Partida Rol por web

Saran bajó de la caja metálica y comenzó a andar detrás de Karak.

—Claro, si precisamente os estaba esperando. Seguís necesitando piloto, ¿no? ¿Pero qué ocurre con la Fury?

La verdad es que estaba acostumbrada a cambiar de nave, pero la Fury era una gozada, una nave increíble. Dudaba que, si había un cambio de nave, fuese a ser a mejor...

Mi maestro nos ha dicho que nos presentaramos en otro hangar. Así que imagino que nos darán otra nave.

Dijo el sith mientras caminaban. A pesar de que estaban atravesando las instalaciones no tardaron demasiado. Al poco llegaron al hangar 3, donde les esperaba una Reedha impaciente.

Reedha había llegado con bastante tiempo, pero eso sólo le había servido para tener que esperar más. Cuando vio a Karak estaba acompañado de Saran. La chiss llevaba su mochila y parecía lista para partir. Ambos estaban hablando de manera distendida.

Lo cierto es que sí. Que necesitamos una piloto. ¿Querríamos saber si estarías dispuesta a ser tú?. Te has desenvuelto muy bien hasta ahora. Y seguro que tus habilidades nos vendrían muy bien.

Aparte la los tres el hangar estaba vacio. Salvo por una nave, claro está. Sin duda alguna no era la Fury, ni mucho menos. Saran había acertado al respecto. De hecho se había quedado corta.

Saran andaba a paso ligero, charlando con Karak.

—Claro. Me puede llegar algún encargo urgente en cualquier momento, pero por ahora no tengo nada que hacer, y por lo que me ha dicho mi superior, puedo estar así unas semanas. Así que todo lo que sea alejarme de los jefes y la terrible burocracia imperial me parece fantástico. Mucho mejor que esta muerte en vida. ¡Reedha, hermosa! ¿Cómo te va?

Se detuvo junto a la devaroniana y contempló la única nave en el hangar, lo que no dejaba lugar a dudas. Sus hombros se vinieron abajo, la mochila deslizándose hasta el suelo con un 'plof' y su cara se torció en una mueca deprimida.

—Decidme que es una broma. ¿Qué le habéis hecho a vuestros maestros para semejante castigo? ¡Este cacharro es inmenso! No conozco a fondo este modelo, pero canta a que va a ser más lento que una tortuga coja, y no hablemos de la maniobrabilidad... Espero que no queráis volver a entrar y salir de ningún campo de asteroides.

Reedha se encogió de hombros como toda respuesta a Saran.

— Bueno, de momento parece que al único sitio donde tenemos que ir es a Balmorra a encontrar a ese técnico. Si tenemos que volar en ese cacharro, lo haremos... — Para ella no había mucha diferencia entre una nave y otra. Después de todo, eran simples cajas de metal y el verdadero poder estaba en la Fuerza.

El grupo entró en la nave, y los temores de Saran se hicieron realidad. A los siths no les importaba mucho la nave, para ellos sólo era un medio para llegar a su objetivo. Pero la chiss echaba de menos la Fury, o casi cualquier otra nave.

Tras un breve repaso Saran se fijó que estaba totalmente preparada para partir. Incluídas las coordenadas de Balmorra. Era un trayecto que duraría un par de días, y no estaban muy seguros de qué se encontrarían una vez llegaran. Aunque sabían que iban a una zona caliente, pues Balmorra era un planeta en disputa.

—Parece que hemos llegado, y ya hay una fiesta empezada —dijo tomando los mandos mientras los sith se ponían detrás de la silla del piloto a observar por la ventanilla de cabina.

—Venga, agarráos que vamos a colarnos por la "puerta trasera".

Sin esperar a que nadie dijera nada, empezó a maniobrar para pasar con la enorme nave por detrás de las líneas sith, evitando las zonas de conflicto y el fuego cruzado, para acercarse a la superficie cerca de las coordenadas a las que tenían que dirigirse.

Saran maniobró la Drider (nombre de la nave) sin problema por en medio de la batalla. Los pocos disparos o naves que trataron de interceptarla.

Al bajar al planeta pudieron observar que no era muy diferente a lo que sucedía en órbita. La guerra asolaba Balmorra. Se detectaban zonas seguras sin conflicto, seguramente los centros de mando de ambos contendientes. Y quizás algún que otro oportunista. Como el sitio donde iban.
Tal y como había dicho Roland estaba en zona de la Republica, pero alejado de la zona caliente. Al sobrevolar pudieron ver que estaba pegada a una gran montaña, seguramente para mejor protección. En un primer vistazo la base parecía vieja y en mal estado. Pero en cuanto se aproximaron lo suficiente los sensores de la nave detectaron que les estaban fijando como blanco. Al parecer las defensas estaban activadas.

Karak estaba en el puesto de copiloto examinando la base. El que sonaran las alarmas le sorprendió bastante.

No tiene sentido. Acabamos de llegar. Si están intentando pasar desapercibidos en la base no es lógico que disparen a la primera nave que aparezca. Deberían tener un protocolo para eso. Que una misma nave de más de una pasada, o se quede un tiempo determinado al alcance de sensores, o algo por el estilo.
Es más, si os fijáis el estado de las torretos no cuadra con el del resto que se ve de las instalaciones. Son demasiado nuevas, cantan demasiado. No tiene sentido ni de que estén a la vista, destacarían mucho.

Reedha había hecho el viaje en silencio, encerrada en su camarote. Pero, en cuanto escuchó la alarma, fue al puente de mando de la nave.

— ¿Puedes comprobar si hay alguna otra nave en esa base, Saran? — Preguntó ante el comentario de Karak.

—Eso significa que ya han tenido visita antes, ¿no? Puede que se nos hayan adelantado vuestros rivales... o que lo hayan intentado.

—Bueno, basta de charla, dispararé antes de que nos abran un bonito agujero en el casco —dijo Saran maniobrando y abriendo fuego contra las torretas.

En cuanto la nave sith se acercó para tratar de disparar a las torretas, estas se adelantaron y dispararón antes. Afortunadamente para ellos Saran era una muy buena piloto y logró evadir la mayoría de disparos. Tan solo impactó uno de ellos, y los escudos aguantaron el embite sin problema.

Tras aquello, la chiss devolvió el fuego eliminando ambas torretas. Parecían duras, pero la piloto sabía donde tenía que apuntar. Ya no había nada que les impidiese aterrizar.

Reedha se concentró un momento en la fuerza, tratando de ver qué les esperaba al aterrizar y de sentir cualquier presencia en el lugar.

Reedha se concentró en la base, tratando de averiguar a qué clarse de enemigos podrían llegar a enfrentarse. No estaba segura de qué habría dentro, pero desde luego no esperaba lo que se econtró.
En cuanto desplegó sus sentidos se encontró con con una pared de oscuridad. El lado oscuro de la Fuerza había hecho una barrera que no permitía atravesarla. Es más, el choque de voluntades golpeó a la sith dejandola casi sin sentido por unos momentos.