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Primer ciclo del proceso solar - Coruscant - Capital de la República Galáctica

Al comienzo del ciclo se hallaba el Caballero jedi Nayim Al Ahraam, en una de las terrazas amplias y blanquecinas examinando en el fondo los vehículos atraviesan surcando el cielo de aquel anaranjado atardecer, las pruebas para maestro habían sido satisfactorias, pero había que esperar los resultados, trataba de buscar respuesta a si su candidatura era buena.

Las puertas tras él se abrieron y la figura de su antiguo maestro se dibujo, Plo Koon era un orgullo para su especie, un poderoso jedi y sabio, aunque no lo bastante para ser miembro del Consejo, aunque sin duda lo mereciera, guardó silencio y espero a Nayim, sin duda quería que acudiese a su encuentro y como no hacerlo.

- Un placer volver a verte, viejo amigo, veo que te encuentras en gran forma... recondució sus pasos hacia el interior del Templo caminando unos segundos en silencio con la respuesta de su viejo discípulo ...el Consejo ha tomado una decisión...se te otorga el rango de Maestro jedi, esa es la parte sencilla... dejó un momento de pausa ...lo difícil es que no tendrás tiempo de saborear el nombramiento, ya tienes un padawan asignado y caminamos hasta él, sinceramente creo que la tarea es demasiado pesada para un primer aprendiz, no obstante, el Consejo asegura que eres la persona que la Fuerza ha indicado, su nombre es Kewan Moon y posee unas peculariedades notorias...

Llegada a la balustrada del gran portón, había seis jóvenes padawan esperando, sin duda a la asignación, llevaban desde la mañana a la espera con los nervios a flor de piel por conocer a su maestro, algunos tenían la ilusión de un maestro de renombre como Plo Koon, y al visualizarlo en la parte superior mirando al grupo se despertó la emoción silenciosa...- Míralos bien Nayim...el día que te ví cruzarte en mi camino, no sabía que serías mi aprendiz, pero pude sentirlo, ¿lo sientes ahora?...si razón lleva el Consejo su presencia sentirás...

Nayim los miró, sin saber nada de cual era...pero su sensación le llevo a un solo rostro...un joven, con un cuerpo totamente atletico que se nota que ha sido adiestrado desde muy joven. 1,78m y 75kg con pelo castaño y una mirada indescifrable.

Primer ciclo del proceso solar - Coruscant - Capital de la República Galáctica

Para Lenah el día fue convencional, una pelea a primera hora, notificación aquí y allá, algún encontronazo con oficiales vacilando por sus puestos, convencional como día. Era Corpulenta y fibrosa, con unos 76kgs de peso y 1,75mts de altura. Portando unos Tatuajes identificativos de banda criminal en el rostro y espalda, cicatriz de combate en brazo derecho y cabello teñido de blanco por tratamiento químico son sus atributos más llamativos.

No obstante, en el ramo era de las mejores en lo suyo. Tanto para atraer la mirada sagaz y perspicaz de una neimoidiana con intenciones "sutiles".  Piel verde claro -casi blanca- y ojos en ángulo con labios prominentes y bien formados. Su constitución es relativamente delgada.  Los pasos se encaminaron tras ella aquel mediodía, la agente judicial estaba recabando testimonio de un robo en una tienda de droides, lo peculiar en la historia eran los ladrones, tres para ser exactos, y por lo que el sullustano dueño del lugar decían, los ladrones fueron tres transdoshanos, cosa muy llamativa. Eran una raza guerrera y combativa, unos cazadores de presas pero no ladrones.

En su retorno a casa tras sellar el fin de su turno, la neimoidiana siguió en la sombra a Lenah hasta el recibidor oportunamente con los dispositivos de grabación desactivados para un encuentro, justo antes de llegar al elevador la gran figura de la miembro del senado sorprendió en parte a la agente, así como la criatura de piel azul de 170 cm de altura y 65 kg de peso, complexión atlética, sin tatuajes ni marcas en la piel visibles. Piel azulada y ojos rojos, morena. Viste indumentaria militar, el traje que suele llevar incorpora ropa reforzada con multitud de accesorios y utensilios propios de su oficio, así como, un arma larga a la espalda y otra corta colgada del cinto.

