Partida Rol por web

Cuando parecía que le estaban cogiendo el truqillo a la nave esta se ponía a echar chuscas y amenazar con hacerlos estallar... Aquel cacharro era tan insufrible como sus antiguos dueños que nunca sabían como complicar las cosas. - ¿Donde estaba usted cuando dieron la clase de núcleo factorial? -intervino Cristina dándole un manotazo a las manos de Jan para que le dejara a ella maniobrar-para aislar cualquier núcleo hay que cortar el suministro energético y después activar el relé- mientras hablaba las manos de la capitán se movieron con rapidez ignorando los chispas y posibles quemaduras para conseguir el aislamiento y evitar que salieran haciendo Boom por los aires- ¿Vé? -Le dijo en tono tranquilo pero con un hilo de sudor recorriéndole la sien, con tantas aventuras vividas la capitán había aprendido a controlar los nervios y que las manos no le temblasen, ofreciendo una versión más madura y segura de sí misma. -Señor Muk, si a este trasto no le da por querer explotar otra vez sugiero ir hacia el sistema no catalogado donde hemos detectado los restos metálicos... Necesitamos respuestas.

A Jankowsky le había parecido controlar la situación y ser capaz de controlar el incendio pero lo cierto fue que la ayuda de Cristina fue providencial. Se sintió un poco ridículo, incluso enfadado, con los comentarios de la capitana pero e mero hecho de tenerla cerca lo tranquilizó. Si otro hubiera dicho aquello su respuesta había sido otra.

-Lo siento pero no conozco esta tecnología.- Dijo mientras se sacudía de los hombros y el pelo el polvo antiincendios. -Bueno, parece que está controlado ahora si me disculpa he de familiarizarme con ese periscopio.- No había acritud en sus palabras. Entonces ocupó su lugar en el asiento de artillero, hacía tiempo que no se sentía tan incómodo.

1555 años. 

Y ahí me quedé, viajando mentalmente en aquellos 1555 años que nos distanciaban de nuestro presente-pasado. Miré mis manos, las cuales no habían sido afectadas por el paso del tiempo. No parecía que ninguno hubiéramos sufrido nada por ello. Pensé en hacernos un reconocimiento médico a todos, pero luego me vino a la cabeza todo lo que habría cambiando el mundo, los avances tecnológicos, la ciencia... el universo. Y me perdí en aquel sistema nuevo que brillaba ante mis ojos.

Podía escuchar las voces de los demás de fondo, lejanas. Incluso sentí ese olor a plástico quemado y voces hablando con urgencia. Pero mi mente seguía enfrascada preguntándose como y cuando, pero lo más importante: qué había ahí fuera. Esta vez ni escuchar como me mencionaban sirvió para sacarme de mis pensamientos. Aquello era simplemente - alucinante. - Fue la única palabra que dije en aquellas circunstancias, una vez salí de mi trance.

Miré a los demás antes de hablar. - Creo que lleva 1555 años esperando a que le atienda, señor. - Dije al hindú en un segundo de lucidez. Aún quedaban algunos suministros médicos en el botiquín de la cápsula de escape, algo podría hacer por ellos. Claro que para eso antes debería ver su dolencia. - Vayamos un poco más hacia este lado. - Le indiqué al hombre, alejándonos unos pasos de los demás y de aquel olor a quemado.

Al escuchar las palabras de la capitán, Aakesh no lo dudó un instante, pulsó las coordenadas.

-Ruta establecida y...

Observó que Johnny se acerca y Aakesh se levantó y le cedió el asiento

-Todo suyo timonel, hasta que tenga que hacer de nuevo de ingeniero -dijo guiñandole un ojo- Observó como Jankoswky tomaba su puesto de artillero.

Con la mano en la herida y de pie detrás de Johnny, Aakesh volvió a comportarse como un primer oficial.

