Partida Rol por web

Aakesh asintió ante las palabras de Gamesh

-No se preocupe capitán, nuestra klingon no pisará esta nave hasta que usted lo permita, además, me da que ni se lo plantearía, al menos de momento.

Se llevó la mano hacia la herida, que si bien tenía buen aspecto, aún estaba allí

-Si me disculpan iré a ocupar una de esas cámaras y a dormir un poco, lo necesito. No duden en despertarme ante cualquier contingencia.

Tras saludar, Aakesh siguió las indicaciones para llegar a una de las cámaras y descansar.

El análisis preliminar de la doctora Kruczynski muestra que es necesaria una intervención quirúrgica mayor, en la cual necesitara varios ayudantes y muchas horas de trabajo para remover exitosamente la mayor cantidad de elementos extraños alojados en el cuerpo de la paciente mediante el uso de aparatos telescópicos, sin necesidad de realizar cortes profundos. Por otro lado el brazo y gran parte del lado izquierdo es insalvable. Solo la remoción de esa extremidad evitara una propagación a futuro.

Mientras Cristina escuchaba el análisis de la doctora, se puso a examinar su brazo... por un momento había tenido al esperanza de que podría conservarlo, pero el daño era demasiado grande y además se trataba del mismo foco de infección, por llamarlo de alguna manera, que estaba contaminando el resto de su cuerpo... tenía que ser amputado y además después de eso sería necesaria una intervención severa para extraer la mayor parte de elementos extraños... aquellos que a la mente de la capitán se le antojaban escorpiones.

La española, aunque reacia a perder su brazo izquierdo comprendía que debía hacerse y ella al fin y al cabo era una mujer valiente que venía de superar muchas dificultades, por lo que aquello simplemente no iba a poder con ella, no obstante no pudo evitar preguntar.

- Entiendo... sólo una cuestión, cuando mi brazo izquierdo sea removido... ¿sería posible encontrar un reemplazo? Una especie de brazo mecánico o similar para no quedar manca- inquirió con tranquilidad

 La opción de la cámara de estasis no me parece mala idea. - Miré a de Alba. Ella era quien tendría la última palabra al respecto. - Pero, mientras tengamos sitio, preferiría seguir durmiendo aquí. Aunque... Gabriel vigile constantemente, estaré cerca por si me necesita. Me necesitan...

Tras la respuesta de Daniel y el asentimiento de James que antes de irse también le mostró su visto bueno a que la capitana descansara, Cristina miró a Windwood.

- De acuerdo entonces, descansaré en la cámara de estasis. Agradezco que vayas a permanecer en enfermería- le sonrió al científico para ella era un seguro que él estuviese cerca por si al despertar la oscura se hacía con el control- ve a asearte tranquilo, no voy a moverme de aquí- tranquilizó a su tripulante

Clementine se mantuvo analítica mientras el informe iba revelando lo necesario, está claro que el panorama no es del todo bueno por la extensión de todo aquel componente metálico que prácticamente la está consumiendo de forma descarada. No obstante ante las palabras de Daniel, simplemente asintió, pero no dijo nada porque está pensando en verdad como operar a la Capitán sin que exista un riesgo mayor. La cuestión es que requerirá de más personas para ello. 

— Mañana por la mañana haré la intervención quirúrgica, pero ten en cuenta que no podré extraer todo, sólo evitar que se expanda más. Esto se propaga como un virus, y odio tener que decirlo, pero no es que se liberará de ello. Pero al menos, quiero creer que amputando el brazo, pueda tener más probabilidades de resistir a esto. — afirma la Doctora en un tono decidido. 