Aunque Lenah no pudiese verlo tras de sí a escaso metro de la puerta de entrada al edificio residencial, se hallaba un droide de la Federación que aguarda instrucciones.

Tercer ciclo del proceso solar - Tirahnn - Sector N-8

La nave tomó contacto con la plataforma de naves en aquella meseta añil y rocosa, era el lugar donde Rick Cooper, un director de orquesta del contrabando había establecido su base, aunque en defensa de la verdad había tenido muchos nombres antes, Victor Lafontaine, Jules Mathews, Kona Tampa, Norbin Colster. Afamado tirador, piloto legendario y jugador a sus ya pasados 50 rotaciones disfrutaba de la tranquilidad de ser el jefe.

Había entre sus negocios tener un nido del contrabando, sus naves restauradas eran un seguro para tener a los mejores que habían tratado de hacerse con parte de su fortuna, ya sea en el juego o las apuestas. Pero el resultado final era tener deudas con él que debía saldar.

Tras un repostaje accidentado tras el último trabajo del grupo, pasaron a la pequeña ciudad que se había organizado en torno a esa oficina de color gris rojizo, esa puerta vigilada por un gamorreano y un rodiano, nadie se atrevía a mirar a Kaldo y Druso, normalmente por la grima que daban.

Las puertas de ese lugar se abrieron la sala de juegos estaba vacía a primera hora de la mañana, en la zona de la barra solo había un hombre alto bebiendo de su licor, su piel de ébano y su barba cuidada canosa con los ojos amarilleados, algo más de 1,90 desde los pies hasta la cabeza, vestía con unos pantalones anchos color tierra del desierto y una chaqueta de piel tono caramelo, apartó el vaso de licor mirando a Anzak.

Aunque no es que mirase mucho a Red, siempre era cierto que apenas dirigía la mirada a Sean o Tom, tampoco cruzaba las palabras...- Veo que has sabido volver con la tormenta, espero que el susto por ser atacado por eso gamberros en ruta no te haya asustado, lo dudo pero con la edad y mucha deuda eso sucede...tengo entendido que entregasteis el "cargamento especial"... aquel que quedaba en un contenedor cerrado y que bajo ningún concepto abristeis (especialmente por el magnífico cierre de seguridad), el hombre se sentó en el taburete, hacía tiempo que la pistolera en su izquierda estaba vacía ...espero claro que el pago mereciera la pena, ya estás un poco más cerca del objetivo Anzak...tengo un trabajo importante, especialmente para la pequeña centella roja... por mucho que Red ocultó su peinado, el viejo zorro supo a primera vista que el cabello de la mujer no era blanco ...por supuesto además de ser algo interesante, es sustancioso si todo sale bien, seguireis vivos un tiempo más y tu deuda bajará unos... dijo con una sonrisa ...6.500 créditos...

Coruscant, desde que estaba en la ciudad-planeta no me cansaba de mirarla, era tan distinta a cualquier otro lugar. Adonde quiera que situara mi vista, no veía otra cosa que construcciones y edificios; fuera de la belleza arquitectónica que constituían todas las edificaciones con mayor o menor estilo, aquella ciudad transmitía vida... y también problemas. Un lugar así era difícil de controlar, demasiados detalles, demasiado ruido y quizás demasiado tráfico, es decir, una combinación de distracciones que podían camuflar hostilidades hasta ser demasiado tarde... para alguien descuidado, no era el caso.

Estaba acompañando a Mik Dremon, haciendo de guardaespaldas, para ello mantenía una distancia de seguridad con lo que ella podía sentirse totalmente libre a la vez que protegida. En silencio camino detrás de ella, observando cualquier circunstancia que ocurra a su alrededor. Se puede observar mucho sólo mirando.