-Capitán rumbo establecido. Parece que tenemos las armas listas. Sólo nos falta que alguien se ocupe de ingeniería y....uffff

La herida le dolía, por lo que en cuanto Winwood se le acercó para mirarle la herida, Aakesh no dijo nada y siguió sus indicaciones.

- De acuerdo, señor- respondió al primer oficial. Con cierta alegría se sentó en el sillón del piloto. Realizar una tarea que conocía le ayudaba a tranquilizarse. Demasiadas emociones y novedades en un breve espacio de tiempo. Se concentró en acabar de familiarizarse con los comandos de la nave. Tenía ganas de ponerla al límite, ver de lo que serian capaces los motores klingon. Lástima que la nave no esté al cien por cien se lamentó. Con el rumbo establecido, se dedicó a controlar los niveles de energía, no se fiaba que no hubiera alguna filtración de plasma el las barquillas de los motores.

Mientras se termina de acomodar repara en el desplazamiento temporal, no había estado atento debido a que hasta ese momento estuvo enfrascado con la reparación de los sistemas tácticos. Fue Winwood quien le hizo caer de nuevo en la cuenta,  ¿hablaba en serio? ¿acaso se encontraban a 1555 años en el futuro?. Jankowsky no tenía, en ese momento, la cabeza para comprender la implicaciones de un hecho tal, tan solo pensó en su hijo. Hacía mucho tiempo que no pensaba en él incluso había aceptado no volver a verle, ahora era más que probable.

Pensaba en eso mientras seguía intentando comprender como usar aquel periscopio, quería estar listo para disparar de ser necesario.

Johnny estaba en lo cierto. El daño en una de las barquillas impide viajar más allá del factor 1.5, o 1.9 con riesgo de que el núcleo se retroalimente. Necesitaban urgente reparar esa barquilla en caso de tener que huir.

Huir… algo que nadie había vuelto a mencionar ahora que Mojho y los Klingon eran cosa del pasado.

Entonces la D´Omos encaró hacia el sistema no catalogado. Específicamente hacia su frontera, donde los vientos solares no llegan y comienza el espacio interestelar. En “casa” es el equivalente al doble del viaje a Plutón en distancia, pasando los planetas enanos de  Haumea, Makemake y Eris.

Al aproximarse al cinturón de asteroides metálicos un sobresalto invade a Jankowsky, quien utilizando el periscopio es el primero en divisar el contenido del “cinturón”. Luego los demás no tardaron descubrir lo mismo.

“¡¿Qué es eso?!” se preguntaron todos; aunque en realidad era una pregunta superflua.

Entonces varias imágenes de la historia llegaron a la mente de todos.

Roma y sus filas interminables de legiones, cruzando el horizonte, atravesando colinas y bosques sin acabar jamás sus filas, hasta donde el horizonte llega.

El ejército Napoleónico, con sus cañones tirados a sangre y su caballería gloriosa, siempre acompañado por millares de soldados. Marchando y marchando hacia la gloria y la victoria.

O tal vez la infinidad de bombarderos Aliados, volando hacia la Alemania Nazi para descargar sus miles de toneladas de fuego y muerte, volando en grupos cerrados, opacando la luz del sol durante un día soleado que pronto se nubla por la simple presencia de los pájaros de metal.

Toda comparación es efímera cuando la pantalla principal de la D5 no alcanza a mostrar todo lo que hay allí afuera, a solo doscientos mil kilómetros por delante. Una columna al principio, y luego varias de ellas hasta volverse incontables con cada acercamiento.

¡¿Columnas de qué?! Vuelven a preguntar. Y solo el espanto y la necesidad de huir de allí es la respuesta inmediata, natural que empuja el instinto primordial de supervivencia.

Hasta donde la visión llega y más allá, hasta donde los avanzados sensores multi-espectrales de la D5 alcanzan la imagen es la misma.

