Partida Rol por web

Todos abrimos fuego con mayor o menor fortuna, pero Hobo se llevó el premio pues se voló medio pié ¿pero es que no sabía disparar o qué? desde luego pilotanto era un as, pero disparando era lo peor de lo peor, mientras los demás intentábamos acabar con tantas criaturas como podíamos Ree saltó aquel anillo de fuego con una pirueta extraordinaria ¿de dónde había sacado el el impulso? las llamas eran altas y no había cogido nada de carrerilla ¿sería la famosa y mítica Fuerza la que le permitía hacer tales virguerías?. Por un momento me quedé congelado viendo como movía aquel sable con maestria, cercenando miembros y cuerpos como si fuera un cuchillo caliente cortando mantequilla-¡Muy bien, dales duro a esas bestias!-grité animado soportanto el dolor de mis costillas a la vez que seguía aprentando el gatillo de mi bláster sin descanso.

La valentía con la que se enfrentó a aquellos monstruos era casi imposible de creer, pero al parecer, eso de ser jedi, debía de ser algo para unos pocos elegidos y sin duda Ree parecía haber nacido para ello. Cuando aquellos monstruos decidieron poner pies en polvorosa Ree volvió al interior del anillo con otro nuevo salto llegando hasta nosotros, centrándose princialmente en el tullido Hobo. De repente rompió parte de sis ropajes para vendar el pié del piloto-Has estado fantástica eso que has hecho, ese salto ¿es con la Fuerza no?...-pregunté con genuina curiosidad aún mi curiosas se fue difuminando al ver aquel pecho de la twi´lwk al aire, sin importar que dejase uno de sus azules pezones al aire, bien formado, firme y bastante voluminoso, no pude evitarlo, mis ojos se centraron breves segundos en aquel pecho, pero conseguí mirarla a los ojos.

-Eh...Ree, quedá muy heróico lo de arrancarte la ropa y eso, pero tenemos un botiquín en la plataforma flotante...-dije apuntando con el pulgar el pequeño transporte, manteniendo la mirada en el feo y deforme pié de Hobo, ese pecho debía de desaparecer de mi vista rápidamente-tío ya eras feo de serie pero ahora encima tullido, pero con lo bajito que eres se notará poco-contesté animado para luego mirar a Yakoo, recorriendo sus extremidades con la mirada y mucha atención-¿estás bien, estás herida?-pregunté preocupado posando mis manos sobre aquella mujer que había descubierto que aún amaba-vayamos a por el botiquín, necesita gasas y desinfectante-comenté mirando a Ree de nuevo tras su comentario.

-Está bien, yo haré la siguiente, total, el dolor tampoco es que me vaya a dejar dormir mucho creo yo-dije mirando a Yakoo con una bonita sonrisa, aquella que tan bien conocía y que tanto el gustaba, -curemos esa herida en condiciones y descansemos, ha sido una jornada muy larga e intensa-fue lo último que dije mientras caminaba junto a la preciosa morena hacia el botiquín.

Por fin, mientras vendaba el pie de Hobo, todos respiraron tranquilos. Marcus sintió curiosidad. Era normal. Si no habían visto nunca a nadie como yo, le asaltarían una buena cantidad de preguntas. Cuando levanté la vista y vi que sus ojos se desviaban hacia mi pecho, sonreí.

Has estado fantástica eso que has hecho, ese salto ¿es con la Fuerza no?.

-Eso es. Con la fuerza... y mucho entrenamiento. Los jedi debemos entrenar muy duro para conseguir desarrollar todo nuestro potencial y he de señalar que yo no soy precisamente demasiado experimentada. Esta es mi primera misión en solitario.

-Eh...Ree, quedá muy heróico lo de arrancarte la ropa y eso, pero tenemos un botiquín en la plataforma flotante...

-Lo sé, pero no habría sido tan divertido como veros a vosotros dos pendientes de mi pecho y tener que aguantar los quejidos de dolor de Hobo. De esta manera, él está más tranquilo y tú mucho más amable -le dije, mirando a ambos y guiñándoles un ojo juguetonamente.

Marcus me echó  una mano para curarle y así pude ponerme en pie y echar otro vistazo a los alrededores. Parecía todo tranquilo, así que en principio, no debíamos tener problemas.