Veo que nos sale al paso la mujer con la que, mi mandante había concertado una entrevista, fornida y de aspecto peculiar, lleva un extraño tatuaje que le ocupa media cara, quizás sean de su tribu o forme parte de alguna banda, había coincidido con gente así en el pasado, solían llevarlo a orgullo, más tarde si tuviera la ocasión le preguntaré por resolver mi curiosidad; a veces una marca así portaba una historia interesante detrás.

Cuando se encuentran a escasos 2 metros de distancia es cuando me adelanto y procuro ver si está todo correcto (armas controladas: procedo a cachear a la mujer que acaba de llegar, identificación y entorno seguro: le quito las armas y me aseguro que no ha venido nadie siguiéndola), luego vuelvo a mi posición, detrás de Dremon. En completo silencio, si acaso emito una mueca de aprobación.

Era otro día de duro trabajo para Lenah. Ingratitud, violencia y crimen.

Acostumbrarse a la vida civil, incluso una tan convulsa como la de un agente judicial en Coruscant, resultaba difícil. La mayoría de sus compañeros preferían la comodidad de un puesto administrativo, pero ella se sentía inútil sentada tras un escritorio. Necesitaba estar en las calles, sentir que marcaba alguna insignificante diferencia en las vidas de otras personas.

Su jornada laboral era una de las más largas de la unidad y eso estaba empezando a pasar factura. Cansada y con su mente distraída con el posible vaso de joilik que planeaba beberse una vez alcanzara su cama, no reparó al instante en la mujer azulada.

Surgida como de la nada en mitad del pasillo comunal, la figura fuertemente armada se acercó hacia ella con decisión. Una descarga de adrenalina, forzada por sus viejos instintos de soldado, invadió su cuerpo y la despertó por completo.

- Quédate donde estás - ordenó a la desconocida mientras se llevaba una mano cerca de la empuñadura de su pistola bláster - Ya he tenido suficientes matones y ladrones por un día - su otra mano activó su holo-identificación, mostrando una verde-azulada imagen de su placa policial en al aire - Pero si buscas problemas, los has encontrado ¿Qué va a ser, Lapis? - añadió con cierta ironía, deleitándose en su propio ingenio por el apodo dado ad-hoc.

No reconoció la especie de la desconocida, pero su equipo y sus armas ofrecían claramente la imagen del típico músculo contratado. Quizás alguno de los narco-cicos de los niveles inferiores se habían decidido por fín a mandar alguien a por ella...

Mik suspiró ante la reacción de la agente. O tenía potencial o se había equivocado radicalmente de persona. Se había pasado el día dejándose ver por el Senado, fingiendo que estaba interesada en aportar unos documentos al comité anti-esclavitud, y soportando las largas diatribas económicas del contable del Senador que, inexplicablemente, seguía teniendo preferencia sobre ella en ocupar un lugar auxiliar en el escaño. Ese tipo de cosas la frustraban, como tener que hacer trabajo de campo. 

Pero era paciente:

- La señorita está conmigo, agente - declaró la Neimoidiana detrás de la ahora apodada Lapis, ajustándose un modesto tocado - Entrar en esta clase de barrios requiere seguridad privada... pese a los denodados esfuerzos de las fuerzas del orden.

Se situó entre ambas y alzó una mano indicando con la otra a Aiks que no sacase ningún arma más

- Entiendo su sobresalto y su disgusto por la hora, pero tendrá que excusarlos: para mi todo el día son horas laborales. -El tono meloso de la voz de Mik comenzaba a rivalizar con la densidad de la baba de bantha- Estoy aquí para discutir con usted la situación en Norva. Tengo entendido que su información sobre el sistema es de primera mano. Y su interés en él... legítimo.

Mik esgrimió una sonrisa. Esa sonrisa que les sale a los de su especie cuando creen que van a ganar algo. Pero con un deje diferente, cómplice.

Anzak entró en el tugurio donde les estaba esperando Rick. En la puerta, como de costumbre, vigilaban el gamorreano y el rodiano, sin mirarlos entró mientras les nombraba escueta y afablemente: -Kaldo, Druso -nombró mientras pasaba dentro. Allí, en la barra se encontraba Rick, su valedor, su mejor cliente y, sobre todo y por lo que estaban allí casi atrapados, a quien debían muchos, muuuuchos créditos de las modificaciones hechas en la nave.