Estructuras rectangulares, similares a enormes edificios, flotan inmóviles en la vastedad espacial. Son enormes estructuras, tal vez máquinas de viaje espacial de algún tipo,  cuya connotación en barcazas espaciales se torna impensable.

¿Naves espaciales? Empuja la mente de los presentes en una idea inconcebible. Aunque todo es posible en la infinidad del espacio y el tiempo.

Las naves, o monolitos, más pequeñas son del tamaño de un rascacielos, con una altura de un kilómetro y medio. Las  “estructuras” de mayor tamaño son equivalentes a una pequeña montaña.

Lo más espeluznante es su cantidad. La cual no es determinada a simple vista y que los sensores no alcanzan a estimar. Podrían ser cientos y cientos. O tal vez miles.

Cuando lo indescriptible comienza a producir cierto acostumbramiento y la mente vuelve al poder, para dar una explicación lógica a todo esto es cuando la sorpresa golpea nuevamente.

Las incontables columnas de monolitos gigantescos solo son restos de algo que una vez tuvo nombre y cuyo nombre fue un estandarte. Ahora su presencia recuerda a los visitantes que incluso lo impensable puede ser destruido. Que todos los imperios y todos los ejércitos caen tarde o temprano.

Un cementerio incontable, infinito se alza frente a la D5, en una procesión, una marcha detenida en el tiempo desde tiempos inmemoriales. Un ejército que nada pudo hacer y fue destruido en un instante en su marcha hacia algún frente de batalla perdido en la vastedad del oscuro espacio.

El colosal daño en cada gigantesco objeto es la evidencia de un poder mayor. Algo superior que recuerda a los demás lo fútil del intento…

Cuando el hindú por fin se descubrió y me enseñó lo que ocultaba bajo su ropaje, sentí un cierto repelús. La herida no se veía bien a causa de la sangre seca, costra y restos de tejido o a saber que. - La higiene es lo más importante en todo esto. - Le indiqué al hombre, un tanto asqueado por aquella visión. Y es que salvo la traqueotromía que tuve que hacerle a  Doc para que no se ahogase, intervención que hice muy limpiamente y sin "cosas raras" por el medio, ni lo que podrían ser muestras de infección.

- Deberíamos hacernos con agua hervida y sal. - Dije levantándome para ir hacia el botiquín, donde sin duda  habría una botella de suero salino. - Nos hará falta para desinfectarnos las heridas. Aunque lo mejor es agua y jabón, pero por como huele este lugar, me da que no hay mucho de eso en esta nave. - Cogí el suero salino y algunas gasas, junto con esparadrapo para cubrir limpiar y cubrir la herida. Al momento regresé junto a Mukherjee.

- Recuéstese un poco, lo suyo sería que estuviera completamente tumbado pero me da que no tenemos aún un lugar acondicionado para ello. - Miré a mi alrededor, con la vaga esperanza de encontrarme con el sitio ideal, pero lo mejor que había era una butaca en el puente. - No voy a usar nada para limpiarle, salvo el suero. Tampoco voy a remover nada, no hasta que no encuentre algo más que pueda usar para ayudarle a curar eso. 

» ¿Sabía hasta que punto la humanidad se equivocó al curarse las heridas? El uso de agua oxigenada, por ejemplo, - comenzó a decir mientras empezaba a verter un poco de suero sobre la herida y pasaba con cuidado una gasa, quitando lo superficial de la herida, evitando levantar la costra por el momento, - es cierto que mata bacterias, aunque solo algunas pero es dañina con la piel y nos "quema" el tejido blando. Eso sí, para limpiar la sangre de la ropa o para retirar piel muerta de las quemaduras, es lo mejor que se puede usar. Luego tenemos los productos... no se  mueva... - Le dije serio al verle quejarse por lo que le estaba haciendo.  ¿por dónde iba? Ah, sí! Los productos con base de yodo. Quizás los más eficaces, después del agua y jabón, pero donde realmente son útiles es en la desinfección de equipo médico. Si encontrase aguja e  hilo, dejando sumergidos un rato ambos objetos en ese compuesto, quedarían desinfectados y se podrían usar sin miedo. 

