Partida Rol por web

Vuestros primeros pasos por aquel maremagnum de chatarra no fueron cómodos gracias a vuestros trajes. Las nubes tóxicas preñaban el cielo, pero afortunadamente la fuerza de la costumbre os permitió adaptaros al fétido olor de Quantxi. Lejos de la plataforma de aterrizaje, un vaivén de enormes droides de carga se cruzaba ocasionalmente con vosotros, chatarreros se afanaban en buscar piezas útiles. Pero lo más desgarrador, quizá, era que esos chatarreros había críos, muchos además, que competían con los adultos para encontrar su preciado tesoro.

Avanzabais por lo que parecía un sendero hacia el sur, una suerte de valle entre montones de desechos, el camino se iba a bifurcar un par de centenar de metros más adelante. El camino de la derecha estaba libre, pero el segundo había una barricada improvisada vigilada por un par de trandoshanos que parecían una suerte de guardias. Nadie parecía reparar en vosotros, aunque erais un grupo pintoresco, no debíais ser los únicos que se aventuraban por la Luna Chatarra buscando recambios.

Un vistazo rápido al comunicador que Vindar entregó a Fillon te reveló que era un comunicador de diseño militar, pero desgraciadamente no sabías reconocer más de él.

Caminar por aquel lugar era diferente, diferente y algo nauseabundo pero aún así simplemente debía confiar en su intuición y su entrenamiento, debía conducirlos y guiarlos por el mejor camino, aquel que les llevara por el sendero más rápido y sencillo, uno que no molestara al resto ni les perjudicara en su estado físico o psíquico.

Miró a esos niños y no pudo evitar sentir una punzada de rabia al verlos trabajar en aquellas condiciones pero ese no era su trabajo, no podían inmiscuirse... Al menos, no ahora...

Volvió a centrar su atención en el entorno y el camino, buscando alguna pista o algo que les guiara o incluso la mejor y más rápida ruta a seguir. 

Mirando a todas partes, Sakal registró con la mirada todo el entorno y no pudo evitar fruncir el ceño al ver a aquellos niños recogiendo trozos de metal afilados, oxidados y llenos de suciedad. Su primer impulso fue ir a echarles una mano, pero se refrenó a tiempo, logrando simplemente quedarse quieta unos segundos mirando con frustración aquella escena.

El silencio se había apoderado del grupo tras un arranque animado en el que compartieron una distendida charla con incluso alguna gracieta que otra. Quizá fue la vista de aquellos críos, puede que la simple decadencia del lugar. Fillon no lo terminaba de entender, toda la vida había sido así. Los críos tenían que luchar por salir de allí, y el que encontrara una buena pieza y supiera sacarle partido sería el que triunfaría entre el resto.

Observó los dos caminos y miró a su compañera. ¿Qué camino recomendaría? ¿Qué estarían custodiando con tanto afán que hasta habían montado una barricada? Aquello fue lo que escamó a Arcos, que inmediatamente buscó un camino hacia alguna pequeña elevación que le permitiera ojear más allá de la barricada. Ver, que es lo que ocultaban.

Sin decir nada sacó sus macrobinoculares y los apuntó hacia aquella dirección. Armas, número de trandoshanos,... quizá pudiera ver algo desde allí que le diera alguna pista de que se traían entre manos sin llamar demasiado la atención.

No tarde mucho en adaptarme a ese lugar, aunque debia admitir que el traje de las narices, apretaba en mas sitios de los recomendables y no hacia especialmente facil lo de moverse por este lugar. Aun asi Thea acabo por encontrar un camino que parecia dirijirnos al sur de la zona de aterrizaje.

Mi mirada iba de un lado al otro y por eso no tarde mucho en acabar viendo a los chatarreros pero eso no fue lo que mas me llamo la atencion, pues mis ojos acabaron sobre los crios que corrian por alli buscando como hacian los mayores, algun tesoro oculto entre la chatarra y la basura. Me detuve por un momento en mi caminar al ver como arrancaban piezas de metal, a sabiendas de lo que eso podia traer, ya sin contar con la atmosfera toxica que nos rodeaba.

Negue con la cabeza. El Universo estaba de vuelta de todo...

Mas el trabajo no perdonaba, el tiempo tampoco y acabamos por ponernos en marcha, antes de retrasarnos de verdad.