-¡Rick! Hemos vuelto -Anzak sonreía mientras se acercaba a éste con gracia y desparpajo-. La tormenta, los bandidos...no es nada teniendo la Centella. Aunque te voy a pedir el doble, pues veo que sabías a lo que nos íbamos a enfrentar...y ni siquiera nos advertiste.

Escuchó de nuevo a Rick, esperando que le diera un nuevo trabajo, bastente más sustancioso que el anterior.

-¿Seis mil quinientos? ¿qué es esta vez? Espero que por esos créditos sea encerar la nave. Sabes que en la última nos la hemos jugado, pero hemos hecho el trabajo, cobrando una miseria -dijo cambiando de tono. Pero el bribón sabía que no debía tensar la cuerda, sobre todo de aquel al que le debía muchísima pasta-. Sabes que cumplimos, que somos eficientes, lo mejor que tienes por aquí, y...y que necesitamos...que necesito trabajos muy bien pagados. Venga, dime que es y dime que puedes mejorar la oferta -dijo mirando a Rick con una sonrisa en la boca.

Nayim cedió una sonrisa al ver a su antiguo maestro. Hacía mucho que no coinicidía con Ploo Koon, el hombre que le había abierto los ojos y el alma a la fuerza y le había enseñado todo lo que sabía.

-Es un gran placer volver a verte, maestro. Hemos recorrido un largo camino hasta volver a encontrarnos. Me alegra que la fuerza haya guiado tus pasos hasta este momento. No me gustaría tener a nadie más a mi lado en un momento como este.

El nuevo maestro jedi siguió a su maestro mientras escuchaba lo que tenía que decirle. Era un tanto inusual que un maestro recién nombrado tomara un aprendiz casi inmediatamente.

-¿A qué te refieres con "peculiaridades notorias" No tienes por que hablar con cautela conmigo, maestro. Dímelo directamente.

Sin embargo, su maestro calló y Nayim respetó sus deseos. 

Al llegar a donde los aprendices esperaban, Nayim entornó los ojos y trató de percibir el potencial de la fuerza en cada uno de ellos, como le pedía Ploo.

El día había llegado, el entrenamiento había sido duro durante todos esos años.  Las enseñanzas sobre la fuerza habían sido extensas y las horas de meditación y estudio de los holocrones sith no lo habían sido menos... a pesar de todo Kewan sentía que tan solo había rascado la superficie de la fuerza, quedandole sin duda un oceano de conocimientos... pero había llegado la hora de experimentar la fuerza.

El maestro Ploo Koon, vino acompañado de otro maestro al que Kewan no conocía, a su lado se encontraban otros padawans con los que había compartido algunas enseñanzas del lado luminoso quedandose solo cuando se trataba de entrenamiento sith.

Kewan permaneció en su puesto sin inmutarse, con la mirada fija en los dos hombres a la espera de lo que estaba por venir...

Lenah se sorprendió por segunda vez al ver un neimoidiano aparecer tras la mercenaria y dirigirse directamente a ella. 

Estoy aquí para discutir con usted la situación en Norva. Tengo entendido que su información sobre el sistema es de primera mano. Y su interés en él... legítimo.

Por supuesto. Tendría que haberlo imaginado.

La corrupción y el nepotismo eran rampantes en el sistema. Tal era el nivel de desgaste moral que muchos funcionarios daban por sentado estos métodos como preámbulos a negociaciones. Sin duda se trataba de algún petrimetre de despacho, esperando sobornarla para mirar hacia otro lado. Sin embargo...

- No hay mucha gente en la República que conozca mi mundo - respondió con cautela, la palma de su mano todavía reposando sobre la empuñadura del bláster - Menos aún gente a quien le importe lo más mínimo. No es confidencial, pero desde luego es mucho trabajo rebuscando en el basurero de IntelRep para dirigirse a alguien como yo - enarcó una ceja - Está claro que has hecho tus deberes, Glob. Ya deberías saber que no soy nadie importante ¿Qué es lo que quieres?

