Partida Rol por web

Rubi no canto, empezó a hablar con Tamao….perdón, Suzumi-san, lo cual me impresiono.

-¡pensaba que ibas apuntarte conmigo a Literatura!….me rindo-dije disgustada por el repentino interés de Suzumi-san hacia Rubi.

Como había hecho anteriormente Mitsuki, solo que dejando allí mismo la bandeja, me levante enfadada y me dispuse a salir de la cafetería hacia el tablón de anuncios, no quería molestar a Mitsuki, ya le había dicho lo que tenía que decirle sobre Kiyashiki-san.

Mitsuki se encontraba ahora más relajada. Quizá todo habían sido imaginaciones suyas. Quizá su actitud había hecho que Momomi se echara atrás. En aquel momento, daba igual. La joven dejó la bandeja en su lugar correspondiente y siguió andando. No quería que Mai se preocupara por ella y dejara de estar con sus amigas. Además, parecía que se le daba bien calmar a Rubí. 

-No lo se. No conozco nada todavía. Podrías... po-podrías enseñarme algún sitio bonito -de nuevo, tuvo que mirar al suelo, aunque se atrevió brevemente a hacer contacto visual con Momomi. 

Todo... todo el mundo hablaba muchísimo aquí. Yo únicamente había alcanzado a asentir a mi compañera de cuarto sobre lo que dijo sobre apuntarse a Fotografía o Literatura después de que me viese algo decepcionada.

Pero es que luego en un muy corto lapso de tiempo ocurrieron un montón de cosas: llegaron y se sentaron más gente, Rubi llegó regalando abrazos sin ton ni son, ofrecían puestos en grupos de música, se nombraban cientos de clubes una y otra vez, Mai cantó no se muy bien porque, Mitsuki parecía encontrarse mal y dijo de ausentarse cosa que hizo que Momomi la acompañase (yo aunque este fatal sería incapaz de decírselo a tanta gente),... y mientras todo eso pasaba yo simplemente comía en silencio con tanto agobio en el cuerpo que casi parecía que tuviese miedo a la comida... era demasiada gente haciendo mil cosas distintas a mi alrededor... me abrumaba mucho y no entendía mucho lo que estaba pasando -¿E-entonces ha-hay club de na-natación o n-no?- pense tartamudeando en mi cabeza. Para alguien con cero costumbre de comer con tanta gente... pues tanta actividad era demasiada para procesar.

Además, pude oír como mi pregunta mental se respondía por parte de Tamao: sólo había natación en verano... jo. Pues entonces... sólo puedo comer supongo... y esperar a que cuando termine esto pase.

Ahora sí que Momomi había visto interés en Mitsuki. Su repentino malestar no debía ser real, sino a causa de su "flirteo" con Fran, que en realidad, tampoco era tan importante. 

¡Qué encanto! ¡Había sentido que no estaba interesada en ella y rápidamente, se había quitado de en medio!

-Claro. El lago está precioso. Podemos ir a pasear un rato por allí y más tarde, regresamos para hacer los deberes -le sugirió, pensando que Mitsuki no sería de esas que deja las tareas sin hacer, pero también, que ambas estarían mucho mejor a solas.

-¿Te parece bien? -le preguntó finalmente, ofreciéndole la mano para llevarla, pensando si no estaría siendo demasiado descarada. Pero es que... Mitsuki era tan dulce...

Hana-chan, no te preocupes. Cuando llegue el verano, iremos las primeras a apuntarnos. Pero ahora tendremos que buscar otro club.

Yaya miró a Yuki, a quién veía agobiada con tanta conversación.

No te preocupes, Hana-chan, si te agobias con todo esto. Yo cuidaré de ti -le susurró después, guiñándole un ojo.

Pensó unos momentos en la proposición. El lago sonaba encantador de primeras, era como las citas de los animes y los doramas romanticones. Luego recordó que el resto de la panda querían ir a hacer una merienda también allí. -No se si... -comenzó a objetar, pero en ese mismo momento Momomi le tendió la mano, para que fueran juntas y agarradas. Sorprendida (y encantada), la joven se fue poniendo del color de un semáforo.

-N-no necesito que me des la mano -sin embargo, como si su cuerpo y su boca actuaran por separado, Mitsuki cogió la mano que le ofrecía Momomi. Oh, es tan suave. 

