Partida Rol por web

El comportamiento de Marayn no te hace sospechar nada. Su actitud bien podía ser completamente sincera y sus palabras tienen sentido. Lo único que te queda es ver lo qué percibe Jor.

Miraba fijamente los delicados y genuínos gestos de la cardasiana, preguntándome si sería capaz de meter sus delicadas manos en grasa de motor o mejor aún, mancharse de sangre en caso de ser necesario. Al menos su trato me parecía de lo más correcto y no parecía menospreciarme o bien odiarme por mi raza. - Bien por ella. - Aunque por su expresión, no esperaba que se dudase de su fidelidad ni la de los suyos. Pero si las naves que nos íbamos a encontrar en Kointinar eran cardasianas, eso cambiaría para mal hacia ella y a mi no me gustaba aquella expresión humana de "te lo dije".

- Entiendo que lo que pido es... complicado. Sería casi como traicionar a los tuyos, pero todo apunta a que son los cardasianos quienes andan detrás de todo esto y debemos estar preparados. Conozco las tácticas klingon de primera mano y las de mi raza, como es natural. Por lo que el material y la información que me proporcione la mantendré a salvo de otros ojos. - Sonreí a la teniente con sinceridad. - Pero los datos que se maneja ahora mismo son... - Me incliné hacia ella y bajé el tono de voz. - ... que son naves cardasianas las que nos esperan allí, y no precisamente de manera amistosa. - Recuperé mi postura inicial y supuse que sería lo suficientemente inteligente como para entender que en breve, su propia reputación y fidelidad podrían ser cuestionadas por cualquier tripulante de la Enterprise. - Así que entenderá que necesite todo lo que pueda darme... o adelantarme.

- Claro que podrían ser romulanos en naves robadas, pero supongo que más o menos estaríamos en las mismas. con la salvedad de que conocería las tácticas. -Dije con tono calmado a Maryan y bebí un sorbo de mi bebida nuevamente, permaneciendo pensativo unos instantes. - Realmente le agradezceré toda la ayuda que pueda prestarme en este asunto... y si pudiese adelantarme algo, lo más mínimo... realmente no conozco a su raza. Se lo que mueve a la mía y como nos ven en la Flota Estelar, pero nada de los cardasianos.

Jor se volvió a concentrar, en las reacciones más sutiles.  Sin embargo, ahora la psique de la cardassiana tendría arriba más de sus defensas naturales ante el escrutinio.

La plática sobre las nuevas armas iba bien en la mesa klingon, sin embargo, Jor escuchó la conversación de la otra mesa parcialmente.  Decidía entre darles la privacidad de una plática políticamente importante entre las nuevas civilizaciones que se les había unido, o participar en la conversación.  Finalmente los klingon habían tenido por más tiempo que ellos acuerdos de paz, migraciones y luego colaboraciones políticas cada vez más cercanas con la Federación, hasta unirse, como para no ser considerados igualmente "externos" a los romulanos y los cardassianos.  Sería una historia diferente. 

Sólo en la época de Kirk o inclusive Piccard hubiera habido algo así para mi.  Ahora, ya no.  Soy interno ahora, a la Federación. 

Efectivamente, "sentiste" las defensas de Marayn muy elevadas, pero fuiste capaz de captar algo, sobre todo, emociones dispares y sentimientos contradictorios. Palabras como... Armal, Celtris III, Coalición Tzenkethi... pero no sabes exactamente la relación.

Cuando la Teniente piensa en Armal, sus emociones se disparan, mientras que cuando se trata de Celtris y la Coalición, es su parte más lógica y sistemática quien parece tomar el control.

Las cejas de la teniente Da'Par se alzaron levemente con sorpresa al escuchar sobre la presencia de naves cardasianas en el lugar de destino al que iban. A pesar de su sonrisa juguetona se pudo notar una leve sombra en su mirada, mientras se llevaba dos dedos nuevamente al labio inferior, tamborileando en ellos con gesto pensativo. Una suave sonrisa, casi tranquilizadora, se dibujó cuando escuchó como el romulano dejaba claro que tenía mente abierta, e hizo un leve gesto de agradecimiento por no encasillarla de inmediato.

-No es mucho lo que pueda adelantarle, pero...- Repitió su gesto pensativo, antes de volver a hablar en tono de confidente, inclinándose levemente en su dirección. -El interés que el gobierno puede tener sobre Kointinar es por su posición. Verá, ésta se encuentra justo entre mi gente y la Coalición Tzenkethi; si éstos quisieran iniciar un ataque contra nosotros encontrarían Kointinar como una base excelente y peligraría nuestra seguridad. Cardassia necesita que Kointinar se mantenga bajo la juridicción de la Federación.- Explicó. Esa era la única explicación en la que podía pensar de por qué habría cardasianos interesados en el planeta.

-Puede que las naves que han visto crean que esta es una flota enemiga, algún truco de la Coilición para invadirnos. O puede que las naves que han visto hayan sido secuestradas por tzenkethios para poner a la Federación en nuestra contra e inculparnos.- Hubo un destello de ira en su mirada, al pensar que algo así podría estar ocurriendo. Pero al igual que todos sus gestos y movimientos, pasaban tan rápido que era difícil saber si realmente había mostrado sentimiento alguno.

