Partida Rol por web

Matheus se dirige a su cuarto con aire cabizbajo, lo que le hace parecer más abstraído de la realidad todavía.

Cuando llega a su cuarto, pone música clásica en la cadena de música y se dirige a la ducha. Está allí más tiempo del normal, como esperando que el monótono resonar de las gotas en su cabeza le traiga las respuestas a sus dudas.

Después se sienta en la mesa que hay en su cuarto, hace unos pocos ejercicios de respiración y revisa la agenda en busca de la línea de investigación que llevaba antes de partir.

¿Algún problema?, si yo le contara...

La pregunta de Hammond hizo que Sara se ruborizase, no quería hablar de los conflictos internos de la delegación sin haber tenido tiempo a decorarlos un poco, no le gustaba la idea de ir corriendo a sus superiores diciendo que no había sabido liderar el grupo como es debido.

- "Bien, hemos tenido algunos problemas de comunicación entre algunos miembros de la delegación... nada grave, pero nos obligaron a improvisar sobre la marcha, en cualquier caso no creo que tengan consecuencias en el trato con los Shef-Fa."

No hagas más preguntas, no hagas más preguntas...

- "General, necesitaría algo de tiempo para revisar nuestras grabaciones y nuestros archivos, quiero redactar un informe exhaustivo con los pormenores de la expedición, pero le puedo decir que a priori no creo que haya problemas en Nazhar."

Sara suspiró de forma sonora.

- "Ha sido mi primera misión a través del Stargate... y lo he notado, me he encontrado un poco aturdida... distraída al principio. Señor, no quiero defraudar la confianza que han puesto en mi, pero no me atrevo a emitir un juicio sobre mis sensaciones en Nazhar, creo que no estaba al 100%."

Su cara era un claro reflejo de sus palabras, no estaba conforme con su trabajo, y se sentía decepcionada consigo misma.

Hammond mira a la mayor con la preocupación de un padre pero con una sonrisa de entendimiento. Él ya casi no recuerda lo que es ser nuevo en un destino, pero nunca se olvida esa desorientación y esas ganas de hacerlo todo bien, mejor que bien. Para un militar un cambio de destino es como empezar de nuevo y siempre creen que pueden mejorar respecto a todo lo anterior.

- "No se preocupe mayor, le agradezco toda la información que me ha adelantado. Ahora si quiere puede ir a descansar y redactar con tranquilidad su informe. Nos veremos más tarde."

Al acabar las palabras y para evitar a la oficial la incomodidad de levantarse y marcharse sin más en su presencia, fue él el que se levantó y se dirigió a su despacho despidiéndose con un simple saludo militar.

- "Un posible cargador de ZPM que no parece funcionar."

La Mayor Carter le había dejado una nota en el sistema informático, al parecer tenían un dispositivo, traído en una de las misiones del SG-1, que no sabían identificar con seguridad. Posiblemente tuviera que ver con los sistemas de energía de los antiguos, pero no estaban seguros de lo que hacía o de si estaba roto.

- "Por fin algo estimulante..."

De repente todos los nubarrones que sobrevolaban a Matheus desaparecieron. No había cosa que le gustara más que cacharrear con tecnología y si era además un reto intelectual ¡doblaba el premio!

Matheus se puso a revisar la información disponible en la base de datos del comando y sus notas personales con tecnología ZPM.

Sara se quedó durante unos instantes en la sala de reuniones mirando hacia el lugar por donde se ha ido Hammond.

Ahora entiendo lo que dicen de este hombre...

Se despertó de su atontamiento y pensó en que necesitaba una ducha. Se levantó y se dirigió a su habitación.

Una vez en la habitación se desnudó completamente dejando el uniforme sobre la cama y entró en el aseo, abrió el agua de la ducha y entró dentro de la cabina, primero dejó que el agua la empapara de arriba a abajo mientras se apoyaba en la pared con las manos, pasados unos minutos su cuerpo se relajó gracias al calor del agua, entonces cogió una pastilla de jabón y comenzó a enjabonarme metódicamente, como si quisiera quitarse algo malo que tuviera pegado.

Primero se lavó el pelo, después de quitarse los restos de jabón comenzó con el cuerpo, las manos, los brazos, el pecho, el abdomen... se entretuvo un poco antes de bajar a los muslos, terminó en las piernas y los pies.

Pasó otro par de minutos dejando que el agua le quite la espuma y entonces salió de la cabina, se puso una toalla y se acostó directamente sobre la cama, cerrando los ojos...

-"Estás seguro de que cumplirán su parte."- dijo Sara a Alfredo, su guía venezolano durante las últimas semanas.