La piel del hombre comenzaba a asomar en algunas zonas, mientras que en al pasar por otras, notaba su dolor y la tensión en su cuerpo. - Tranquilo, casi he terminado. - Le dije con una sonrisa en el rostro. - Usaremos unas cuantas gasas para cubrir la herida y mañana la repasaremos de nuevo, a ver si ha mejorado o no. 

Acababa de cubrirle la herida a Muk, cuando aquellas cosas aparecieron ante mis ojos. Era como tener delante la ciudad de NY, pero con sus edificios golpeados con fuerza y parcialmente dañados. Lo justo para que aun se mantuviesen en pie pero a la vez, heridos de tal manera que era evidente que la muerte se los había llevado a todos y cada uno de ellos. 

La interminable columna de aquellos imposibles torreones se alzaba hasta más allá de donde llegase mi vista. - ¿Qué clase de cilivización ha podido destruir todo aquello? ¿Qué clase de armamento encontraríamos en nuestra contra? - Capitán, creo que lo que se que ha hecho eso, deja a esta nave a la altura del betún. - Indiqué sin dejar de mirar la pantalla. 

Aakesh se mantuvo tenso mientras Daniel le atendía. Seguía sus indicaciones al pie de la letra y le escuchaba, al menos todo lo que podía, ya que estaba más atento a lo que hacía el tripulante de la Excalibur que a su charla sobre la historia de la medicina.

Cuando finalizó, Aakesh se sentía algo mejor. La herida no le molestaba tanto e incluso diría que se encontraba algo recuperado, pero no quiso lanzar las campanas al vuelo. Lentamente se levantó, aunque permaneció sentado.

-Gracias señor Winwood, tendría que haber confiado más en....

Sus palabras no acabaron de salir de su garganta. Observó con los ojos bien abiertos la escena que tenía delante de sus ojos a través de la pantalla de la nave. Multitud de estructuras gigantescas, que dejaban a la nave klingon o a cualquier nave conocida, como una hormiga frente a unos terribles gigantes.

Se levantó lentamente y se acercó a la pantalla, como intentando ver mejor lo que era evidente. Unas estructuras posiblemente alienígenas -¿o tal vez no?- que estaban delante suya.

Tras varios segundos, minutos, ¿quien sabe?, Aakesh reaccionó. Lentamente giró la cabeza hacia sus compañeros y pudo hablar.

-Su...su...sugiero buscar alguna lectura....pero con precaución...e intentar cuadrangular la se....

Volvió la vista de nuevo a la pantalla

-Señal....

Jankowsky estaba mirando a través del periscopio de artillero, estaba familiarizándose con el sistema y le gustaba estaba bien pensado, sin duda los Klingon sabían lo que hacían cuando se trataba de la lucha armada. Entonces vió aquello, sus ojos se abrieron hasta casi salirse de sus órbitas y se echó hacia atrás lentamente, intentando digerir lo que había visto.

-¡Dios!.- Permaneció mudo, Winwood había estado acertado. Si estaban en el bando contrario a quien fuera lo que había destruído aquellas inmensas edificaciones podían darse por vaporizados. Ahora que la nave tenía su armamento en funcionamiento se pregunto si serviría para algo. Miró a la capitana, la compadeció, desde que la conocía llevaban saliendo de un marrón para meterse en un marronazo y al mismo tiempo la admiraba, no se dejaría amilanar, era una mujer valiente.

