Misión 3: Espionaje corporativo

Órbita de Bandomeer

Ha pasado poco menos de dos semanas desde que visitasteis Alderaan y pusisteis fin al contrabando de armas en el planeta. Gracias al tiempo de permiso que os ha dado el comandante Caran, pasasteis la mayor parte de este descansando y viajando por diversos sistemas, comprando y vendiendo mercancías para así mantener vuestra tapadera de comerciantes. Además, aprovechasteis para hacerle una visita de unos días a la modesta flota de la rebelión corelliana en la que no solo Ray se volvió a encontrar con sus hijos adoptivos sino que os reunisteis en persona con vuestro superior; fue en esa misma reunión en la que recibisteis una noticia amarga: el comandante requería únicamente las habilidades de Talikah para una misión secreta de la que no podía daros detalles debido a la estrategia de compartimentalización de vuestra insurgencia. Además, para no reducir el grupo, el lugar de vuestra compañera sería ocupado por una tal Blake Willis, una afable y jovial mujer que pocos creían que es una rebelde y que, para vuestra sorpresa, porta como herencia de su familia ni más ni menos que un sable de luz a pesar de no ser una jedi.

Unos días después de vuestra reunión con la flota rebelde y tras haber vendido varios equipos de prospección en Bandomeer, un planeta minero bajo el yugo imperial luego de que Lord Vader aplastara a la incipiente rebelión en el primer año de la instauración del *Nuevo Orden, os encontráis en la órbita planetaria listos para dar el salto hacia el siguiente sistema pero antes de que podáis hacerlo Trasher, vuestro temperamental y egocéntrico pero leal droide astromecánico, os informa de una comunicación entrante. Imaginando que se trata del mando rebelde, todos dejáis vuestros puestos y acudís a la sala de reuniones.

Al aceptar la comunicación, rápidamente aparece frente a vosotros el holograma del comandante Vars Caran.

-Os saludo, luchadores por la libertad -os dice el comandante de forma formal al mismo tiempo que se inclina ligeramente aunque no podéis evitar notar que lo hace con más prisa que de costumbre- Como de seguro imaginaréis, tengo un trabajo para vosotros aunque esta vez no se trata de ayudar a acabar con una red de contrabando de armas sino de una misión de infiltración que, de acuerdo con las leyes imperiales, sería bastante ilegal -agrega Caran haciendo una mueca de desprecio al mencionar las “leyes imperiales” aunque volvéis a notar que habla a un ritmo más rápido que el habitual- Os pido disculpas por las prisas pero no puedo extenderme demasiado ya que esta comunicación no es segura y no tardará en ser interceptada por el Imperio. Por eso, necesitaría que me confirméis ahora mismo si aceptáis o no así podré informar que estáis de camino. Además, si lo hacéis tendréis que dirigiros a Taris, más precisamente al hangar D20, ya que allí os encontraréis con el contacto junto con un técnico y un miembro de la inteligencia rebelde que os podrán explicar con más tiempo en que consiste la misión.

De nuevo vamos de camino ha alguna misión perdida en el universo, al menos la cosa pintaba como algo más "rebelde" y no cosas de contrabandistas, pero el comandante no había estado muy espabilado al decir el planeta y el hangar en el mismo mensaje...

- Bueno jefe ahora que el imperio sabe donde vamos será mejor salir a toda velocidad, no vayan a por esos pobres antes de que lleguemos, pero espero que haya de beneficio para todos como siempre...

Luego se vuelve hacia Ayuz y se sienta en sus rodillas divertida, estos días desde Alderaan Nina había estado intimando con la piloto, y de momento le gustaba lo que interactuaban, les llevaría a algo más?

- Que dices cariño, seguro que llegas a esa planeta antes de que pueda quitarte algo de ropa... - dice mientras mueve los dedos con gran velocidad pícaramente. 

Los dias de permiso, y ver a mis hijos especialmente, me han servido para quitarme gran parte del estrés que llevaba estos dias. Además, mis compañeros parecen ya recuperados de sus heridas, lo que eso hace que mi humor mejore drasticamente. Sé que no van a entenderme nunca al cien por cien, ni porqué tomo las decisiones que tomos a veces en apariencia contra la ética aceptada, pero todo lo que hago, es por ellos... igual que mi recién adquisición, la granada.