-"Si señorita Sara, el trato les favorece, dejarán al americano en el lugar acordado, no creo que las cosas se tuerzan." - Replicó Alfredo.

-"Bien, continuemos."- Llevaban más de una hora cabalgando por una pita forestal casi inaccesible, los de las FRAC se tomaban muy en serio encontrar lugares seguros para los intercambios.

-Maldito imbécil, pensó para sus adentros Sara acordándose de la historia del rehén que tenía que intercambiar, un maldito yuppie de Los Ángeles cuya idea de deporte de aventura es pagarle a unos desalmados miles de dólares para que le "infiltraran" en las FARC y pasar unos días con ellos, ¿qué se piensa?. Terminó, como es lógico, secuestrado.

-"Señorita, es ahí." , pasado un recodo del camino ante ellos aparecía un puente, unos 10 metros de longitud, pero con una altura considerable.

Sobre el puente tres hombres con armas automáticas custodiaban a un cuarto encapuchado. En cuanto Sara y su acompañante fueron visibles los hombres armados cargaron sus armas y apuntaron a los recién llegados.

Sara y Alejandro levantaron las manos y continuaron acercándose. Entonces, al llegar a la entrada del puente, los hombres armadas levantaron al encapuchado del suelo y lo empujaron contra la barandilla del puente; El hombre, atado, no pudo recuperar el equilibrio precipitándose al vacío.

-"¡NOOOOOOO!", gritó Sara mientras corría hacia el lugar donde había estado el hombre, justo en el momento que los encapuchados abrían fuego contra ella.

-"¡NOOOOOOOOOO!", gritó Sara mientras se despertaba empapada en sudor.

Al menos no tendré que cambiar las sábanas, pensó para sus adentros al recuperarse de la pesadilla.

Tan solo una toalla empapada cubría su desnudez y la separaba de la cama aún sin abrir.

Un par de golpes en su puerta sacan a Matheus de su ensoñamiento, sumergido como se hallaba en la búsqueda de datos e información exhaustiva sobre los sistemas de generación de energía de los goa'ulds, aunque en realidad había que atribuirlos a los antiguos.

Detrás de la puerta se encontraba el doctor Lee que había venido a buscarlo. Probablemente el acceso a información de alta clasificación no había pasado desapercibido y alguien había comentado al científico que podía ser buena idea el ir a buscar a su compañero militar para evitar que pasara horas entre los ficheros de la base, cuando podía ver el material y probar sus teorías de primera mano. Estaba claro que las notas de grandes científicos especialistas en su campo como McKay o Carter no se podían comparar con el estudiar un aparato recién traído de algún lejano planeta.

- "Hola Doctor, ¿qué le trae por aquí?"

Matheus está medio sorprendido, medio molesto por la interrupción, aunque aprecia al Dr. Lee como un buen científico y no se enfadaría con él.

Entre las manos el Teniente Coronel lleva un buen legajo de notas y un boli en la oreja.

Parece que el par de horas que ha empleado en buscar información le ha hecho olvidar completamente todo el asunto de la última misión.

Después de la pesadilla Sara volvió a caer rendida sobre la cama, un par de horas después ya no puede hacer nada para controlar las ganas de ir a mear.

Se levantoó fue al baño y se pegó otra ducha. Esta vez no se entretuvo demasiado bajo en agua. Se puso el uniforme y salió de su habitación en dirección al comedor.

Espero que hayan puesto el desayuno, necesito un café.

Mientras piensa esto le viene a la cabeza el sabor de un café con moka de Starbucks, casi puede saborearlo en su imaginación...

Un muffin de chocolate...

Iba caminando ensimismada en sus oscuros deseos cuando al doblar una esquina se tropezó con un hombre vestido de civil.

-"Disculp...¡Señor Woosley!"

¿Qué hace aquí Richard Woosley?

-"¿Cuándo fue?, ¿La reunión por el asunto de Abu Ghraib?"

Hago una pausa pero sin dejarle tiempo a responder no puedo evitar hacerle la pregunta que se repite en mi cabeza.

-"¿Qué hace aquí?"

El doctor desde la puerta puso cara de indecisión. No hacía falta conocerlo mucho para saber que era un hombre poco hábil con las palabras (a menos que estuviera explicando uno de sus aparatos donde los tecnicismos te envolvían hasta ahogarte) y con unas capacidades sociales y sobretodo de mentir, muy limitadas. Comenzó a responder titubeante, se veía que intentaba ser educado y diplomático, sin estar muy seguro de conseguirlo.

- "Bueno..., verá..., me han informado que... se..." - Por un momento pareció que su expresión se iluminaba. - "... que se había interesado, eso, interesado. Pues que, se había interesado por el proyecto que había dejado a medias cuando se fue... y venía... a invitarle a unirse a nuestras pruebas de laboratorio."

