contigo, a la minima te mandamos echarle un vistazo a la nave por fuera, sin traje. Aunque también he de decirte que ahora tenemos otros enemigos, no son Klingon, pero son muy poderosos. Quizá si nos muestras el manejo del dispositivo de ocultación tengamos una posibilidad-

No quería mostrarle todas las cartas a la vez pero quería ganarse su confianza, es más quería poder confiar en ella.

El análisis de los poderosos sensores de La Princesa de Nueva Orleans muestra datos astronómicos interesantes para cualquier científico interesado en exoplanetas. Especialmente en los gigantes gaseosos y sus parientes lejanos las enanas marrones.

Aparte de eso no hay señales ni rastros de otras naves. No al menos según los parámetros buscados, porque cabe señalar que lo encontrado hasta el momento dista mucho de las configuraciones típicas del cuadrante Alfa.

El coloso que había atrapado a la nave terrestre es el hermano mayor de Júpiter, con su masa 16 veces superior a Júpiter aunque por debajo de la necesaria para convertirse en una estrella de la categoría enana marrón. La masa y por lo tanto la presión necesaria en su núcleo no alcanza para que el astro comience a fusionar átomos de hidrógeno, pero si de deuterio. De ahí surge la explicación de su temperatura interior, que ronda los 800 grados centigrados.

La presión interna, su temperatura, clima y radiación lo convierten en un huésped agresivo para cualquier invasor. Por lo tanto es poco probable que alguna nave se halle en su interior al acecho de victimas.

-Hay un dicho en la Tierra, el enemigo de mi enemigo puede ser mi amigo. Creo que podríamos darte cierta libertad pero tienes que comprender que no bajaremos la guardia contigo, a la minima te mandamos echarle un vistazo a la nave por fuera, sin traje. Aunque también he de decirte que ahora tenemos otros enemigos, no son Klingon, pero son muy poderosos. Quizá si nos muestras el manejo del dispositivo de ocultación tengamos una posibilidad-

- Entonces solo hay una forma de continuar, y es mediante un juramento de sangre, en el cual la palabra de ambos quedará sellada por el honor. Para eso necesito su cuchillo. - responde la mujer Klingon.

Eduard había escuchado historias sobre el honor Klingon y los pactos. Cosa mucho más peligrosa que un simple apretón de manos pero al parecer más eficiente para esos guerreros brutales. T´arall señala el cuchillo Klingon que cuelga del cinturón de Jankowsky y a su vez extiende una mano con la palma abierta, a la espera del honorable ritual que puede sellar las voluntades de ambas partes.

- Si no puedo destruir a los enemigos de mi casa será suficiente con purgar mis ansias de sangre con los suyos. ¿Son Romulanos, Orionitas u otra calaña similar? - pregunta

Interesante, pero nada fuera de lo normal.  Eso ya me da tranquilidad.   ¿La atracción de la nave se explicaría entonces por causas naturales?  Porque si no, da más pistas de que fuera una trampa. 

Ante las solicitudes de apoyo, Kjarl se fue a la enfermería a buscar cosas que pudieran ayudar, y dar algo de palanca para mover las cosas que se atoraban en la investigación en estra astrocartografía política tan tan extraña. 

-Son Xhaguar.- Dijo como toda respuesta.

Jankowsky escrutó la mirada de la Klingon intentando comprenderla, ¿podía confiar en ella?, a lo mejor le daba el puñal y lo primero que hacía era clavárselo en la yugular pero no conseguiría mucho más, no saldría viva de la nave. También pensó en sus tradiciones donde le dan especial importancia al honor, algo que en la Tierra dejó de valorarse practicamente desde la edad media. Llegado a ese momento y por muchas vueltas que le diera no le quedaba otra opción si quería tener a la Klingon de su lado. Desenfundó el puñal y haciendo un corte en la palma de su propia mano se lo entregó si dejar de mirarla a los ojos.

