Partida Rol por web

Un destello de algo extraño se coló en la mente de Alia al ver al lord oscuro adoptar aquella pose de lucha. Se vio transportada al pasado, al Templo Jedi, cuando el maestro Bashram la adiestraba en el uso de su sable láser de entrenamiento. Recordó la postura elegante y despreocupada que tomaba el enorme Jedi, la sonrisa de su rostro y el brillo divertido de sus ojos.

Luego llegaba la pelea, y Alia siempre tenía la sensación de darse de bruces contra un muro. Era simplemente imposible abrir su defensa para darle un golpe. Cada acometida de la joven padawan se estrellaba con un movimiento grácil, casi desganado de su maestro para desviar el golpe. Acababa siendo tan frustrante que Alia terminaba empapada en sudor, mientras el maestro Bashram reía a carcajadas.

- La fuerza bruta no te bastará para superar al Makashi, Alia... recuérdalo siempre -solía decirle cuando paraban para descansar.

El destello terminó y su maestro se desvaneció. En su lugar sólo quedó aquél anciano arrugado y tenebroso... pero que en el fondo le recordaba tanto a él.

La visión me había llevado al pasado lejano, pero de una u otra manera me trajo información que podría ser útil en algún momento de esto.

-¿Laser? - Digo volviendo en mi misma.

Sin saber que diablos se refería Mowar, doy unos pasos atacando al anciano, con una relativa calma, en mi mente me siento cómoda con esta situación, incluso algo feliz al recordar viejos tiempos, aunque por supuesto, no sea lo mismo, y esto sea algo real de vida o muerte, pero intento atacar ágilmente en varios puntos, en lugar de concentrar toda mi fuerza en un solo golpe. 

La concentración con la que Arion se enfrentaba al combate, el dolor del rasguño en el hombro, el miedo ante la perspectiva de fracasar y morir... todo ello formaba un remolino que arrastraba poco a poco al padawan hacia donde él mismo sabía que no debía estar. La Fuerza era como un torrente a su alrededor. Luz, oscuridad, otra vez luz...

En medio del caos y de los golpes de sable láser, los más auténticos y aterradores que Arion había vivido nunca, la Fuerza se abrió camino hasta su mente y le dio una visión. Era una imagen del pasado, en la que se veía en las salas del Templo, practicando con su maestro. Sem-Tar era siempre lanzado en el combate, pero no imprudente. Le enseñaba las marcas de contacto a su pupilo con dedicación, y siempre con una sonrisa. Una de ellas era el hombro en el que acababa de recibir el doloroso golpe. Sí, su maestro se divertía con los combates, había nacido para ello. Pero siempre le daba un consejo enigmático a Arion, cuando la sesión de práctica terminaba.

- La luz del sable es tan intensa que puede cegar, Arion -decía-. Aunque estés luchando, intenta siempre ver más allá de los sables láser. Las apariencias pueden engañar. A veces se puede ganar sin necesidad de pelear... aunque no sea el camino más divertido. Pero sin duda es el que el Jedi debe buscar.

Dicho lo cual, el entrenamiento proseguía y volvían los restallidos de los sables al entrechocar, al igual que restallaban en ese oscuro hangar.

La repentina carga del malencarado aprendiz sith pilló por sorpresa al joven padawan que parecía estar en otra parte haste ese momento... Arion abrió los ojos como platos y desencajado, solo pudo alzar la hoja de su sable luz en el último instante.

No pudo reprimir un grito de dolor cuando sintió la mordedura de la hoja carmesí de Darth Phiras golpeando su hombro... Mientras se revolvía para golpear, Arion entrecerró los ojos y se mordió el labio inferior, buscando dominar el miedo y la ira... hasta que cruzó la vista con la mirada cruel de su oponente, malevolamente enrrojecidos por el destello de su sable luz.

"No dejare que sigas... ¡Dañando la Fuerza!"

Arion notó un escozor en los ojos, mientras volvía a la realidad de su combate... Destellando su celeste hoja, hizo un molinete para destrabarse y dar un paso atras...

"Comprendo como te sientes, Phiras..."

