Partida Rol por web

Mitsuki se fue directamente a la habitación de Momomi. En los pasillos empezaba a haber bastante movimiento, dado que dentro de poco cerrarían las puertas de Ichigo. Cuando llegó, llamó tímidamente.

Momomi le abrió la puerta vestida únicamente con un camisón largo y un libro de anime en la mano.

-Hola. Precisamente estaba pensando en ti. Pasa.

En cuanto entraste, soltó el libro encima de la cama, de cualquier manera, te abrazó y te dio un beso en los labios, cogiéndote por sorpresa.

-Te he echado de menos, ¿sabes? ¿Qué has estado haciendo?

La rubia se fue a buscar a Momomi, no tenía nada contra ella, me caía bien pero... Pude ver la cara de Mai, no le agradaba mucho ella, como tampoco le agradaba Tamao, pero bueno, así son las las cosas y no me tengo por que meterme.

-Claro, me gustaría mucho-

A lo mejor después del te y la charla, podamos salir juntas. 

No podía evitar sonreír ante esto. 

Mai sacó su té para ocasiones especiales y en cuanto el agua estuvo hirviendo, lo sirvió en dos tazas bonitas. Era la primera vez que estaba a solas con Ruby y con tiempo para hablar con ella, así que había que aprovechar el momento. 

-Toma. Ten cuidado que está muy caliente -le dijo a Ruby, alargándole la taza con cuidado. Al cogerla Ruby, los dedos de ambas se rozaron y Mai se sonrojó al instante.

-Me alegra que te hayas unido al club de teatro. Tenía ganas... de hacer cosas juntas.

Vaya, eso ha sonado regular.

-Lo siento mucho si últimamente he estado un poco rara -se disculpó. No dijo que había sentido celos de cómo Tamao se había acercado a Ruby y que a veces le resultaba imposible no mostrarlos. Eso habría sido muy embarazoso. Pero al menos, podía disculparse -. Es que... a veces creo que la gente se aleja de mí y no sé por qué.

Mitsuki se paró unos segundos antes de llamar a la puerta de Momomi. Había corrido un poco para llegar lo antes posible, pues no sabía cómo se tomaría la muchacha su impuntualidad, y no quería presentarse delante de ella jadeando de cualquier manera. Se alisó un poco la falda negra del uniforme, se irguió y toco con suavidad en la madera. 

Momomi la recibió vestida con ropa de cámara. En un primer momento, Mitsuki se quedó petrificada ante la visión, y no supo cómo reaccionar más que entrando en la habitación y cerrando la puerta tras de ella rápidamente, para que las alumnas que pululaban en el pasillo no tuvieran tiempo de ver el panorama. Sin amedrentarse por su sorpresa, Momomi la saludó con un abrazo y un beso, al cual la rubia pudo responder. 

-Mo-Momi, yo... q-qué sorpresa -consiguió articular. Vamos, reacciona. -He-hemos estado haciendo un cartel para el club de teatro -se recompuso, aunque aún quedaban restos de rubor que evidenciaban lo mucho que le había avergonzado (y gustado) ver de aquella manera a la chica. 

Momomi sonrió satisfecha al ver la reacción de Mitsuki, que se había sonrojado hasta la coronilla, pero no la había soltado. Mientras la abrazaba, Momomi no podía dejar de mirar sus hermosos ojos y sentir cuánto le gustaba aquella chica, una recién llegada que sin embargo, había logrado hacerse un hueco en su corazón.

-¿Y ha salido bien? Espero que sí, porque no me gustaría no haber podido estar juntas para que después no mereciera la pena -le dijo, simulando un enfado con una mala cara que no pudo mantener mucho tiempo -. Ven sentémonos.

Momomi condujo a Mitsuki a la cama; se recostó contra la pared y abrió los brazos para recoger a Mitsuki.

Ahora, cuéntamelo todo. Yo me he aburrido como una ostra, pero sabía que en cuanto vinieras, todo estaría mejor. ¿Cómo han estado Ruby y Mai? ¿Has notado algo entre ellas?

-Vamos Mai, te preocupas demasiado por algo que no es cierto, ¿Realmente crees que se alejaría de ti? 

Miro a mi amiga a los ojos con expresión relajada y una sonrisa sincera en los labios. 

-Pero si crees eso, yo nunca me voy a alejar de ti... Ufff el te esta delicioso-

Digo mientras doy sorbos regulares al te, me hacía sentir tan en paz, que no podía evitar suspirar. 

