Partida Rol por web

Había prestado poca atención a las palabras de Arion, en el fondo aún estaba demasiado sumergida en mi ira, y en el otro extremo estaba pendiente de la conversación con Mowar. Doy un suspiro y cierro los ojos nuevamente, pero esta vez no los abro, en un acto de impaciencia apago mi sable láser y lo guardo en mi bolsillo.

-Espero que sea cierto que tienes un plan, porque sino volveré y nadie me detendrá - Digo con un último pensamiento dirigido a Mowar - No me decepcionen, espero verlos si es que logro sacar a Kin de aquí...que... la fuerza los acompañe...

Dicho esto corto la telequinesis.

Abro nuevamente los ojos, aún llena de ira, pero se podría decir que ira sana... si es que eso existía. Había guardado mi sable láser en mi cinto nuevamente, y con una última mirada a Mowar cargada de sentimientos encontrados, doy media vuelta y corro al lado de Kin.

-Kin - Digo finalmente - Nos vamos ¿Estas lista para correr?

Comienzo a mirar alrededor buscando una posible ruta de escape, aunque parte de mí, y honestamente una parte enorme de mí quiere quedarse a luchar, quiere desmembrar a los malditos sith y bañarse en su sangre, sin embargo, ese no es el camino que mi maestro había escogido para mí... y si realmente estaba muerto, sería una falta a su memoria. 

Aún con el sable láser púrpura encendido, Alia dio un par de pasos hacia atrás y tomó la mano de Kin, que estaba visiblemente aliviada al darse cuenta de que podría alejarse de los perversos Sith... aunque aún se la veía muy nerviosa. Sin embargo, Darth Maleng no había perdido su sonrisa siniestra, aunque el gesto de Darth Phiras se había torcido un poco con los epítetos que le había regalado Theen.

La joven mandalore se dio la vuelta mientras sus compañeros la cubrían. La única salida del hangar parecía ser el túnel por el que habían venido, aunque eso significaba volver a adentrarse en la ratonera... y si sus compañeros caían no habría escapatoria, al menos que ella supiera.

- ¿Creéis que podréis escapar? -se rió Darth Phiras-. Dará igual donde os escondais, en cuanto acabe con vuestros amiguitos iré a por vosotras... y seréis nuestras.

Hizo florear su sable rojo, que emitió un zumbido grave, y se colocó en posición. Observó a todos y cada uno de los padawan, y se relamió con deleite ante la perspectiva del combate.

- Ya que vosotros no venís... ¡tendré que ir a buscaros yo!

Y se lanzó sobre ellos como una centella.

La mirada de la gungan se dirigió rapidamente hacía el sutil movimiento que comenzaba a hacer el acólito del sith. El combate acababa de empezar.

Arion giró la cabeza, para dirigirse a su camarada Theen, cuando el grito de batalla del padawan Sith atrajó su atención y le obligó a reconsiderar su postura en este inminente combate...

Agarrada de la mano de Kin, atrás del grupo lejos de la lucha comienzo a buscar una posible salida para escapar de los Sith, aquellos inmundos gusanos odiosos, espero que ganen mis compañeros, porque sino tendría que bajar yo a acabar con aquellos desgraciados. 

Levantándose a prisa pero con solvencia ante el inminente ataque el pequeño Anx se irguió mas que nunca, y ante la adversidad hizo lo que nunca antes había hecho, se irguió perfectamente derecho. Tanto que sus compañeros comprobaron por primera vez lo que representaba la corpulencia del inmenso Anx de mas de dos metros.

Arion sintió una leve alteración en la Fuerza, extrañamente familiar pero curiosamente alienigena... Instintivamente giró la cabeza y no pudó evitar abrir desmesuradamente los ojos ante la figura erguida de Theen Argus...

"Que la Fuerza nos acompañe..."

Una sonrisa franca se abrió paso hasta el rostro del joven padawan, que asintió a su compañero y volvió a centrar la atención en su oponente cuando este cargó...

Arion se hizó a un lado, manteniendo la vista fija en los cuerpos caidos junto al maestro sith y el sable luz en posición defensiva, cubriendo un posible ataque de sus adversarios...

El combate había empezado, pero aún así Nop no se precipitó. El zabrak tenía un maestro que le había enseñado a ser paciente y a adoptar una posición defensiva mientras estudiaba a su adversario. Los demás padawan avanzaron hacia el aprendiz Sith, pero él se quedó quieto... y se fijó en que Lyna tampoco había avanzando.

Al girarse para ver dónde estaba su compañera, descubrió que había caído al suelo y parecía inconsciente. ¿Qué podía haberle pasado?

Cerca de ellos, los primeros chasquidos de los sables láser comenzaron a restallar en el hangar.

Veloz como un rayo, Mowar trató de arrebatar mediante un golpe de Fuerza el sable del joven acólito para llevarlo a sus manos, encendiendo a la vez su propio y verdoso sable. En opinión de la chica era mucho más provechoso desarmar que destripar.

Alia se apartó del grupo, seguida de cerca por Kin'. No pensaba soltar la mano de la pequeña iniciada de ninguna manera... pero tampoco descubrió más salidas de aquél lugar que no fuera el pasadizo por el que habían venido.

Seguramente existiría una salida para las naves que atracaban en el hangar, pero estaría oculta o camuflada. ¿Y de qué iba a servirles sin una nave? No podían quedarse eternamente en aquél planeta...

No obstante, hubo una ventaja. Alia sintió cómo su espíritu se apaciguaba un poco. Ya no podía oír la fría voz del Lado Oscuro susurrándole al oído. A su lado, Kin' parecía ansiosa por alejarse del combate.