Partida Rol por web

Cita:

La capitana esperó, tragó saliva y respondió a la sugerencia de su jefa de doctores de forma apacible pero firme en su mirada. La insubordinación era algo que sencillamente aborrecía, siendo el pilar de la Flota Estelar todo lo contrario que hacía el teniente romulano.

La insubordinación es meritorio de una sanción y posiblemente sea meritorio un tiempo dentro de una celda. En el caso del tripulante Vrako, al ser reincidente en varias oportunidades solo resta un camino disciplinario. Uno ejemplar para los demás tripulantes de reciente adhesión a la Federación y que posiblemente no estén totalmente habituados a nuestras formas y protocolos. Lo siento doctora pero la reclusión del tripulante se mantiene. En cambio tiene usted la autorización para obrar de mediadora en todo lo extraoficial con el tripulante Vrako y el resto de la tripulación.

Luego la mirada de Cira giró hacia el primer oficial, del cual ella esperaba su salida de la enfermería.

La insubordinación es meritorio de una sanción y posiblemente sea meritorio un tiempo dentro de una celda. En el caso del tripulante Vrako, al ser reincidente en varias oportunidades solo resta un camino disciplinario. Uno ejemplar para los demás tripulantes de reciente adhesión a la Federación y que posiblemente no estén totalmente habituados a nuestras formas y protocolos. Lo siento doctora pero la reclusión del tripulante se mantiene. En cambio tiene usted la autorización para obrar de mediadora en todo lo extraoficial con el tripulante Vrako y el resto de la tripulación.

Lena escuchó con evidente desacuerdo la resolución de la capitán.

- La insubordinación no es patrimonio exclusivo del teniente Vakro, señora, además que yo sepa no ha habido agresión por su parte hacia el comandante, aquí presente. No considero procedente enviar al teniente Vakro a la celda mientras que otros miembros que también han procedido a insubordinación, no sólo no lo van a hacer sino que además reciben las felicitaciones de su superiores. Mis órdenes han sido ignoradas por un alférez en varias ocasiones y no he acudido a usted pidiendo un consejo de guerra- se refería a la alférez Zoe que se encontraba durmiendo en la propia enfermería.

Se cruzó de brazos con calma pero con un gesto más serio de lo que era habitual en ella.

- Mi trabajo es mediar con todos y ofrecer soluciones acordes con los principios de la Flota- era psicóloga todos terminaban por acudir a ella- no es algo que pueda considerarse extraoficial, señora.

“¿Disculpe?” respondió Shev en tono serio a los comentarios de la doctora. “¿Usted no está consciente de que hubo agresión por parte del teniente Vrako contra mí? El teniente Vrako, en el puente delante de muchos testigos, usted uno de ellos, me increpó de ‘pedazo de mierda azul’ y estaba por asestarme un golpe de puño en la cara, cuando, en el acto, su dolor físico le hizo doblarse, así que no pudo llevar su intención a cabo. Además, ha tratado la capitana en varias ocasiones, delante varios miembros de la tripulación, de loca, como, justamente, acaba de hacerlo delante de mí. En conclusión: el teniente Vrako es un peligro inminente para la cadena de mando y la disciplina general a bordo, y en al situación que corremos, no podemos gastarnos esto. Hay que consignarlo definitivamente a su cuarto hasta que podamos deshacernos de él. Y como usted trata a su alférez es su asunto, doctora. Yo, en cuanto a mí, como Primer Oficial, no tengo paciencia infinita por la insubordinación, por insultar superiores y incluso agredirlos.”

Shev actuó rápidamente. Pulsó la insignia de comunicación, poniéndose en contacto con varios guardias. Les dio acceso al computador de bordo para que se les señalara de inmediato la localización de Vrako. Luego les ordenó de traerle, a fuerzas si falta hacía, a su cuarto y de consignarle definitivamente a su cuarto, tomando, además, turnos de vigilancia. “Quiero que me informen en cuanto esté el teniente Vrako consignado a su cuarto”, les transmitió la última consigna.

Una voz joven y nerviosa respondió al otro lado del comunicador.

