Partida Rol por web

Status Quo

Ambientación

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06/03/2013, 12:30
Hipólita

Hipólita no necesitó preguntar: Sabía lo que debía hacer. Obedeciendo a su superior, se situó junto a la cristalera y comenzó a concentrarse. Pronto, las rocas comenzaron a explotar, abrasadas por un calor tan intenso que apenas podía describirse con palabras. Otras eran arrasadas, reduciéndose a ceniza estelar. Aunque la paradoja ya comenzaba a amenazar con destruirla, no se rindió. Si hacía falta, se sacrificaría por salvar lo que había sido su hogar durante los últimos años. El Baluarte no debía caer... ¡No caería!

Pero la lluvia de meteoros parecía no terminar nunca

Sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas, redobló sus esfuerzos, y ni siquiera los latigazos de paradoja que comenzaron a estallar contra sus extremidades consiguieron hacerla renquear. Evitó pensar en que, probablemente, aquel solo era el principio. Evitó pensar en que, probablemente, su última esperanza residía en un grupo disfuncional de hechiceros del que no sabían nada. Evitó pensar en que, si estos fallaban, no solo ellos se extinguirían, sino también probablemente toda la humanidad

Pero, aunque lo intentó, no pudo evitar pensar en Helios

Si solo hubiera podido decirle...

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11/03/2013, 12:02
Tezca

Tezca observó la escena con resignación, impotente ante algo tan inevitable como el hecho de que los astros seguirían moviéndose o el mar bramando contra los acantilados de roca. De alguna manera, sabía que acabaría ocurriendo, pero había confiado en tener algo más de tiempo. Algo más de...

El suelo retumbó, y Tezca sonrió. Incluso a esas alturas, seguía siendo un humano, y como tal albergaba sentimientos. Sentimientos de miedo, de duda, de arrepentimiento. De alguna manera, sentía que dichos sentimientos le eximían de parte de su responsabilidad, como pequeños actos de redención con los que calmar su retorcido espíritu. Tezcatlipoca, el destructor. El guerrero, el hechicero de la noche. El dios jaguar. Su nombre siempre le había gustado, le había dado fuerzas

Y, sin embargo, era ahora cuando se daba cuenta de que, en realidad, él no había sido más que una simple broma, una réplica mundana de los aspectos más puros de dicha entidad. Pues lo que estaba presenciando... Aquello sí que era Tezcatlipoca. No pudo contenerse más, y rió. Rió como tantas otras veces, consciente de que el final se acercaba. El final de su trabajo, el final de planes que escapaban a su comprensión. El final de una era

Je je je

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12/03/2013, 20:33
Antares

Tres días más tarde, en algún lugar del reino otoñal

Todo había cambiado. Puede que fueran simples observaciones sutiles, sensaciones nuevas o claras diferencias descaradamente obvias. Pero mirasen donde mirasen, los pocos supervivientes a la gran tragedia del Oscuro Atardecer, nombre que ya varios utilizaban para referirse a los últimos sucesos, notaban que nada era igual que antes. No solo el aspecto físico, sino la propia esencia. Y no es que el cambio fuera malo, pues esa era justo la filosofía que regía el mundo del Otoño... Pero era difícil no sentirse extraños en ese mundo nuevo, como si fueran extraños huéspedes en su propio hogar. De alguna manera, la esencia del Otoño se había fundido con la de Antares, y por mucho que el Magister hubiera pasado a encarnar principios que bien poco le representaban, la naturaleza onírica de su alma se perfilaba con claridad en cualquier esquina de aquel mundo de ensueño

Y no es que hubiera hecho un mal trabajo. Tanto él como Andariel se habían esforzado al máximo para arreglar todo lo que se había perdido debido a sus actos. Trabajando sin parar, habían logrado minimizar las pérdidas y repoblar en gran medida los mundos sobrenaturales que de alguna manera habían pasado a dominar. Pero era inevitable que las secuelas fueran perceptibles, aunque esto no siempre implicaba algo malo. Ahora, la orilla de los crocotoas permanecía cubierta por extrañas motas de polvo, que danzaban saltarinas a la par que emitían una débil y pálida luz parpadeante. Las ruinas de la memoria habían adquirido un tinte esmeralda, y los silfos que habían pasado por allí afirmaban que, de vez en cuando, parecía que ojos espectrales estuvieran observando desde la oscuridad, flotando en el aire como retazos de una pesadilla. Incluso el abismo de los vientos había sufrido los efectos del Sueño, y ahora el silbido constante que le caracterizaba iba acompañado de arcanos susurros que ninguna de las criaturas que allí habitaban podía siquiera entender, ni por supuesto traducir