Y mientras desvía la mirada un segundo hacia Jan que se retira, al igual que James un tanto mareado y el otro oficial de piel morena, ella regresa a la conversación que mantienen, pero ésta vez le pregunta a Gilbert. — ¿Sus robots, podrán asistirme? Cuento con el Doctor, soy neurocirujana, pero la intervención requiere de más personas para que colaboren. ¿Puede ser esto posible? — pregunta un tanto pensativa y agrega. — Lo mejor es que descanse Capitán y esa opción es la correcta. Lo mismo usted Doctor Winwood, mañana será un día duro... Ahora me retiro para descansar, estoy desfasada no sólo espacio- temporalmente, sino a nivel físico. — agrega mientras deja todo listo, si es necesario antes de retirarse, ayudará a De Alba a recostarse y dejarla estable en la cámara. 

Una vez termine con la mujer, asegurándose que estará bien, se retira. 

Seguro los robots serán suficiente ayuda.  Y si no, yo se algo de sensores y puedo manejar los sensores médicos, como apoyo redundante si así sirve, Dra Kruczynski.    Escanear el espacio interior se parece a escanear el espacio exterior.  

Lo que creo, y es el origen de mi desacuerdo con el Dr. Winwood, además de su prejuicio fisonómico contra mi, es que, al escuchar a la "oscura", podemos aprender algo de ella y así mejor resolver el problema. 

Kjarl seguía platicando mientras usaba el acceso a las bases de datos.  Ahora cruzaba no sólo las historias de vampiros en ambas dimensiones, sino también la historia de los klingon en esta dimensión, para saber cómo habían resistido los embates xhaguar. 

Capitana, Señor, -se dirigía a Akesh- , creo que sería bueno organizar una reunión entre la klingon y el capitán Gil Gamesh.  Ya sea para integrarla, o para acordar dónde y cómo dejarla en un lugar seguro, sin que sea riesgo de fuga de información sobre nosotros.

Gilbert también salía de la enfermería, en dirección a la bahía de pods, acompañado por Lightman quien se había ofrecido poco antes.

Un poco perturbado por toda la información, acompañó a Gilbert a realizar la tarea por la que se había ofrecido.

Permanecía en la biocama cuando escuché a aquel impresentable hablar sobre lo que supuestamente había pasado en la enfermería de la otra nave. Mi gesto dejó claro lo que pensaba sobre él y aquello que dijo. - No es así, señor Newton. - Repliqué recordando su apellido al instante, quizás porque jamás me había enojado nunca antes con  nadie de aquella manera y estaba realmente cansado de sus palabras sin sentido y de sus nuevas mentiras. No lo tuvieron antes, ahora menos. - Usted pretendía que siguiésemos las instrucciones de la capitán la cual se encontraba delirando, en estado de reposo debido al tratamiento realizado previamente y estando ya otra persona, -no recordaba quién, por no perder la costumbre, - como capitán en funciones. - Solo sabía que no se trataba de James ni de aquel tipo de mente enfermiza. - Le vuelvo a repetir lo mismo que la otra vez. Aquí ya no resuelve nada. Puede retirarse. - Le indiqué con voz firme y seria. Algo que era casi imposible ver en mí.

Me giré y mira la doctora al dar a conocer su intención de intervenir a Cristina. - Puedo intentar asistir es es necesario. Pero no lo haré con este hombre rondando la capitán. - Ya no era enfado. Por primera vez en mi vida sentía repulsión hacia alguien. - Capitán, me marcharé cuando la vea dormir tranquila y sin nadie cerca que la perturbe el sueño o que decida revelar lo que dice en sueño a toda la tripulación. Y si eso implica que no tenga que ducharme y cambiarme que así sea. Es más importante para mí su salud y bienestar el mío propio. - Confesé sin detenerme a pensar en lo que realmente podrían significar aquellas palabras. Bastante mal había causado yo mismo tratando de sanar a de Alba, como para permitir que nadie más sin un mínimo conocimiento médico y con problemas mentales estuvieses rondándola y causandola más daño que beneficio. A ella y a todos por su escaso sentido común.