A mi también me alegra estar con tigo en el club de teatro, pasando la mayor cantidad de tiempo posible, en ambos clubes, pero si te estuviste sintiendo rara, puedes contar conmigo siempre que necesites Mai-chan-

Digo alegremente, mientras espero que se abra a mi y me cuente lo que le pasó. 

Escuché la descripción de Yaya sobre aquel lugar que podríamos fotografiar, y la verdad es que sonaba un lugar muy bonito. La combinación que podría ser encuadrar una iglesia, un lago el cual ya vi que era bonito y un campo de flores, podría quedar una foto digna de enmarcar si el momento y la posición podían ser idóneas. Si además podría conseguir hacer una foto a un animal, podría ser muy bonita -D-de a-acuerdo Yaya... pu-pues va-vayamos pa-para a-alla- le dije a mi compañera de cuarto.

Ya que saldríamos para hacer fotografías, pues aparte de mi cámara cogí una pequeña mochila con accesorios de ésta, como podían ser objetivos, flashes, un pequeño trípode... lo necesario para hacer una foto muy buena -Y-ya e-estoy li-lista, va-vamos.

El lago nunca había estado tan bonito como aquella tarde en la cual, Yaya y Yuki fueron a fotografiarlo, con un sol a punto de ocultarse de fondo. Astraea era un lugar hermoso, pero Yaya empezaba a sentir que lo era mucho más con su compañera de cuarto.

Cuando llegaron, ambas empezaron a hacer fotografías sin parar, lo cual hizo que el tiempo se les pasara más deprisa de lo que habían esperado.

Yaya miraba a Yuki de reojo sin decir nada, pero disfrutando cada segundo que estaban juntas. Sabía que la fotografía no se le daba demasiado bien, pero eso no era ningún impedimento para intentarlo. De hecho, una de las fotos le gustó especialmente, a pesar de que el lago no se veía demasiado bien.

-Esta me gusta. Quizás no me haya salido ninguna más bien, pero reconozco que bastante he hecho con quitarle la tapa antes -comentó riéndose -. ¿Ves como al final no pasaba nada por salir juntas? De esto era de lo que estaba hablando.

Sí, lo creo, pensó Mai, respondiendo en silencio a la pregunta de Ruby. Pero lo que le dijo a continuación, hizo que se pusiera muy nerviosa.

-Pero si crees eso, yo nunca me voy a alejar de ti... Ufff el te esta delicioso-

Después se puso a hablar de estar juntas en el teatro, y parecía estar comportándose como una amiga. Eso me... defraudó. Quizás esperaba algo más de ella, pero bueno, siempre era mejor eso que nada.

-Yo... creo que no le caigo bien a la gente, sobre todo, a la gente que me gusta. Por ejemplo, tú me gustas, y no estoy... segura de lo que piensas de mí.

Entonces, Mai se acercó vertiginosamente hasta situarse a apenas un palmo de distancia de Ruby y cara a cara.

-¿Qué opinas de mí? ¿Crees... que soy bonita?

Está tan cerca de mi que puedo sentir su cálida respiración, y sus palabras me dejan perpleja.

¿Cómo puede creer qué no es bonita? Si es de las más bellas de la escuela. 

Pienso mientras poso mis manos sobre sus mejillas, estoy sintiendo la cara caliente, sin notarlo me estaba poniendo como un tomate. 

Pero aún así no me importo, y la ví a la profundidad de esos hermosos ojos verdes, sin poder resistirme.

-Pienso qué eres... Lo más bello de este mundo-

El té sobre la mesa, solo nosotras dos, mientras acercaba mi rostro al de ella. 

-Espero qué esto pruebe que yo también te quiero-

La beso primero en la mejilla, luego en la comisura, y termino juntando mis labios con los suyos. 

No había tenido mucha oportunidad de conocer a Chikaru, principalmente porque ésta era una alumna de Le Rim. Sin embargo, ahora que tenía la posibilidad de conversar un poco más con ésta, parecía una chica realmente simpática, aunque aquello era algo de esperar, al ser una amiga de Kaname. De cualquier modo, sonrió complacida al escuchar que cuidaría de Ayami, incluso si aquello era algo que Fran también se había propuesto a hacer, teniendo en cuenta que Ayami era una de sus amigas más queridas, además de ser su compañera de cuarto, claro. Por otro lado, parecía que la representante estaba feliz de que alguien más se apuntara. Era posible que no se hubieran apuntado demasiadas personas, por lo que el ingreso de otras alumnas sería algo bueno para el club. Estaba claro que la peliblanco tendría que apuntarse también, por una cuestión de que no dejaría que el club, al cual a su amiga le había gustado la idea de unirse, tuviera problemas por carecer de suficientes integrantes.  