-S-sí, señor. Inmediatamente.

Al cabo de unos treinta segundos, la misma voz habló de nuevo.

-Señor, el Teniente Vrako se encuentra en su cabina y ha cerrado los accesos a la misma*.

“Muy bien”, respondió Shev. “Pongan dos hombres a vigilar su cuarto. Hagan turnos. Nunca sean menos que dos ante su puerta. En cuanto el teniente Vrako intente salir, infórmenle de su … arresto domiciliario… y no permitan que discuta con ustedes. Tráiganle la bebida y comida que quiera, pero no le dejen pasar el umbral de la puerta de su cuarto. Tampoco permiten que nadie de la tripulación, salvo la capitana y yo, tengan acceso a él. Nadie más debe hablar con él.”

Luego Shev sacó su pad y prohibió las comunicaciones salientes de y entrantes al cuarto de Vrako. Se volvió hacia la capitana. “Asunto arreglado, señora. Si por que es ahora no necesita más de mis servicios, vuelvo al Puente.”

Esperó la reacción de Graystone.

Primero un oficial extralimitado, luego un oponente que nos toca las narices y se sale con la suya, y finalmente el caos reinante entre la plana mayor de la nave. ¡Esto es inconcebible! Pensó Cira apretando fuerte los puños. Estaba a punto de estallar y no tenia paciencia para lidiar con todo esto, lo cual considera una gran estupidez y perdida de tiempo.

Desde luego la culpa es del almirantazgo, por enviar a su nave insignia, recientemente botada y con tripulación nueva y desconocida a una misión suicida a jugar al gato y el ratón.

-¡Basta! Es una orden. Si alguno de ustedes tiene una queja que presente una nota formal y punto. Que posiblemente para el final de día nada de esto importará… - dijo con severidad y notable disgusto.

-Adelántese comandante. Prepare la nave para salir de aquí e ir a la batalla. Enseguida me reuniré con usted. - ordenó.

- Doctora. Si no hay nada más me retiro. La enfermería es suya. - agrega, siguiendo los pasos del andoriano hacia el exterior de la enfermería.

Estaba claro que los nervios desatados no eran exclusivos del romulano, el comandante no era capaz de ver que lo que había llevado al teniente a aquella subida de tono había sido precisamente su comportamiento, Vakro venía de jugarse la vida por salvar a sus compañeros y afectado por al pérdida de vidas de dos lanzaderas que habían caído bajo las órdenes de Shev, era normal que estuviera cabreado dado su estado, y él en vez de mediar y tratar de resolver el conflicto de una manera adecuada a la Flota, utilizaba formas autoritarias y lo encerraba en su cabina... ese definitivamente no era el camino. 

- Precisamente porque estuve presente sé que no lo agredió, no llegó a tocarle un pelo, se sobrepasó, sí pero habría que estudiar todo el contexto...- iba a haber seguido con su argumentación cuando la capitana intervino dando la razón a su comandante, el rostro de la doctora se puso muy serio, aquellas no eran las formas de la Flota parecía como si de repente aquellos dos hubieran viajado en el tiempo y se hubieran alistado en el ejército nazi. Yo soy el oficial superior, ordeno, mano y te callas... 

Tras la exhibición de poder y ya satisfecho el andoriano por haberse salido con la suya le dedicó unas últimas palabras antes de que fuera.

- Espero que al teniente Vakro no se le esté prejudgando por ser romulano, la alferez Zoe por su lado cuenta con mucha mejor estima y su comportamiento debería ser revisado, le pasaré un informe detallado.

- Doctora. Si no hay nada más me retiro. La enfermería es suya. 

- Si hay algo, señora. Sólo le robaré dos minutos- le dijo manteniendo el semblante serio, no le gustaba lo que había visto en su enfermería, pero debía de hablar de varias cosas.

La doctora, una vez a solas con la capitán cruzó sus brazos a la espaldas manteniéndose erguida, estaba molesta con Cira de manera que se ciñó al trato exclusivamente profesional. Y comenzó el relato que había sido interrumpido por el andoriano. 