Mitsuki y Momomi salieron del comedor de Ichigo en dirección hacia el lago de Astraea, cruzando por los hermosos bosques que lo rodeaban. Mientras las demás hablaban sobre clubs y actividades, ellas parecían dirigirse hacia su propio mundo particular. Momomi podía ser todavía una incógnita para muchas, pero con Mitsuki siempre había actuado igual.

Cuando se adentraron en los bosques, llegaron hasta el lugar más bonito del mundo, o al menos, así lo parecía. La luz se filtraba entre las hojas de los árboles y el sonido del fluir del agua procedente del lago, convertía a aquel lugar en un pequeño paraíso.

Cuando me dijeron que una de las alumnas de Spica se había saltado las clases, me enfadé muchísimo, porque era el primer día de clase y eso no debía haber sucedido. Miré la hora. En estos momentos debían estar comiendo, así que me acerqué a la cafetería... y allí estaba, con el resto de sus amigas, todas las recién llegadas y alguna más, como Tamao o Yaya.

Me acerqué muy enfadada y determinada a ser todo lo dura que debía. Cuando llegué a la altura de Rokuma, esperé a qué me viera antes de dirigirme a ella.

-Rokuma-san. Hemos de hablar. Ahora mismo, si te importa -le dije con firmeza.

No pudo evitar sonreír, un tanto contenta, con el hecho de que Momomi había prometido que lo pensaría, aunque la guitarrista estaba segura que no rechazaría su proposición de tocar para ella. Sabía que había disfrutado cómo tocaba su guitarra, la última vez, y había algo que le decía que no dudaría en pedírselo nuevamente, incluso si parecía que tendría que pensárselo. - Está bien, puedes pedírmelo cuando prefieras. - Dejó en claro, dedicándole una sonrisa divertida, entusiasmada ante la idea de poder tocar para la castaña a solas. La chica le agradaba bastante, y si realmente había estado flirteando con ella, hacía un momento, entonces Fran no tendría problema en hacer lo mismo con Momomi, si es que no la había malinterpretado, claro.

De cualquier manera, prefirió no continuar con el tema, prefiriendo escuchar su respuesta a su pregunta anterior, resultándole un poco curioso que estuviera buscando otro club al cual apuntarse, uno lo suficientemente especial para ella. No tenía idea de qué podría gustarle, si bien a la peliblanco le habría gustado saberlo, ya que estaba claro que quería conocerla mejor. - Mm, si quieres, luego podemos buscar uno juntas. - Le propuso con cierto entusiasmo en su voz, esperando poder acompañarla un poco más. No obstante, antes de que pudiera obtener una respuesta de la castaña, ésta pareció mostrarse preocupada por Mitsuki, al punto de disculparse con la guitarrista, para luego levantarse de su asiento e ir tras la rubia.

Aquello... no fue algo que le agradara mucho a Fran, principalmente porque había deseado poder conversar un poco más con Momomi, y en cambio ésta había preferido acompañar a Mitsuki. ¿Acaso le gustaba la otra chica? No estaba segura, pero era posible, aunque también podían ser simplemente amigas. - Está bien, luego hablamos. - Le dijo a la chica, sin protestar ni nada parecido ante el hecho de que Momomi se fuera tras la rubia. Fran tenía mucha confianza en ella misma, por lo que algo así no la afectaría demasiado. Si quería a alguien, haría su mejor esfuerzo en obtener el cariño de esa persona. De todas formas, aún no estaba segura sobre la castaña, principalmente porque también era posible que ésta simplemente prefiriera jugar con varias chicas a la vez, sin pensar en una relación más seria. Tendría que descubrirlo luego, en otro momento.

Mientras observaba a Momomi marcharse, un tanto triste ante el hecho de no poder conversar con ella en ese instante, pudo notar que había un pequeño problema en la mesa en la cual se encontraba. Parecía que Mai tenía un... ¿ataque de celos? No estaba segura, ya que no había prestado mucha atención, pero era probable que ese fuera el caso, por la reacción de la chica, en cuanto a la actitud demostrada hacia Tamao y Rubí. Aquello era algo en lo que la peliblanco prefería no meterse, principalmente porque era asunto de las tres chicas y no de ella, por lo que optó por mantenerse al margen, simplemente observando la situación desarrollarse, o al menos eso hubiera querido hacer, antes de notar que cierta representante se había acercado hasta ella, pareciendo bastante furiosa por algo en particular.