-Espero no arrepentirme de esto.- Aún si comprender bien lo que estaba haciendo, ni si la capitana o el resto de la tripulación estarían de acuerdo, Jankowsky confió en la Klingon, no era para el habitual hacer amigos al otro lado del frente pero a veces suceden situaciones donde enemigos acérrimos han de enterrar el hacha, ahora podría comprobar de primera mano la importancia del honor para los Klingon.

-Esta nave es todo un enigma y las demandas de la klingon....¿ha dado algún motivo sobre porqué quiere esos aparatos?

- No señor Mukherjee, no ha dicho nada de para que los quiere... sólo los ha demandado, por eso va a estar custodiada y sin salir de la habitación en donde se encuentra.- la aclaró al primero para que no se inquietara, Cristina no pensaba tener ningún miramiento con la prisionera y menos aún si continuaba con su actitud.

Capitana, creo que puedo asistir con lo de la klingon.  Intentarlo, al menos   -dijo, dejando en ella y Muk la decisión de donde sus habilidades serían más útiles. 

- No... déjela estar, no quiero darle mayor protagonismo. Hay que demostrarle que no está situación de exigir nada. Cuando resolvamos el asunto de la nave y nuestros hombres veremos a ver que hacemos con ella.

-Creo que aquí, en esta nave tenemos una pieza importante de este extraño rompecabezas. Lástima que esa consola explotase, tendríamos más información, creo. Sugiero intentar contactar con el equipo de exploración para ver su estado y apoyo su idea de salir de aquí cuanto antes. Me siento como si estuviésemos en espacio enemigo y que en cualquier momento alguien fuese a hacer acto de presencia para acabar con nosotros.

- Sí... opino lo mismo...- en ese momento iba a haberle dicho al señor Newton que tratase de establecer comunicación con el equipo de exploración, pero la lectura de los datos del planeta la interrumpieron, además cuando quiso volver sobre el tema Newton ya se había ido, por lo que tendría que hacerlo ella misma.

- Parece ser que de momento no hay trampa... pero prefiero ser cauta. Voy a tratar de establecer contacto con el equipo de exploración- anunció mientras se levantaba del sillón de mando y se dirigía a la consola de comunicación para trabajar con los sensores.

Observo en silencio como se marcha Kjarl mietras atiendo a las explicaciones de la capitán. Hubiese insistido en el tema de la enfermería, pero de Alba ya tomó nota de ello. Así que me quedé mirando al infinito, tratando de recordar que era lo otro que tenía que hacer tan importante, tras la charla con la klingon.

- Oh! Sí! Buscar sus datos médicos en el ordenador y tratar de adaptar el escaner médico a su raza. - Recordé de golpe, mientras acariciaba el mineral que colgaba de mi cuello. Nunca había sido supersticioso, pero empezaba a pensar que aquella piedra me daba buena suerte, o al menos me hacía recordar algunas cosas importantes.

Me encaminaba hacia los ordenadores cuando vi a Cristina pelearse con un terminal - ¿Necesita ayuda, capitán? - La pregunté al verla manipularlo con una sola mano.

- Yo no le daría ni una pizca de ayuda a esa bastarda - dijo Johnny, refiriéndose a la prisionera klingon.

De hecho lo que él hubiera hecho es meterla en una esclusa de aire y abrir las compuertas y que saliera disparada al espacio. Era el mejor sitio para un klingon, según pensaba el piloto.

Pero prefirió seguir comprobando los parámetros de navegación de la nave, corrigiendo lo necesario para mantener la distancia con la nave terrestre.

- ¿Xhaguar? No los conozco. – respondió T´arall al oír el nombre de los enemigos sobrenaturales de sus captores actuales.

Entonces la Klingon se puso rígida como un poste al ver el cuchillo cortar la palma de la mano de Jankowsky. En respuesta miro su mano y posiblemente un millar de pensamientos cruzaron por su mente en ese instante. Luego ya no tuvo dudas al respecto.