- Nos encontramos en medio de un acto de traición contra la Federación sin precedentes. Algo jamás visto en donde facciones de las grandes potencias conspiran para la destrucción de todo lo que amamos. Y si esto le parece poco también debería saber - algo que unicamente es para sus oídos- que entre las filas del Enterprise hay espías a bordo. ¿Porque le digo esto? Porque la conozco desde antes de esta asignación y porque creo que usted es la única persona de confianza aparte de esa mujer mitad humana que acaba de salir por la puerta. Espero que esta información sea suficiente para calmar su interior. -

Con respecto a lo que usted me había comentado del espía, es una información que venía sospechando desde hace tiempo y que la comuniqué al señor Shev. Pero no por el tema del espionaje... lo cual tiene sentido ante tantos fallos del sistema en una nave que se supone es el buque insignia de la Flota... el caso es que, han atentado... si se puede decir de esa manera, contra tripulantes del Enterprise. Concretamente contra la teniente Marayn. Que acudió a mí por una, en prinipio afección típica de su raza pero que descubrí había sido provocada y complicada por un agente externo. Pedí a la teniente que me diera un informe de todo lo que había estado haciendo antes o inmediatamente después de embarcar para ver con quienes había tenido contactos y empezar a descartar sospechosos... he omitido a la teniente todo lo referido a su contagio para evitar que se vea afectado su trabajo y crear alarma, tengo el informe- le mostró su datapad- se lo enviaré para que pueda analizarlo cuando pueda.

Ahora la capitana comenzaba a relajarse, luego de haber soltado esa especie de mochila que trae consigo desde el minuto uno de la misión. Tampoco es que había tenido tiempo para hablar con Lena hasta ahora a solas.

- Hay apariencias que mantener y u juego que jugar bajo las reglas de otros. Lamento pocas cosas de este ultimo día pero no haber dispuesto de un minuto para usted ha sido una carga. - y tras dedicar un instante a observar la enfermería la capitana se dirigió a la salida – Ahora vamos directo al combate, a enfrentar una armada muy peligrosa. Habrá heridos y bajas, aunque no lo deseo usted debe saberlo. - agregó.

- Cuando disponga de algún minuto más para mí, puede que descubra que su doctora puede serle de ayuda y que no es necesario que cargue con más peso de la cuenta sobre sus hombros, la carga puede ser compartida... si usted cae la nave cae, téngalo en cuenta, porque como no lo haga... me encargaré yo de usted- y no era un aviso en vano, el celo de Lena para con sus pacientes era extremo y la salud de la abuela, pese a su actual enfado, la tenía preocupada- mientras tanto la mantendré informada de todo lo que descubra... con respecto a las bajas... haga su trabajo lo mejor que pueda que yo me encargaré de rebajarlas, la vida en una nave estelar es así- Lena no fue engañada a la Enterprise, sabía que la enfermería de una nave estelar pasaba de al calma al caos absoluto en décimas de segundo.

La capitana y la doctora parecían enzarzadas en una discusión bastante acalorada. Por los colores de la capitana, a Liam le parecó que la situación era tensa y el gesto de la doctora, a quien conocía bastante bien, acabó por confirmárselo.

-Ehh, disculpe, capitana, doctora. ¿Puedo entrar para monitorizar a la alférez Zoe? 

Siempre que hayan terminado de discutir, claro, pensó, sin decirlo en voz alta.

Cira cogió el datapad y leyó el informe mientras escuchaba las palabras de su doctora en jefe. Al finalizar la lectura se lo devolvió y respondió.

-Ahora que lo dice es posible que la serpiente dentro de la canasta se encuentre aún más cerca de lo que imagino, al punto de mordernos sin que nos demos cuenta. Hasta me es posible asumir que alguien, dentro de la Flota, haya brindado información importante a las facciones terroristas. Por lo tanto cualquier tripulante en esta nave entra dentro de esa categoría. Incluso mi primer oficial o los compañeros cardasianos que desayunan con la teniente Da ´Par. No es oficial lo que le pediré, pero necesito otra perspectiva. Por favor vigile al comandante y su asunto con el teniente Vrako, que pese a sus faltas no sería erróneo pensar en que se transforme en un chivo expiatorio. Usted lo conoce mejor que todos a bordo. –

Luego ingresó el señor Perkins y la capitana tuvo que cambiar su actitud por una más firme y huraña. Se dispuso a salir de una vez por todas de la enfermería.