Hablando de granadas, menuda bomba, cuando el Comandante nos lanza de nuevo a otra misión. En verdad, la resistencia nunca puede permitirse vacaciones, de eso estoy seguro. y sino que se lo digan a Talikah... es una pena verla partir, me caía bien, espero que le vaya bien y que volvamos a cruzarnos.

Sin embargo contamos con una nueva adquisición, Blake Willis, y el hecho de que posea un sable, me hace pensar que igual fue una imperial como yo, y eso es un recuerdo de decisiones erróneas... Aunque pensándolo bien, quizás pretenda devolverse a algún Jedi que perdió el arma. Mejor pensar en positivo. Quizás algún día le pregunte, pero de momento no quiero atosigarla, necesita adaptarse, y dado que tiene un trato amable, le correspondo por mi parte.

Nina como siempre buscado beneficios... parece más mercenaria que rebelde... es curioso que eso me produzca un poco de asco, cuando yo empecé siendo un soldado imperial... supongo que la vida da giros sorprendentes. Aunque no guardo rencor a Nina, la vida se ha vuelto muy mala y jodida en el "Nuevo orden" y se sobrevive como se puede.

-Comandante -saludo marcial- cuente conmigo, de infiltraciones algo sé, pondré mi experiencia al servicio de la rebelión.

Tengo mucha mierda que compensar, por lo menos haciendo esto quizás compense un poco mis crímenes...

Los días pasan entre viajes, bromas e insinuaciones (algunas demasiado evidentes) de Nina y diversas visitas. La verdad es que la proximidad de Nina me resulta agradable, aunque lamento que esa cena de la que habló haya quedado aparcada de momento.

Escucho las nuevas órdenes. ¿Por qué se empeñan en decir "si aceptan". En fin... ir a un planeta cercano, a un hangar que acaba de pregonar a los cuatro vientos y encontrarse con quien nos diga de qué va la misión. Vale.

Señor, ¿nos reunimos con imperiales, civiles...? La forma de hablar con unos y otros es distinta y, pese a ser de la rebelión, puede darse el caso de tener que ayudar a alguien infiltrado en el imperio o vete a saber.

La actitud de Nina me sonroja un poco, pero sonrío. Pues como me quites algo, no sé que llevaré cuando bajemos, preciosa.

Espero la respuesta antes de ir a los mandos para que Thrasher empiece a hacer los cálculos mientras yo preparo la nave.

 - Cuente conmigo, Comandante. - Fue mi respuesta a nuestro superior. A continuación volví a centrar mi atención en Blake Willis, preguntándome una vez más por esa supuesta herencia Jedi de la que proviene. Tal vez debería de preguntarle acerca de ello en cuanto tuviéramos algo de tiempo libre.

 Ahora había que centrarse en la misión, que parecía que iba a ser difícil y peligrosa. Me hubiera gustado tener más tiempo libre para centrarme en buscar Conocimiento y Artefactos Jedi.

Blake entró a la sala de reuniones a la vez que sus nuevos compañeros. Escuchó con atención el mensaje transmitido, y, tal como hacían algunos, también asintió para aceptar la misión. Confió en que no se le notara demasiado el nerviosismo, pero sabía que en esos momentos era el centro de las miradas, sabía que despertaba curiosidad entre sus compañeros y aunque estaba acostumbrada a situaciones de protocolo y de mucha gente, no podía evitar sentir cierto rubor cada vez que alguno la miraba. También sabía que parte del interés era por su sable láser ya que, aunque había Jedis entre ellos, el poseer esa arma siempre despertaba curiosidad y expectación.

Siguió en silencio, observando a cada uno de los miembros del equipo, para intentar hacerse una idea de como era cada uno, ¡y de acordarse de todos los nombres!

Pues como me quites algo, no sé que llevaré cuando bajemos, preciosa.

-  No tener vestuario no fue problema en la última misión, de hecho creo que nos iría mejor si liberarás esta zona de aquí - rozando ligeramente con el dedo el pecho de la Twi'Lek - tranquila Blake sólo soy así de cariñosa con Ayuz, aunque si te sientes sola, puedes hacernos una visita cuando necesites, entre chicas nos ayudamos.

