Partida Rol por web

Reedha extendió sus sentido para ver lo que les esperaba al otro lado de la puerta, pero no parecía demasiado concentrada en lo que estaba haciendo, así que se limitó a seguir a la piloto chiss.

Karak agarró su sable laser y jugueteó con él en la mano, observando aquella sala. Al igual que sus compañeros miró a la siguiente puerta y prosiguió... ya había entrado allí preparado para lo que pudieran encontrarse, seguiría igual.

Reedha se quedo mirando extrañada la puerta que tenían delante. No había nada al otro lado. Nada que pudiera percibir con la Fuerza. No era igual a lo que había sentido en Nar Sadhaa. Esto era una nada absoluta. Y era muy extraño. Nunca había sentido algo parecido. Un vacio en la Fuerza.

Por su parte, en aquella sala no había nada que pareciese relevante. A menos a simple vista. Lo mismo registrando el lugar bien sacaban alguna cosa.

Mientras Karak se detenía frente a la puerta como mentalizándose para desmembrar a quién hubiese al otro lado, y Reedha extendía la mano intentando, suponía, sentir algo con la Fuerza, Saran echó un breve vistazo al vestuario con sus agudos ojos, buscando algo de valor o algo que llamase la atención por inusual.

Saran se dedicó a examinar la estancia mientras los sith miraban fijamente la puerta. No había demasiado útil, aunque sí que se fijó que de las ocho taquillas que había, tan solo seis de ellas parecía tener algún tipo de uso. Alguna holo imagen, collares, créditos, o ropa sucia es lo que tenían. Nada que pareciese útil en ese momento, al menos con un rápido vistazo como el que dio.
En ese momento Karak abrió la puerta. Al hacerlo se cerró la otra, por la que habían entrado. Parecía ser algún tipo de automatismo.

A la izquierda del sith, al fondo de un pequeño pasillo, había una mesa redonda. Y sentado en una de las sillas de su alrededor un nautolano con cara de fastidio.

-Bueno. Está visto que no sois de los que aceptáis un no vengáis por respuesta. En fin, supongo que sólo me queda atenderos. ¿Qué puedo hacer por vosotros?-

Reedha se había sentido un poco desorientada al fallarle la conexión con la Fuerza, pero se forzó a seguir adelante, sable en mano.

— Ciertamente, no nos gustan demasiado las negativas, aunque tampoco nos ha dejado muchas más opciones para hablar, ¿no cree? — Dijo mientras avanzaba. — Buscamos a un hombre. Lian Wann. Por lo que sabemos, usted puede decirnos cómo y dónde encontrarlo.

Mientras Reedha y Karak avanzaban para entablar conversación con el corsario espacial al que habían venido a buscar, Saran esperó unos pasos más atrás, sin intención de participar en el interrogatorio, y vigilando sus espaldas. Habían tratado con cuatro cazas para entrar a la base, pero quedaban otros dos en el hangar. Además de aquello, seis taquillas en uso en el vestuario. Los cuatro pilotos a los que se habían enfrentado y Ronald hacían cinco. Quedaba al menos otra persona más por aquella base, y no la pillaría desprevenida.

El nautolano, que parecía ser Donal Ronald Drum, puso mala cara aunque enseguida la cambió por algo aprecido a resignación. El grupo pudo fijarse como encima de la mesa había una pistola blaster pesada. A pesar de que no parecía tener intención de cogerla, lo cierto es que si quisiera podría hacerlo con un movimiento sencillo ya que sus manos estaban encima de mesa.

-Ya veo. Y suponiendo que supiese donde encontrar a ese tal Wann. ¿Qué pasaría si les digo donde está? Lo que sucedería si no se lo hago creo que me lo puedo imaginar.-

Karak observaba desde su posición a Roland, escuchando la conversación que había iniciado Reedha. Le dejaría hablar a ella, aunque a diferencia de Saran si que se colocó al lado de su compañera. Aquel nautolano parecía dispuesto a hablar... al menos después de haber derribado a aquellos cazas. 

Karak se fijo en aquella sala, atento a lo que pudiera llamarle la atención, y dejando la palabrería a su compañera.

Reedha avanzó un poco más.

— Pues, de entrada, que tendría a varios sith muy agradecidos con su colaboración, con todo lo que ello implica. Por no mencionar que se libraría de fácilmente de varios potenciales enemigos que conocen su localización y han reducido notablemente las protecciones aéreas de esta base.

Saran sonrió para sí al escuchar hablar a Reedha. Definitivamente le gustaba el estilo de esta chica, aunque fuera muy brusco. Siguió más pendiente de sus espaldas, bláster en mano, que del Nautolano que parecía bastante dispuesto a colaborar.

Roland puso cara de fastidio al escuchar a Reedha. Parecía tener claro que estaba en una posición de desventaja, y que no le gustaba lo más mínimo.

Ya. Es muy interesante eso que dices. Pero ¿y si te digo que ya tengo a varios sith agradecidos?. A Importantes Siths agradecidos.

El pirata parecía bastante convencido de lo que decía. En ese momento Saran y Karak pudieron ver como L4 aparecia en la sala de taquillas que acaban de salir ellos.

Saran observó confusa al droide que se acercaba.

—Ummm... ¿qué hace el robot fuera de la nave?

Reedha se encogió de hombros.

— Bueno, nunca está de más tener más importantes Siths agradecidos de tu lado, ¿no crees?. Y tanto nosotros como nuestros maestros lo estaríamos — dijo Reedha.

Se giró al ver llegar a L4 y el sable de luz apareció casi automáticamente en su mano, esperando problemas.

En cuanto Reedha encendió el sable Roland saltó de la silla. Al parecer las conversaciones habían acabado y tocaba violencia, para su desgracia pues por un momento se permitió tener alguna esperanza de que fuesen civilizados. Pero claro, eran siths.
Tenía bastante claro que no iba a poder hacer nada contra ellos, pero al menos trataría de dar batalla.

Ahora.

Gritó el pirata por un comunicador.

Cuando Reedha cogió el sable laser doble Roland pareció ponerse un poco más nervioso e hizo un amago de ir a por su pistola. Pero se controló al ver que la sith no lo encendió y miraba a la sala por donde habían venido. Carraspeó un poco.

Ya. Al parecer todos los sith son importantes, o al menos todos los que vienen a verme dicen serlo. Y esta vez sois aprendices por lo que me parece entender. La última vez al menos me codeé con un Lord. O por lo menos tenía créditos como para serlo.
No me entendáis mal, los amigos vienen y van, los créditos...también pero al menos sé cómo se van.
¿Tenéis algo más para ofrecer aparte de esa supuesta amistad? Después de todo, si os digo lo que queréis saber estaría traicionando a un Lord Sith. Y estoy seguro de que eso no es algo bueno para la salud.

Mientras tanto, el droide siguió avanzando y entró en la sala con el resto. Aunque siguió sin decir nada.

Karak comenzaba a impacientarse con aquella conversación, y la presencia del droide no hacía más que alterarlo todavía más. Para más inri había un Lord Sith metido... ¿Acaso habría algún traidor entre los suyos? ¿Serían intereses cruzados? Apretó el puño y lo volvió a abrir, dejando que fuera Reedha quien siguiera con la conversación.