Así puedes permanecí en la biocama esperando los resultados de la misma mientras observaba como uno a uno los tripulantes se marchaban de enfermería. Pero realmente deseaba que se marchase uno de ellos en concreto y parecía no solo no tener prisa, sino que daba la impresión de querer repetir el episodio de la otra enfermería en esta.

- Si lo desea puede irse doctora. Creo que con la ayuda de la IA podré controlar la enfermería. - Indiqué con voz amable a la mujer. Me chocaron las ganas que tenía la doctora por abandonar su puesto. No vea normal ni correcto que lo hiciese siendo la única doctorado en medicina de todos los presentes y teniendo heridos allí.. Quizás en "su Tierra" las cosas funcionaban de otra manera. Pero independientemente de aquello me quedaría igualmente. Lo hacía por Alba por supuesto, la había prometido estar a su lado, pero beneficiaría también el resto de heridos mi proximidad en caso de urgencia.

  Con la partida de Gilbert y Jhonny hacia la bahía de pods quien quedaba a cargo era Gabriel, el programa de inteligencia artificial de la nave.

De modo que Cristina fue a descansar en una de las cámaras de estasis hasta su intervención al día siguiente. Lo hizo con ayuda de Daniel, el robot asistente y los demás por igual.

- Dispongo de la capacidad para hacer mas de una cosa a la vez, desde vigilar las constantes vitales de los pacientes, hablar con ustedes, asistir al capitán y muchas otras. Por lo tanto pueden dedicar las próximas horas a sus propios asuntos- indica a los presentes, incitando a abandonar la necesidad de control de una vez por todas. En la Discovery no es necesario nada de eso...

El acceso a los controles fue otorgado en el puesto de trabajo de la sección habitacional – indica a Karl – para llegar siga las luces – agrega.

- Pueden retirarse – enfatiza, al disminuir la intensidad de la iluminación en la enfermería y de esa forma simular un periodo nocturno. De este modo Artemisa, Ellen y Cristina permanecerán allí hasta el próximo control matutino.

Gracias Gabriel. 

Que interesante nuestras divergencias culturales.  Para la Federación de Planetas Unidos, la tripulación humana siempre está en control.  ¿Porqué ustedes evolucionaron así?   

Miró a todos lados.  Bueno, me imagino que será una de mis preguntas. 

Me retiraré a la sección habitacional a trabajar y descansar, entonces.

Le pido, Gabriel, que registre las palabras de la capitana y me las pase para su análisis.  Aunque sean perfectamente atribuibles a un estado de desasosiego o alteración mental, sigo creyendo que encierran información valiosa para nosotros. 

Compañeros, con su permiso.  -Salió.

Acompañé a Cristina a su "cama" y esperé junto a ella a que se durmiese. No quería sustos ni sobresaltos, no con ella en ese estado tan delicado. Entonces alguien abrió la bocaza para cagarla a cada palabra referente a de Alba.

- Gabriel. Solicito que esa... orden dada por ese sujeto no se tenga en cuenta. No sabe lo que es el juramento hipocrático vinculado a la medicina. La capitán ded Alba no es un sujeto de laboratorio ni experimental, aunque el señor Newton si empieza a ser digno de estudio. Creo que la doctora... podrá hacer algo por él y su cabeza. Además, no recuerdo cual es el campo de ese hombre, pero no es la medicina. Él no tiene nada que ordenar, hacer o ver aquí. Es simplemente un bufón cotilla que no hace más que entorpecer las cosas. - Indiqué a la IA tras escuchar a aquel majadero. Cada vez tenía más claro dos cosas: que no estaba bien de la cabeza y que se metía donde no le llamaban. Y eso no era bueno. Además, su comportamiento daba que pensar si realmente le era tan fiel a de Alba como se suponía que era.