Consciente de que una fuerte presencia del Sueño en ese mundo rompería el equilibrio, el nuevo Dios había pedido ayuda a los otros para equilibrar la balanza de nuevo. Sin embargo, tanto Primavera como Verano se habían negado en rotundo. De hecho, de no ser por su carismática personalidad y por su facilidad para maquillar la verdad con maestría, probablemente la locura se habría desatado entre ellos. Por ahora, era un comienzo, pero todavía quedaba mucho camino que recorrer, pues pasarían siglos, milenios, e incluso eras enteras antes de que los otros dos Dioses pudieran aprender a confiar en los dos usurpadores que ahora osaban sentarse a su lado en un panteón cerrado. Un panteón que, hasta la fecha, nunca había sido modificado. Las repercusiones eran tan graves que solo expresarlas con palabras ya parecía desmerecerlas

El Baluarte, por otro lado, estaba patas arriba. Tras la catastrófica lluvia de meteoritos, gran parte de su estructura había quedado destrozada o gravemente dañada, y las pérdidas humanas se contaban en decenas. Para una organización tan reducida, aquella cifra era poco menos que irrecuperable. Al menos, no a corto plazo. Sin embargo, los esfuerzos combinados de los Magister que aún restaban habían conseguido retomar el orden y, en un alarde de voluntad y principios, gran parte de los magos de todo el globo, Arcontes o no, habían cooperado para reparar todo lo que había sido ultrajado. Como un reflejo del mundo al que había jurado proteger, la organización se lamía las heridas, demasiado cauta como para no desconfiar de la pequeña tregua que aquel apocalíptico escenario le brindaba pero lo suficientemente desesperada como para permitirse cierta esperanza hacia el futuro. La humanidad había sufrido un duro golpe, pero, como tantas otras veces, seguía adelante

Apartadas de todos estos sucesos por unos valiosos minutos, dos figuras caminaban, solitarias, por el Corazón del Otoño. Antares, el nuevo Dios, era una de ellas, y en esos momentos enlazaba sus palabras con cuidado, expresándose en tono tranquilo aunque grave. La constante sonrisa que solía adornar sus labios no se veía por ningún lado

No puedes negarme unas horas de tregua. No te haces una idea de todo lo que he hecho durante estos últimos días: Ser Dios es algo más complicado de lo que parece. Creo que me he ganado un pequeño respiro

La otra figura negó con la cabeza

Tiempo es justo lo que nos falta. No puedes permitirte flaquear, no después de haber llegado tan lejos. No después de todo lo que hemos conseguido. No después de todo lo que hemos perdido

Antares arqueó una ceja

¿Perdido? Tú no has perdido nada, no intentes engañarme. Sabías que todo esto ocurriría

No. No negaré que hay algunos detalles que se han escapado a nuestro control...

Antares bajó la mirada

Daphne... Ella no se lo merecía. Ni Helios. ¡Le vi morir! Le vi sacrificarse por una causa inútil, y todo debido al maldito plan que se te ocurrió trazar. No... He sacrificado suficiente ya

Y sacrificarás más

Antares rió

¿Más? Sacrifico a todas horas. Cada vez que tengo que inventarme una nueva mentira, cada vez que veo sus ojos, evaluándome... A veces deseo que no me hubieran creído, que hubieran ahondado en mis engaños y hubieran descubierto lo que realmente yace debajo. Poder estar libre de esta pesadilla

Eso sería altamente desaconsejable. No hay alternativa, y lo sabes. Deben permanecer en la ignorancia, por ahora

Antares no supo que responder. Aunque por dentro sabía que esas palabras eran ciertas, aceptarlas como algo real parecía tan cruel...

¿Cómo está la nueva Diosa?

La pregunta pilló a Antares por sorpresa

¿Andy? Ella... Se maneja bien. Demasiado bien, diría yo

Demasiado bien para tu gusto

Sí. Lo he pensado mucho desde entonces, ¿sabes? En si hice lo correcto o no al elegirla. Podría habérselo dicho a Elizabeth

Es menos ambiciosa, de eso no hay duda. Y más bondadosa. Pero eso no implica que sea mejor. No todos pueden aceptar una carga tan grande como la que os habéis echado a los hombros

No, no todos. Pero ella... Temo que el poder la corrompa. Temo que la solución sea peor que el remedio. Debería de haber sido Daphne, como acordamos...