- ¡¿En serio?! - Preguntó la guitarrista con cierto entusiasmo al escuchar a Chikaru asegurarle que coser era fácil, incluso si no estaba muy segura de que realmente lo fuera. Sin embargo, si ésta la ayudaría a aprender, Fran no tendría problema en intentarlo, incluso si no sabía cuán bien le iría en dicha actividad. - Bueno... te creo. Si las máquinas lo hacen todo, mucho mejor, que no tengo mucha idea de éstas cosas. - Confesó casi al nivel de un susurro, como si se disculpara por su falta de experiencia en la costura. Aún así, lo que importaba era que estuviera dispuesta a aprender... y divertirse con su amiga, incluso si también pasaría tiempo con ella en esgrima. - Mm... no me molestaría hacer algunos vestidos para mí... - Dijo al final, considerando la idea de preparar sus propias vestimentas, incluso pudiendo diseñar algunos conjuntos estilo punk de su gusto. Bueno, sólo si realmente se le daban bien aquello, y no terminaba siendo un completo fracaso de su parte, claro.

Al ver cómo la muchacha se servía de uno de los takoyaki, no pudo evitar sonreír complacida, antes de asentir a la pregunta que le había hecho. - ¡Sí! Los hicimos Kaname y yo. - Le explicó con cierto orgullo por la creación que ella y Kaname le habían dado "vida" al trabajar juntas, tras compartir un momento más que agradable a solas. - Me alegra que te gusten... No estaba segura si tendría que haberle agregado más pulpo o aonori. - Comentó con cierta duda, ya que hacía mucho tiempo que no preparaba takoyaki, y había sido más una idea espontanea en el momento, ya que le había apetecido comer esa clase de comida. - Por suerte nos salieron deliciosos. Puedes comer más, si quieres, no te preocupes. - Le aseguró a la presidenta del club, dedicándole una sonrisa gentil, dejando en claro que no se enojaría si quería servirse otro takoyaki. - Por cierto, creo que me apuntaré al club. Parece divertido. ¿Qué piensas Kaname? ¿Quieres unirte también? ¿O no tienes mucho tiempo? - No tardó en preguntarle a la bella joven, por si ésta deseaba unirse también al club.

Un poco más calmada, Mitsuki vio la situación desde otra perspectiva. La sorpresa de ver a Momomi con el camisón la había dejado casi paralizada, pero, ¿por qué estaba ella así vestida? Habían quedado antes, y Momomi habría tenido tiempo de sobra para prepararse... si hubiera querido. Así que la única conclusión a la que podía llegar era a que lo había hecho a propósito. ¿Qué pretendía con ello? ¿Tomarle el pelo? ¿Provocarla? Desde luego, había conseguido ambas. 

Aunque sentía que la situación se le iba de las manos, Mitsuki no era una chica que se echase para atrás. Aceptó la invitación de Momomi y se sentó con ella en la cama, a su lado, apoyando la cabeza sobre su hombro. -Pues... Ya te había contado esta mañana que Mai estaba muy rara, ¿no? Pues ahora parecía estar bien. Me tiene la cabeza hecha un lío -protestó. -Y entre ella y Rubí... pues no se, hay mucha química entre ellas. A mí me parece que se gustan -sentenció, como si acabara de descubrir algo muy importante. -Pero ninguna parece dar el paso. -Mitsuki se quedó en silencio unos instantes y luego giró la cabeza para poder mirarla. -¿Y eso que te interesan ellas? 

La miré sorprendida cuando montó y me tendió su mano, había imaginado que iríamos caminando. "Esto tiene más logica" le sonreí y la tomé dejando que me ayudara a subir. Nunca antes había montado, se sentía bien estar tan alta, y sentí una pizca de emoción crecer cuando la posibilidad de galopar se hizo muy real. Asentí y me aferré con fuerza a su cintura, cruzando mis brazos sobre esta.

La oleada de adrenalina que me golpeo fue magica. Ya había olvidado hasta porque había estado allí sola en un primer momento, y solo veía con deleite el paisaje desdibujarse por la velocidad. Me reí de puro placer, disfrutando del viento y los olores que me llegaban con este. Cuando el paso se alentó aún me sentía como flotando, y me costaba borrar la sonrisa.

