Partida Rol por web

Jor apuntó sus armas y se preparó para disparar... pero no dispuso de tiempo. Segundos más tarde, la nave cardasiana volaba en mil pedazos, no por efecto de los daños, a pesar de ser graves, sino de otra cosa.

Seguramente, algún dispositivo de autodestrucción había sido puesto en marcha, acabando con la existencia de aquella nave y de sus tripulantes, antes de que pudieran hablar con ellos y saber por qué estaban allí.

Capitana, sugiero ir hacia los escombros.  Recojamos lo que podamos para tener evidencia de quiénes eran realmente las personas de esa nave.  Eso, y las imágenes y escaneos, nos servirán para tracear que le pasó a esa Galor individualista.

    Los sensores parpadearon en mi consola de pilotaje, señalando que el crucero enemigo por fin daba la cara para dar una pelea limpia. La nave se hizo visible, ocupando una buena parte de la pantalla. Era hora de devolverle los favores.

    -Por fin muestran la cara esos cobardes!- Festejé - !Es el momento de hacerlos pedazos! Yeeeehaaaa!- Tomé los controles para iniciar una maniobra ofensiva pero no hubo tiempo...

    El crucero clase Galor estalló desde adentro, esparciendo escombros y metal candente en todas direcciones, víctima de un sistema de autodestrucción probablemente... una parte de mi se jactaba sabiendo que el Galor no tendria chance en un uno a uno sin su avanzado sistema de camuflaje... la otra no estaba tan segura. Nos habian tenido en sus garras durante un largo round y de pronto, nos dejaban ir, sacrificando sus vidas simplemente por ganar tiempo... los alienigenas tenian una forma curiosa de valorar las vidas de sus compañeros... no por nada los tratados de "derechos humanos" les sonaban tan extraños.

    -Pfff, deberiamos buscar el rastro de cápsulas de escape y de formas biológicas entre los escombros ¿no?- bufé decepcionado, para luego girarme hacia el oficial de seguridad Vrako que empezaba a levantarse del suelo - Pues no sé que les haya dicho en su poema, oficial... pero creo que no les gustó el piropo.

Lena se mantuvo pegada al cuerpo de Vakro sintiendo perfectamente la reacción del romulano y su miembro entre su sexo.

. - Será mejor que no tarde en levantarse, doctora. Empieza a apretarme el pantalón. 

Ante esas palabras la cabeza de la doctora se inclinó hacia un lado, sin prisa por levantarse mirando a los ojos al teniente en un gesto tan suyo como su enigmática sonrisa. Otra mujer se habría escandalizado y levantado como un resorte, pero a ella le gustaban los retos y en vez de temer al romulano le respondió con un imperceptible movimiento de su cadera, permitiendo que Vakro la sintiese a ella.

Connor pareció querer haberle dicho algo pero en su lugar se modio el labio, sobraban las palabras... se tenían que ver las caras en la enfermería... y en el puente había demasiada gente.

 - ¿Se encuentra bien? - Fue lo primero que la pregunté ante tan incómoda postura. - Me alegro de haberle servido para amortiguar su golpe, doctora. 

- Me encuentro bien señor Vakro... discúlpeme- le dijo a modo de disculpa mientras se levantaba y ayudaba al romulano a levantarse- pero me temo que usted no tanto, no voy a poder atenderle en condiciones hasta que no vaya a enfermería- comentó volviendo a hacer uso del tricorder médico arrugando el ceño ante las lecturas, para después mirar para ver que había pasado en el puente, al parecer la cosa se había resuelto y le tocaba a ella reparar los daños físicos.

Luego de intentar mil maneras de dar con el crucero cardasiano este acaba explotando, por acción de sus tripulantes y no por nuestra mano. Esa jugarreta en un principio le despertó aún más ira, por no llegar a dar una puntada antes de quedarse sin hilo. Cira comenzaba a cansarse, por ir siempre un paso detrás del titiritero, quien fuera a ser.