Realista. Eso puede ser malo. Pensó Mik, a la que le gustaban los tipos soñadores: los que creían de corazón que podían conseguir algo a cambio de nada.

- ¿Nadie importante? -inquirió Mik- No. Es usted una persona que cree en algo. Una persona comprometida. Para la que las necesidades de sus compatriotas son tan buenas como las propias. La neimoidiana siguió gesticulando, pero sin acercarse más para no acrecentar la visible tensión de la humana. Parecía hilar los argumentos con una mano, y depositarlos sobre una mesa metafórica con la otra.

- Las personas comprometidas deberían ser el futuro del cuerpo judicial. Y soy una convencida de que ese futuro es una meta alcanzable. -Mik relajó su sonrisa. Era momento de hablar con seriedad- La administración pública y privada bajo la República debería traer prosperidad a los mundos que gestiona. Su mal funcionamiento debe ser denunciado. Y si combinásemos informes precisos y detallados del departamento judicial, con acceso a las personas que pueden llevarlos con urgencia ante el Senado... ¿no está de acuerdo conmigo en que muchas cosas podrían ser posibles?.

Mik desplegó la expresión más franca que pudo. También creía que los "ciudadanos responsables" debían recibir recompensas por sus desvelos, pero no ayudaba a su causa sacarlo a relucir en este momento.

¿Lapis? - Aquella mujer de la cicatriz me había llamado así y era la primera vez que escuchaba tal término, me resultó tan extraño como curioso, igual era una descripción en base a mi raza o mi oficio, quizás no tenía nada que ver o sí. Lo cierto es que desde ese momento me entró tanto la curiosidad como el misterio por conocer más, tanto sobre el término en sí como por la intención en que lo había dicho. 

Sigo observándola en silencio de pies a cabeza, grabando cada detalle de su ropa y su arma, me fijo que se trata de una pistola blaster común, la típica en esta galaxia, más en concreto el modelo DL-18 de BlasTech, con capacidad para 25 detonaciones, un alcance de 2 a 120 metros, una pistola compacta que bien utilizada podría sembrar el pánico en cualquier lugar.

Por la calidad de su vestuario diría que lleva una vida medio-medio, quizás podría aspirar a más, pero no está al nivel de Dremon.

Sigo callada, podría pensarse que estoy prestando atención a la conversación o no, el silencio es siempre tan cauteloso. Vigilo tanto las palabras que oigo como cualquier ruido que escuche o movimiento que perciba. 

- ¿Glob? - La mujer de la cicatriz, ha llamado a mi mandante "Glob", ¿qué significará? Igual se está tomando demasiadas libertades, quizás necesite un toque de atención (espero atenta a recibir cualquier tipo de seña para intervenir).

Toc toc toc...

Tom iba escuchando el sonido de los tacones de sus botas repicando contra el suelo, mientras acompañaba a sus nuevos amigos hacía, obviamente, un tugurio de vicio y bebidas. El sitio le recordó cuando conoció a estos piratillas espaciales.