-Siempre es como volar, o Dogo tiene plumitas y no las vi? -bromee mirando con aprecio al animal.

Era verdad lo que me había dicho Yaya... esta zona de la escuela era muy bonita. El bosque que había junto al lago se veía con un color anaranjado maravilloso debido al atardecer que teñía el ambiente. No perdí el tiempo y desplegué mi trípode para hacer varias instantáneas con la cámara, concentrada en buscar la mejor luz y el encuadre para sacar las mejores fotos que pudiera. Se notaba que esto era una afición que me gustaba mucho... ver el mundo a través de un objetivo era algo que me relajaba, y que me sacaba más de una sonrisa al poder captar la belleza de un momento.

Por supuesto, también vigilaba a Yaya por si necesitaba algo... no se porque sentía que ella me observaba de reojo cuando no la estaba viendo, y eso me ponía un pelín colorada, aunque fuera una migina. Al final las fotos que más me gustaron fueron las del atardecer. Una del Sol escondiéndose tras los árboles con el reflejo del lago debajo...

Y la otra... pues era una foto de Yaya. Creo que no me vio tomarla (la gente nunca suele notar cuando las fotografío), y la verdad es que si la viera ahora pues me daría vergüenza, sobretodo después de lo que pasó en el cuarto... pero vi que con el color del ambiente y esa postura natural que tenía pues podría quedar una buena fotografía, y creo que no me equivocaba después de ver la foto.

Entonces vi la fotografía que le gustó a Yaya de todas las que había hecho, la cual era una foto del lago con el reflejo de la noche que ya estaba -E-esta ba-bastante bi-bien Yaya... no e-está di-difuminada ni bo-borrosa, además la e-escena e-es bo-bonita. Pa-para se-ser no-novata no e-esta mal...- le dije a mi amiga con respecto a su fotografía, dándole mi opinión como "experta".

Pero entonces Yaya continuó hablando de nuevo sobre "eso"... y más que ponerme ruborizada otra vez (que también), no pude evitar apartar la mirada de la chica -N-no... po-por fa-favor n-no ha-hablemos d-de e-eso...- le dije a la chica, mientras recogía mi trípode y mis bártulos de fotografía -Ya-Yaya... l-lo que t-tu qui-quieres... n-n-no t-te l-lo pu-puedo d-dar... pe-perdón. S-si sa-salie-eramos... se-seríamos... _{no-no-novias...}- fui diciendo. Estaba cortada, y bastante roja... pero después de relajarme fotografiando, pues parecía que podría hablar de esto sin de-desmayarme. Al menos de momento -Y... e-eso si-significaría co-cogerse d-de la ma-mano, a-a-abrazarse, be-be-be... be-be-be...- esa última palabra se me atragantó y provocó que me sangrase la nariz, pero por el contexto creo que se entendía cual era -N-no pu-pu-puedo ha-hacer na-nada d-de e-eso... s-si so-solo pe-pensarlo m-me po-pongo a-así...- le dije mientras sacaba el pañuelo que ella me dio y me taponaba la nariz -A-ahora co-como a-amigas... e-estamos bi-bien... po-por fa-favor... co-continu-nuemos a-así... po-por fa-fa-favor Ya-Yaya-chan...

Amane sonrió ante el comentario de la joven, que se agarraba con fuerza a su cintura, haciendo que ella se sintiese... sorprendentemente bien. Dogo también se sentía muy bien, y volaba, más que galopaba, quizás espoleado por el palpitar del corazón de Amane, más ruidoso que de costumbre.

Finalmente, llegaron a las caballerizas. Ambas se bajaron de Dogo y Amane lo condujo a su cuadra, en donde le quitó la silla y le preparó la comida.

-Bueno, Dogo. Te has portado muy bien, como siempre. Mañana nos veremos de nuevo -le dijo, acariciando su lomo y dándole un abrazo. Después, se giró hacia Rebecca -. ¿Nos vamos?

Salieron juntas en dirección a Ichigo, que no estaba muy lejos. A Amane le resultaba extraño caminar junto a alguien, pero no se sentía mal, sino todo lo contrario.

-Dime, ¿te has apuntado a algún club?

Yaya sonrió ante los comentarios de Yuki.

-Tranquiiiiiila. Solo te lo he dicho para que entendieras lo que quería hacer. Si no quieres que hagamos esas cosas no las haremos. Seguiremos como hasta ahora y nada más -le dijo, guiñándole un ojo como si no sucediese nada -. Así que deja de agobiarte con eso. Siempre seré tu amiga, pase lo que pase.