-Tranquilos, que todavía nada de lo que hemos dicho ha llegado a oídos del Imperio así que no tendréis más problemas de los que vosotros mismos causéis -os dice el comandante calmando las inquietudes de Nina y luego se gira hacia Ayuz- Como ya os dije, os reuniréis con el contacto, que es afín a nuestra causa, y con un técnico y una miembro de la inteligencia, ambos pertenecientes a la rebelión. Ah, y además hay tres soldados que envié como escoltas.

Luego de ver que no tenéis ninguna otra pregunta, vuestro superior vuelve a hablar.

-Éxitos en la misión, y que la Fuerza os acompañe.

Tras despedirse de vosotros, el holograma de Caran desaparece indicándoos que ha cortado la comunicación.

Sin perder más tiempo, cada uno de vosotros os marcháis a vuestros puestos y una vez que Trasher termina de trazar el rumbo, dais el salto en dirección a vuestro destino.
Luego de un corto viaje debido a la relativa cercanía entre Bandomeer y Taris, salís del hiperespacio y veis que ante vosotros se encuentra un planeta cuyo rasgo más característico y obvio es una ecumenópolis, una gigantesca ciudad que cubre toda la superficie. Sin embargo, también notáis que hay partes en las que la ciudad parece destruida y que sin lugar a duda son las cicatrices que dejó la destrucción de Taris, cuando el Imperio Sith bombardeó el planeta hace unos cuatro mil años.

Al acercaros a la órbita, el control de aduanas se comunica con vosotros y tras validar vuestra identificación como comerciantes, os da el vector de aproximación que debéis seguir para llegar al hangar D20. Después de un viaje de unos minutos por la atmósfera, arribáis al hangar y tras aterrizar dentro de él, apagáis los motores y descendéis de la nave.
Al bajar vuestra mirada se desvía inmediatamente hacia la parte izquierda del hangar, que es donde se encuentra repostada una nave más pequeña que la vuestra y que su tamaño es uno intermedio entre una lanzadera y un carguero ligero. Además, también notáis que en la pared opuesta a la entrada de las naves se ubica una amplia puerta reforzada que debe ser el acceso a la ciudad y una escalera que lleva a una estancia elevada que tiene ventanales de cristal reforzado y que seguramente es la sala de control del hangar.

Tras examinar el lugar con la mirada, vuestra atención pasa a centrarse en las dos personas que se encuentran en el centro del hangar, relativamente cerca de la pequeña nave: La primera es una mujer de poco más de treinta años, de cuerpo atlético, facciones delicadas, cabello negro hasta los hombros aunque casi rapado en la parte izquierda y mirada inquisidora, va vestida con un grueso pantalón negro, botas marrones, una remera reforzada de color dorado y una chaqueta abierta de tonos castaños, en ambos lados de sus caderas descansan un pistola. El segundo es un hombre de complexión media que en su costado derecho lleva una pistola pesada y que va equipado con una armadura de combate y un casco abierto, aunque el oscuro visor de este solo os permite ver la parte inferior de su rostro, aún así todos menos Blake tienen la sensación de que el hombre os resulta ligeramente familiar.
Mientras que el hombre se cruza de brazos y la mujer coloca las manos sobre sus caderas de manera algo sugestiva, lo cual no es más que una treta disimulada ya que en realidad las deja bastante cerca de la empuñadura de sus pistolas, vosotros os acercáis hacia los desconocidos. Sin embargo, antes de que podáis pronunciar una palabra, una voz conocida os habla por los altavoces del hangar.

-Hola amigos, y hola papá -os dice la voz.

Al girar vuestra mirada hacia la sala de control, todos veis que Seku y también Narik, los hijos adoptivos de Ray, os saludan efusivamente desde detrás del cristal de la elevada estancia.

-Quedaos ahí, ya bajamos -os dice la joven twi’lek- Y no le disparéis a nuestros amigos, están con nosotros.

Luego de una corta espera, los hijos adoptivos de Ray se reúnen con vosotros y con los desconocidos.

