Partida Rol por web

Decididamente, esa arrogancia, es falta total de mesura, y esa forma de hablar, como si sus palabras fueran la verdad única de la galaxia, hicieron que Lock se diera cuenta de que estaba tratando con alguien, que sin duda, era un par con Naiana.

Y como muchas otras veces con aquella mujer, ahora se veía arrinconado con una presencia poderosa, que no entendía, y que se esforzaba en vituperarle, y hacerlo ponerse de mal humor.

No me importa quién eres, la vida era mía, las fuerzas mías, y las limitaciones también. Si quieres algo búscalo en otro lado.

Yo no tengo nada que rellenar, y menos para alguien como tú. Si tengo algo de ti, prefiero tirártelo a la cara, me escuchas. Me cago en ti, y en tus cábalas y propósitos.

Lock tenía la sangre ardiendo. No sabía cómo su consciencia seguía en algún renio antes de la muerte, y no sabía con quien hablaba, pero ahora le habían dado otro motivo más para pelear. Aunque fuera con insultos de convicción, que poco daño podrían hacer a nadie en ningún lugar.

De repente la armadura de aquel hombre se hizo añicos ante tus palabras, la cara de incertidumbre que se reflejó en su rostro fue efímera puesto que en pocos segundos su presencia se disipó como si tan solo fuera una ilusión. Fue entonces cuando notaste en tu interior un gran remanso de paz. La ira desapareció, la angustia, la desesperación, volvía el silencio y el sosiego de tu alma, hasta que notaste el contacto de unos brazos que te rodeaban por detrás mientras acariciaba tu abdómen. Reconociste el tacto, era ella de nuevo, nunca te abandonó y siempre estuvo ahí, entonces fue cuando notaste un susurro en tu oído

- Bienvenido a casa -

Había pocas sensaciones que uno recordara y siempre quisiera sentir.

Y por extraño que parezca para un viajero espacial, para un hombre sin casa y sin patria, la sensación que más a gusto le dejaba siempre, era la de sentirse en casa.

Nunca había tenido un hogar, nunca había tenido un lugar fijo al que llamar casa, pero siempre había estado ahí, en su corazón.

Durante el tiempo que vivió con su esposa, había descubierto que no necesitaba de nada más que de sí mismo para sobrevivir, que no había más hogar que el que llevaba consigo. Fue una época agitada, pero también de una belleza y felicidad indescriptibles.

Y sin embargo, el imperio le había robado aquella paz, y solo la muerte se la había devuelto. Ahora estaba en los brazos de destino, con su amada, disfrutando de toda una eternidad de amor donde siempre se sentiría como en casa, porque estaba con su media mitad.

Había pocos amores que pasarían a la historia de la galaxia, y el suyo no sería uno de ellos, pero por el contrario, sería un amor tan bello y puro, que de cantarse su historia a la luz de un buen fuego, cualquier corazón que la escuchara quedaría rendido ante su sencillez, y su verdad.

Era el momento de dejar atrás la consciencia.

¡Eh! ¿Hay alguien aquí?

El médico estaba completamente desconcertado, no parecía haber nadie, sin embargo aun recordaba la taza de café manchada.

¿Pero dónde he ido a parar?

Tus palabras resonaron por todo el edificio pero nadie se dignó a responder ¿estarías comenzando a ponerte nervioso ante la incertidumbre? realmente aquella colonia era bastante misteriosa y sus gentes eran aún más particulares.

El infrutuoso viaje del médico empezaba a sacarlo de sus casillas. Se preguntó por qué diantres había decidido ayudar a quellos rebeldes, que mandaban a un médico a hacer de espía con la peor cohartada que se podía armar. Ser vendedor de juguetes no solo no le había abierto ninguna puerta, si no que se habían mofado de él. No tenía aliados ni contactos, así de pobre era la red de espionaje del ejército de rebeldes.

Soltó una patada contra la pared que le proporcionó un dolor agudo en el pie y sin más, se marchó de aquel lugar desolado. Tendria que revisar metódicamente aquella colonia, por llamarla de alguna manera.

Te acercaste hasta uno de los edificios más grandes, te llevó tan solo un par de minutos estar en sus alrededores y comprobar que se trataba de alguna especie de industria, ya que en su interior había un gran número de personas trabajando, o al menos eso podías ver a través de las pantallas protectoras . Aún te encontrabas en el exterior y no parecía haber nadie vigilando la entrada, de la azotea se desprendían algunos gases que no sabías con seguridad si serían tóxicos pero estaba claro que formaban parte del proceso de elaboración de algún producto en la instalación.

Isseriol menaba la cabeza, este edificio tampoco era muy esperanzador. Desde el exterior trataba de ver que se manufacturajba en esa fábrica, pues sería curioso que tuviera algo que ver con droides.

Por el tamaño de los componentes y algunas pruebas que se estaban realizando en un sector de la fábrica llegaste a concluir sobre que la finalidad de aquella colonia era producir en masa generadores de escudo, posiblemente para naves o estructuras de gran tamaño. Realmente era un producto bastante cotizado en tiempos donde hay que proteger hasta la más mínima estructura, aunque parecía que aquella tecnología no se había aplicado ni por asomo en ningún lugar de la colonia.