Tom avanzó pesadamente por las calles de la ciudad, de la cual ni recordaba el nombre. Había llegado como pasajero en un maltrecho carguero, y en otro maltrecho carguero se largaría de allí. Saber el nombre de dónde estaba en ese momento solo le serviría para en el futuro no regresar a ese espaciopuerto.
¿Cuántos llevaba ya? Había perdido la cuenta de estaciones y puertos por los que había deambulado. De pronto el típico sonido de la típica cantina llamó su atención. No sería muy diferente de los sitios que había frecuentado, tan solo debía mantenerse al margen de líos y no llamar demasiado la atención. Se caló bien su sombrero y cruzó la puerta.
Sus ojos no tardaron en acostumbrarse a la penumbra reinante. Alrededor de la barra central se apilaban los pilotos y contrabandistas más usuales de ese sector, riendo, bebiendo y discutiendo sobre quien era el más rápido y el que menos habían interceptado las patrullas de las autoridades locales. Dispersas por el local se encontraban las mesas, ocupadas por grupos de lo más variopintos. Algunos bebían tranquilos, otros discutían acaloradamente, algunos cerraban tratos de dudosa reputación... Tom buscó un sitio dónde ubicarse y pasar desapercibido, pero estando alerta por si oía de algún carguero que necesitara tripulación o alguien que quisiera revender su pasaje en alguna de las naves que a veces acudían a ese planeta.
Le llamó la atención un grupo compuesto por dos humanos varones y una mujer. Uno de los hombres se le veía fornido, con brazos que serían capaces de tumbar a un wookie de un puñetazo, el otro desprendía como una aura de misterio y atractivo, no en vano muchas de las féminas del lugar se lo quedaban mirando. La mujer era la más joven del grupo, y permanecía más callada, más taciturna. Tom se sentó cerca de ellos, lo suficiente para que no percataran de su presencia pero lo suficiente para escuchar su conversación.
Tom se concentró y afinó su oído. Poder escuchar a distancia tenía sus ventajas. Oyó como hablaban sobre lo que iban a hacer. Parecía que tenían un encargo, pero les faltaba un miembro para completar la tripulación. Tom sonrió, al parecer los astros se ponían de su lado, aunque faltaba convencerles de que él era la persona adecuada. De repente la sonrisa de Tom se heló. Había oído al hombre atractivo pronunciar " Ojala estuviera aquí el viejo bribón de Clint Lightman, con sus habilidades lo tendríamos solucionado enseguida".
Lightman. Y Tom sabía que no era una coincidencia, lo notaba, lo presentía en cada poro de su piel. Ese hombre había conocido a alguien de su familia. Tenía que hablar con él. Se levantó y se acercó a la mesa. Los tres se lo quedaron mirando, escudriñando su rosto para poder adivinar sus intenciones. Tom depositó su bebida en la mesa, alargó la mano en señal pacífica y mostró la mejor de sus sonrisas.
- Hola, me llamo Tom, Tom Lightman, y creo que podremos llegar a un acuerdo.

Lo siguiente fue enrolarse en su nave, y empezar los viajes ayudando a esa curiosa tripulación en lo que pudiera: curar, arreglar algunos trastos, vigilar... Suerte que había practicado el uso de blásters, porqué le fue muy útil para escapar de según que situaciones. Poco a poco se fue integrando y consiguiendo que los demás confiaran en él como uno más del grupo. Pese a ciertos comportamientos que a veces tenia...

Pasaron al lado de los dos vigilantes de la puerta, nadie los miraba, pero a Tom le hacía gracia parar delante de ellos para decirles algo para tocarles las narices.

- ¿Que tal, chicos? ¿Ya habéis criado raíces en el suelo? Kaldo, Druso... ¿sabéis que aun no sé quien es Kaldo y quien es Druso? Aunque ambos sois igual de guapos. - dijo esperando que no captaran la ironía de sus palabras.

Con el resto entró en la sala de juegos, mientras esperaba que Anzak cerrara las negociaciones.

Caminaba por los pasillos de la base de Cooper tratando de poner en perspectiva su vida, algo estaba cambiando en él y no sabía si le gustaba. Una misión más e iban... ¿cuantas?... diez... once... veinte... había perdido la cuenta. Primero había sido una, claro que si imbécil, todo camino comienza con un paso. Éste paso en particular fue Anzak convenciéndolo de proteger su cargamento, unas cajas de un mineral poco común robado a la Federación... El tipo había sabido tocar su melodía, y el había danzado al son de la misma como un pelele... lo sabía y sin embargo seguía alli. ¿Por que? No lo sabía a ciencia cierta pero algo había pasado en esa misión que lo había atado a la tripulación, a Red y a Anzak.

