Partida Rol por web

Tamborileo, frustrada por la tardanza

- ¡Cógelo! ¡Tenemos que hablar!

- No sé si he hecho un buen fichaje con esta zorra. Es muy independiente. Demasiado. Y su interés en el dinero es meramente instrumental. Como neimoidiana, no me fio de la gente así. Pero como persona acostumbrada a tratar con neimoidianos... 

Sin duda se notaba que la espera estaba forzando los nervios de Mik hasta límites insospechados. Preferí callarme y mantenerme en un segundo plano al ver así a la representante pues saltaba a la vista que nos encontrábamos en un punto crítico de la misión que le habían encomendado. O al menos así lo parecía. Quizás en un futuro próximo podría enseñarle alguna técnicas para mantener la sangre fría ante situaciones límite, simplemente como método para gestionar el estrés. Algo me decía que en los próximos días las cosas iban a estar un poco agitadas... 

En ese momento el comunicador de Lenah Vas recibía una llamada en lína cifrada.

[...]

- Recuerden que su aseguradora no cubrirá una carrera de vainas por debajo del nivel 2000, es por su seguridad y nuestra tranquilidad... se escuchaba de fondo en un anuncio grabado.

Al contrario que muchos de los habitantes de Coruscant, las grabaciones de los turboascensores le resultaban... relajantes. El murmullo de las voces artificales rondando su cabeza por algún motivo la calmaba.

Fue interrumpida por el agudo pitido que emitió súbitamente su comunicador. Parpadeó intrigada al ver el emisor de la llamada y aceptó la transmisión.

- Lenah - se limitó a decir.

Mik expiró aliviada. Pero su racial paranoia seguía sonando. No: la impaciencia podía más:

- Nivel 1313, cantina de la terminal de turboascensores 4 dentro de dos horas. Tenemos un problema que podría ser común. 

Tras ese mensaje, autoritario y rápido corto la comunicación y me encamino a la cita. En una ecumenópolis como esta, dos horas es lo mínimo para llegar a la mayoría de sitios. Incluso volando. Y aún tenía que cambiarme y darle instrucciones a los androides. 

La escueta respuesta de Mik para Lenah confirmaba la urgencia de la situación. Quizás en otro momento hubiese comentado algo con respecto al lugar de encuentro y el transporte para llegar hasta allí. Pero dadas las circunstancias, sería yo la que tendría que amoldarme a esta situación y estar preparada tanto para el trayecto como para asegurar el lugar de destino.

No era extraño ver a Mik estresada o harta por algún contratiempo o un administrativo inútil, pero esta vez había un matiz que hacía un poco más seria la situación. Así que mejor hacer mi trabajo sin interferir en lo que sea que tenga en la cabeza. De esta manera las dos podremos hacer nuestro mejor desempeño. 

Coruscante era la myor metróplis de la Galaxia conocida, sí, existían ciudades enormes que escapaban a la imaginación de cualquiera, pero el planeta de Coruscant era en sí mismo una ciudad, la tierra desapareció hace milenios por cada nivel de la ciudad que se construía, hace mucho tiempo que nadie baja a esos niveles plagados de radiación y mutantes.

Bajar de los niveles superiores ya te hacía empezar a ver las clases medias y bajas de la ciudad, llegados al nivel donde nuestras protagonistas se dirigían, todo era un conjunto de calles rectas enlazadas por unas horizontales y esto por normativa de estos niveles, algunos más abajos era el caos absoluto por colocar cualquier conjunto de chapas con un hogar o local.

La cantina en cuestión se hallaba justo al fondo del nivel, en un cruce con la última arteria que las vertebra horizontalmente. Su tamaño era bastante considerable viendo las del resto del nivel. La entrada era una doble portela giratoria metálica vigilada por un gamorreano únicamente equipado con un armadura débil y un vibrofilo corto en la cintura, dejaba pasar a todo el mundo al parecer.

El lugar tenía dos plantas y era bastante peculiar, dado que parecía tener las mesas realizadas en madera (sí, auténtica madera de árboles), un conjunto de 16 redondas mesas de madera distribuidas a lo largo de una estancia rectangular, con una barra redonda de reparto de refrigerios en el centro donde había canallas, contrabandistas y matones (destacan Humanos normalmente cubiertos por cascos o máscaras, Duros, Gamorreanos, Droides [usualmente de combate o astromecánicos], Niktos y Weequay].