Detrás de él se podía adivinar la silueta de un marine un poco más curioso de lo que era habitual en los escoltas.

Nunca era un placer el tener que ir a una base militar, ni siquiera cuando se trataba de un trabajo rutinario y sin peligro o importancia alguna. Los militares te miraban como si fueras un intruso, un enemigo potencial... Y lo peor es que ten sentías como uno y con la paranoia que cualquiera de los individuos armados a tu alrededor sufriera un arrebato transitorio y te hiciera un regalo de varios gramos de plomo. Woosley iba taciturno pensando en su mala suerte cuando de camino a la cafetería tropezó con una oficial, probablemente tan distraída como él.

Como un reflejo se apartó e iba a comenzar a disculparse cuando la mujer hizo lo propio y se interrumpió reconociéndolo. Richard no pudo ocultar su cara de sorpresa y le costó un poco más darse cuenta de quién era su interlocutora. Seguramente el gesto de entornar las gafas para mirar por encima de ellas lo delató:

- "Sí, Richard Woosley a su servicio..." - Se vio interrumpido por un par de súbitas preguntas cuando iba a jugar el comodín de apelar al rango militar indicado en su uniforme y buscaba una etiqueta con su apellido que tenía en la punta de la lengua pero se resistía para dejarse atrapar.

- "La capit... Mayor ¿Brown?" - Aunque rectificó la graduación, pese a que no era la misma que cuando se conocieron, el uniforme de la militar no lucía la etiqueta con su nombre o algún elemento se la ocultaba.

Recordaba a la mujer, era una mujer simpática que pese a no ser excesivamente atractiva si que era lo suficiente para parecer una mujer (algo que era todo un éxito entre militares) y sobretodo era culta e inteligente. La recordaba por haber coincidido con ella en calidad de diplomática o algún otro trabajo similar de inteligencia, era bastante campechana y accesible y le había ayudado a aprender a moverse en el difícil mundo de las reuniones militares de alto nivel, que tanto se diferenciaban de los peligrosos gabinetes políticos.

- "Creo que tiene razón y fue Abu Ghraib... Parece que fue ayer." - Sonrió intentando relajarse del susto.

Richard no pudo evitar ponerse serio ante la pregunta de el porqué de su presencia en la base, aunque sabía que era la curiosidad y no un ataque defensivo, no era un tema que pudiera hablar con cualquiera.

- "Me han pedido que venga a realizar una serie de tareas burocráticas para el gabinete del gobierno que gestiona los fondos de la base." - Seguramente la tensión en su voz y en los músculos de su rostro le decían bastante más a Sara que su palabras que se podían resumir en "he venido a hacer papeleo".

Richard educadamente le devolvió la pregunta y mientras la invitó con el gesto a continuar su interrumpida trayectoria y acompañarlo a la cafetería.

- "Ehhh... sí"

Pese a que no lo esperaba Gustavson no parece muy sorprendido, los de sistemas siempre vigilando...

También le pega un vistazo al marine curioso a ver si le suena de algo.

- "¿En que laboratorio nos esperan Doctor?"

El doctor Lee se quedó pensando... La verdad es que no recordaba la denominación del laboratorio y eso que iba regularmente cada día a trabajar allí desde hacía más de un año. Al final se decidió y respondió:

- "En el taller de siempre, señor. El equipo ha quedado esperando por usted... Si es tan amable sígame. Si tiene que cambiarse o coger algo le esperaré fuera con la escolta."

El científico salió con aire distraído como si ya estuviera pensando en otra cosa, probablemente había dejado algún experimento a medias cuando seguridad le había reclamado...

Gustavson pasa a su habitación, recoge el bloc de notas y el boli. Bloquea el ordenador y sale por la puerta.

Cierra la habitación y se acerca al Doctor y la escolta, vuelve a mirar al escolta curioso ¿Me suena de algo? piensa Gustavson.

- "Listo caballeros, cuando quieran"

Gustavson entrecruza los brazos y se balancea sobre los talones, claro signo de estar esperando...

Con una sonrisa Sara acepta el gesto del señor Woosley y continúa junto a él la trayectoria a la cafetería.

-"Se me hace extraño encontrar una cara conocida en esta base, soy una recién llegada y aquí todo el mundo va a lo suyo."

No sé si debería hablar de esta forma con Woosley, tampoco tengo tanta confianza y no quiero incomodarle.

-"Bueno, ya sabe, los comienzos no son fáciles, supongo que me iré adaptando."

Wolsey mira al frente mientras Sara toma una bandeja de la cola del autoservicio, cuando llega al termo de café sonríe.