- Em... ¿Shion? ¿Hablar? - Preguntó un tanto confundida ante la actitud de la rubia, sin saber muy bien por qué estaba actuando de esa manera, al menos hasta que recordó lo que había hecho durante las clases, y se hizo una idea de qué podría tratarse. Posiblemente la habían descubierto, bueno, más que posible. Parecía que la representante planeaba regañarla por lo que había hecho, por lo que la guitarrista hizo lo que cualquiera habría hecho. Se levantó tranquila de su asiento, antes de dedicarle una sonrisa amable a la bonita chica. Parecía que pretendía aceptar su destino como toda una joven madura de su edad, una joven responsable que se había reconocer sus errores. Su expresión era seria, dejando en claro que pretendía aceptar la petición de la rubia. - Claro, Shion... - Dijo aún tranquila, antes de echar a correr hacia la salida de la cafetería, como si la muerte estuviera detrás de ella,  sin esperar a la reacción de la representante.

Las dos chicas caminaron juntas durante unos minutos. No hubo conversación entre ellas, pero no estaban inmersas en uno de esos silencios incómodos, tan típicos entre las personas que no se conocen de nada. Mitsuki sentía que no había nada que decir, que aquella sensación era maravillosa. 

Tras un rato de agradable paseo, llegaron al bosque. Aquel lugar parecía sacado de un cuento de hadas, el verde era el color predominante, salpicado de algunas flores, e iluminado por el sol. Mitsuki echó un vistazo discreto a Momomi, observando el brillo que la luz sacaba a sus ojos marrones. -Vaya. No sabía que esto podía ser tan bonito. Enhorabuena, Kiyashiki-san, me has impresionado. -La chica buscó un lugar adecuado, y encontró un árbol estratégicamente situado, desde el que se podía ver el agua cristalina del lago. -Sentémonos aquí. El próximo día podríamos traer tarta. 

Tamao fue a responder a Mai y a decirle que iba a apuntarse a literatura también, que podían escoger varios clubs, tres como mucho, siempre que cumpliesen en clase.

-Ayako-chan, yo...

Pero no tuvo tiempo. Mai se levantó y al igual que Mitsuki, se fue bruscamente.

Vaya. No sabía que esto podía ser tan bonito. Enhorabuena, Kiyashiki-san, me has impresionado. 

Agradar a Mitsuki hizo que Momomi se sintiese muy bien de repente. Estaban en un sitio precioso, juntas, cogidas de la mano, y cuando a su compañera encontró el lugar adecuado, ambas se sentaron sin dejar de mirarse a los ojos.

Sentémonos aquí. El próximo día podríamos traer tarta. 

Claro -respondió Momomi, sin poder apartar la vista de ella -. ¿Por qué te has levantado y te has marchado? Solo estaba hablando con Fran, nada más. Ella... no me gusta tanto como...

Momomi no terminó la frase. A pesar de lo directa que era, no le resultaba fácil hablar con Mitsuki, y mucho menos, confesarle tan claramente lo que sentía.

-Aquí... se está muy bien. Nunca había venido con alguien -comentó, cambiando un poco el tema.

No pude evitar salir echando humo por las orejas del enfado que tenia, en cierto modo no tenia derecho a enfadarme ya que Rubí solo era mi amiga o eso pensaba pues para mi parecía que había empezado a sentir por ella algo mas que amistad, nos habíamos compenetrado tan bien la noche anterior y después ese ataque de celos, esperaba que nadie mas se hubiera dado cuenta.

Por casi me paso el tablón de anuncios por el enfado que tenia, tenia ganas de irme a mi cuarto y encerrarme el resto de la tarde para comprenderme a mi misma y esos celos sin razón.

Pero entonces pensé que igual estaría mi compañera rubia con Kiyashiki-san y no quería interrumpir por lo que pensé un plan b, ir hasta el lago justo después de haberme apuntado al club de Literatura.

Mire el tablón buscando detenidamente el club en cuestión.

Pero Rubí ,sinceramente, no entendía nada , ni siquiera el por qué, del comportamiento de Mai. Así que cuando vio que se marchaba, la perliroja tuvo el impulso de ir y cogerle del brazo. Pero eso era muy de películas adolescentes y ,si era por un ataque de celos, Rubí se negaba.