El otro negó con la cabeza, sonriendo

No te mortifiques. Actuaste con el corazón, no con la cabeza. Tus poderes como Otoño distan mucho de ser especialmente curativos, y teniendo en cuenta que tu control sobre ellos en ese momento era poco más que nulo, es probable que alguno hubiera muerto. Concediéndole la divinidad la salvaste de una muerte que no merecía

Antares se mantuvo en silencio durante unos segundos. Aunque no lo confesaría, las palabras de aquel hombre le reconfortaban en cierta medida. Caminaron sin decir nada un rato, antes de decidirse a romper el silencio de nuevo

No puedo dejar de preguntarme si ha merecido la pena. Todo este... Poder. Me abruma. Es como si oyera mil voces en mi cabeza, y cada una de ellas me recuerda que puedo provocar verdaderos cataclismos con solo desearlo. Es... Desquiciante. ¿Y todo para qué?

Porque era necesario. Sabes tan bien como yo a lo que nos enfrentamos, y sabes que lo peor no ha hecho más que empezar. Alguien debe estar preparado para cuando lleguen los días oscuros

Lo sé... Pero aún así...

No debes flaquear, Antares. No puedes

Antares no respondió, pero asintió con resignación. Se apresuró a cambiar de tema

¿Qué tal está todo en el Baluarte?

Como siempre. Alexis se ha tomado muy mal lo de su hermana. No tardará en convertirse en un problema. Hipólita también está bastante afectada. Parece que sentía algo por el Elegido de la Luz

Habrá que hacer algo con ella. Es una pieza clave, lo sabes

Tranquilo, se le pasará. Es joven

¿Cómo podía hablar con tanta indiferencia? Antares tuvo un escalofrío. Algo extraño, sin duda, pues había llegado a pensar que como Dios estaría exento de esos pequeños defectos humanos

Debo partir. Hay cosas que tengo que hacer

Su interlocutor asintió

Yo también. Llevo ya una semana sin cambiar el cajón de arena de mi casa de Rusia. El pequeño Smucker debe de estar comenzando a ahogarse con el olor de sus propios desechos

Alzando una ceja, el Dios nonato observó como el misterioso titiritero se giraba y, murmurando una breve despedida, comenzaba a alejarse

Un viejo extraño, sin duda

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01/04/2013, 12:11
Invierno

Nieve

A decir verdad, aquello era diferente a como se lo había imaginado. Siempre había creído que el frío y el hielo estaban estrechamente relacionados con la muerte, pero ahora que tenía a sus pies el mismísimo mundo de Invierno se daba cuenta de cuán errada había sido esa suposición. Aquellos copos nunca habían estado vivos, y por tanto no podían morir. Era algo totalmente distinto, y que en sus parajes la vida fuera más difícil era más debido a una consecuencia lógica que a una verdadera relación intrínseca de los dos principios. Ahora comprendía esos pequeños detalles, al igual que comprendía muchas otras cosas

Le había costado hacerse a sus nuevos poderes, pero poco a poco iba adquiriendo destreza en su uso. La vía que, de alguna manera, más había influido en su reciente cambio de enfoque había sido la del Conocimiento. Solo ahora que la antigua Invierno ya no existía se daba cuenta de la vasta sabiduría que había manejado. Comprendía cosas que nunca podría haber comprendido siendo humana, y entendía causas donde otros solo veían consecuencias. Sabiendo que aquel era solo un fragmento de la mente que su predecesora había podido fraguar a lo largo de los milenios, el futuro se antojaba mucho más brillante y prometedor que nunca

También era la razón por la que sabía que algo no encajaba

Las últimas semanas había estado ocupada, desde luego. Su nuevo mundo estaba patas arriba, y sentía demasiado apego por el viejo como para cortar toda la relación. Al menos se había asegurado de que su pueblo quedara en buenas manos, y de que su reciente abandono de la organización no causara demasiado impacto. En cuanto a sus nuevos deberes como Diosa, resultaba abrumadora la cantidad de responsabilidades que ahora pesaban sobre sus hombros. Influir en ciertas regiones del mundo, asegurarse de que sus poderes estuvieran contenidos dentro de su reino, reorganizar a las criaturas supervivientes y crear nuevas para poblar sus dominios, remodelar el paisaje y recuperar lo perdido... Y aún era Primavera. No quería ni pensar en como se pondría todo cuando llegar su época del año. Y luego estaban Primavera y Verano... Sí, darían muchos problemas. Esperaba poder tratar con ellos porque, a decir verdad, la sacaban de sus casillas. Eran como niños manejando pequeños juguetes, pero en este caso dichos juguetes eran continentes, mares e incluso planetas