Con el peligro ahora lejos la capitana salió disparada de su asiento, en dirección a su despacho personal. En el trayecto hacia la puerta despacho tantas órdenes como pudo.

- Envíen toda la telemetría del combate a mi oficina y los informes de todos los sectores de la Enterprise. Formen una partida de abordaje para inspeccionar a fondo la Estación Omega y analicen cada fragmento de ese navío Cardasiano. Quiero resultados, pruebas, algo que apunte al causante de todo esto.- ordenó a todos y a nadie en particular.

-Comandante, mantenga la alerta roja hasta tener la plena seguridad que no hay otras naves ocultas. Utilicen todos los métodos para escanear el espacio circundante. No quiero más sorpresas. Luego acuda a mi oficina. El puente es suyo. – agrega antes de salir del puente sin mirar atrás ni responder a nadie.

Nada más salir la capitana del puente, a Annaith empezaron a llegarle comunicaciones, una detrás de otra, mezclándose como si se tratase de la llegada de una carrera con cientos de participantes.

La primera de ellas, sin embargo, estaba tan clara que logró aislarla rápidamente.

Era de Kointinar. 

Con trabajo, logró ponerla en los altavoces.

Enterprise, cual es su posición?

Comandante, estoy recibiendo muchísimas comunicaciones. En cuanto la nave cardasiana fue destruída, todos los que no habían podido llegar han empezado a hacerlo, pero como tenemos dañado el sistema de comunicaciones, solo he sido capaz de aclarar éste.

Sin duda alguna proviene de Kointinar, y puedo confirmar que es la voz de Kepaar Landor.

Tuve que contenerme para evitar soltar cualquier tipo de sonido por mi boca, en aquel momento que la doctora comenzó a levantarse, puesto que podrían ser mal interpretados. Pero mis costillas me decían que necesitaban un descanso y me iba a resultar casi imposible no quejarme si es que llegaba a presionar la zona afectada al moverse. Por fortuna para mí, la doctora supo evitar generarme demasiadas molestias y ahora tenía su mano tendida hacia mí.

Mi orgullo de romulano me impedía aceptar su ayuda, pero al intentar moverme y sentir aquella punzada en el costado, me hizo cambiar de opinión y tomé la mano de la mujer para incorporarme con mayor facilidad. - No es nada, doctora Connor. - Repliqué a la mujer, tratando de evitar el paso por la enfermería mientras tuviese tantas preguntas sin respuesta en mi cabeza. Las mismas que la mayoría de los presentes.

Pero lo que más me había dejado preocupado, había sido la actitud de la tripulación en el puente, empezando por el andoriano, quienes prefirieron hacer volar en mil pedazos la nave cardasiana, antes de intentar asaltarla. Pero eso no fue lo peor de todo. Lo peor realmente fue su cinismo e hipocresía al ver como la misma nave volaba en mil pedazos por sus propios medios, lamentándose de no poder saber quien la controlaba. Ni tan siquiera pensaron en la opción de que hubiesen tenido a los científicos como rehenes.

- Y esta es la Flota Estelar, la que dice guiarse por valores morales que no demuestran tener. - Pensé para mí, viendo que en ese sentido, los romulanos éramos mejores que ellos. - Al menos nosotros no vendemos humo y mentiras. - En ese momento me di cuenta de que la doctora había vuelto a coger aquel cacharro infernal. - Estoy bien. - Dije serio, sentándome en mi sitio. - Quizás debería ver el estado de los demás también, doctora Connor. Creo que alguno más también recibió algún que otro golpe. - Le indiqué a la doctora para luego mirar a Annaith, quien parecía estar perfectamente.

- Me gustaría formar parte de esa partida de abordaje, comandante th'Shon. - Solicité a mi superior a pesar de mi estado, el cual no era demasiado favorable, pero el cual me sentía capaz de sobrellevar. Sabía que eso no le gustaría a Connor, pero la única manera de detenerme sería dejándome inconsciente. Mi terminal estaba sobrecargado y poco podía hacer desde él, así pues, me levanté de mi asiento y me acerqué a la vulcana.