El caso, es que no entendía nada.

Luego pasaré por su habitación.

Se giró en dirección a Tamao y le respondió:

¿Literatura? Entonces estaremos juntas. Si hasta el verano no se puede natación... Hina ~chan -llamó a su compañera de habitación agitando alegremente la mano para que le viese- ¿nos apuntamos juntas a uno? ¡Te dejo elegir!

Me adaptaré al que elijas, Hina~chaaaan.

Mai miró el tablón de anuncios... y efectivamente, ya estaban colgados los clubs. Quizás por eso empezaron a llegar muchas más alumnas, todas comentando lo que había y a qué se iban a apuntar.

BUKATSU

+Club de Actividades al Aire Libre - Le Rim

+Club de Baile  - Le Rim

+Club de Cartas - Miatre

+Club de Cocina - Miatre

+Club de Confección - Le Rim

+Club de Coro - Spica

+Club de Dibujo - Spica

+Club de Fútbol - Spica, Le Rim, Miatre

+Club de los Misterios - Miatre

+Club de Equitación - Spica

+Club de la Ceremonia del Té - Le Rim

+Club de Literatura - Miatre

+Club de Música - Miatre

+Club de Teatro - Miatre

+Club de Tiro con Arco - Spica

+Club de Esgrima - Spica

+Club de Rompecabezas - Le Rim

+Club de Tenis - Spica

+Club de Voley - Spica

 

Cualquier alumna puede proponer a su representante un club nuevo siempre que cuente con un mínimo de TRES integrantes.

Lo último que me esperaba era que Rokuma saliese corriendo, pero eso no impediría que hiciera mi trabajo como representante de Spica, así que yo también salí corriendo, alcanzándola justo cuando estaba abriendo la puerta para salir de la cafetería.

Rokuma-san. Eso es impropio de una alumna de Spica, como también lo es faltar a las clases -le dije, agarrándola del brazo y después, situándome delante suya.

Es mi obligación recordarte que estás aquí para estudiar, y que si vuelves a faltar a clase, nos veremos obligados a contactar con tu familia. ¿Te gustaría que ellos pagaran el deshonor que supondría tener que venir aquí a entrevistarse con la Directora?

Por fin había captado su atención, así que suavicé ligeramente mi actitud.

No eres la primera alumna de Spica que hace novillos, pero tienes que ser más responsable, Rokuma-san, y sobre todo, no es necesario que salgas corriendo. Después de todo, es mucho mejor que te lo diga yo, ¿verdad?

Cuando la peliblanco pensaba que estaba cerca de la libertad, a punto de abandonar la cafetería para no tener que ser presa de los regaños de la representante, pudo sentir como alguien la agarraba del brazo, impidiendo que pudiera escapar. Bueno, siempre podría haber usado la fuerza para escapar, pero la joven rebelde no consideraba que aquello fuera necesario para algo tan tonto como escapar de que la regañaran, y más cuando Shion sólo estaba cumpliendo con su responsabilidad. Por ende, sólo pudo suspirar un tanto frustrada con que la hubiera atrapado, antes de sonreír un tanto divertida ante el hecho de que la rubia fuera lo suficientemente veloz como para alcanzarla. Antes había estado segura de que podría evadirla, pero estaba claro que la chica era lo suficientemente atenta como para no caer en su pequeño engaño.

- No lo sé, Shion. No me importa mucho lo que es impropio o no. Yo sólo hago lo que quiero. - Respondió sincera, antes de encogerse de hombros por la crítica de la rubia. Incluso si era bastante seria, tenía que admitir que la respetaba por hacer lo que consideraba correcto, aunque bueno, tendría más de un dolor de cabeza si pensaba que con eso bastaría para convencer a la guitarrista de no escaparse de clases... o echar a correr cada vez que buscaban regañarla por lo que había hecho. En ese sentido, la peliblanco podía ser bastante inmadura, ni hablar de rebelde, claro. Después de todo, era todo un espíritu libre en esa clase de cosas.

