Partida Rol por web

Caminan de forma calmada y ordenada, no parece que haya ningun problema a la vista. Pero mientras se acercan a la Iglesia, busca con la mirada al hombre del bosque y no lo encuentra. No sabe si sentirse decepcionada o si preocuparse, pero por suerte el Coronel decide por ella.

- Yo tampoco lo veo por ninguna parte, señor.- le confirma. Asiente a las órdenes del Coronel y se dispone a rodear el recinto, manteniéndose ojo avizor.

Los asistentes tomaron parte de la ceremonia. El Gran Sacerdote se acercó al altar seguido del Dr. Donovan. La Mayor Boyd tomó una posición cerca del altar y con un ángulo idóneo para poder observar todo lo que pasaba cerca del altar y en los demás espacios interesantes de los restos de la Iglesia.

El resto de los asistentes dejaron que el Coronel y la Teniente tomaran sitio en la primera fila, como invitados de honor y en señal de respeto*.

Luego Laomé se acercó hasta donde estaba el Gran Sacerdote y colocó un libro de gran tamaño encima del altar y lo abrió. Seguidamente, con una sutil reverencia se alejó del altar y se situó en la segunda fila.

Luego el Gran Sacerdote tomó la palabra.

Hermanos y hermanas, nos encontramos reunidos en este sagrado lugar para honrar al Señor y demostrar que nuestras almas no se han alejado del camino de la verdad y de la fe. Oremos en silencio para 

La gente se puso de rodillas en este momento y empezó a rezar de la misma forma que lo harían en una Iglesia cristiana en la Tierra.

Las palabras del Gran Sacerdote se oían claramente, parecía que su voz conseguía alzarse por encima de cualquier otro ruido.

Oigamos ahora las sagradas palabras del Salmo del Viaje, aquellas que nos recuerdan nuestro origen, para que estén siempre presentes en nosotros y sean testimonio de los actos de nuestro Señor.

El Gran Sacerdote se apartó del altar y con un gesto invitó a tomar su posición al Dr. Donovan. No le costó identificar en la página de la izquierda el título que figuraba en el libro: El Salmo del Viaje...

Ante la evidente ausencia se inquieta un poco. No por nada en particular, pero no deja de ser raro, y, bueno, ella está ahí para preocuparse de esas cosas, no? Mientras la gente va entrando en la iglesia se va haciendo la remolona, observando con atención cada piedra y poniendo pose maravillada para poder seguir las órdenes del Coronel. Se va quedando fuera del recinto y caminando poco a poco hacia el lado derecho del edificio. Supone que Vargas estará al tanto y que irá por el lado izquierdo. Camina poco a poco, al principio con cara de despiste por si hubiera alguien cerca, pero concentrada en la búsqueda del hombre o de cualquier cosa sospechosa. De alguna manera no le acaba de convencer aquello de "es igual que cualquier rito cristiano". Da la vuelta poco a poco, de forma sigilosa, para poder volver dentro del edificio si no encuentra nada.

Me aproximo al altar, relajo mis parpados un momento, mientras deposito suavemente mis manos sobre el frío mármol. Acto seguido me arrodillo y beso la piedra para luego erguirme con solemnidad y mirando al cielo abro los ojos, después contemplo a los presentes y me dispongo a empezar.

- Henos aquí a día de hoy para reverenciar a nuestros antepasados y honrar su sacrificio y dolor para garantizar el éxodo de sus hijos a la tierra del señor. - Hago una pausa y prosigo con las escrituras. - Yendo Armadián hacia su duro trabajo de esclavo, allí en la tierra del demonio, donde el hombre más fuerte y el más débil compartían iguales penurias. Este se encontró con la presencia del Divino, un serafín del señor se apareció ante Armadián como una columna vaporosa de blanca y radiante Luz.

- Al acercarse, la luz le hablo con gran poder, Armadián, no temas, pues yo soy el heraldo de Jehoba, tu dios, mi dios y el de tu pueblo. acercate y ora por la gloria de Dios. Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Ne'tu y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los demonios, y sacarlos de esta tierra muerta, sofocante y asfixiante, a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel. 

- Así pues, Armadián volviose en pos de sus hermanos y hermanas y hablóles de lo acontecido y de la promesa de Dios. Todos ellos alzaronse pues en vitores a la esperanza de un futuro mejor y marcharon con Armadián que les condujo hacia la Luz. Los demonios vierón la exitación del pueblo del señor y sintieron envidia y odiaron a estos en su alegria, pues ellos estaban tambien condenados a servir a Satán. Los seres del inframundo saltaron sobre los hijos del señor y estos se defendierón mas no eran fuertes para imponerse. Armadián vio el sufrimiento de sus hermanos e imploro a Dios por piedad, En ese momento la luz de la esperanza voló por encima de todos y atemorizo a las criaturas oscuras que desaparecieron para regresar con su creador. 