-Está bien, espero que ya no aparezcan más durante esta noche. Marcus, nos quedaremos los dos. Nada de permanecer uno solo de guardia. Podrías dormirte o simplemente, esas criaturas podrían atacar por la espalda y no te daría tiempo ni a pensar en Yakoo. Kath y Yakoo pueden hacer la segunda guardia.

Y todo acabó. Para bien nuestro, no tuvimos que lamentar mucho... salvo Hobo, que se puso más nervioso de lo que su expresivo rostro indicaba y acabó disparándose un pie. Al menos no fue gran cosa a pesar de que se le dio una importancia tremenda. - Vendarlo bien, no sea que se le salgan las tripas por ahí. - Dije no carente de ironía al ver el revuelo tras comprobar que tenía algo más que una "rozadura" en el dedo y que se había hecho el favor de operarse un juanete del pie.

Pero Ree fue más allá y, cuando creía verla como algo más de lo que era, descubrí nuevamente que tan equivocada estaba. En lugar de preguntar si teníamos un trapo, pañuelo o por el botiquín, decidío montar el final del número y mostrar un pecho arrancándose un pedazo de la ropa que llevaba, para curar la "enorme herida" del pie de Hobo. Negué con la cabeza mientras sentía una punzada en el pecho, viendo como Marcus miraba el propio de Ree. Algo normal al pillarle de improvisto, pero... ¿A cuento de qué tan pelota y zalamero? - Demasiado bonito para ser verdad. - Susurré dolida.

Pero me quedaba la esperanza de montar la guardia con él y poder hablar con calma de todo. Eso nos ayudaría y nos asentaría más y me daría cuenta de que todo esto no eran más que celos generados por la admiración que había despertado la Jedi ante los demás. Admiración que en mi caso, había destruido con aquel gesto tan excesivo. Pero entonces Ree dijo lo demás... Montaría guardia con Marcus y luego yo con Kath. - ¿¡Cómo!? - Pregunte entre alterada y nerviosa, sin dar crédito a lo que estaba viendo y escuchando.

Ree había vuelto a los flirteos con "los machos", se notaba que la gustaba ser el maldito centro de atención y que todos la babeasen encima y ellos... habían picado. Marcus el primero. Miré a aquel hombre al que amaba a los ojos, donde los míos solo reflejaban dolor en aquel momento y apreté los puños con fuerza. Luego miré a Ree y volví a mirarle a él. Pensar en aquello me dolía demasiado. Había estado cavando un puto hoyo para estar juntos, no morir helados y ahora nos tocaba estar cada uno por su lado porque él era un bocas y... - Fijo que es lo que quería. Estar mirando la teta de esa puta toda la noche... pues que se quede con ella y que le aproveche. - Pensé con dolor, dándome la vuelta con violencia y dejando que mis ojos derramasen las lágrimas que habían logrado contener hasta el momento.

Salté al hoyo y sacudí las mantas en silencio. Con suerte moriría congelada antes de que me despertasen para la siguiente guardia y no tendría que estar con nadie ya. Tras retirar la arena, me metí bajo ellas y rompí a llorar tratando de mantener el silencio en mi llanto. - Soy una idiota... - Me dije a mí misma. - No debí ponerle esperanzas a esto... ni a él... "yo cuidaré de ti" ... le dije, estúpida... estúpida de mí.

Cuando Ree comentó el hecho de haberse descubierto el pecho y que nosotros nos habíamos fijado en él con demasiado ahínco mis ojos se abrieron como platos al darme cuenta de mi acción demasiado tarde y miré al instante a Yakoo descubriendo su mirada cargada de decepción y dolor, estaba claro que le había parecido demasiado animado al ver a Ree haciendo esas piruetas, de nuevo Yakoo había sentido la punzada de los irracionales celos, pero eso podía arreglarlo si hablaba con ella a solas, dejarle claro que quería arreglar las cosas con ella, que podíamos dejar de lado el resentimiento y el orgullo que tanto nos cegaba, trabajábamos mucho mejor juntos que separados, en todos los sentidos.