Luego miré a de Alba. - No tardaré, capitán. - Dije apoyando mi mano en el cristal de la cámara de éstasis donde descansaba. - No me perderé esta vez. - Caminé hacia la puerta, solo quedaba yo en la enfermería, al menos de todos aquellos que podían ponerse en pie y caminar. - Gabriel, por favor, indíqueme el camino a las duchas... - Le pedí a la IA para luego volver mi mirada por última vez hacia mi amiga y capitán, antes de salir de allí.

Tardé más de lo previsto, pero logré volver de una pieza a la enfermería. Antes de buscar donde dormir me acerqué a de Alba. La observé en silencio unos instantes. - Gabriel, ¿cómo está? - Pregunté preocupado por ella. Parecía descansar tranquila y permanecer estable, pero la IA me dejaría más calmado al respecto. Permanecí unos instantes más mirándola dormir. Si hubiese podido, hubiera acariciado su rostro y besado su frente. Pero tuve que conformarme nuevamente con sentir el cristal en mi mano y sonreí levemente antes de retirarme de su lado. - Dulces sueños. - La susurré antes de alejarme de ella.

Di una vuelta por la enfermería, pasando por todos los enfermos y preguntando el estado de cada uno de ellos a la IA. Ya que estaba ahí, no me costaba nada asegurarme de que todo iba bien. La tenue luz que mantenía Gabriel en el lugar, hizo que el sueño enseguida llamase a mi cabeza y solté mi primer bostezo. No recordaba cuanto tiempo hacía que no descansaba. Que ironía... que hubiese recordado aquello. Pero pronto comencé a sentirme fatigado y busqué una camilla donde recostarme. Allí cerré los ojos y me quedé dormido enseguida.

- Gabriel. Solicito que esa... orden dada por ese sujeto no se tenga en cuenta.

La IA, Gabriel, no tarda en responder a la inquietud del renovado Daniel. Ahora su apariencia y pulcritud encaja con un erudito en las ciencias modernas y no un guerrero medieval.

- No recibo ordenes de nadie excepto el capitán y piloto de esta nave. Puedo, por orden del capitán, brindar asistencia a todo lo que los invitados necesiten siempre y cuando sus acciones y peticiones no entren en conflicto con mi programación.

Por lo tanto, y haciendo uso de mi modulo de psicología, sugiero que dirija su reclamo a sus superiores y que también establezca un canal de dialogo con el tercero en discordia. -

posteriormente la pregunta acerca de la paciente durmiente también fue respondida.

- Lectura vital nominal y estable. La paciente ahora descansa plácidamente. Tiempo estimado del ciclo de sueño en ocho horas y dos minutos. -

Luego, al ver que Daniel buscaba dormir, Gabriel preguntó suavemente.

-¿Desea ser despertado al finalizar el ciclo de sueño? Buenas noches. -

La sala de lectura del castillo de Alba de Tormes siempre fue un sitio apacible y agraciado como pocos, ya que solo el Duque y su familia directa solían frecuentarlo. Por lo tanto cuando el señor de la casa estaba de viaje quedaba prácticamente abandonado, siendo visitado ocasionalmente por el personal de limpieza.

Desde luego la sala de lectura en esos periodos era frecuentada a menudo por Cristina, en busca de paz y también para huir de los tutores que solían acosarla en todo momento en su búsqueda de la perfección educativa y de etiqueta.

En esta ocasión también podría ser un sueño, solo que era tan vivido como la anterior visita al planeta rojo. La actual capitana de la Flota Estelar despierta de su sueño en el sillón largo que solía utilizar de pequeña. Ese mismo sillón que fue testigo de las horas y horas de lectura.

Al levantar la vista ella encuentra los dos sillones de enfrente ocupados. En cada uno de ellos hay una persona sentada, con un periódico en alto siendo leído, lo que impide identificar su identidad. Ambas personas visten ropas de la Flota, aunque los uniformes difieren bastante en el diseño y color.