Un tigre blanco apareció frente a ella, deteniéndose a una distancia respetuosa y mirándola directamente a los ojos. Otro de sus sirvientes. Paciente, esperó hasta que ella le concedió el permiso para hablar

Señora, el Ykrael está brillando

Invierno asintió, y sin decir nada más el tigre desapareció en la nieve como si nunca hubiera estado allí. No pudo evitar pensar que, junto a sus dos hermanos, aquella criatura era una de las más misteriosas que ahora le servían. Ni siquiera se habían pronunciado ante el "cambio de dirección", aceptándolo como si siempre hubieran sabido que iba a ocurrir. Aunque aún no les comprendía del todo, en cierto modo se habían convertido en sus preferidos. Al menos, eran interesantes, algo que no se podía decir de todos sus subordinados. También habían sido los que le habían revelado que Lucille había muerto luchando contra sí misma en la Prueba del Espejo del Alma. Ellos mismos habían dado el golpe fatal que había acabado con su vida, aunque, en realidad, ya había estado muerta desde mucho antes. Solo que ella no lo sabía

Aún no le había dicho nada a nadie. No tenía clara la razón pero, de alguna manera, prefería mantener oculto el hecho de que otra Elegida, y en este caso una Magister, había fallecido. Por supuesto, Alexis había seguido haciendo ruido. Las últimas noticias que tenía hablaban de una especie de movimiento dentro de la organización, liderado por ella, que se pronunciaba en contra de los nuevos Dioses Cardinales y exigía una retribución frente a todo lo que se había perdido. Aunque muchos otros habían aceptado la revelación de que Antares había actuado movido por razones de causa mayor, una gran parte de los Arcontes y miembros menores de la Organización se habían unido al movimiento, y entre ellos se encontraba la mismísima Hipólita, la Elegida del Fuego. Al pensar en ella, una débil sonrisa se dibujó en su rostro. ¿Qué pensaría la niña bonita de la Organización si supiera que su querido Helios había suspirado por ella los últimos días antes de morir? Acordarse del chico, sin embargo, borró la divertida e irónica expresión de su rostro. Puede que ahora fuera una Diosa, pero aún quedaban retazos de humanidad en ella. Algo que, de alguna manera, tendría que pulir. Una cosa era olvidarse de sus orígenes y otra muy distinta recaer en ellos constantemente. Molesta, cerró los ojos y se concentró

Cuando los abrió, se encontraba en una sala de hielo resplandeciente. Moverse por sus dominios resultaba insultantemente fácil, y solo con desearlo podía trasladarse kilómetros en cuestión de segundos. Sin demora, se acercó al cristal que yacía en medio de la sala, el cuál brillaba con una pálida luz fantasmagórica. Un regalo de Otoño y la Organización, instalado allí como medio de comunicación entre el Baluarte y su Reino. Algo a lo que había accedido sin poner pegas, pero que seguía causándole cierta sensación de que su intimidad estaba siendo, en cierto sentido, violada

¿Kel?

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01/04/2013, 12:19
Kel

Hola, Andy

La voz de la Magister tenía el tono neutro de siempre. Había cosas que nunca cambiaban

Llamaba para informarte de más movimientos anómalos en los polos

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01/04/2013, 12:22
Invierno

Invierno torció el gesto. No le había costado hacerse a su nuevo nombre, y el hecho de que la hechicera se refiriera a ella por el antiguo le resultaba extraño, incluso incómodo. Sin embargo, decidió obviar el detalle y centrarse en lo importante

Lo sé. Es posible que las temperaturas bajen bastante durante los siguientes días por allí, pero es una medida necesaria. Aún no controlo del todo mis poderes, y prefiero no arriesgarme. Tranquila: Primavera está haciendo su trabajo, para variar. No afectará al resto del mundo civilizado, aunque yo iría evacuando los asentamientos y expediciones cercanos a la zona. No respondo por ellos

¡Qué insignificantes parecían las vidas humanas ahora!