Cristina que ya estaba familiarizándose con la nave klingon y mirando de reojo el sillón de mando sobre el que aún no se había decidido a sentar sus ducales posaderas... Se giró para mirar la pantalla, sólo para quedarse pasmada con los ojos como platos sin ser capaz de decir nada, de hecho le impresionó tanto aquel dantesco espectaculo que tuvo que sostenerse en una de las barandas para lidiar con el repentino vértigo que le sobrevino... Aquello era como salir de Guatemala para meterse en Guatepeor... ¡NO había forma de encontrar el camino para devolver a sus hombres a casa... O al menos a la casa que todos conocían. ¿Cómo iba a hacerlo, cómo podía salvarlos? ¡Joder, tenía que haber una salida! -"¡Maldita sea!" -maldijo en español apretando los puños contra la baranda hasta que estos los nudillos se le pusieron blancos fruto de la impotencia y la frustración que sentía. Sin embargo De Alba pese a sus defectos, no era cobarde y no era de las que se dejaban amedentrar, encontraría una solución- Señor Winwood tiene usted toda la razón, estamos a la altura del betún pero algo podremos hacer... Parece ser que esas ruinas llevan así mucho tiempo, aún así conviene asegurarse, señor Newton escanee la zona en busca de cualquier señal que de indicios de una nave escondida y elementos que podamos utilizar para reparar la D5, quizás podamos encontrar algo útil. - dijo con serenidad soltando la barandilla y dirigiéndose de manera inconsciente al sillón de mando para proceder a sentarse con la vista fija en la pantalla y los datos del ordenador.

Aquel espectáculo visual era impresionante, un momento de silencio en el puente daba crédito de lo que sus ocupantes estaban viendo a través de la pantalla. Aquellas construcciones se perdían en el horizonte, eran incontables como puntos en el cielo estrellado. Efectivamente Toda la zona parece degradada, parecen vestigios de una civilización antigua o un cementerio pero lo más preocupante es que una civilización fue capaz de construir todo esto pero otra fue capaz de destruirlo. Quizá alguna de esas cosas pudiera estar medianamente operativa, si tiene algún tipo de motor o fuerza que genere impulso. Sugiero unas lecturas térmicas, podrían indicar algún tipo de actividad operativa. James observaba las figuras intentardo verlas en detalle, encontrando patrones sobre ellas o algún vestigio que le llamará la atención.

De inmediato Karl se pone a trabajar con la estación de comunicaciones, intentando obtener lecturas claras y sin tanta interferencia por los vientos solares de la estrella cercana.

Esto exige que la D5 se acerque varias decenas de kilómetros hasta la zona de los restos. Durante una primera instancia no hay cambios pero un minuto después la señal terrícola del siglo XX mejora su intensidad y hasta es posible determinar su posición cercana a uno de los planetas. Un gigante gaseoso que sobrevive al desmesurado crecimiento de su estrella natal.

En cambio no hay novedades sobre los restos monolíticos. Ni emisiones de ningún tipo de radiación ni tampoco de calor. Si alguno de esos colosos retuvo algo de actividad luego de su destrucción no fue por mucho tiempo, aunque en realidad es difícil determinar la cantidad de tiempo que esas cosas llevan allí desde la distancia actual.

Tal vez un equipo de abordaje pueda obtener mejores resultados al examinar el interior de los monolitos, los cuales –según los sensores de la D5-no son macizos. Los mismos contienen disposiciones internas similares a las cubiertas de las naves que todos conocen.

Entonces una firma de temperatura, una que apenas sobresale en los sensores, es detectada y por consiguiente se consigue una imagen de pobre calidad pero algo en fin. La misma se encuentra a poco más de cien kilómetros dentro del área de los restos.

El objeto parece inmóvil, y solo es detectable por sus ligeros cambios de temperatura, similares a los de una forma de vida en letargo. Sus colores oscuros de vez en cuando reflejan pobremente la luz del astro cercano porque su composición absorbe gran parte de la luz que recibe. Según los sensores el objeto tiene veinte metros de largo y su forma no se compara a ninguna nave convencional, aunque últimamente nada lo es.