Una bifurcacion. Un camino facil y uno con dos guardias, o especie de guardias. Me adelante hasta quedar al lado de Thea, y mire de dilucidar lo mas posible sobre los dos guardias, para ver si sacaba algo en claro de ello. No dije mas, porque hasta que no supiera algo con detalle, no iba a interrumpir a Thea.

Mientras decidíais qué camino tomar, el vaivén de chatarreros proseguía su trabajo. Algunos se dirigían hacia los trandoshanos que, tras una breve conversación, y la entrega de algo, les dejaban pasar por su puesto de control. De esa guisa, escuchásteis un par de gruñidos y una conversación en alto. Uno de los trandoshanos os señaló y salieron cuatro más de una garita que estaba encajada entre los escombros.

Tres de ellos empezaron a acercarse a vuestra posición, dos armados con rifles blaster y uno, el que iba delante, con una vibrahacha en el hombro. Iban caminando con tranquilidad, pero alerta. Un vistazo más cercano mostraba que llevaban armaduras negras.

En este punto, la búsqueda de una ruta óptima era complejo, ya que hasta que el sensor que os dio Vindar no se activara sería buscar una aguja en un pajar. Aunque tu experiencia te sugirió aventurarte hacia el camino de la derecha, el despejado, ya que por ahí veías una cantidad bastante elevada de lo que parecían colinas. Quizá la Imperialis se había estrellado por esa zona, poco accesible, y es por ello que aun no había sido descubierta.

Al observar con tus macrobinoculares, pudiste ver con claridad lo que había más allá de la barricada. Había una suerte de puesto con algunas chozas de chatarra, una parecía presidir todas ellas al ser el triple de grande que las demás. Dentro del perímetro había movimiento, contaste hasta cinco trandoshanos más, armados con rifles blaster y vibrohachas. También había bastante trasiego de chatarreros, que entraban en el perímetro de las chozas, probablemente, para vender sus tesoros.

Todos los trandoshanos llevaban armaduras negras, y gracias a tus macrobinoculares pudiste apreciar que llevaban un símbolo pequeño sobre el pectoral de la armadura.

Tu experiencia con los bajos fondos enseguida te ayudó, era el símbolo del Sol Negro, uno de los principales cárteles criminales de la galaxia. Para acabar de empeorar las cosas, pudiste ver como uno de los guardias trandoshanos te miraba y te señalaba, provocando el movimiento posterior de los reptilianos.

Un vistazo general te sugería que el mejor camino a tomar era el de la derecha, pero tu atención se vio recompensada. Aunque no llegaste a apreciar con claridad quien, en lo alto de la colina de chatarra que teníais enfrente, viste que alguien os estaba mirando con atención. Cuando casi estableciste el contacto visual, la figura desapareció bajo el montón de chatarra.

Tras un rato observando los alrededores la joven exploradora se gira hacia sus compañeros y su compañera.

- Hasta que el sensor no se active tendremos difícil dar con nuestro objetivo, aunque algo me dice que el camino de la derecha podría ser el que más nos acercase... Hay lo que parecen ser algunas colinas, quizás se estrelló por allí - Dijo señalando la zona de la que hablaba - Después de todo es una zona poco accesible y quizás por eso aún no la han descubierto... 

Relajó un poco su postura y les miró de nuevo.

- ¿Qué opináis? 

Mire a mi alrededor, deteniendome solo para escuchar a Thea, girandome para mirarla mientras esta hablaba. Asenti aunque obviamente ella no pudiera verlo, lo que a su vez me llevo a sonreir.

El camino de la derecha parece el mejor, si. - Por el tono no parecia simplemente estar siguiendole el juego. Fui moviendome lentamente, mirando en la direccion del camino de la izquierda. Negue levemente. - Mirad hacia el camino a la izquierda...  Lo veis? - Espere confirmacion. - Bien, ahora mirad hacia el de la derecha. - Podia parecer un juego, pero mi tono dejaba claro que no. Espere a que lo hicieran, mientras señalaba algo en el horizonte. - No dejeis de mirar al camino, porque en la colina de chatarra por la que acabais de pasar la mirada de un camino al otro, habia alguien vigilandonos. No me ha dado tiempo a ver quien, porque en cuanto he mirado ha desaparecido, pero estaba ahi. 