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01/04/2013, 12:27
Kel

Kel emitió un murmullo de asentimiento

De acuerdo. Moveré algunos hilos. Si hace falta, puedes forzar un poco tus poderes. Si fallas, prefiero que sea ahora que Primavera está al mando o cuando Verano tome el relevo

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01/04/2013, 12:30
Invierno

En otro tiempo, quizás, se habría sentido ofendida. Pero lo que decía Kel tenía sentido: Si algo se le escapaba de las manos cuando Otoño, otro primerizo, cogiera el timón, su capacidad de respuesta no sería lo suficientemente efectiva como para paliar los daños sin graves consecuencias. Y si fallaba cuando le tocara a ella... Bueno, mejor no ponerse en ese caso. Cuanta más experiencia pudiera reunir antes de ese momento, mejor

En ese caso, que esa evacuación sea cuanto antes

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01/04/2013, 12:33
Kel

Haré lo que esté en mi mano

Kel tardó unos segundos en hablar de nuevo, tanto que Invierno había estado a punto de cortar la comunicación dando la comunicación por finalizada

Andy... La cosa se está poniendo difícil por aquí. Cada vez más hechiceros se preguntan si Antares no es más que un charlatán ambicioso que ha dado la vuelta a la propia realidad solo para conseguir más poder. También se dice que tú estabas con él desde el principio

Pausa

Creí que debías saberlo

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01/04/2013, 12:37
Invierno

Invierno alzó una ceja. ¿Kel, justificándose? Parece que hasta ella era humana, a fin de cuentas

Descuida, ya lo he tenido en cuenta. Deja que Alexis y sus nuevos adeptos difamen contra nosotros todo lo que quieran. Poco pueden hacer desde allí, siempre y cuando les tengáis atados con correa. Aún si se descontrolan, lo van a tener difícil para afectarnos. Sin embargo, si lo que estás pidiendo es ayuda, entonces no vas a conseguir nada por mi parte. Demasiadas cosas tengo en la cabeza ahora mismo como para andar mediando en vuestras peleas de recreo. Que cada uno barra su propia casa

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01/04/2013, 12:41
Kel

No era una petición. Es un advertencia. Te conozco más de lo que crees, Andariel. O, al menos, conocía a la persona que eras. Sabes lo que reside en el Baluarte, y sabes que tenemos mucho más poder del que muchas deidades conocen. No harás oídos sordos a lo que te he dicho. También he avisado a Antares. Háblalo con él si quieres

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01/04/2013, 12:44
Invierno

Quizás lo haga

No lo haría, claro que no. No hasta que ella misma dejara de sospechar de él

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03/04/2013, 12:21
Elizabeth

El tic-tac del reloj le taladraba los oídos. Tic. Tac. Tic. Tac. Cada vez que los engranajes del reloj sacudían la manecilla era como si alguien le martillase la cabeza. Exageraba, por supuesto, pero en el silencio su habitación las cosas se volvían…diferentes.

Alzó la mano, apagó la alarma del despertador un par de minutos antes de que sonase y se permitió un minuto más en la cama. Estaba amaneciendo, y un tímido rayo de luz se colaba por la rendija de su persiana, haciendo que las motas de polvo bailasen ingrávidas. Bostezando, se levantó de la enorme cama de matrimonio (Que cada día le parecía un poco más enorme) y fue directa a la ducha. No más de cinco minutos, se dijo, pero acabó incumpliendo su promesa y se tomó siete. Nada más salir fue directa al desayuno. Tostadas, café…nada del otro mundo. Desde la cocina se podía ver un pequeño parque donde los niños jugaban. Se permitió otros dos minutos para observar su vida recién estrenada.

En su habitación, respiró hondo y abrió el armario. Dentro estaban todos sus vestidos, de colores vivos y llamativos. Con lunares, estampados, color naranja, verde, cereza, incluso había algunos cuya tonalidad habría sido inexplicable para un hombre, pero a Elizabeth no le interesaba ninguno de esos. No hoy. No ahora.

En un rincón, casi olvidado, sobresalía un tímido vestido negro. Ese fue el que eligió. Se detuvo un segundo a acariciar la fina seda y a arreglar un hilo rebelde que había decidido ver mundo por su cuenta. Le había costado un ojo de la cara, pero de todas formas mañana lo iba a devolver…

Una vez vestida, eligió unos tacones de aguja insultantemente altos para llevar a juego, pero después de tropezar contra el pico del armario al dar un paso en falso decidió cambiarlos por otros mucho más discretos, lo que le llevó otros dos minutos.

Al llegar al lugar estaba asfixiada, había tenido que correr, claro. Después de haber perdido el tiempo de esa manera cómo no iba a tener que correr…

Manteniendo la poca dignidad que le queda a alguien que se agarra a un árbol para respirar, comenzó a bajar las escaleras de dos en dos, dando de vez en cuando un pequeño saltito involuntario. Sin embargo, al llegar frente a la tumba de Lucille Elizabeth se enfrió. Eso enfría a cualquiera.