- ¿Tzenkethios? Vaya... ¿por qué no pensé en ellos antes? - Sonreí a Marayn como si hubiese dado con la clave del asunto. - Tiene mucho sentido lo que me ha explicado sobre  la posición estratégica de Kointina y sus... vecinos... - Dije refiriéndome a los tzenkethios. Bebí nuevamente de mi vaso, esta vez acabando con su contenido.

- Supongo que con esa nueva información y la que me facilitará en su informe, tendré suficiente con lo que empezar. De hecho, creo que debería empezar a investigar a los tzenkethios y sus tácticas. Me temo que es una raza que desconozco casi en su totalidad. - Confesé con solemnidad a la cardasiana. - Además, también debo informarme sobre esa especie de fanáticos que esta revolucionando Kointina.

- No quisiera robarla más tiempo, teniente Da'Par y a mi me gustaría empezar ya a prepararme. Además, creo que también debía ir a ingeniería. Espero que no sea nada grave... realmente me parece sorprendente que una nave recién flotada y siendo la nave insignia de la Flota Estelar, tenga tantos problemas de ingeniería. -  Me levanté del asiento. - Con su permiso, teniente. Ha sido de gran ayuda. - Dije a la cardasiana como despedida.

La teniente Da'Par se puso también de pie. -Ha sido un placer, teniente.- Dijo con sus labios dibujando una suave sonrisa, y ladeando levemente la cabeza, haciendo tintinear su peinado. -Procuraré enviarle la información tan pronto pueda.- Aseguró, dándose la vuelta y encaminándose al siguiente sitio al que la habían llamado.

En cuanto  la cardasiana se levantó y me dio la espalda, mi sonrisa se borró de mi rostros y fruncí el ceño, elevando ligeramente mi labio superior, como si estuviese gruñendo. Ese era el mejor interrogatorio que podía ofrecer con público y me asqueaba tener que ser tan... agradable. Era consciente que con la tortura podría sacar mucho más, pero eso no lo aprobarían los débiles y moralistas de la Federación de Planetas ni la Flota Estelar.

Miré al teniente Jor, con la esperanza de que él hubiese percibido algo que a mí se me hubiera escapado. Pero a decir verdad, aquella mujer parecía haberme dicho la verdad. Claro que, si no sientes la presión sobre tu cuerpo, el aliento en la nuca y un filo de un buen cuchillo Jackal romulano acariciando la piel, si no sientes ese peligro, es muy sencillo mentir.

Esperé unos segundos a que el teniente se diese cuenta de que esperaba que me indicase algo respecto a la conversación con la teniente. Para eso había estado allí, o al menos eso se suponía.

Yo tenía trabajo por hacer. Primero, un informe para la capitana con lo averiguado hasta el momento. Lo siguiente, buscar información sobre los enormes y feos tzenkethios. No podía descartar ese dato. Y´, junto con la información que me enviase la teniente Marayn Da'Par, realizar un informe para nuestra capitán antes de llegar a nuestro destino. Así como usarla para informar a mis hombres y tenerles preparados para cualquier sorpresa.

¿Vamos a un lugar seguro, teniente?  -le dijo casual Jor a Vrako al salir echando relajo Klingon de la cantina, prometiendo practicar con sus colegas ingenieros diferentes artes marciales y echar el bloodwine cuando sus turnos completos acabaran.  Mucho que platicar tenían. 

Que Jor se acercase a mí y me dedicase esa pregunta solo podía significar una cosa: algo había visto que yo no. Estaba claro que la cantina no era un lugar seguro para hablar de ciertos temas. - Detrás de usted, teniente. - Le dije al klingon con un leve gesto de mi mano, ofreciéndole pasar delante.

Mientras salíamos de allí, en mi cabeza solo rondaba una pregunta, - ¿qué me querrá decir? - Caminé en silencio, siguiendo al mestizo por el pasillo de la USS Enterprise, a donde me quisiera llevar.

Jeje, se ríe con los klingon que salen con él y miran al romulano.  Dejan pasar a Vrako antes que ellos.  

Creo que tenemos que revisar unas simulaciones más al rato, ¿no comandante?   Le dice casual al pasar.  Irían a la holocubierta donde tenía Jor un programa que podía hacer comunicaciones seguras. 

Se separó de él, y se fue para allá por una ruta distinta, para hacerlo menos notable a otros.

No era mucho lo que le tenía que decir, y ciertamente nada inculpante de frente, pero podrían intercambiar perspectivas y delinear conclusiones antes de ver a la capitana.  

    Llegué a la cantina a paso apurado, para mi sopresa a pesar de la alerta roja que cundía en toda la nave, la cantina estaba más poblada de lo que uno pensaría. Ocupaban los bancos oficiales con el rostro gris y personal herido, no lo suficiente como para requerir una cama o una inyección forzosa, pero demasiado aturdidos para volver a sus puestos inmediatamente. Me entristecía pensar en que mi inhabilidad para esquivar esa salva de torpedos había sido la causante de tantos magullones... y en algunos casos, de cosas peores.

   Evité enfocarme en ellos y mantuve mi postura fría, recorriendo los rostros con celeridad, buscando a Kalina.