No devolvi la mirada a la colina, sino al grupo. - Estemos vigilantes... y haced como si no pasara nada... estoy seguro de que cree que no le he visto.

— Mierda — Fillon maldijo en voz baja mientras bajaba sus macrobinoculares haciendo caso a lo que Marc les había dicho que hicieran.

— Me parece que me han visto mientras intentaba ver algo. Parece que se trata de el Sol Negro, ya sabéis... mala gente. Un cártel de criminales y escoria galáctica. —

Los guardó y miró a sus compañeros.

— Supongo que vendrán a preguntar que mirábamos. No creo que quieran pelea si les seguimos el juego. —

—Bueno... No creo que tengamos problemas— respondió la sanadora con la inocencia del primer viaje y es que, aunque sabía de sobra que el peligro acechaba en cada esquina y las consecuencias eran algo muy cercano, no creía que hubiese demasiado riesgo si pasaban desapercibidos. Ni siquiera si el Imperio perseguía a Thea y Marc, ya que con esos cascos no podían haberlos reconocido  —No creo que pierdan el tiempo con nosotros, al fin y al cabo no llevamos nada de valor.

Bueno, ella llevaba material médico, pero tampoco iba a clamarlo a los cuatro vientos cuando estaban siendo vigilados. Le faltaba experiencia, pero no era idiota.

Al poco os alcanzó la tríada de thandoshanos, se detuvieron a pocos metros de vosotros. El de la vibrohacha miró a Fillon, siseó antes de hablar.

—¿Quieness ssoiss? Tú —señaló directamente a Fillon mostrándole los dientes, era complicado si la actitud del reptliano era hostil, cauta o simplemente era así —. ¿Qué haciass mirando?

Los acompañantes del que parecía el cabecilla estaban atentos, aunque no os apuntaban con sus rifles, tenían sus armas listas. En la barricada había varios trandoshanos más vigilantes.

Aunque con el arma a mano, no la puse en ningun momento en una posicion que pudiera considerarse agresiva.

Tengan buen dia señores. ¿Que ocurre? -  Nos mire a nosotros y luego de nuevo al reptiliano. - Solo somos un grupo de comerciantes y chatarreros, hemos venido aqui para conseguir algo de material con el que negociar y sacarnos algo de buen metal. Nos han hablado muy bien de esta Luna, pero obviamente no buscamos ningun problema.

Su gesto me hizo mirar a Fillon, mientras lo señalaba con la mano como si nada. Luego volvi al reptiliano. - Aqui mi colega estaba buscando algun punto con el que poder orientarnos, debo decir que aunque no es nuestra primera carrera, si es la primera vez en esta Luna... y bueno... - Señale con la escafandra mas atras. - Obviamente buscamos un sitio que no haya sido ya saqueado en profundidad, nada mas lejos de nuestra intencion de meternos en sus asuntos señores sean los que sean, no son cosa nuestra.

Señale el camino de la derecha, el que se alejaba de donde estaba el supuesto control. - Estabamos comentando que ese camino se veia bastante bien... asi que si no hay problema, quizas cada uno podriamos seguir con nuestros asuntos. La jornada apenas comienza. ¿Que les parece señores?

El tono era tranquilo y relajado, como si aquello no pudiera convertirse en un tiroteo en un abrir y cerrar de ojos.

Fillon sonrío.

— El jefe ha hablado, simplemente me resultó curioso el asentamiento y no lo veía bien desde aquí. No sabía que podía buscarme problemas por eso. —

Se encogió de hombros, guardando los macrobinoculares.

— Yo creo que es buena idea jefe —

Sakal no dijo nada, pero esbozó una leve sonrisa al thandoshano tratando de parecer amigable. No quería problemas nada más llegar allí. La misión era sencilla: entrar, buscar y salir, no hacía falta que la complicasen más. En realidad, ella estaba acostumbrada a negociar con gente como aquella e incluso de peor calaña. En su tierra el material era escaso y había que tener buena capacidad negociadora para poder adquirirlo; además, había liderado pequeñas incursiones en territorios de señores del crimen y era inevitable que, de cuando en cuando, les pidiesen explicaciones. Pero de momento, sus compañeros parecían tener dominada la situación e intervenir sería contraproducente. Demasiadas explicaciones nunca eran una buena idea.