A simple vista no percibís que haya forma de subir al segundo nivel ni otras habitaciones. La barra es atendida por un droide de servicio, un Nautolan y un Klaitoniano.

Al llegar se me pasa por la cabeza que habría sido buena idea traer una capa. Luego me lo pienso mejor: ¿Qué sentido tendría venir disfrada de Jedi?. No: guardia comercial de permiso: mucho más creíble. Busco una mesa discreta y entrego veinte créditos a Aiks señalándole la barra:

- Pide dos copas y ven a reunirte conmigo. Y sé que no forma parte de tu trabajo, pero intenta sonreir: que no se te note tanto que eres una mercenaria cara.

Asientos de madera:  ¡Aquí! ¡Habrá costado un dineral a esta gente importarlos!.

Una vez llegamos al lugar en cuestión, no puedo evitar comenzar a evaluar posibles amenazas, rutas de escape y seguridad del recinto. No me hizo falta más que un vistazo para determinar que el lugar no resultaba especialmente exclusivo y mucho menos selecto con su clientela. El guarda pobremente armado era como un letrero gigante que te indicaba que les importaba bastante poco lo que fueras a hacer allí. Pero no podía dejarse engañar por las apariencias pues no podía descartar que tan solo fuese una fachada y las cosas fuesen muy diferentes entre bastidores.

Mik no tardó en escoger un mesa alejada de miradas curiosas. Ya contaba con algo así dadas las circunstancias por lo que procuro sentarme de manera que pueda reducir los puntos ciegos al mínimo posible. Si alguien se acerca o parece fijarse demasiado en nosotras quiero enterarme. Entonces, la representante decide enviarme a por unas bebidas. -No hay problema. Así puedo echar un vistazo a lo que hay en el local.- Respondo a las disculpas de Mik. No puedo evitar sorprenderme un poco con la sugerencia de Mik para que sonría un poco. -¿Así?*- Sin esperar confirmación de si el gesto era válido o no, me dirijo a la barra mientras intento evaluar a la clientela en busca de algún comportamiento sospechoso que pueda afectarnos directamente.

Entre algunos de los comportamientos del lugar todo te puede parcer sospechoso, están jugando partidas y haciéndose trampas entre todas y todos. Montan y desmontan piezas, reparten dinero, se drogan, bene, limpian armas, parecen contestar mensajes de datapad, todo un tanto vulgar.

Al llegar a la barra el camarero mira a Aiks, es el droide de servicio que comienza un escaneo de Aiks...- Modulo de control fallando, lenguaje no identificado...error...error...no es computable...

El nautolan aparta al droide...- Chica, disculpa al tuercas aquí presente, ¿qué puedo ofrecerte para beber y olvidar la noche?...tenemos varias toxinas nuevas de las regiones desconocidas...

La fauna del local no era diferente de la de cualquier antro de estas características. Todo lo que observaba resultaba sospechoso y en cierto modo peligroso si me daba por meterme donde no me llamaban. Pero por lo de pronto no encontraba ninguna amenaza inmediata más allá de alguna trifulca de la que pudiésemos ser un simple daño colateral si no teníamos cuidado. 

En la barra me recibe un droide que sin duda tuvo días mejores. No sabía si era porque no lograba identificarme correctamente o era un problema recurrente, pero un camarero orgánico ocupó enseguida su lugar. -Por ahora algo sencillo para ir empezando.- Respondí a su ofrecimiento de toxinas de dudosa legalidad. No era momento de experimentar. -Dos vinos blancos Andoanos, o lo más parecido que tengas.- No me iba a poner exquisita con la bebida aunque sí traté de seguir el consejo de Mik e intenté sonreír un poco. Aunque no dudo que al camarero le importase algo mi actitud viendo la clientela a la que está acostumbrado. Además, tampoco resultaba muy conveniente llamar demasiado la atención y añadir el número de miradas indiscretas.

Hago todo lo que puedo para no parecer nerviosa. Lo que viene a reducirse a echar la cabeza hacia atrás e interpretar el papel de neimoidiana trabajadora y cansada de estar de pie. Miro a mi alrededor, buscando la característica figura de mi contacto o, por si acaso, la no tan característica figura de cualquier sospechoso que pueda parecer estar intentando robarme. 

Cuando Aiks vuelve con la bebida, no me hago ilusiones: sé que será horrible. Pero cuando estaba en el ejército lo que servían en las cantinas no era mucho mejor: con lo que de pronto me encuentro inesperadamente transportada al pasado. A una época en la que tenía fé en la gente.