-"Por cierto, ¿Cómo se llamaba aquel secretario pequeñajo?... ¿Morrison?, creo que me sirvió el mejor café que he tomado nunca en un edificio del gobierno...¿Sigue trabajando para usted?"

Miró con desagrado el brebaje aguado que sale del termo.

Richard escuchaba educadamente a la oficial y solo intervenía para responderle.

Cita:

- "Yo tampoco llevo mucho aquí." - Dijo apenas susurrando, se sentía un poco intimidado al sentirse observado por ser el único civil o al menos el único no uniformado en la cafetería.

Cita:

- "Seguramente." - Susurró para demostrar que seguía su razonamiento y estaba de acuerdo con ella. Sus situaciones eran similares aunque él era más "pez fuera del agua" si cabía.

Se pusieron en la fila y fueron avanzando. El burócrata aprovechó para coger un bollo relleno de mermelada y unas servilletas además de unos cubiertos pequeñitos de café. Esperó a que la oficial se sirviera primero y luego él se echó un café negro con bastante azúcar.

Cita:

Wolsey apenas recordaba la referencia, solo tomaba café para mantener sus neuronas despiertas y no lo degustaba demasiado, por eso ahogaba su sabor fuerte en azúcar. Asintió educadamente pero sin añadir nada más.

Mientras buscaban un asiento decidió tomar por un momento las riendas de la conversación:

- "Entonces, ¿ahora está destinada aquí?"

El doctor se volvió y empezó a caminar en cabeza algo despistado, como olvidándose de toda la gente que le seguía. Tenía fama de concentrarse en su trabajo y olvidarse que existía todo un mundo alrededor.

Por suerte los marines se preocupaban del científico militar que iban a buscar y no le quitaban ojo de encima. Sin duda había conseguido hacer saltar unas cuantas alarmas de seguridad y les habían dado instrucciones muy precisas sobre como actuar.

Bill seguía absorto en sus ideas y continuaba caminando como un autómata que hacía su ruta habitual de vuelta a su entorno nativo.

El marine no le quitaba ojo al Teniente Coronel Gustavson tal y como le habían mandado. Normalmente el que la gente entrara en la base de datos de los proyectos secretos no era algo fuera de lo común, y menos el personal asignado a la participación en la investigación de los mismos. Pero cuando alguien lo hacía nada más volver de una misión y sin haber declarado su intención a ninguno de sus mandos directos ni al jefe del proyecto cientos de alarmas automáticas saltaban en la sala de operaciones.

De ahí a que se movilizara un equipo de seguridad y se informara al jefe del proyecto se tardaba segundos. En este caso el doctor Lee era el jefe nominal del proyecto ante la ausencia circunstancial de la Mayor Carter. El doctor había hecho todo lo posible por calmar al equipo de seguridad, pero estaba claro que lo suyo no era la diplomacia.

Gilbert no quitó los ojos del oficial mientras le indicaba con la mano que pasara delante y el se pegaba a su espalda, más como un centinela que como un escolta.

La pregunta de Woosley hace que por la cabeza de Sara pasen los acontecimientos de las últimas semanas como un flash.

Recuerda el correo electrónico que la citaba en el departamento de defensa con la propuesta de participar en un proyecto secreto. Desde el primer momento se esperaba una cárcel para terroristas en algún país comprometido, parecía que esa era la especialidad de la casa en los últimos años, no en balde ya había conocido las lindezas de esos lugares en Guantánamo, en Irak, en aquel pueblo de las afueras de Madrid, y aquella tarde en Monterrey, la visita más corta hasta el momento.

Cuando llegó al lugar indicado no parecía para nada la típica instalación de departamento, y cuando comenzaron a darle la información... en fin, esa historia termina viajando por primera vez a través de un agujero de gusano, conociendo otro mundo y tirando por tierra los cimientos del suyo propio.

- "Si Señor Woosley, aquí estoy, no se por cuanto tiempo... digamos que en el puesto venía implícito estar a prueba todo el tiempo, aunque por mi parte creo que después de las cosas que he visto, y llevo unas pocas semanas, cualquier otro lugar que no está a varios años luz de Seattle me aburriría."

Matheus ignora completamente la actitud del marine, pasada la curiosidad inicial. No encuentra reprobatoria la actitud de éste, considera que si le han dado acceso a los archivos es, al fin y al cabo, para que los use investigando.

Anda acelerando el paso y comentándole al Dr. Lee.

- "Al parecer estos cacharros no se pueden recargar, eso quiere decir que el objeto de estudio debe ser... eh... único. ¿no le parece?"

Matheus mira al doctor con interés esperando más información de la que inicialmente ha podido recopilar...