- ¿Qué tal estás? - La susurré nada más llegar a su lado. Aunque la verdad es que seguía tan estupenda y radiante como siempre. - ¿Podrías comprobar si trataron de responder a mi mensaje? - La pregunté una vez indicó que se había recibido un mensaje de Kointinar. A pesar de todo, que acabasen volándose en mil pedazos e ignorasen mi mensaje, no quería decir que no fuesen romulanos los que allí se encontraban y debía averiguarlo, no solo por mi bien, sino por el bien de todos.

Annaith te miró y asintió en silencio. Sus dedos se deslizaron con habilidad por el panel, mientras hablaba.

-Los sistemas de comunicaciones están muy dañados y hay una sobresaturación, pero por lo que estoy viendo, no hay ningún mensaje que parezca provenir de los alrededores. O no tuvieron tiempo de responder... o ni tan siquiera lo intentaron, Teniente. 

Annaith miró entonces al dolorido romulano.

-Creo que necesita un descanso -te dijo, a la manera vulcaniana -. Estoy seguro de que el Comandante podrá escoger a gente que se encuentre en mejor estado que usted.

Al final todo había acabado tan repentino como había comenzado. La teniente Da'Par miraba con expresión neutra en dirección a donde hacía unos minutos se había encontrado la nave enemiga. Le habían negado la oportunidad de saber quienes estaban dentro de la nave, y cual había sido la razón para aquella trampa. ¿Tendría algo que ver con los romulanos? Su mirada se posó en el teniente Vrako mientras éste se dirigía a la teniente Annaith.

Sin embargo no perdió más tiempo en elucubraciones, dedicándose una vez más a intentar escanear los alrededores, aunque por lo que había dicho la teniente de comunicaciones sospechaba que lo que estaba ocasionando la disrupción se encontraba en la nave destruida. Igualmente realizó un escaneo de signos vitales a la estación científica para ver si la información que habían tenido al principio era falsa y podían encontrar a los científicos allí dentro.

Aproveché que la capitana se había ido para responder al alféres Gale. - Sencillo. Les dije que se rindiesen o les enviaríamos a la capitana Greystone para doblegarles. - No era normal que bromease, pero Annaith me enseñó que algunas veces esa era la mejor manera de evitar o incluso de decir la verdad.

- Así que... no respondieron ni le hicieron caso... - Un traductor hubiese tardado bastante en lograr descifrar aquello, algo que no era necesario para el oído romulano. Hacía tiempo que nos habían enseñado a usar esos trucos para que no se pudiese traducir toda la información que se daba de nave a nave. - O no lo llegaron a entender... - Susurré pensativo.

Y ahí llego la fria mujer de vulcano, la parte más ancestral a mi raza. A pesar de no haberse criado ni educado con los suyos, no podía evitar que le saliese esa vena suya, ocultando cualquier emoción bajo aquel manto de frialdad, cuando lo que estaba demostrando con sus palabras era preocupación. - Vaya, fíjese doctora Connor. Parece que su cu... la teniente Annaith quiera quitarle el puesto de doctora. - Me erguí de golpe al decir aquellas palabras y la punzada en las costillas me hizo quejarme de dolor al igual que doblarme y llevarme las manos a la zona afectada. Estaba claro que ellas dos tenían razón.

Primero Shev abrió de nuevo la comunicación con Ingeniería. “Alférez, la nave enemiga se ha auto-destruido. Ahora mismo su prioridad a usted será reparar los daños en los sistemas de refrigeración. No queremos que la próxima nave que explote en la zona sea la nuestra, por sobrecalentamiento de los sistemas críticos. Cuide de nuestros motores. Gracias por su dedicación.”