- Sintiendose protegidos alabaron aquella luz los fieles y esta les hablo por boca de Armadián: Heme aquí con mi pueblo, este día solemne, en el que Dios nos abre sus brazos y nos conduce a un nuevo hogar. Dejemos que la luz del señor nos llene, nos proteja, nos acune y nos lleve a la felicidad merecida. Después de sus palabras, la Luz que flotaba encima de las cabezas de los presentes descendió y los envolvió a todos para llevarlos a la tierra prometida.

- Fueron llevados los fieles, por la gracia del señor, a una Gran Arca de dorados y plateados metales, fue en esa gran estructura donde iniciaron los antepasados su largo peregrinar. moraron durante 400 días con nuestro señor en la bóveda celeste zurcándo el gélido vació en donde se puso a prueba su fe. privados de comida y agua fueron testigos del poder de Dios para mantenerlos con vida, pues solo con la fe pudieron alimentar su espíritu y superar la prueba.

- Llegado fue entonces el día de la llegada y en este mismo campo donde hoy se alzan magestuosamente nuestros corazones, el Serafín hablo al primer sacerdote Armidián para que llevase consigo la palabra del señor y la trasmitiese a las nuevas generaciones por los siglos de los siglos.

Mientras oyes de fondo las palabras de Donovan, te centras en los alrededores, tu vista concentrada ahora en los nevados arbustos de alrededor.

Muy fugaz, por el rabillo del ojo, parece que alguna de las hojas se ha movido, en la lejanía, incluso parece que algún sonido ha llegado hasta tus oídos...

Todo el mundo estaba completamente centrado en las palabras de Donovan, podría haber explotado una bomba en los alrededores y no se habrían enterado. Todos estaban completamente entregados a su discurso.

Cuando terminó, todo el mundo concluyó en un "amén", o al menos eso supusieron la Mayor y el Dr. Donovan que debería significar la palabra Sinyá que pronunciaron todos al acabar el discurso.

El Gran Sacerdote parecía complacido, en su cara se dibujaba una sonrisa.

Alabado sea el Señor por proteger a nuestro pueblo y atender a nuestras plegarias.

A continuación recitó unas palabras más seguida de otró "amén".

Acto seguido se descolgó la cruz que llevaba colgando del cuello y la depositó encima del altar. La Mayor Boyd estaba atenta a cada movimiento del Gran Sacerdote, pues creía que era la llave para activar el artefacto, fuera el que fuera, que se encontraba allí. Y sí, algo había que no era normal... La cruz estaba flotando en medio del altar!

No se escuchó nada ni se adviritó nada fuera de lo normal, pero fuera lo que fuera, la Mayor estaba segura que si pudiera leer con su tablet la signatura de energía del altar podría descubrir muchas más cosas de su función.

Y ahora, hijos míos recemos y santiguémonos como manda la ley del Señor.

Acto seguido, el Gran Sacerdote se levanta y se dirige hacia la pica bautismal, se santigua y la gente se levanta dejándoos paso hacia el Gran Sacerdote.

Disimuladamente (como si fuera posible hacerlo frente a decenas de personas), voy saliendo de la primera fila y hago señas a la gente (y a Laome) de que me encuentro bien, de que solo quiero "pasear a solas", hago esto sonriendo ante las algo atonitas miradas de todos, "Supongo que les parecera una falta de respecto que estando en primera fila abandone al grupo en medio del salmo del viaje..."

Comienzo a caminar alrededor del lugar, junto con la Tte Pratt, que tambien se habia "retirado" a la mitad de la lectura del salmo del viaje...

Mientras ella empieza a recorrer el lugar hacia la derecha, yo lo hago hacia la izquierda...

Le indico a la Tte Pratt por medio de señas de que nos acerquemos al lugar donde hemos visto movimiento...

Empiezo a moverme con cuidado, tratando de mantener el bajo perfil con respecto a la gente que aun esta cerca de mi, mientras me acerco al lugar indicado.

Mientras mantengo el bajo perfil (es decir, no me muestro sospechoso) con la gente cercana a mi, me voy moviendo sigilosamente, para no alertar a aquello que este en el lugar donde detecte ruido/movimiento. Una vez alejado de la gente del lugar, aumento mi sigilo y mi estado de alerta tratando de saber que esta ocurriendo...

Acerco la mano derecha al lugar donde tengo oculta la arma, pero sin sacarla a la vista.

Bien, entonces no han sido imaginaciones mías- piensa ante la señal del Coronel de ir hacia donde se ha movido algo. Cabe la posibilidad de que vuelva a ser un niño revoltoso, así que mantiene el P90 bajo y con el seguro puesto, no quiere arriesgarse a que movimientos bruscos le lleven a disparar sin ser necesario. Escucha atentamente, por si oye otra vez algo que le indique que lo que sea ha cambiado de dirección. Va caminando despacio, sin hacer ruido.

Os acercáis al lugar dónde habéis visto algo con cautela y sigilo. De pronto lo que antes era sólo un breve movimiento de las hojas en los arbustos se convierte en un sonido claramente perceptible.

Alguien está corriendo... Y deprisa.

De pronto, antes de poder reaccionar podéis oir:

Aushla, aushla!!