Aakesh miraba los restos antiquísimos con ojos como platos. Nunca pensó que vería algo así, aunque en el fondo estaba disfrutando.

Era la misión de la Flota, llegar a donde nadie llegó antes y encontrar nuevas civilizaciones. Acabamos de hacerlo

En ese momento las vicisitudes pasadas quedaron en un segundo plano, aunque tampoco podían olvidar la realidad en la que se encontraban.

-Capitán, tal vez sea necesario realizar una inspección más de cerca, con precaución. Es posible que no detectemos nada porque están sus sistemas apagados o porque somos incapaces de hacerlo con nuestra tecnología. Incluso es posible que sólo estén dormidos y reaccionen cuando nos acerquemos. Tal vez un pequeño grupo...

De prontó se acordó de las lanzaderas

-¿Esta bañera tiene alguna lanzadera o similar? Si queremos hacer una exploración será necesaria.

De pronto los sensores detectaron algo, lo que parecía ser una nave, también dormida.

-¿Hay alguna forma de corroborar que sea de la misma civilización que los monolitos?, no sé, por materiales, diseño, algo...

Observó el cuerpo de la nave y su configuración. No podía parecer más extraterrestre.

Y eso que ya hemos visto de todo en nuestra andadura....El Universo siempre nos sorprende

Johnny contempló ensimismado los restos que aparecían delante de ellos.

- ¿De dónde saldrían esas estructuras? ¿Quién las construyó? Y, lo más importante, ¿qué fuerza pudo destruirlas?

Eran preguntas que se hizo el piloto en voz alta, a sabiendas que nadie le podría responder. Pero eran unas incógnitas que estaba seguro que todos tenían en mente.

- Lanzaderas no hay - sentenció el Johnny después de echar una mirada en los paneles de control de la nave - pero creo que tenemos algo como un rayo tractor. Tal vez podamos traer algo a la bodega y así poder estudiarlo más de cerca.

Un laboratorio. Vendería mi alma al diablo por uno ahora mismo. Un lugar donde encerrarme e investigar y crear a mi antojo. Sin gente a mi alrededor, o la mínima. Sin voces, ni ideas locas salvo las mías. Un lugar donde poder estar centrado, ocupado y feliz, como mi laboratorio de la Excalibur. Realmente lo añoraba. - Nunca sabes cuanto vas a echar de menos algo hasta que lo pierdes. - Volví a deslizar mi mano hacia mi pecho, buscando algo que ya no estaba allí. 

En silencio, seguí admirando aquellas estructuras, haciéndome las mismas preguntas que los demás, solo que mi abanico de posibilidades era más amplio incluso que el de ellos mismos. - 1555 años, en ese tiempo hasta nosotros podríamos dominar esa tecnología. - Pensé para mí. - Capitán, deberíamos asegurarnos de que esta nave se encuentra en las mejores condiciones posibles antes de... - localizar y contactar con vida. - Tarde. Ya lo habíamos hecho. 

Aquella cosa que salía en pantalla no me gustaba nada. No era una roca, de eso estaba seguro. Entonces sugirieron usar un rayo tractor. - Deberían hablar con ingeniería primero. No sabemos si la nave aguantará ese desgaste de energía. 

Me acerqué a mirar los datos que los sensores nos daban. - No se lo que es, pero parece estar en letargo. No sería el primer monstruo espacial al que nos enfrentamos, ¿verdad? O quizás sus historias solo fueron un cuento para asustar a los niños... - Dije a todos. Ya no sabía diferenciar a mi tripulación de la otra, puesto que todos estaban con uniformes de la flota, salvo yo, que seguía con la armadura de gladiador. Me sentía cómodo con ella y solo guardaba la chaqueta de la federación que encontré en la lanzadera, para cuando tenía frío.

Antes de que nadie dijera nada Jankowsky preparó el armamento de la nave. Aquella cosa, fuera lo que fuera, podía no ser amistosa, de hecho dado el currículum que llevaban a sus espaldas había una alta probabilidad de que no lo fuera. Eduard no quería que nada ni nadie le pillaran con la guardia baja.