Lo cierto era que algo en la dinámica de ese grupo le recordaba a su "período Jaleena" como lo llamaba. Anzak podía ser un bastardo manipulador pero se preocupaba por su gente, por Red en ese momento. E incluso le había sacado las papas del fuego a él al final de esa misión poniendo la cara por él ante Cooper. Podrá haberse ido, pero aceptó una segunda misión, esta vez sin engaños acerca de la Federación, porque sentía que se lo debía a Anzak. La tercera... necesitaba los créditos y era más rápido que buscar a algún contrato de búsqueda... o eso se había dicho en su momento. La cuarta fue Red quien lo convenció de enrolarse, la pequeña Red y sus ojos suplicantes, sospechaba que la chica estaba aprendiendo los trucos de Anzak. En la quinta o sexta, no recordaba cuando, se les había unido Tom... tipo raro... buen tipo raro... el tipo había reducido el costo en medpacs de las misiones y por otro lado no se le daba mal disparar.

Un par de meses más tarde, tras una misión particularmente difícil, Sean decidió que no los dejaría. Debían recuperar un cargamento de la bodega de un crucero de lujo y la mejor forma de hacerlo era pagando el pasaje de los cuatro y la nave... pagar era un eufemismo cuando tenías a Red de tu lado, y unas horas mas tarde atracaban en el hangar de la nave y paseaban por las cubiertas de la misma. Recuperar el paquete había sido fácil, llegar con el mismo hasta el hangar y despegar del mismo había sido otro cantar, y si no hubieran estado los cuatro juntos no lo hubieran logrado. Sean se había quedado cubriéndolos desde la rampa mientras Red liberaba las garras magnéticas y abría las compuertas, Tom le daba fuego de cobertura con el blaster antipersonal de la nave y Anzak estaba en la cabina esperando la orden. Nunca supo como terminó el combate y cuando despertó Anzak lo estaba mirando desde el otro lado del cristal de un tanque de Bacta. Como fuera, hasta esa misión había hecho trabajos por su cuenta entre misiones, rastreando a algún director de la Federación o atrapando a algún tipo con un buen precio, ahora estaba dedicado al grupo al cien por cien. 

En las puertas estaban los guardias de siempre, los saludó con un asentimiento y logró contener la sonrisa ante el chiste de Tom, los tipos podían no tener mucho cerebro pero sabía lo que les pasaba a los que se reían abiertamente de ellos. Entró último como correspondía a su posición oficial de "guardaespaldas" y su mirada recorrió la sala como tantas veces había hecho antes, buscando algo que amenazara al grupo aún a sabiendas de que si Rick decidía que no salieran, no saldrían.

Casi de forma inconsciente se colocó detrás de Anzak mientras negociaba el contrato, nuevamente reprimió una sonrisa ante la caradurez de su capitán al pedir un extra... sobre todo teniendo en cuenta que apenas se habían despeinado repeliendo a  los piratas que intentaron abordarlos. Ante esa imagen mental no pudo evitar la sonrisa, él no podía despeinarse ni en una tormenta de arena, se había rapado la melena cuando murió Jaleena... y ese recuerdo borró la sonrisa de su rostro tan pronto como había aparecido. Bajó la miada y cuando volvió a levantarla su cara parecía haberse convertido en piedra, en el muro del silencio como lo había bautizado Red.

Plo Koon descendió la gran escalera...- Es el joven que ha llamado la atención de muchos, aunque creas que era un rumor, es el joven que halló el cristal Kyber hermanado, un solo filo, dos colores, dos almas, dos voces en un único sable...especial sin duda, además hay algo en él, un poder oscuro, pero a su vez un alter en la luz, es algo que investigamos creemos que hubo una diferencial en su entrenamiento algo que ignoramos y que se ha movido en la sombra, estaré atento y te avisaré con novedades... ambos maestros llegaron frente a los discípulos ...Kewan Moon...te presento al maestro Nayim Al Ahraam de hoy en adelante tu maestro, así como tú su aprendiz...