Es divertido ver como cambia uno. Desde la perspectiva histórica.

Mientras esperaba por las bebidas, no podía evitar continuar vigilando a mi alrededor. Incluso comencé a juguetear con los créditos que me dio Mik para pagar. Algo vistoso, moviéndolos ágilmente entre los dedos. Resultaba un truco sencillo para saber de una manera inmediata quien te estaba prestando atención o incluso para ver si alguien prefería librarte de la pesada carga del dinero. No esperaba grandes resultados, pero al menos así me mantenía en guardia.

Por otra parte tampoco pude evitar pensar si me había equivocado al pedir las bebidas. Quizás haya pedido algo de lo que no disponen. Normalmente pido una cerveza y sin especificar demasiado para evitar malas miradas y simplemente porque tampoco es que tenga especial paladar para degustarlas. Pero estando con Mik prefería que al menos pudiese beber algo medio decente.

El camarero orgánico, preparó dos vasos de una bebida como el vino blanco calentada por lo que parecía...- Son 8 créditos señorita... dijo con amabilidad.

La chiss no apreció ninguna mirada hacia el dinero más bien hacia ella, quizás debería pensar que una raza como la suya es lo bastante exótica como para atraer las miradas y no lo que llevaba.

Lo que sí pudo captar era la mirada de un Pyke muy concentrado en Mik desde una d elas puntas de la cantina.

Una pizca de decepción pasa por mi mente al ver que el cebo de la moneda no sirve de mucho. A veces se me olvida que soy una extraña en este trozo de la galaxia y que resulto más llamativa que un puñado de créditos. Seguramente alguno de los aquí presentes ya estimó lo que podría sacar por mi en el mercado negro si pudiese someterme.

Cuando el camarero vuelve con las bebidas pago la cantidad requerida sin mucha ceremonia. En el camino de vuelta hago otro repaso a la clientela, esta vez con algún resultado. -He podido ver que tienes un admirador.- Le digo a Mik con total tranquilidad al tiempo que me siento a la mesa y le entrego la bebida. No le digo quien ni desde donde nos está observando para evitar que sepa que nos dimos cuenta. -Espero que la bebida no estropee el rato que pasemos aquí.- Me disculpo por adelantado. Sé de sobra la calidad a la que la representante está acostumbrada, pero también sé que es capaz de mantener la compostura lo que haga falta. -Nuestra amiga se retrasa, ¿no crees?- Le digo con un tono relajado. El encuentro se había arreglado de manera apresurada y con poco margen. Cualquier cosa podría haberle pasado a Leah que la hiciese llegar tarde. 

- Te seré completamente sincera: tengo serias dudas sobre el compromiso de esa zorra -digo comprobando que el puro contenido alcoholico de la bebida tapa eficazmente  cualquier concesión al sabor- He visto esto antes: policías de barrio bajo que se creen una fuerza de la naturaleza porque el poli corrupto de su manzana le daba palizas a su figura paterna. La señorita V. es un facilitador necesario para mi, pero prescindible en última instancia.

Mientras hablo recorro la habitación con los ojos, pero sin girar la cabeza: ¿Tal vez Lenah ha tenido la misma idea de venir disfrazada?... ¿y porqué deberían estarla mirando a ella en vez de a Aiks?. Una de dos: o tenían un interés particular en ella, o el uniforme le preocupaba. Lo cual tampoco tenía demasiado sentido: una de las razones por las que necesitaba a Lenah era porque era pura e inadulterada autoridad policial republicana para justificar que la FDC metiera sus narices en un suburbio de Coruscant. 

Tomó nota de todo ello.

- ¿Y... dices que tengo un admirador? ¿Es guapo? ¿Un recio muchachote del submundo, o tiene más pinta de poli estúpida disfrazada de payaso?  

Recorrió casi todo el local hasta llegar frente a Mik, y sentarse...el Pyke sencillamente alza las cejas que tiene...- Encontrarse por aquí siempre resulta poco casual...pero supongo que eso lo hace más discreto de su ambiente habitual.

Sacó un pequeño pad de datos que miraba con la pantalla apagada moviéndolo de lado a lado, entres sus grandes manos, propias de su especie...- ¿En qué puedo servirla señora?...parece que prefirieron dejar ese asunto en manos de la “voz”… dijo con su voz con cierto eco.