-Relés de control de artillería calibrados, los cañones están armados y escudos listos. - Agarró los controles del periscopio para apuntar al extraño objeto. -Lo tengo en el punto de mira.- Sabía que antes preguntarían, no era su estilo "disparar y después preguntar", Jankowsky maldijo en voz baja. Las experiencias ocurridas habían ido borrando cualquier atisbo pacifista en su forma de actuar y quizás el hecho de estar en aquel crucero de batalla con su oscura atmósfera lo había acercado más a la manera de pensar "Klingon", en todo caso no quería darle la iniciativa a aquel objeto si al final resultaba ser una amenaza.

Cristina arrugó la nariz cuando atisbó la extraña nave o ser que parecía estar en letargo, después de todas las calamidades vividas, la española se había vuelto muy cauta y mal pensada con los objetos no identificados, puesto que con la mayoría de cosas con las que se habían topado habían terminado por ser hostiles y este no iba a ser una excepción, por lo que teniendo en cuenta el tipo de nave que ellos tenían y sus condiciones, lo mejor era tratar de por todos los medios que el bicho siguiera durmiendo...

- Prefiero no correr riesgos- respondió a todos sus hombres- no estamos en las mejores condiciones de combate, además esa nave o ser podría haber sido uno de los causantes de este panorama... si podemos tomar datos lo haremos pero no quiero que llamemos su atención, nos acercaremos con sigilo pero manteniendo una distancia de...- consultó con el ordenador- 564.1... ante el menor atisbo de movimiento cambio procederemos a retirada y ocultación

 Deberían hablar con ingeniería primero. No sabemos si la nave aguantará ese desgaste de energía. 

- Proceda a hablar con ingeniería para ver como va el desgate de energía señor Windwood.

Aakesh asintió. No le hacía ninguna gracia tener que acoplarse a una nave desconocida, aunque también era consciente de que a lo mejor no quedaría otro remedio más adelante.

-Sugiero que intentemos dejar esta nave en las mejores condiciones posibles cuanto antes. Luego iremos a explorar nuestro entorno. La nave tiene poca velocidad de curvatura para empezar, sigue con desperfectos y aún ignoramos que hay detrás de las puertas cerradas que no hemos conseguido abrir. De momento usaría los escáneres a ver que encontramos y nos centraríamos en la D5.

Suspiró con resignación

-Total, no nos esperan en ningún lado

- Entiendido, capitán. - respondí un tanto serio y asombrado por la decisión de Cristina de delegarme tal función. Ese no era mi cometido en la nave, pero sin laboratorio en el cual encerrarme, no tenía realmente puesto ni función alguna designada y siendo un tripulante de tercera, debía sentirme agradecido incluso porque me diese aquella oportunidad.

Me acerqué a los mandos de la nave y abrí la comunicación con ingeniería. - Puente para ingeniería, aquí Winwood. Necesitamos un informe de estado de la nave. - Esperé unos segundos una respuesta.

- Winwood a ingeniería. Respondan. - Volví a esperar nuevamente un tiempo prudencial, manteniendo mi mirada al frente.

- Ingeniería, ¿me oyen? - Miré los mandos de la nave, comprobando que todo estaba correcto antes de volver a insistir. - Puente a ingeniería, al habla Winwood, respondan. - Volví a decir serio, mirando a los presentes con cara de circunstancia. No entendía que pasaba. - Las comunicaciones... las habíamos arreglado, ¿verdad? - Pregunté ya dudando de si se había hecho algo o no.

- ¿Y si ha pasado algo en ingeniería y los hombres están en peligro? Capitán, quizás debería enviar a un grupo a ver que pasa... - No era normal o quizás no respondían porque "como rebajarse a responder a un tripulante de tercera".