-Disculpad por la sorpresa pero siempre nos divierte ver la cara que pone nuestro padre al vernos -os dice Seku con su habitual simpatía mientras que Narik asiente en silencio y con una sonrisa- Y no vayáis a culpar al comandante Caran por mantener nuestras identidades en secreto, no solo es una cuestión de seguridad sino que también ha tenido la amabilidad de participar en nuestra pequeña treta, supongo que es porque le recordamos a su familia ¿Sabíais que su esposa y sus hijos se ven obligados a vivir con identidades falsas y que hace cuatro meses que no los ve en persona?

Narik no tarda en darle a Seku un ligero codazo en las costillas y tras intercambiar una mirada y un par de gestos con su hermana, la twi’lek vuelve a hablar.

-En fin, os presento a la teniente Mila Bernesh, la líder de nuestra escolta -la mujer os saluda moviendo ligeramente la cabeza mientras relaja su postura, alejando sus manos de los blasters- y también están Lerk Vatten y Firith Ven -al pronunciar el último nombre Seku lanza un sutil suspiro mientras que Narik se limita a poner los ojos en blanco- aunque ambos están fuera del hangar, custodiando la entrada. Y en cuanto al caballero que nos acompaña, es…

Tras quitarse el casco, todos reconocéis de inmediato al hombre de la armadura ya que le habéis conocido hace unas semanas, incluso Blake se da cuenta de quién es ya que ha leído los informes de la última misión del grupo: Se trata de nada más ni nada menos que de Trayl Caltos, teniente de la Guardia de Alderaan y vuestro empleador en la caza de los contrabandistas.

-Me alegra volver a veros, y también conocer a un nuevo miembro de vuestra tripulación -os saluda Caltos para luego dedicarle una ligera y respetuosa reverencia a Blake- Y antes de que saquéis conclusiones, no estoy equipado así por la pequeña broma de Seku sino porque necesito vuestra ayuda, aunque en esta ocasión de manera extraoficial.

- Vaya que sorpresa Caltos, esa pinta te queda mejor que la de estirado oficial, ya estoy muy intrigada por saber de que va la misión -  echo a un vistazo a sus nuevos compañeros - saludos me llamo Nina, seguro que haremos un gran trabajo - posa fijamente la mirada en Firith - debéis ser muy buenos si Seku ha quedado "impresionada" con vosotros - dando entender que a Seku le importan poco las habilidades marciales del hombre.

Me sonrío ante las palabras de Nina por la más que evidente respuesta de Seku al hablar de su escolta.

Bien, es un gusto verte de nuevo. Y conocerla, claro. ¿Cómo va todo por Alderaan, Caltos?

Me quedo pensativa. Así que extraoficial... Bien, veremos de qué se trata.

Luego miro a los hijos de Ray y los saludo con la mano y una sonrisa, especialmente a mi compatriota.

Las cosas habían cambiado un poco, ahora se tenía que ir Talikah, y nos daban a una joven humana para sustituirla, esperaba que ella estuviera a la altura de padawan togruta, pero ahora el comandante nos había pedido que hicieramos una misión, y eso ibamos a hacer, aunque no me gustaba que no nos dieran mucha información, pero al llegar, nos encontramos con que los hijos de Ray estaban desplegados, algo que seguro no le hacía mucha gracia, aunque al ver a Caltros fue lo que mas me sorprendio, "esparaba que nos volviéramos a encontrar, pero no tan pronto, ¿que es tan importante como para tener que arriesgarte tanto?" no sabía que podría hacer que este teniente de la policia de Alderaan estuviera en esta misión, pero tal vez tenga algo que ver con nuestra ultima misión, "¿ese motivo tiene algo que ver con nuestra visita a los almacenes?"

 Mientras los demás hablaban, yo permanecí en silencio, escuchando su conversación con gran interés y esperando a que nuestro conocido recién llegado nos informara sobre la misión que nos habría traído hasta aquí. Esperaba que esta vez fuera algo más sencilla y rápida, para que pudiera volver cuanto antes a mis estudios y investigaciones Jedi.

Durante el viaje he estado conscienciándome de la misión, lo cierto es que no es una tarea fácil una infiltración e ir a buscar unos contactos que aún no conocemos es siempre un juego peligroso, porqué si por lo que fueran hubieran sido capturados y estuviéramos en manos de unos impostores, las cosas se pondrían realmente feas para la rebelión.