-Alférez – saludó al hombre en su camino de salida.

-Doctora. Estamos en contacto, la mantendré al tanto. – y tras esas palabras Cira salió de la enfermería.

Las palabras de la capitana con respecto a las manzanas podridas dentro del canasto tranquilizaron un poco a Lena, parecía que al fin y al cabo la abuela tenía sentido común. El problema es que había delegado en ella un asunto delicado que a Connor como doctora le resultaba delicado, no obstante no pensaba defraudar a su capitán amén de que el tema en cuestión era muy serio y estaban en juego muchas vidas. De lo único que estaba segura la teniente, es que el romulano no podía ser el espía y para ella todo apuntaba al primer oficial pero no podía descartar ninguna otra posibilidad, así pues... tras la despedida de Cira se dirigió a Perkins que se había puesto a monitorizar a Zoe.

- Señor Perkins, me gustaría salir de la enfermería para ver como se encuentra el teniente Vakro- había mucha seriedad en su rostro habitualmente risueño- ha sido confinado en su cabina tras una discusión con el primer oficial, me temo que su afección crónica se haya visto acentuada. ¿Puedo pedirle que se haga cargo de la enfermería y me mantenga informada de cualquier anomalía?

-Desde luego, doctora. Vaya tranquila -le respondió a Lena, lanzándole una pequeña sonrisa tranquilizadora mientras pasaba el tricorder médico por encima de Zoe. 

En aquellos momentos, todo lo que había sucedido entre aquellos muros, entre la capitana y aquella mujer, Halskim, y la doctora, no le importaba demasiado. ¡Eso era lo mejor de ser médico! Podías abstraerte de cualquier otra preocupación que no fuesen los pacientes, porque solo ellos importaban.

Pero no podía evitar sentirse preocupado por todo ello, sobre todo por la doctora, a quien respetaba profundamente.

-Eh... doctora. Tenga cuidado. Los ánimos están caldeados -se atrevió a decirle finalmente.

-Eh... doctora. Tenga cuidado. Los ánimos están caldeados -se atrevió a decirle finalmente.

- No se imagina usted cuanto...- le contestó al alférez, sin embargo un mensaje del puente le hizo cambiar de opinión pues no pensaba decirle nada a su subalterno acerca de lo que estaba ocurriendo- señor Perkins... no iba a comentarle nada, pero debe saber que estamos en alerta roja, hay un espía a bordo que lo está saboteando todo, no tenemos idea de quien puede ser por eso me gustaría que fuese mis ojos y mis oídos cuando yo no me encuentre en la enfermería, cualquier anomalía que detecte por insignificante que sea puede ser importante, le digo esto porque confío en usted pero no quiero que transcienda para no generar mayor alarma, ¿me entiende?

Un espía a bordo. ¿Por qué no me sorprende?, pensó Perkins, mientras escuchaba a la doctora.

Teniendo en cuenta la importancia de la Enterprise en aquel sector y la situación en la que nos encontrábamos, era incluso esperable. Dentro de la nave había muchas especies distintas, entre otras, cardasianos y romulanos, así que...

...cualquier anomalía que detecte por insignificante que sea puede ser importante, le digo esto porque confío en usted pero no quiero que transcienda para no generar mayor alarma, ¿me entiende?

Desde luego, doctora. Gracias por confiar en mí. Estaré... con los ojos muy abiertos y la boca cerrada -dijo Perkins, mirando a la doctora con una de sus sonrisas.

Después, en cuanto Lena se hubo marchado, se volvió hacia Zoe y preparó un pequeño cóctel de sustancias para intentar despertarla en la mejor de las condiciones posibles.

-Bueno, vamos a ver qué tal resulta esto.

Lena sonrió a Perkins con un asentimiento y salió de la enfermería.