Lo último que recordaba haber escuchado antes de sumirse en la inconsciencia fue la voz de Windwood, quien entre todos los que habían estado en la enfermería, había sido el único dispuesto a quedarse para velar su sueño, algo que le reconfortaba pues siempre era bueno saber que contabas con un amigo de verdad y ese, era su Daniel. De manera que pese a las iniciales inquietudes de la capitán el sueño acudió a su encuentro en muy poco tiempo. 

Cuando abrió los ojos y reconoció el lugar donde se encontraba una oleada de nostalgia la invadió, el castillo de Tormes... aquel viejo edificio sólo atesoraba largas horas de tranquilidad, sosiego y felicidad, para una amante de los libros como la duquesa no podía haber ido a parar a un mejor sitio, antes de hacer nada se entretuvo en acariciar con su mano sana el brazo de cuero del sillón en el que estaba sentada, su tacto era tan real como el que recordaba e incluso el olor de los libros parecía el mismo, al mirar al frente y reconocer que no se encontraba sola arrugó ligeramente el ceño, igualmente se tomó unos segundos de reconocimiento antes de abrir la boca. Parecía tratarse de dos hombres con uniformes de la Flota, pero desde su posición y con esos grandes legajos de papel era muy difícil poder identificarlos... ¿serían oficiales... capitanes...? algo le decía que no pertenecían a su época, ni a una anterior... debían ser del futuro o quizás de otra dimensión... ya puestos y después de todo lo vividos se esperaba casi cualquier cosa, sin embargo lo que más le extrañaba es que aquel sueño se hubiera centrado en un lugar el castillo de su familia. 

El caso es que si quería averiguar las respuestas debía preguntar y empezar por ver el rostro de los lectores.

- Disculpad- inquirió elevando la voz pero con tono sereno mientras se inclinaba sobre su asiento- ¿caballeros?- eran personas pero no tenía claro si ambos hombres o se tratada de alguna mujer- Llevo mucho tiempo sin leer un periódico... ¿hay algo interesante?- volvió a inquirir levantándose del sillón para ponerse de pie y aproximarse a ambos para verles el rostro, no iba a andarse por las ramas e incluso en caso necesario estaba dispuesta a bajarles el periódico para poder saber quienes eran.

El lector de la derecha es quien atiende primero a las palabras de Cristina. Bajando el periódico y dejándolo sobre una mesa de baja altura, junto a un juego de té, presta atención a la mujer que acaba de aparecer de la nada. Luego de examinarla por un instante con su mirada vivaz sonríe.

-¿Esperamos visitas? – pregunta a su acompañante, la persona del otro sillón, la cual permanece inmutable y aparentemente sumergida en su lectura.
-Hay algo en usted que me resulta familiar. Ahh… entiendo. Usted es la oficial de los comunicados y viene a traernos una misiva del cuartel… - adivina el joven cadete de la Flota Estelar.

Ahora que lo nota, cristina escucha música proveniente de la sala de al lado, la cual acaba de comenzar.

Cristina enarcó una ceja cuando el joven álferez intervino descubriendo su rostro y sobretodo por la respuesta que le dió.

-Disculpe cadete... Pero me temo que se equivoca. No soy ninguna oficial de comunicados, soy la capitán Cristina de Alba y este castillo, que yo sepa es propiedad de mi familia. ¿Puedo preguntar que hacen ustedes aquí? - se le hacia extraño que su padre hubiera invitado a miembros de la Flota... Aunque ya no sabía si estaba en el presente, en el pasado, en el futuro en una dimensión paralela... ¿Por qué era todo tan enrevesado?

Entonces la música que comenzó a sonar le llamó la atención, pero permaneció quieta aguardando la réplica del muchacho.

Entonces la segunda persona intervino en la conversación, primero dejando también su periódico en la mesita del té y luego respondiendo educadamente a la intrusa que había osado romper la tranquilidad de esa tarde donde el joven pretendiente de su sobrina finalmente comenzaba a hacer buenas migas.