El hombre se frotó la frente...- Anzak...Anzak, "no es nada teniendo a la Centella", pues eso la nada no es el doble... cogió unos vasos, cuatro para ser exactos y sirvió la bebida alcohólica en los cuatro, dejó tres apartados a su lado para los demás y acercó el suyo a Anzak ...se te paga generosamente y con un margen de mantenimiento que todos quieren y solo teneis unos pocos, hay que ser austero... dijo tomando su siguiente trago.

- ¿Mejorar la oferta?, imposible, es pago externo, 6.500 créditos para tu deuda y luego el mantenimiento cerca de 8.000 en total, por un trabajo que es un mero caramelito, y luego un segundo relacionado con otra seductora cantidad, pero no puedes fastidiarla de ningún modo o la cosa acaba muy mal para todos... miró a Red ...¿crees que es demasiada responsabilidad?, porque quizás este trabajo que puede hacerte reducir unos 12.000 la deuda y daros 3.000 en beneficios, a lo mejor la gente tiene razón y el pobre Anzak comienza a flojear, quien sabe podría ser misión para unos rodianos que yo me sé...

Nayim enarcó una ceja al escuchar la historia sobre el cristal. El veterano jedi rememoró el día en que él mismo entró en la caverna de los cristales, la sensación cuando su cristal lo escogió...

El reciente maestro miró al que sería su nuevo aprendiz con curiosidad, como casi todo lo que miraba en la vida por primera vez. La fuerza era fuerte en él, de eso no había duda. Y el haber descubierto el cristal hermanado, lo respaldaba. Sin embargo, Ploo había mencionado la presencia de una semilla negra en aquel jardín prometedor y colorido.

Ploo sabía de lo perceptivo que podía ser Nayim. No le cabía duda del por qué le habían asignado ya un padawan. Era para enseñarle los caminos de la fuerza, por supuesto, pero también para mantenerlo vigilado.

Nada de esto su rostro reveló cuando saludó a su nuevo padawan con un firme apretón de manos.

-Parece que recorreremos juntos tus primeros días en el camino de la fuerza, Kewan. Esperemos que ninguno erremos nuestros pasos, mi joven padawan. 

Kewan permanecía atento a los movimientos de los dos maestros, preguntandose si aquel sería su maestro o el de alguno de los otros padawan.  Cuando Plo se paró frente a él supo que era el momento, un momento que quedaría grabado para siempre en la memoria del joven.

Moon saludo respetuosamente a ambos maestros, será un honor seguir mi entrenamiento bajo sus enseñanzas maestro.

Kewan se preguntaba que clase de maestro era Nayim, cual sería su estilo, fuera como fuese pronto lo descubriria

¿Bebida gratis? pensó Tom Pues no diremos que no...

Tom cogió el vaso que consideraba que era para él y lo mantuvo en su mano, mirando fijamente el líquido de su interior. Las negociaciones a veces le aburrían, tanto hablar para dar tantos rodeos, con lo fácil que sería llegar al acuerdo final desde el principio.

Sorbió el vaso, degustando el alcohol. Hizo una mueca, era demasiado fuerte y de no muy buena calidad.

- Chico - dijo - espero que negocies mejor que no servir este brebaje a tus clientes. ¿En serio la gente se bebe esto?

Se terminó la bebida de un sorbo, dejando el vaso vacío en el mostrador.

- Pues llama a esos rodianos, y cuando los maten, nos llamas a nosotros. - dijo apoyándose en la barra y mirando de soslayo a Cooper.

Lenah escuchó la diatriba del neimoidiano mientras su cara adquiría lentamente una expresión de disgusto.

- Vamos a dejar las cosas claras - entrecerró los ojos, ofreciendo un aspecto y hablando con tono amenazador - He tenido un día largo. Lo único que me apetece ahora es tumbarme en un sofá con una barilla letal en una mano y una copa de joilik en la otra. Y aquí estáis los dos, dandome una charla que no tengo claro si es para comprar mi voto en las elecciones del distrito o para sobornarme.

Aunque Lenah relajó su postura, su mano todavía permanecía cerca del bláster.

- Deja a un lado esos rodeos y florituras, Glob - gruñó - Vuestros nombres y el propósito de esta conversación... o largo de mi camino.