 

Elizabeth recordaba que alguien había sugerido enterrar a Lucille en el baluarte, pero Alexis y ella misma se habían negado en rotundo, casi con ferocidad. Lucille no se merecía nada menos que aquello. Los cerezos en flor era lo único que podía acercarse siquiera a su belleza.

-Aquí estoy-Tenía un nudo en la garganta-Pero tú no deberías. Tu no…-Tuvo que tragar saliva para continuar.

Suspiró y se enjugó una lágrima que había decidido rodar por su mejilla sin su permiso.

-Siento haber llegado demasiado tarde. Aunque en el baluarte dicen que no podría haber hecho nada para salvarte yo se que si. Siento que murieras sola, pero no estabas sola, tu hermana y yo estábamos contigo. Siempre estaremos contigo.

Elizabeth había empezado a convulsionar.

-Siento que hayamos tenido tan poco tiempo para nosotras. Siento tantas cosas que soy incapaz de expresarlas todas. Yo…

Las palabras murieron en el viento y dieron paso a un llanto silencioso.

***

¿Cuánto tiempo llevaba llorando? No lo sabía, pero era el suficiente como para dejar de hacerlo. Elizabeth se levantó y miró la tumba de Lucille con los ojos empañados. Pese a todo, le dedicó una sonrisa.

Se giró y comenzó a andar fuera del cementerio, donde esperaba una figura que no dijo nada, pero la miró expectante.

-Vamos, Clay. Tengo mucho que enseñarte.

Sonrió.

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03/04/2013, 21:53
El esperado e inevitable cliffhanger...

Palpitaba. Allí, en la oscuridad. Podía sentirlo, y no era la primera vez. Ya lo había sentido antes, pero no tan fuerte como ahora. Fuera lo que fuera, se estaba acercando

Tenía frío. No ese frío que te hace tiritar y que convierte tu nariz en un grifo, sino un frío mucho más profundo, de ese que se cuela entre los huesos y llega al alma. Un frío mortal

Era injusto. Lo había sido desde el principio, y ella lo sabía. Al principio se había culpado a ella misma, pero poco a poco su mente comenzó a divagar en razones detrás de razones, y engranajes atados a engranajes. ¿Quién había urdido todo aquello? ¿Quién había sido el artífice de su muerte?

Poco a poco, las dudas se habían convertido en certeza. Y la certeza se había transformado en ira. Indignación, frustración. Ella, la Elegida de la Belleza, había visto el final de sus días por culpa de ambiciones y viles traiciones. No era justo que acabara así

Mortal

Lucille se encogió ante la voz, que resonaba por todas partes. A su alrededor, más allá de lo desconocido y dentro de su propia cabeza. Una voz omnipotente, omnipresente... Y los latidos sonaban más fuertes que nunca

¿Quién eres?

¿Quién, preguntas? No soy quién. Soy el principio y el fin. Soy la devoradora, el umbral de un nuevo sol, el final del ciclo y el comienzo del siguiente. Soy, simplemente

Lucille sintió un escalofrío

¿Qué quieres?

Silencio

Lo quiero todo. No quiero nada. Lo que yo quiera es indiferente. Sin embargo, tú... ¿Qué quieres tú?

Yo... Quiero salir de aquí. Quiero volver a mi cuerpo, respirar de nuevo, sentir el mundo a mi alrededor. No hay belleza en este lugar, no hay sentido ni sentimiento

No. Y coincido contigo: No deberías estar aquí

¿Por qué, entonces, no he trascendido? Creía que esto era la muerte

No hay muerte en mis dominios. No como tú la conoces. Puedo ver a través de ti... Puedo sentir la oscuridad que hay en tu interior. Puedo diseccionar tus entrañas

Lucille gritó, frustrada

¡¿Qué es lo que quieres de mí, ente?! ¡Basta de acertijos! ¡Exijo la verdad!

La verdad es solo la cara de una moneda. Una moneda de muchas caras. Pero descuida: No deseo mal para ti. Sin embargo, siento curiosidad. Y creo que podemos llegar a un acuerdo

La difunta dudó

¿Un pacto? ¿Con qué condiciones?

Tú eres la condición

Un nuevo escalofrío

Y... ¿Qué podrías ofrecerme?

VENGANZA

Notas de juego

FIN