Así que cuando finalmente llegamos al sitio y vemos a nuestros supuestos contactos, mis manos también se acercan discretamente a las armas, evaluando unos a otros si somos una amenaza. Es en el momento que oiga esa voz que no puedo evitar un gesto de alegría seguido de un intento de "mal humor" al escuchar las chanzas de mi hija, pero que no le resultan creíbles, ni a ella ni a Narik.

Entonces veo a Caltos, y le saludo estrechándole la mano:

-Me alegra verte de nuevo amigo.

Entonces cuando ya están con nosotros mis hijos, me acerco a abrazarles y darles un beso a cada uno, y a hacer mi inspección (que de buen seguro les avergüenza) para ver que están bien y intactos. Lo cierto es que me preocupan que anden en mis misiones, porqué normalmente miro de hacer explotar algo, o algo mira de hacerme explotar a mí. Pero trato de no transmitirlo, para no preocuparles, sé que debo ser fuerte por ellos.

-Hola a vosotros también -les sonrío- así que el Comandante Caran os sigue el juego eh?... ya hablaré con él ya... -les bromeo un poco, para luego girarme al resto de contacto- es un placer conoceros, yo soy Ray. Parece que el asunto urgía, así que no os entretendremos más...

De esa forma doy comienzo a la reunión invitándoles a empezar.

Blake responde al efusivo saludo de Caltos, con algo de rubor por la vergüenza de su reverencia delante de los miembros del grupo.

- Por favor, eso no es necesario, soy una más en este equipo - ruega mientras estrecha su mano.

Acto seguido se retira un poco mientras los otros saludan a Caltos y no puede evitar sonreír al ver a Ray tratando a sus hijos. Suspira con cierta melancolía, echa de menos a su familia y poder abrazar a sus padres.

Una vez que acabáis de saludar a vuestros aliados y de que Ray termine de avergonzar un poco a sus hijos al hacer de padre sobreprotector, Caltos vuelve a tomar la palabra.

-Gracias a vosotros, Alderaan vuelve a disfrutar de su habitual tranquilidad pero como bien señala vuestro compañero, el asunto en los almacenes ha destapado más mierda de la que esperaba encontrar y es por eso que vuelvo a necesitar vuestra ayuda -os dice el teniente- Después de las redadas, mi gente duplicó sus esfuerzos y no solo capturamos a más delincuentes que eran aliados de la banda de Jorek y Frizz sino que descubrimos que los contrabandistas eran financiados por un consorcio mercantil, los cuales les pagaban para que robaran tecnología o sabotearan las instalaciones de las empresas rivales. Inmediatamente detuvimos a varios funcionarios locales del consorcio pero ahora estamos trabados ya que estos se niegan a declarar y además el consorcio se ha cerrado en banda, negándose a colaborar y argumentando que no tienen nada que ver con las “acciones delictivas individuales de algunos de sus empleados” -finaliza el guardia de Alderaan haciendo una mueca de desprecio- Si fuera por mí, entraría a saco y arrestaría a todo el mundo pero los desgraciados no solo tienen un ejército de abogados a su favor sino que tienen contactos dentro del mando y de la burocracia imperial…

-El consorcio del que habla Caltos es el Consorcio Joruba, un conglomerado de empresas que tiene sucursales tanto en el Borde Exterior como en los planetas del Núcleo y que se dedica mayoritariamente a la compra y venta de bienes de todo tipo aunque también tienen una rama que se encarga de la investigación y la adquisición de patentes. Además, no solo apoyan férreamente al Imperio sino que tienen negocios con varios gobernadores imperiales -os explica Seku- Por fuera parecen ser legales y estar más limpios que un wookie recién bañado pero se dice que todo eso no es nada más que una fachada y que una buena parte de sus ingresos proviene del contrabando de mercancías ilegales, armas en su mayor parte, e incluso de la ventas de esclavos. Sin embargo, hasta el momento no se ha podido probar nada ya que las pruebas suelen “desaparecer” y los testigos se niegan a hablar, aparecen muertos o nadie los vuelve a ver.