Bastante bien, la verdad. Es muy dura. Tardará en estar completamente recuperada, pero ya ha pasado lo peor.
Perkins se giró para ver si estaba despierta. Entre otras cosas, lo que más necesitaba ahora era descansar, pero la alférez era terca como ella sola.
Si tiene suerte, a lo mejor puede hablar con ella, pero no la canse demasiado -le dijo a Aileen, dejándola a solas con Zoe.
-Creo que podré resistirlo -dijo entonces Zoe, entreabriendo los ojos para mirar a Aileen, que estaba allí. Mientras se subía ligeramente en la camilla para poder verla mejor, intentó mejorar su apariencia con una sonrisa, pero le dolía demasiado todo el cuerpo como para conseguirlo.
En lugar de eso, dio la sensación de que estaba peor de lo que se sentía, o algo parecido.
-Tranquila, no estoy tan mal como parezco -consiguió decirle. Zoe no esperaba que Aileen se acercara a verla, y se sentía algo incómoda teniendo a Parker tan cerca.
Me acerqué a Zoe con una sonrisa, pero a punto de llorar. Sabía que había estado a punto de morir y que en ese momento ya estaba fuera de peligro, pero había acumulado demasiada tensión.
Sin dudarlo, agarré su mano.
-Tienes muy buen aspecto -le dije, acercándome a ella todo lo que pude -. Lo siento si no he podido venir antes; hemos estado trabajando duro en ingeniería. Pero ahora todo está bien.
No podía decirle todo lo que quería, ni todo lo que sentía, allí mismo, pero sí que podía estar con ella, a su lado.
-¿Te han dicho cuándo podrás salir de aquí? No podré cuidar de ti si no sé cuándo vas a volver.
Perkins vio como las dos mujeres hablaban y se miraban, y sonrió. Si algo necesitaba Zoe era el apoyo de alguien, y sin duda, esa alférez era el mejor remedio. Estaba claro cómo se querían y también, lo mal que lo había debido pasar la ingeniera temiéndose lo peor.
-¿Te han dicho cuándo podrás salir de aquí? No podré cuidar de ti si no sé cuándo vas a volver.
Al escuchar eso, Perkins se dio la vuelta.
-Creo que debería permanecer en la enfermería todavía un par de días más, pero puede usted venir a visitarla siempre que quiera -le dijo a Aileen.
Shev entró en la enfermería con paso firme. No había demasiada actividad, pero si personal. La joven alférez que les había ayudado en ingeniería, Aileen, estaba junto a la alférez Zoe, que permanecía acostada. Ambas estaban cogidas de la mano. También estaba allí el alférez Perkins.
Acababa de hablar con la ingeniería cuando las puertas se abrieron y entró el primer oficial. Parecía buscar algo... o a alguien, y su presencia interrumpió la calma en la enfermería.
-Señor Shev. ¿Puedo ayudarle en algo?
Cira entra a la enfermería con su phaser en la mano. Lo tiene preparado en modo aturdidor pero lo usará en modo letal si es necesario.
Al llegar observa el lugar y a los presentes, deteniéndose específicamente en lo que estos hacen.
Señores – saluda la capitana a los presentes.
Desconozco si hay alguíen más.
Cira entró en le enfermería como un vendaval, encontrando al señor Shev cerca de la puerta, sin duda, porque acabaría de llegar, y dentro de la estancia, a Perkins mirando sorprendido, a la alférez Zoe en cama y junto a ella, a la alférez Aileen. Todos miraron a su capitana con los ojos muy abiertos.
Has venido tan rápida que todavía no han llegado la doctora y Halskim jajajaja
Eeee.... capitana, qué sorpresa. No es muy habitual ver por aquí a los dos oficiales de mayor rango de la nave. Si están buscando a la doctora, supongo que estará en el hangar de lanzaderas.
Liam no sabía si mirar a Shev o a Cira, pero tenía la sensación de que algo importante se cocía en aquellos dos cerebros. ¿La seguridad de la nave estaba en peligro? Creía que ya habían pasado lo peor.
Luego de repasar rápidamente las acciones de todos los presentes y examinar a la única tripulante en una de las bio camas Cira habló para todos sin perder un segundo. -Perkins, escuche atentamente- dijo.
Necesito que despejen la enfermería por algunos minutos. ¿La tripulante Zoe puede caminar? En caso contrario usen una silla de ruedas o una camilla. Vamos, que no puedo perder un segundo. Hay que despejar la enfermería. – ordena y repite la intención de privacidad en la enfermería, haciendo gestos con su mano, la que sostiene el arma.
Usted también Comandante. Es importante. Ponga guardias en la puerta y que nadie entre sin preguntarme antes. ¿Entendido? – pregunta a su Primer oficial allí presente.
Por eso mismo aprovecho ahora, porque durante la semana es más complicado.
Liam se enderezó.
La alférez Zoe no está en condiciones de moverse. Su estado es crítico y no puedo acceder a esa petición, capitana. No obstante -se apresuró a decir, antes de que iniciar un enfrentamiento con su superior -, puedo suministrarle un sedante que la dejará dormida.
Estaba escandalizada pero también preocupada. Todo aquel despliegue de fuerza y mando, con los dos mandamases de la nave presentes en la enfermería y una exigencia poco común, hacían presagiar problemas. Pero miré a Zoe. Ella no podía dejar la enfermería. Noté como intentaba incorporarse, con dificultad, y coloqué una mano sobre su pecho para impedírselo.
-De eso nada -le susurré.
No obstante, puedo suministrarle un sedante que la dejará dormida.
La idea no le gustó para nada a la capitana pero tampoco pensaba en arriesgar innecesariamente la vida de uno de sus tripulantes.
Proceda – respondió, y esperó a que todos abandonaran la enfermería.
Liam no perdió tiempo. Se acercó a uno de los armarios en donde guardaban el material, cogió un hipospray, lo preparó, y se acercó a la alférez Zoe ante la mirada de todos los presentes. Algunos enfermeros y enfermeras no se habían movido, así que antes de suministrarle el sedante, se volvió hacia ellos.
-Ya han oído a la capitana. Despejen la enfermería -ordenó, mientras terminaba de llegar hasta Zoe.
-No se preocupe. Estará bien -les dijo a las dos, antes de proceder a inyectárselo. A los pocos segundos, Zoe estaba dormida y Liam se volvió hacia la capitana -. Ya está, Capitán. Vamos, Aileen.
Salgo con Aileen
Nada más llegar a la enfermería encontraste a Liam afuera, junto a Aileen. Ambos os miraron a ti y a Halskim cuando os acercasteis.
Una vez dentro, vistes que estaban el primer oficial y la capitana, phaser en mano. En su cama estaba Zoe, que parecía dormida.
Bueno, por fin. Me alegra conocerla por fin, capitana. Soy la Innara Halskim y trabajo para J.
Halskim no quería más detalles. No se los podía permitir delante de tanto personal, por mucho que fuesen gente de confianza, porque para ella, no había nadie de confianza en realidad.
El equipo de Seguridad llega y se despliega de forma discreta pero protectora. Jor llegará también pronto.