Ella recibió el cuchillo y también se hizo un corte en la palma de su mano para luego arrojar lejos el arma ensangrentada, la cual cayó en el pasillo, muy lejos de ella y bastante cerca del comandante MACO.

-Por medio de este Juramento de Sangre mi honor y mi entrada a Sto-Vo-Kor queda en juego por la promesa de destruir a los enemigos mutuos y luchar hombro como hermanos de sangre. Que Kahless el Inolvidable sea testigo de este juramento mortal. –

Terminado el ritual ambos proceden a vendar sus manos heridas y Jankowsky recupera su cuchillo. Un momento de eterno silencio ocupa la habitación de interrogatorios hasta que finalmente T´Arall es quien rompe el hechizo.

-Vamos a ver el dispositivo de ocultamiento. Hará falta un espectrómetro multifasico y un escáner personal. ¿Tienen esas herramientas? En la sala de motores debería haber. – pregunta ahora ligeramente despreocupada luego del honorable ritual.

La comunicación es enviada con éxito pero no hay respuesta alguna por parte del grupo expedicionario. Un análisis de estado en las comunicaciones demuestra que un bloqueo en la señal. Desde luego no es algo que sea de fácil detección porque el radio de acción no va más allá de la nave.

Desde luego sin posibilidad de comunicación las opciones quedan reducidas drásticamente.

El sitio es un completo desorden, en donde la mugre se acumula en capas. Pese a todo eso Kjarl utiliza todo su empeño hasta que luego de revolver entre la basura y trastos sin utilidad aparente encuentra un botiquín médico. El botiquín contiene elementos de primeros auxilios Klingon pero que pese a la diferencia de especies la funcionalidad básica es la misma.

Dentro del maletín el alférez halla el regenerador dérmico entre otras herramientas de gran necesidad para la tripulación gravemente herida. Tal vez con ese botiquín Winwood pueda hacer algo más por los demás.

Kjarl regresó contento.

¡Encontré un botiquín médico!   Tiene los elementos básicos de primeros auxilios Klingon pero pese a la diferencia de especies la funcionalidad básica es la misma.   Y dentro del maletín hay un regenerador dérmico, entre otras herramientas de gran utilidad para cuidar heridas variadas.

Con cierta satisfacción la ver que la Klingon cooperaba cogió de nuevo el puñal y lo enfundó.

-Es mejor no dejar estas cosas tiradas por ahí.- Bromeó.-Vayamos al puente, espero ser capaz de calmar los ánimos, has de comprender que se van a alarmar por verte apare ahí. Es mejor que hables con Winwood el tema de las herramientas, no te preocupes, creo que le caes bien.- Se permitió el lujo de relajarse un poco, con el juramento de sangre había convertido a la Klingon en una aliada, ahora tocaba darles explicaciones a los demás y no iba a ser fácil.

Abrió las puertas dejando libre a T´arall y juntos fueron hasta el puente. Se cruzaron con algunas tripulantes a las que Jankowsky sonrió cuando miraban a la extraña pareja con rostro desencajado.

Cuado Eduard entró con T´arall no esperaba un recibimiento demasiado cálido, pero temía que una mala reacción de sus compañeros causara un cambio de actitud en T´arall.

-Creo que tenemos una nueva aliada.- Dijo con tono distendido. Mostró su mano vendada. -Hemos hecho un juramento de sangre, ella nos ayudará con el sistema de ocultación de la nave a cambio de permitirle vengarse de sus enemigos y saciar su sed de sangre con los Xhaguar. Un dos por uno ya veis.

Entonces se dirigió a Winwood -Necesita algunas cosas, dice que las podrías encontrar en la sala de motores, un espectrómetro multifasico y un escáner personal. Puedes confiar en que no te hará daño.- Dijo a Winwood antes lanzar una mirada a la Klingon, ella debía comprender que a sus compañeros les costaría aceptarla como parte de la tripulación.