Pero Ree rehusaba a hacer la guardia sola, decidiendo que yo la compartiese con ella, algo que sin duda alimentaría el enfado de Yakko hasta límites interplanetarios, no había más que darse cuenta del tono con el que dijo ese cómo...-Creo que no Ree, prefiero que Kath sea la que haga la primera guardia contigo, así os daréis calor una a la otra-dije con una tensa sonrisa mientras miraba como Yakoo se alejaba hacia aquel agujero que había cavado ella sola, para que descansásemos-Tengo que hablar unas cosas con Yakoo y no pienso dejarla sola, Hobo os puede hacer de estufa si queréis..lo entenderás seguro- contesté desviando la mirada hacia aquel hoyo en el que había desaparecido Yakoo-"serás capullo Marcus, al final terminas cagándola de una forma o de otra"- pensé mientras llegaba al borde del hoyo.

Yakoo estaba hecha un ovillo, cubierta con todas las mantas posibles y temblaba, no solo por el frío sino por los silenciosos sollozos que emitía. Aquella mujer era capaz de sacar lo mejor y lo peor de mi, podía tanto cabrearme hasta casi explotar como generar en mi la mayor de las ternuras. Suspiré en silencio y negué con la cabeza mientras bajaba con lentitud por la arena sintiendo pinchazos con cada paso que daba llegando hasta aquella bolita que era Yakoo-Eh, Yakoo... perdóname-aquellas palabras volvían a sonar extrañas en mi boca. En otro tiempo si no hubiera existido Yakoo y no tuviese mi corazón me habría quedado con Ree y retozaríamos salvajemente sobre la arena, pero aquella rebelde morena con un gemido de mil demonios tenía mi corazón y es lo que realmente importaba-Ha sido sin querer de verdad, no hay nada, lo que siento, solo lo siento por tí, debes creerme..-susurré arrodillándome a su lado y apretando los dientes ahogando el quejido de dolor, a la vez que apoyaba mi mano en aquel montón de mantas que la cubrían.

Sonreí de nuevo al ver su error en cuanto a hacer la guardia conmigo, y la reacción de Yakoo, que sin duda estaba necesitada de demostraciones de cariño por parte de Marcus. Había estado demasiado tiempo esperando para abrir su corazón, como para que ahora no recibiese tanto como esperaba a cambio.

Yakoo se había retirado y yo me acerqué a Marcus antes de que se fuera.

-Ve con ella -le susurré -. Te necesita, y yo puedo hacer la guarda, sola o con Kath. Ve y demuéstrale cuánto la quieres.

Tras dejarlo, me acerqué a Kath.

-Para mí es mucho más agradable hacer guardia contigo, pero me temo que no como me gustaría. Alguien tiene que vigilar -le dije, acercándome y dándole un abrazo... y un beso.

- ¿Por qué creí en él? Simplemente por ser una estúpida enamorada... - Me machacaba a mí misma bajo aquellas mantas. - Nunca cambiará y yo no podré soportarlo... tengo que irme... lejos... - Pensaba para mí entre sollozos y dolor. Un dolor tan intenso que creí que acabaría conmigo en cualquier momento. Y lo peor era que no me importaba que así ocurriese, no me veía cruzando el desierto con aquella compañía y el dolor creciendo en mi cuerpo.

Mi mente me regalaó una bonita imagen de Ree caminado en cabeza, con su séquito babeando tras ella, saltando a su alrededor haciéndola la pelota o incluso diciéndola que si se cansaba, estaban dispuestos a que yo la llevase en brazos, mientras que yo misma iba caminando metros atrás, cansada, herida y dolorida, cargando con todo el material. - Cuanto más cansada estés, menos posibilidades de que trates de hacer ninguna estupidez. - Me decían... y Marcus no dejaba de mirar a Ree con aquel brillo en los ojos...

Hasta mi mente me la jugaba y eso dolía más aún. Apreté mis manos confuerza, sintiendo el dolor que me causaban aquellas imágenes que me había regalado sin poder evitarlo y noté que aún tenía el bláster en mi mano. Era algo tan sencillo... me preguntaba si se darían cuenta de ello en el momento que me disparase o quizás cuando nos tuviesemos que ir... Fuese como fuese, sería cuando no hubiese solución para mí ni marcha atrás. - La vía rápida, la salida de los cobardes. - Decía Fonseca... y me arrepentí nuevamente de marcharme de su lado huyendo con Marcus y nuestros sueños imposibles.

