Partida Rol por web

A pesar de la lluvía de fuego que había caido, Karak había salido bien parado. Sus heridas se habían cerrado y no corría riesgo de desangrarse, pero estaba fuera de juego.
Para detener al Jedi sólo quedaban Reedha y L4 en la Fury. Era bastante obvio que Dess'iree estaba concentrada en el ritual y no iba a salir a ayudarles. Si es que todo aquello no la había interrumpido ya, claro está.

Una ráfaga de disparos láser desde la Fury impactó alrededor y sobre el jedi, aunque la Fuerza parecía estar con él y no con los compañeros del androide, pues aquel enorme y peludo ser seguía en pie mientras que Karak y Reedha estaban tirados por los suelos. Era necesario terminar el trabajo.

—Buenos disparos señorita Laynia. ^*biiiiiip* Otra vez por favor.

El retroceso de los cañones láser era mínimo y era automáticamente compensado por los sistemas de la nave sin que L4 tuviese que hacer nada, por lo que mantuvo la posición con facilidad y continuó desviando los recursos de cálculo al sistema de apuntado, sólo por si acaso.

Reedha seguía apoyada contra la pared viendo como el Jedi iba a ir a por ella. Karak estaba caido y parecía que respiraba, parecía. Pero la cosa estaba bastante mal.

Al menos hasta que L4 volvió a aparecer. El droide maniobró la nave de nuevo para que la mandaloriana pudiera disparar sin demasiado problema, y Layla lo aprevechó.
Los cañones de la Fury desataron una nueva tormenta de fuego, volando trozos de suelo y arboles haciendo honor a su nombre.

Cuando el polvo se disipó en esta ocasión no había Jedi en pie. Había caido, aunque les había costado.

Karak había sufrido también los impactos de la nave, aunque parecía haber sobrevivido al contrario que el whipid.

El polvo se disipó lentamente. Esta vez el jedi no aguantaba estoico con el sable láser y una ligera herida, sino que se encontraba desperdigado en múltiples pedazos despedazados por la zona, la espada láser probablemente destruida o al menos dañada se habría apagado durante la ráfaga de disparos láser.

El cuerpo de Karak seguía en mitad de aquel campo de cráteres causado por las potentes armas de la Fury, pero ningún disparo parecía haberle dado de lleno, lo cuál era casi un milagro. L4 lo agradecía. Si es que seguía vivo siquiera.

—Buen trabajo señorita Laynia ^*biiiip*. Amenaza eliminada.

El androide viró la nave para pilotarla de vuelta hasta su lugar de aterrizaje original y regresaría en breves, acompañado de Laynia, portando su medikit integrado.

Con el Jedi caido Reedha se pudo acercar a Karak para confirmar que este seguía vivo. Estaba muy magullado, eso sí, y parte de la cara quemada, dandole un aspecto un tanto inquientante.

Cuando llegaron L4 y Laynia le llevaron a la enfermería de la Fury, donde empezaron a tratarlo.

Sin embargo la sith no se pudo quedar ya que sentía una urgencia en el lado oscuro de la Fuerza procedente de la casa donde estaba Dess'iree.
Cuando la mujer entró encontró la estancia mucho más revuelta que cuando la dejó. Dess estaba en la misma posición con las piernas cruzadas pero levitando. Y encima del cadaver del bothan había un espíritu envuelto en una energía roja que salía de la mano de Dess'iree. La mujer no miró a Reedha pero parecía saber qué hacía allí.

Será mejor que preguntes rápido. No sé cuanto lo podré aguantar aquí.

Mientras una fantasmagórica conversación tenía lugar en la cabaña, Laynia y L4 arrastraron el cuerpo inmóvil de Karak de vuelta a la Fury.

Sobre la mesa camilla de la enfermería el androide empezó a sacar instrumentos y medicamentos. Karak tenía varias heridas severas: la cara casi calcinada, el abdomen perforado y cauterizado por la espada láser del whipid, y numerosas laceraciones. Una a una, empezó a tratar las diversas heridas.

Sin haber tenido tiempo para curarse, Reedha volvió a la cabaña caminando a duras penas. Ni había podido enfrentarse al Jedi ni había logrado aprovechar para descubrir los secretos del ritual de Dess, así que todo esto había sido un desastre. Pero al final estaban aquí por un motivo principal y tal vez ahora tenían la oportunidad de descubrir la información que necesitan.

— ¿Dónde y cómo podemos localizar a Lian Wann? — le preguntó al rojizo fantasma del bothan.

El espíritu miró a Reedha en cuanto esta preguntó. Parecía furioso. Seguramente no querría estar allí. Pero el ritual le obligaba, al igual que le impelía a contestar pese a su desagrado.

No lo sé.

Esa respuesta le cayó como un jarró de agua fría a la sith. No obstante la energía que envolvía al espíritu restalló provocandole dolor, si aquello era posible.

Yo no lo sé.

Reedha maldijo, pensando que había desaprovechado su primera pregunta para el espectro. Aún aturdida por sus heridas, no podía pensar demasiado bien, sin embargo, la rectificación de la imagen del bothan le hizo pensar en cómo plantear su siguiente duda.

— Y, ¿cómo podemos localizar a alguien que lo sepa? — dijo finalmente.