Tanto Mowar como Alia se lanzaron al ataque sin dudarlo contra su enemigo. El miedo las atenazaba por dentro, amenazando con arrastrarlas al Lado Oscuro... pero no iban a rendirse. Cada una luchaba por defender a alguien y eso no podía ser malo. Sus maestros habrían estado de acuerdo sin dudarlo. Ambas eran conscientes de que lo más probable es que acabaran muertas... ¿pero qué podía hacer un futuro Jedi si no enfrentarse a los Sith, por poderosos que estos fueran?

El sable púrpura y el verde dejaron sus estelas luminosas en el aire del hangar mientras buscaban las marcas de contacto que habían aprendido. Pero cuando estaban a una distancia a la que pensaban que, contra todo pronóstico habían conseguido su objetivo, la hoja rojiza pareció moverse a una velocidad imposible y bloqueó ambos ataques.

El lord Sith se echó un paso hacia atrás con facilidad, sin perder en absoluto su sonrisa. Su pose de guardia Makashi había vuelto a ser perfecta, su equilibrio era impecable. Mowar y Alia se quedaron heladas... ¿Cómo podían enfrentarse a ese hombre y esperar ganar?

- No está nada mal, pequeñas -siseó el Sith-. No esperaba que estuvierais tan bien entrenadas. Los Jedi hacen algo bien de vez en cuando al fin y al cabo...

Su postura cambió y el brazo que sujetaba sable rojo adoptó una guardia alta. El rostro de aquél hombre seguía estando surcado de arrugas, pero ya no parecía anciano ni por asomo.

- ¿Sabéis defenderos tan bien como sabéis atacar? Vamos a comprobarlo...

Movió el sable con tal rapidez que más que una barra de luz parecía que llevaba un disco de energía roja. Se acercó despacio y tanto Alia como Mowar tuvieron que retroceder. El zumbido del sable llenaba sus oídos y les impedía concentrarse bien.

- Os doy otra oportunidad para que dejéis de ser tan tercas -dijo con malicia-. Uníos a nosotros y podréis conservar la vida...

La padawan trató de concentrarse para mandar un mensaje a Alia pero la tensión y el miedo que había empezado a invadirla la impidieron concentrarse. Sin embargo, el sentimiento de miedo quedaba mitigado por las ultimas palabras de su maestra... o que la había dicho y lo que ella misma había prometido. No podía inclumplir su promesa. Si seguía luchando acabaría rompiendo la promesa a Ilmara. En aquel momento se dio cuenta de lo que tenía que hacer. Puede que fuese incapaz de comunicarse con Alia mentalmente, pero si podía hablar, aunque el sith la escuchase

—Alia. No hemos explorado la puerta que está junto a esta. Quizás los maestros esten allí... ve... la lucha aquí no tiene sentido... solo nos arrastrará, especialmente a tí— Mowar entonces se irguió mostrando toda su altura y, apagó el filo luminoso situandose entre Alia y el sith. Cuando lo hizo guió un ojo complice a la mandalore urgiendola a que fuese. La  única oportunidad de todos era que los otros tres maestros estuvieran allí— No podemos vencerte, pero no nos uniremos a tí, aunque signifique morir.

Sin duda alguna Ilmara tenía razón. La muerte era preferible a convertirse en un ser como aquel que tenían enfrente. Visto así, no era tan aterrador.

Ese sith sabe como luchar, ese pensamiento recorre mi mente... su postura es demasiado perfecta como para que unas aprendices pudiesen ganarle a un tipo con tanta experiencia, pero las palabras de Mowar fueron como un vaso de agua fría para mi alma, ante su guiño asentí, apague mi sable de luz y lo volví a guardar en mi cinto.

-Que la fuerza te acompañe... - Digo en voz baja para Mowar.

Dicho esto, doy media vuelta y corro a la puerta que nos falta por abrir. 

Nop había permanecido inmóvil durante los primeros instantes del inevitable combate contra aquellos siniestros Sith que parecían jugar con ellos como si de simples bunrakus se tratasen. Su posición defensiva con el sable láser impedía un fácil acceso del atacante en el combate, y mientras, estudiaba a sus enemigos, dándose cuenta de la imposibilidad de vencer a aquél malévolo Sith. Así, el joven padawan se fue acercando hacia aquél Lord ya que observaba a Arion defenderse bien contra el joven aprendiz.

