Partida Rol por web

Zated no había bajado el sable laser, pero Krill tampoco. Sabía que delante suyo tenía a enemigos que se habían "aliado" con él por necesidad. Pero eso no los convertía en amigos.

Dio unos pasos para atrás y estiró la mano para coger el sable de su maestro. Este pareció oponer resistencia en un principio pero finalmente voló a su mano.

Bueno. Muchas gracias por vuestra ayuda. Huelga decir que sin vosotros seguramente no habría podido matar a mí maestro. Por ello sois libres de salir de aquí sin más represalías, e incluso no diré que habéis venido.

A pesar de que hacía tan solo unos instantes parecía un niño asustado por todo lo que había pasado, ahora se le veía confiado. Fuerte en la Fuerza, en el Lado Oscuro por supuesto. Aunque por lo que habían visto los Jedis estaría más o menos a su mismo nivel.

Zated miró a aquel tipo con gesto contrariado. Si le dejaban escapar, el daño que podía hacer en la galaxia era potencialmente preocupante. Levantó el sable. 

- Es demasiado peligroso para dejarle vivir*. Defiéndete, Krill. - dijo, dándole tiempo a que el sith se pusiera en guardia. 

—O quizá... —dijo Mi-Neb, todavía con la adrenalina por las nubes— ¿Krill te llamas, verdad?

Bajó el sable, había acabado con un Lord Sith y se sentía ¡Vacío, se sentía vacío, nada de euforia.

—¿Podemos hablar un momento?

Mi-Neb inspiró. ¿Qué pensaba Zated de matar sin dar una oportunidad? ¡Ellos no eran Sith! No se dejaban llevar por el lado oscuro o las emociones. Bueno, no siempre. El finado sith había provocado cosas que dormían en el interior del no tan joven Jedi y que hubieran quedado mejor ocultas. 

Pero ahora, calmando el ataque de nervios, se dirigió al joven aprendiz. 

Otro intensito de mierda, el jefe de los trajesnegros y capasoscuras, Zated tiene razón y ¡Cállate! 

—Krill... no somos tus enemigos. No debemos ser enemigos. No queremos dañarte, ni la de nadie. Servimos a la Fuerza, a la vida, al Lado Luminoso. 

—Venimos a rescatar a un técnico de armas, a evitar que los Sith se hagan con sus servicios porque los usarían para causar más daño. Ni siquiera vinimos a acabar con el señor Sith. Te ayudamos a sobrevivir cuando te estaba matando porque creemos que tu vida es valiosa. 

—No tienes que volver a la vorágine de muerte y destrucción que significa ser un Sith, a tratar de matar a tu maestro antes de que este decida que debe matarte. Mi maestro ha muerto, pero sigue conmigo y me ayudó hace unos momentos. El Lado de la Luz es más fuerte... es la verdadera Fuerza, en esta vida y más allá. 

Apagó el sable y acudió a hablar con Krill. 

—Krill, yo soy un jedi, como muchos antes que yo. Busca en tu interior. Sabes que el camino Sith es erróneo, que todo su poder se basa en un miedo que les hace infelices y les causa una muerte —miró al cadáver— lamentable y prematura, y que viven entre odio y desprecio, unos con otros. Sólo esparciendo el dolor y el sufrimiento. 

—Ayúdanos a acabar con el sufrimiento, Krill. La orden Jedi puede ser tu refugio, puede ser tu camino, puede ser tu salvación. 

Krill se rio con ganas. Pero después se fijó que Mi-Neb lo estaba diciendo en serio y estalló en carcajadas antes de volver a ponerse serio.

Estupidos pusilánimes del lado brillante. Soy un Sith. Con todo el poder y el honor que eso conlleva. No tengo ninguna intención de someterme a vuestro grupo. Aunque admito que creo que ambos podrías ser unos buenos servidores del verdadero lado de la Fuerza.

Dio otro paso para atrás y os dejó via libre para el técnico que seguía acurrucado en una esquina tratando de pasar desapercibido.

En honor a la ayuda que me habéis prestado o devuelvo a ese. No tengo ningún interes en un despojo humano como él. Su diseño era un plan de mi maestro junto con otros. No el mío. Llevaosló y marchaós.
De hecho me daría prisa. Pues tenéis algunos amigos que también le están buscando y no creo que queráis tener un enfrentamiento con ellos.

Hizo un gesto y activo mediante la Fuerza una palanca de uno de los monitores.

Sobretodo teniendo en cuenta que esto va a explotar en breve. No creo que tengáis tiempo que perder.

Empezó allí mismo una disputa dialéctica que Xostun entendía como un debate eterno solo con distintos protagonistas en cada ocasión. El soldado desistió de intervenir pues quería aproximarse al técnico.

- Hemos llegado a tiempo para rescatarte. Ahora ven conmigo, hemos de llegar hasta nuestra nave. Me llamo Xostun, por cierto.

El sith de las narices era listo, jugó la carta del contrareloj y era verdad que el tiempo no estaba de su parte. El zabrak estaba bastante herido, prefería salir pero también recuperarse un poco antes de que las cosas se pusieran peor.

- Mi-Neb, si eres tan amable, me duele un poquitín cada uno de los nervios de mi sacudido cuerpo.

Le comentó con la idea de que dejara al joven con sus asuntos para centrarse en la misión.

Cuando Xostum se acercó a Wann, bastante hecho polvo y bien armado, el técnico trató de acurrucarse más en el rincón. Hasta que vio que no le quería hacer daño. En ese momento miró al zabrak a la cara y empezó a llorar mientras le ayudaba a levantarse.