Estaba decidido... Quizás fuese cobarde, pero no sería una muerte agónica en medio de un desierto. Temblaba por lo que estaba a punto de hacer, pues ya había colocado el blaster en posición... y entonces escuché su voz a mi espalda.

No podía ser él. Era mi mente, que jugaba de nuevo conmigo...

Pero volví a escucharle y sentí como la arena y las mantas se movían a mi espalda, al igual que el tacto de su mano con mi cuerpo. Demasiado real para ser mi mente... abrí mis ojos y me senté de golpe, para luego girarme y mirar si realmente estaba allí. Si era mi mente jugado conmigo, estaba claro que debía terminar con todo en aquel momento. Mis lágrimas no me permitían más que ver un borrón que no identificaba con nada y eso me hizo aferrarme con más fuerza a la idea de usar el blaster y terminar con todo. Sorbí por la nariz antes de limpiarme los ojos con la manga de la chaqueta y allí estaba, frente a mí.

Sus ojos mostraban el arrepentimiento así como el dolor que sentía por lo ocurrido. Sin decir nada, dejé el arma a un lado con cuidado, para luego lanzarme a sus brazos y estrechar mi cuerpo con fuerza contra el suyo. El hombro me dolía horrores, pero más fuerte era el dolor que sentía dentro de mí, el cual se iba mitigando al tenerle a mi lado. No le dije nada, no tenía demasiado que decirle en aquel momento, solo terminar de descargar mi llanto y dejar que mi cabeza volviese a pensar con claridad mientras que mi corazón se iba curando y restableciendo. Y eso hice, llorar entre sus brazos

- Has venido... - Fue lo único que pude susurrarle en aquel instante en el que comencé a sentir que la paz que llegaba tras la tormenta de lágrimas.

Me quedo callado tras la escena que acaba de desarrollarse ante mis chatas narices... ¡Leches! ¡que me he librado de hacer guardia!... Hobo, se listo, para variar, y no abras la boca... que estás más majete (lo de guapo en la frase ya sería un poco irónico, para los estándares de esta gente)

Miro preocupado el mie; vale que está bien vandado, y que curará, pues el calor del propio disparo ha cauterizado la herida nada más producirla, pero... voy a cojear una buena temporada... cojonudo... además de bajito y calvo, cojo. Tócate los ...

-Bueno, yo voy a intentar dormir... si necesitáis algo, me encontraréis por mis ronquidos...

Se me han quitado hasta las ganas de retozar, y solo pienso en que empiece la jornada siguiente, y... que sea mejor que la anterior. Muchas cosas me preocupan, y una de ellas... es que esto puede acabar con todos nosotros medio majaretas por un motivo u otro: lujiria, celos, peligros del camino, que nos caiga un meteorito encima, bandidos... mil cosas. ¡En buena hora fui a elegir esta forma de vida!. Por un momento pensaba acercarme a Ree para indicarle sutilmente que estaba "tensando" un poco la cuerda de la relación entre Yakoo y Marcus, pero... en fín, que haga lo que quiera, se supone que somos mayorcitos..

Mientras sus compañeros discutían por ver quien hacía las guardias y se dedicaban a curar las heridas sufridas, Kath vigilaba, blaster en mano por si se acercaba alguno de los bichos esos. Habían tenido suerte y habían logrado espantarlos. Pero ¿cuánto duraría? Lo mejor era prepararse para rechazar otra incursión. Lo bueno es que quizás fueran tan depredadores como para comerse entre los de su especie, así los cadáveres que habiamos matado les servían de carnaza.

Cuando todo se calmo y decidieron quienes hacían las guardias Kath habló con ellos.

-Yo haré guardia toda la noche, no puedo dormir sabiendo lo que hay ahí fuera. Ya descansaré cuando pueda...incluso de día.

Tras decir esto la khil se direigió hacia los repuestos que llevaban, cogió una nueva botella y la vertió como la otra, haciendo otro círculo en torno a ellos. Antes les ahbía salvado de aquellas criaturas, esperaba que siguiera así...aunque era mejor no tener que usarlo.