Tras las sabias palabras de la gungan, apenas comprensibles entre el fragor de la batalla y el zumbido de los choques de los sables láser, el plan parecía haber cambiado de objetivo y además era probable que todos los maestros se encontraran con vida. Pensó en aprovechar el tumulto para acercarse hasta los maestros, inconscientes pocos metros más allá, pero el Lord Sith se encontraba en medio de su camino.

Necesitaban unos instantes para alcanzar a los maestros, y Nop tuvo una idea. Si conseguía despistar al Lord Sith aunque fuera un instante, Alia tendría más posibilidades de alcanzar la compuerta y él podría acercarse hasta los maestros insconcientes. Se concentró y trató de sentir fluir la Fuerza en su interior, lanzando un golpe invisible desde la reducida distancia que le separaba del señor del Lado Oscuro.

Qué la Fuerza te acompañe— musitó como respuesta la gungan tragando saliva. Más les valía a todos que los otros tres maestros estuviesen allí. La joven padawan observó como el zabrak pretendía acercarse sin ser visto a los maestros. No estaba demasiado segura de que sirviese de algo ya que parecían estar muy débiles, pero era necesario intentarlo. Igual que era necesario comprobar la otra puerta. Igual que era necesario despistar al sith para hacer ganar tiempo a los demás.

El molinete con el que Arion destrabó su sable del del Darth Phiras llevó la hoja roja directamente contra la embestida de Theen, por lo que el aprendiz Sith pudo defenderse sin problemas del ataque. Se quedó entre los dos padawan, vigilando a ambos con un gesto torvo, y evaluando por dónde atacaría a continuación.

- Así que comprendes cómo me siento, ¿eh? -dijo con voz burlona ante el comentario de Arion-. No comprendes nada, pequeñín. Si crees que porque seais seis tenéis la más mínima oportunidad contra nosotros, estais muy equivocados. Si no queréis uniros a nosotros, os quitaremos la vida. Es así de simple.

Hizo una floritura con su sable para adoptar una postura de guardia alta. Era una posición que a Arion le sonaba mucho, recordaba habérsela visto utilizar a su maestro en más de una ocasión. Pero no tuvo tiempo para pensar, porque lo siguiente que vio fue cómo el aprendiz Sith cargaba contra su compañero Theen a una velocidad endiablada. El anx trató de defenderse como pudo, pero el sable de su rival fue demasiado rápido y tras apartar la hoja anaranjada, trazó una curva descendente que alcanzó al anx en mitad del pecho.

La ropa de Theen se chamuscó en una línea negruzca, y el anx abrió mucho los ojos. Una de sus rodillas se dobló y quedó sin aliento, mientras notaba cómo el pecho le quemaba.

Darth Phiras se volvió una vez más hacia Arion.

- ¿Y bien...? -preguntó con una sonrisa terrible-. ¿Todavía quieres que sigamos...?

La sonrisa de Darth Maleng se acentuó cuando aquellas palabras salieron de la boca en forma de pico de Mowar. Se colocó el sable láser rojo delante del rostro y asintió.

- Muy encomiable -dijo, y por primera vez su voz no sonó burlesca-. Parece que tu maestra hizo un buen trabajo contigo... Bien, en ese caso no te queda más remedio que morir, así que luchemos. ¿Quieres atacar tú primero?

Volvió a su postura de Makashi, con la punta del sable rojo dirigida hacia el rostro de Mowar. La gungan podía leer la muerte en el brillo rojizo del arma... pero sabía que la otra opción era inviable. Se había decidido y además, se lo debía a Imara.

En aquél momento, una súbita ráfaga de la Fuerza golpeó al Lord Sith, haciendo que se tambalease. La postura de Makashi otorgaba un gran equilibrio para moverse hacia delante y hacia atrás... pero hacía a su practicante tremendamente vulnerable a los movimientos que pudieran desequilibrarlo por un lado. ¡El empujón de Nop le había pillado por sorpresa, y aunque no había sido muy fuerte, había hecho que el Sith bajase la guardia!

- ¡Qué dem...! -exclamó airado Darth Maleng, tratando de posar el pie para recuperar el equilibrio.