- ¿Deshonor? No creo que a mis padres les importé mucho eso... a mí tampoco. El honor es una tontería, Shion. Es sólo una palabra, un concepto, no tiene valor alguno. - Volvió a explicarse con total sinceridad, al escuchar la advertencia de la representante. Sabía que le advertía aquello para que no se viera metida en problemas innecesarios, porque a la rubia realmente le importaban sus compañeras, o al menos eso imaginaba Fran. No obstante, esa clase de cosas no le interesaban mucho a ella, no cuando había otras cuestiones más importantes en la vida como para preocuparse por el hecho de que pudieran llamar a sus padres para decirles lo mala que era su hija. Como mucho se enojarían con ella, pero la guitarrista no pensaba que aquello fuera la muerte de nadie, a menos que quisieran expulsarla, claro. Si bien, dudaba que la fueran a expulsar por unas veces que se escapara de clases, por más perfectas que fueran las otras alumnas.

Sin embargo, parecía que la representante había suavizado un poco su expresión, como si ya se le hubiera pasado el enojo por lo que Fran había hecho, algo bueno, ya que la peliblanco no quería que la regañaran demasiado. No funcionaba con ella, y sólo hacía que quisiera rebelarse más que antes, al menos cuando se trataba de una persona insoportable. Aunque... Fran no pensaba que ese fuera el caso con Shion. La rubia parecía una buena persona, en el fondo, incluso si resultaba bastante seria en comportamiento, y demasiado responsable para su propio bien. Estaba claro que la guitarrista consideraba que la chica necesitaba relajarse un poco. - Me aburrí... además, como me quedé dormida en clases, una de las profesoras se enojó, así que no tenía ganas de volver a clases por el resto del día. - Le explicó tranquila, como si aquello no fuera de mucha importancia. - Eres muy buena, Shion. Aunque deberías divertirte más. - Aseguró amable, antes de llevar su mano derecha a la cabeza de la rubia, en un claro gesto afectuoso, dedicándole una sonrisa cálida. - Está bien. La próxima no escaparé de ti. - Prometió en un tono que demostraba que se estaba divirtiendo con aquello, en el momento en el que sacaba la lengua en una clara expresión de picardía.

Rokuma no estaba siendo razonable. Era educada pero descarada. ¿Qué el honor era solo una palabra? Quizás para ella, pero no para los demás.

Eres muy buena, Shion. Aunque deberías divertirte más.

Aquello fue el colmo. Ella se divertía cómo y con quién quería, y ella, una recién llegada, no era quién para decirle aquello. Cuando notó la mano de Fran sobre su cabeza, se la quitó de un manotazo.

Lo que yo hago no es de tu incumbencia, Rokuma-san, y no eres quién para criticarlo.

Está bien. La próxima no escaparé de ti.

Esa frase en tono de burla, acompañada del gesto de sacarle la lengua fue lo que me hizo perder los nervios de verdad. Entonces decidí que no iba a dejarme manejar, ni por ella ni por nadie.

-Mira, por mí puedes hacer lo que te dé la gana, pero no digas después que no te he avisado, Rokuma-san. La próxima vez que te ausentes de una clase sin permiso quedarás excluida de los clubs y advertiré tu falta a la directora de Astraea para que sea ella quien se encargue de ti. Tú verás lo que te conviene hacer o no.

Y tras decirle eso, pasé por su lado y me fui. Ojalá no tuviera que verla de nuevo.

Sonreí de la forma entusiasta en que la gente hace cuando alguien cumple su deseo, transmitiéndole toda la emoción y agradecimiento que sentía por concederme el honor de probar la caricia del dragón desorientado. Después de eso extendí mis brazos para darle otro abrazo a Fran en señal de que yo ¡NUNCA! rechazo el cariño que alguien ofrece de buena fe, pero Rubí se adelantó, me fijé entonces algo triste que cada vez eramos menos, había perdido mi oportunidad de anunciar el plan para el fin de semana... aunque en vistas a como estaba la cosa quizá no conseguiría realizar la quedada con todas.

-Sobre los clubs...- pronuncié por la pregunta de Fran -sí sería divertido compartir alguno con vosotras, pero será mejor que lo hagamos una vez sepamos las posibles opciones ¿no?- dije algo confusa pero sin perder el tono alegre -¡Ah!- grité de pronto al caer en la cuenta de algo, sonriendo como un niño que acaba de idear un plan que está deseando realizar. Y entonces apareció una chica más y reclamó a Fran, la seguí con la mirada, contemplando como se alejaba, preocupada, mientras me invadía una gran sensación de impotencia.