Gracias, gracias. Ha sido horrible. Creí que no lograría sobrevivir.

El tipo no parecía estar herido, al menos físicamente, pero se notaba que había sufrido. Apoyandose el uno en el otro el soldado la sacó de la habitación a la espera de lo que hacían los jedis con el sith. Aunque si lo de que el sitio iba a explotar era cierto a lo mejor no tenían mucho tiempo que perder.

- Muy bien, tan solo mantente cerca, te protegeremos.

Ver que el prisionero tenía el ánimo de colaborar le hacía pensar que tenían un punto ganado. Ahora había que ponerse en marcha.

- Estamos listos para irnos, la parte complicada es que solo hay un camino lo que llama a que nos crucemos con ese otro grupo de siths.

Xostun se dedicó entonces a buscar alguna otra alternativa que no fuera tomar un camino recto.

Zated miró a Mi-Neb interrogativo. No sabía qué hacer, una parte de él sabía que no podía dejar marchar a aquel sith, otra parte le decía que corriera. El objetivo era llevarse a aquel hombre, y seguramente hubieran más sith en aquel lugar. Lo importante era cumplir la misión y no ponerla en peligro. 

Zated ayudó a Xostun a cargar al científico y se preparó para salir corriendo. 

¿No habría algún modo de que los otros sith no supieran que aquello iba a volar por los aires? Se lo sugirió al zabrak, que era el que más sabía de ordenadores. 

Mientras Mi-Neb y Zated hablaban con el discípulo Sith de aquel maestro caído, Xostun se había ocupado de su objetivo. Hablando con él.  

Zated le miró. O no, pero movió su cabeza y sus sentidos hacia él.

—Entre la vida y la muerte, Zated, elijamos la vida. Hemos vencido a su maestro y podríamos vencerle a él, pero no somos sith, no matamos lo que no podemos controlar. Tratamos de dar siempre una oportunidad. 

Se aceró a sus compañeros y sanó las heridas que tenían. Aquello era su especialidad. 

—La Fuerza te estará esperando, Krill... sólo tienes que darle una oportunidad. Puedes alejarte del odio y el miedo. 

Debían irse. Cuanto antes. 

Antes las palabras de Mi-Neb Krill no dijo o hizo nada, salvo torcer el gesto y negar con la cabeza, y dejó que el jedi curara a su compañero. Tampoco es que se quedara a verlo, pues se dirigió a la sala que parecían los talleres. Si había algún código para acceder el sith lo tenía pues la puerta se le abrió sin problemas. En la pantalla que había activado los números seguían bajando. Tenían unos veinte minutos si aquello era cierto.

Mi-Neb se aplicó bien y sanó las heridas de todos, incluídas las suyas.

Dieciocho minutos y bajando.

—Tenemos que marcharnos —dijo Mi-Neb a los demás— A toda velocidad. 

Ahora tenían una ventaja, sabían el camino de vuelta, y podían hacerlo corriendo. 

Zated había dudado hasta el último momento. Pero la prioridad era salvarse y llevar al hombre con ellos. Si conseguían hacer eso, habrían hecho mucho bien a la galaxia. Ya se encargarían de aquel sith más adelante. 

Mientras comentaban el camino a marcharse, los Jedis notaron varias cosas. El halo del lado Oscuro que habían sentido anteriormente en las instalaciones había caido. Sin duda alguna el Lord Sith era el culpable de aquello, y al morir se desvaneció.
Además Zated, gracias a sus sentidos más afinados a ver a través de la Fuerza pudo notar que el camino por el que tenían pensado salir no estaba libre.

Dos presencias del lado oscuro venían por ahí. No eran tan poderosas como el Lord Sith abatido, estarían aproximadamente a su misma capacidad. Si se iban por las escaleras sin duda se los encontrarían de frente.

Tras comentarles la presencia de nuevos adeptos del lado oscuro, Zated añadió. 

- Deberíamos desviarnos. Si han enviado al lado oscuro a por él seguramente sean aquellos que vienen por las escaleras. Deberíamos ir en otra dirección o escondernos y esperar a que pasen. 

Los temores del zabrak se confirmaron al escuchar sobre las nuevas presencias que venían.

- Nuestro amigo no puede caer en sus garras, podemos intentar acceder al taller pero si no lo conseguimos hemos de apartarnos de la vista, a un lado del pasillo, y atacar por sorpresa, yo les puedo lanzar una granada para empezar. Zated, no hay otra forma de salir de aquí, no hay conductos de ventilación, la única opción sería que Krill haya ido en esa dirección porque sabe que lleva fuera.

Con eso fue hacia la puerta del taller, si Krill había tomado ese camino debía de ser porque había una forma de escapar.

Cayendo en la cuenta del hueco del elevador Xostun no tardó en acercarse para buscar escaleras con las que pudieran ascender. Si era así tenían una forma de ganar algunos metros y quizás hasta escapar a tiempo.

Como les viera asomar la cabeza mientras ellos subían iba a darle buen uso al lanzagranadas.

- Hay que darse prisa, esta es nuestra oportunidad.

Y miró hacia arriba buscando esa ruta de escape.

—Nuestra misión es escapar, no enfrentarnos a más adeptos Sith —dijo Mi-Neb mirando hacia el hueco del ascensor. 

—Quizá podamos subir por el hueco o puentear los sistemas.