Si Mowar quería atacar con alguna garantía, no iba a encontrar un momento mejor que ese.

Sin detenerse a mirar atrás, Alia echó a correr a toda prisa hacia la salida del hangar. Tendría que confiar en que los demás pudieran defenderse solos... Cuando pasó al lado de Arion y Theen, pudo ver que el anx estaba arrodillado en el suelo y se llevaba la mano al pecho. ¿Estaría herido? No tenía tiempo para detenerse, pero podía notar como la rabia y la sensación de impotencia crecían en su interior.

Al menos, al cruzar el umbral para salir del hangar, pudo notar cómo el acoso del Lado Oscuro disminuía y la mente se le aclaraba de nuevo. Al otro lado de la puerta, la oscuridad seguía siendo impenetrable y no podía ver nada. Claro, aunque la energía del hangar funcionase, la del complejo seguía dependiendo del reactor que habían destruido. Tenía que hacer algo para iluminar su camino si quería seguir adelante.

Mowar había apagado el laser. No porque quisiera morir, sino porque no veía posibilidades reales de ganar. Eso no significaba que fuese a dejarse matar, algo que realmente hubiese sido absurdo, pero sabía que, sosteniendo el sable encendido se dejaría llevar por el miedo y la arrastraría. El sable apagado en cambio, la daba seguridad.

Activalo solo cuando sea necesario.

Esas eran las palabras que tanto Ilmara como los maestros encargados de enseñarles sus primeros pasos con el arte dee la espada les repetían. Si el sith atacaba lo activaría. Segundos después, mientras el sith continuaba amenazándola, las tornas cambiaron gracias a Nop, que había permanecido al margen hasta aquel momento. De modo repentino, había lanzado un ataque como el que ella misma había usado contra el sable del siniestro pupilo, haciendo que el sith trastabillase.

Ahora. Fluyendo como un río.

Mowar avanzó rapidamente contra su rival, cortando el aire de forma diagonal desde abajo hacia arriba, tratando de herir al lord oscuro en brazos y piernas. Los duros entrenamientos a los que sometía parecían haber dado sus frutos.

El rostro del padawan humano se volvió ceniciento, al comprender hasta que punto habia caido Phiras en las garras del Lado Oscuro... Lentamente, su rostro empalidecido cambio de tono hasta asemejarse a un tomate y aferró con más firmeza la empuñadura de su espada laser...

De un rápido vistazo, comprobó el estado de su camarada y torció el gesto, visiblemente afectado...

"Tranquilo Theen... Tranquilo... Saldremos de esto, amigo..."

Arion cruzo el sable luz frente a si, adoptando la guardia más adecuada para cubrirse del ataque de Phiras y moviendose con lentitud, tratando de interponerse entre Theen y el aprendiz oscuro...

"No os derrotaremos por ser más, Phiras... Eres muy hábil con el sable luz y puede que tú maestro también..." Arion masticó la palabra mientras la pronunciaba... "Pero tú comprensión de la Fuerza esta limitada por tu odio y eso es lo que os derrotara... a ambos"

De improviso, Arion dobló las rodillas hasta acuclillarse y se dejó caer sobre la mano libre para equilibrase, mientras proyectaba una patada baja ascendente contra Phiras, con intención de golpearle el vientre y que cayera...

"A veces, el brillo del sable luz puede cegar y nublar la vista ante otras soluciones..."

Theen resistió por poco pero había perdido su sable. Conciente de la situación, opto por intentar terminar rápido con ello.

El pequeño zabrak lanzó un suspiro al ver tambalearse al Lord Oscuro pero no se permitió ni media sonrisa para acudir hacia donde se encontraban, inconscientes, los maestros Jedi.

Si al menos el maestro Kbahr despertara... pensó el padawan acercándose velozmente a ellos.

Mientras avanzaba, aprovechando la guardia baja del Lord Sith, observó la elegante capacidad combativa de la padawan gungan, que movía con gracia su sable láser. Parecía una buena estocada, aún no estaba toda la suerte echada, y la esperanza sería lo último en perder.

Continuó corriendo, encendiendo su sable de luz al mismo tiempo.