- Disculpa a la señorita Josh. Debe ser alguna prometida de mis hermanos, una de las tantas que suele perderse en el castillo. - dijo la mujer con vestimentas del almirantazgo.

En efecto la mujer que habla con el alférez es una versión bastante mayor a Cristina. Incluso el tono y la manera de hablar de esa mujer le recuerda a la versión de si misma que tomó su cuerpo prestado para ir al Discovery con los cristales de Dilitio.

- ¿Porque no vas a buscar otra jarra de té frio Josh. Esta de aquí ha perdido el hielo. - y la petición de esa mujer es una orden claramente disfrazada. Una que el joven toma por algo natural.

De inmediato se disculpa ante la recién llegada y abandona la sala de lectura con la jarra del té.

- Disculpa a la señorita Josh. Debe ser alguna prometida de mis hermanos, una de las tantas que suele perderse en el castillo. - dijo la mujer con vestimentas del almirantazgo.

En efecto la mujer que habla con el alférez es una versión bastante mayor a Cristina. Incluso el tono y la manera de hablar de esa mujer le recuerda a la versión de si misma que tomó su cuerpo prestado para ir al Discovery con los cristales de Dilitio.

- ¿Porque no vas a buscar otra jarra de té frio Josh. Esta de aquí ha perdido el hielo. - y la petición de esa mujer es una orden claramente disfrazada. Una que el joven toma por algo natural.

Cristina tras escuchar a la mujer volvió a sentarse, tan sorprendida como incrédula... ¿Cuantas versiones de ella misma había diseminados por el universo? aquello era ya casi un cachondeo, la capitán centró toda su atención en la que parecía ser una nueva Cristina De Alba, había conocido a la Oscura y ahora por lo visto... tocaba la Señora mayor... ¿cuantas más le faltaban? se preguntó mientras la observaba con detenimiento, sin pasarle desapercibido el uniforme de almirante y estudiando sus rasgos y gestos... ¿esta también la tomaría por idiota? Probablemente sí, no tenía buena experiencia con los almirantes del futuro...

Una vez que el muchacho se fue, la duquesa se decidió a hablar... si estaba teniendo aquel sueño sería por algo o al menos eso esperaba...

- Almirante... ¿de verdad voy a vivir tanto?- no pudo evitarlo, estaba convencida de que el brazalete iba a acabar con ella y que a lo sumo viviría el tiempo justo para destruir al Colmillo o a lo peor ser asimilada por el. De hecho aquello podía ser perfectamente una ilusión creada por el propio mal que la afectaba, no podía confiar en nada.

La pregunta de la joven Cristina genero un caudal de recuerdos difíciles de combatir, casi imposibles de mantener a raya para no romper su postura, su rictus de alto oficial insondable que había logrado construir a lo largo de los años.

- Podría identificarme con Ahab, alguien que perdió cosas muy valiosas y que guarda rencores antiguos y venenosos tan grandes que no le importa quebrantar cuanta regla exista para enmendar los errores pasados. - respondió, sincerándose e invitando a su versión joven a tomar asiento en el sillón que antes ocupaba el joven Pike.

- Es mucho esfuerzo ir al pasado, especialmente cuando no es el mio. Porque el tuyo es diferente pero tiene un atisbo de luz suficiente para cambiarlo todo. Para salvar a todos aquellos que hoy en día te preocupan, y no hablo precisamente de viejos amoríos. Hablo de tu tripulación. - dijo, señalando a su otro yo más joven.

- En cambio puedo hacer que tu vengas a mi presente, donde ese guantelete no puede acceder y leer tu mente. Recuerda una cosa, mantener esa nave en una pieza. Es la clave para que todos regresen a casa… prueba una galleta de anís, las hicieron las niñas de Manuel. - ofrece, al señalar el plato con las delicias recientemente horneadas.

En esta ocasión la de Alba mayor muestra su lado conciliador, siendo tal vez la mejor opción para ambas.