“Puede formar parte de la compañía de abordaje si la doctora le da el alto, señor Vrako”, contestó Shev simplemente a la demanda del oficial de la seguridad. Reprimió la media sonrisa que estaba por despuntar en sus labios.

Se volvió hacia Da’Par: “Teniente, ha oído la capitana. Quiero un escaneo completo de toda la zona y la estación. Modifique el escaneo con todos los datos obtenidos de la nave enemiga, comenzando con el perfil de taquiones. No quiero que otra nave similar nos haga más malas sorpresas aquí. Cuando puede decirme con total seguridad que la zona está limpia, dígamelo. Si no puede asegurármelo, dígamelo igual. Entonces tendremos que proceder de otra forma.”

Al oficial táctica: “Jor, pretendo enviar otra vez dos lanzaderas, con el mismo nombre de personas. Como antes ya creímos el número de hombres necesario, ahora tenemos mucho menos razón para reducir el equipo para la misión de abordaje. Se haría el abordaje como antes, pero ahora no necesitaremos más la estrategia de bajada fingida de escudos. ¿Comparte usted mi opinión sobre el plan a seguir?”

Cuando Shev dijo esto, con la bajada de adrenalina y recobrando una visión más comprehensiva de lo sucedido, sintió un fuerte pinchazo en el corazón. Habían tenido tantas previsiones, pero aún así… habían fallado en proteger la vida de los tripulantes de la Enterprise…

Trató de espantar los remordimientos. También habría un tiempo para ellos, por la noche en el asalto de los demonios pero ahora mismo no se podía permitir sentirlos.

Por fin, mientras dejó a Jor reflexionar sobre lo que acababa de proponer, Shev ses dirigió al timonel.

“Teniente, acérquenos al lugar de la explosión. Despacio, muy despacio: con un mínimo de energía. Luego ponga el rayo tractor en los pedazos que hay por allá y transfiéralos al hangar.”

Finamente todo se resolvió tan rápido como empezó, Connor vio como la capitana se retiraba directamente a la sala de observación dejando que el comandante se hiciera cargo de todas las operaciones que había que llevar a cabo, aquella primer encuentro con el enemigo no se había resuelto como a Lena le hubiera gustado, habían quedado interrogantes por resolver pero ese asunto a ella no le competían, por lo que se centró en su trabajo.

La doctora enarcó una ceja ante la insistencia del romulano en hacer "el macho" con las costillas como las tenía. Si se pensaba que se iba a librar de ir a enfermería iba fino... justo cuando iba a replicarle algo, su cuñada... la vulcana le recordó algo muy odbio... que había más machos en la nave para hacerse cargo de la misión. Por lo que miró a Annaith con una sonrisa, tenía que quererla.

- Vaya, fíjese doctora Connor. Parece que su cu... la teniente Annaith quiera quitarle el puesto de doctora. -

- Annaith es inteligente, no osa contradecir a la médico en jefe... que soy yo- aquello lo había dicho con su habitual buen talante pero se observaba cierto brillo de advertencia en los ojos de la doctora.

“Puede formar parte de la compañía de abordaje si la doctora le da el alto, señor Vrako”, contestó Shev simplemente a la demanda del oficial de la seguridad. Reprimió la media sonrisa que estaba por despuntar en sus labios.

- No, no le doy el alto al señor Vakro- se cruzó de brazos triunfal muy agradecida a la intervención del comandante- su participación en dicha misión sería contraproducente dado su estado, ha de pasar primero por enfermería- concluyó tajante.

Entonces un mensaje de Perkins hizo que su rostro de pusiese serio, estaban llegando los heridos a enfermería y era requerida su presencia allí..

- Voy de camino señor Perkins- contestó a su subalterno a través del comunicador y se puso en marcha para salir del puente, sólo que antes se giró hacia el romulano- venga usted también en cuanto le sea posible, señor Vakro- dijo sin más saliendo ya rumbo hacia su sección.