El espíritu se quedó unos instantes callada, como meditando la respuesta. Finalmente contestó. Aunque seguramente no era lo que querían escuchar.

No lo sé. Desconozco vuestros recursos.

Reedha bufó un poco ya que las contestaciones del espíritu no ayudaban mucho. Probó de nuevo.

¿A dónde se dirigía Lian Wann?

El ser incorporeo ladeó la cabeza nuevamente.

No lo sé.

Aunque enseguida añadió.

No se suponía que tuviera que irse a ningún lado.

A la sith le entraron ganas de encender su sable y usarlo contra el espíritu, o contra Dess'iree, o contra alguien. Finalmente se calmó y volvió a probar.

¿Quién sabe dónde está Lian Wann?

En esta ocasión asintió.

Donald Ronald Drunm

Al fin, una pregunta que contestaba de manera concisa. La siguiente parecía bastante obvia también, a ver si se mantenía la racha.

-¿Donde encontramos a ese Donald Ronald Drunm?-

El espíritu contesto bastante rápido, y por un momento a Reedha le parecío ver que sonreía.

*Su base se encuentrar en las cercanías del planeta Ambria.*

El espíritu calló de nuevo, pero una vez más la energía que le rodeaba restalló dolorosamente para él.

*Encontrarle no es lo dificil, varios lo sabemos. Lo dificil es acceder a él, pues se encuentra dentro de un cúmulo de asteroides muy denso. Es casi imposible entrar ahí sin conocer la ruta exácto o siendo un muy buen piloto. *

Una vez más parecía que iban a conseguir algo. O al menos eso creía Reedha. No obstante un gemido de dolor de Dess'iree hizo que se volviese y pudo ver como la bruja tenía la frente perlada de sudor y parecía muy agotada. La sith se apresuró a preguntar una vez más pues temía que se les acabase el tiempo.

-¿Quién nos mostraría dicha ruta por un precio razonable? -

En esta ocasión Reedha sí que podría asegurar que el espíritu sonreía.  Dess gritó de dolor y cayó al suelo mientras el ente empezaba a desaparecer.

*Quizás os convendría encontrar un buen piloto.*

Fue lo que le pareció escuchar a la sith mientras sucedía aquello.

La estancia quedó en silencio. Y pese a que se podía percibir el poder del lado oscuro reinante, este iba disminuyendo.

Unas horas después estaban todos en la Fury. Dess'iree se había recuperado del cansancio y Karak estaba despierto atiborrado de drogas y con la cara vendada. Laynia estaba apoyada contra la pared y se había quitado el casco. L4 estaba quieto esperando instrucciones, y Reedha se había recuperado de sus heridas totalmente gracias a la Fuerza y los sistemas médicos de la nave.

Era hora de decidir el nuevo curso de acción.

Reedha miró a sus compañeros.

— Bien, estamos aún peor que al principio. Seguimos sin saber dónde está nuestro objetivo y sólo tenemos información de alguien que nos puede indicar cómo localizarlo... — Dijo cabreada. Además, habían perdido a su piloto por el camino. 

— Laynia, lo más probable es que tu nave se encuentre en el mismo lugar al que nos dirigimos. ¿Quieres ir a por ella? — Preguntó. Igual la mandaloriana podía ser el piloto que les hacía falta ahora mismo. Luego se giró hacia Dess. — Y, a pesar de tu ayuda, parece que nuestro viaje debe continuar antes de poder llevarte a tu destino. Salvo que esa estación nos pille de camino, por supuesto...

Karak estaba dolorido, y aquella nueva cicatriz en el rostro no le había dejado ningún lado bueno. Algún otro jedi pagaría por aquello sin duda. Se incorporó y apoyó las manos en las rodillas.

— Después de escuchar todo, creo que lo mejor será ir directamente a Ambria. Quizá podamos encontrar allí un piloto, o algo de información sobre ese cúmulo de asteroides o directamente del tal Drunm. —

Miró entonces al droide.

— El viaje supongo que nos llevará un tiempo. Podrías conectarte a alguna base de datos a ver si encuentras información sobre nuestro nuevo objetivo. Estaría bien saber si es un pirata, un contrabandista o un jodido jedi. —

Finalmente miró a la pareja que parecía se había unido a su tripulación de forma involuntaria, esperando que respondieran las cuestiones planteadas por Reedha.

Laynia sonrió al escuchar a Reedha comentandole lo de su nave.

*Oh. Pienso recuperar mi nave. Eso tenlo por seguro. Pero antes de hacer nada debo informar y esperar...instrucciones.*

Dess'iree también contestó a la sith.

-Creo que no del todo, aunque no tengo muy claro esas cosas. No obstante me parece que lo mismo necesitáis a un buen piloto, uno mejor que ese droide que tenéis. Y da la casualidad que conozco a uno muy bueno que está en Farlander V.-

Al decir aquello miró a la mandaloriana y sonrió.

*No estarás hablando de... Nooo. Por favor. Es insufrible. La odio.*

-No digas tonterías. Si sé que os lleváis muy bien.-

*Arrggh.*

La bruja se volvió al resto.

-No hagáis caso a L. Estoy segura de que os va a encantar.-

Era obvio que ambas mujeres se conocían desde hacía tiempo, incluso se podría decir que tenían una relación de amistad. Era una verdadera casualidad que se hubiesen encontrado en un planeta perdido. ¿O no?