Yaya bajó su cámara y miró a Yuki. Era un encanto, sin duda, pero sus corazones no estaban destinados a estar juntos. Pero había algo en Yuki cuando le habló...

Pero dime, si yo no te gusto, ¿quién? Reconoce que hay alguien qué sí que te gusta para hacer esas cosas. Estoy segura.

-Pues... no es que me interese realmente, pero como Mai está tan tensa, sobre todo cuando estoy yo delante, pensé que si finalmente conseguía algo con Ruby, podríamos estar mejor entre nosotras -le explicó Momomi.

Mommomi miró a Mitsuki, que tenía su cabeza descansando sobre su hombro, y besó su frente con delicadeza.

-Yo solo quiero estar contigo y como pasas mucho tiempo con tus amigas, también con ellas, o por lo menos, no sentirnos mal ninguna de nosotras cuando estemos juntas. Por eso preguntaba. Creo que cuando vea a Ruby, le preguntaré a ver que tal le va.

Harumi llegó a su cuarto dejando a solas a Mai y a Ruby, después de haber escogido el dibujo de Mitsuki como cartel para el club de teatro. Cuando llegó al cuarto, se encontró con su compañera de cuarto, Ran, que parecía que acababa de terminar de estudiar.

-Ufff. Al final hemos cogido el dibujo de Mitsuki para el club. Esperemos que le guste a todas. ¿Cómo estás tú? ¿Te has pensado ya en que clubs te vas a apuntar? Yo no sé lo que haces pero todos los años eres siempre la última.

Harumi se dejó caer en la cama, que crujió a modo de protesta.

Tan metida en lo suyo estaba la pelirroja que solo por suerte notó cuando su compañera de habitación ingresó a la misma.

Todavía libro en mano la escuchó hablar con clara esperanza sobre el club que precidía, y Atashi inclusive la "regañó" por lenta como no pocas veces solía hacer, siendo el sentido común de la dupla que formaban, pero cuando la castaña le dio oportunidad de replica lo único con lo que pudo salir Ran fue con una expresión de lo más peculiar...

^{_{- Imagen ilustrativa -}}

— Creo que soy una buena para nada, Atashi — finalmente murmuró al tiempo que se levantaba de su asiento (pero sin despegarse aún del libro que sostenía) con tal de poder virar hacia donde estaba su compañera, guiada por el sonido de la voz contraria y el crujir de su cama.

— En años pasados cometí el error de meterme solo a clubes rudos y eso me dio una imagen de "ogro" que no deseaba, pero ahora que al fin me he propuesto cambiar la forma en la que me comporto para volverme más femenina y delicada descubro que mi cabeza está vacía más allá de los deportes y las competiciones — continuó murmurando, moviéndose y articulando como si fuera una especie de robot o caricatura animada con poca fluidez; sus ojos, normalmente grandotes y expresivos (como los de un cachorro), eran en ese momento poco más que un par de puntos negros temblorosos ahogados en dudoso blanco.

— ¡Maldición este libro es extremadamente complicado! — por fin gritó e impulsó aún más su ruidera lanzando el compendio de palabras al piso, donde rebotó un par de veces antes de quedar con la cubierta hacia arriba. Al aterrizar el volumen rebeló su nombre "Don Quijote de la Mancha" probándose como un bocado quizás demasiado grande para las primeras mordidas intelectuales de la pobre frustrada.

— _{^{Y para colmo en el club de ceremonia del té no hay nadie este año...}} — de pronto sentada como en posición fetal agregó, meciéndose arrítmicamente en el piso. 

Con lo anterior quedaba clara su pretensión tal vez algo impropia al club de literatura, más al dejarle este horas libres todavía debía escoger otra actividad extra. Si no se apresuraba probablemente terminaría siendo "lanzada" a algún club deportivo gracias a su perfil...

— Atashiiiiii ¿porqué el universo conspira en mi contraaaa? — 

Kaname miró a Fran, que parecía emocionada con el club de costura, y sonrió. Cada actividad, cada cosa que hacían, era mucho más bonito e intenso con la presencia de... ella. Es que el mundo era así de hermoso y no se había dado cuenta hasta ahora, o simplemente es que sus ojos, tan acostumbrados a la oscuridad, no habían alcanzado a ver todo lo que le estaba ofreciendo.

Kaname no tenía la respuesta, pero mientras estuviese junto a la peliblanco, quizás pudiese encontrarla.

-No, mejor que no. Mis habilidades manuales no son muy buenas. La esgrima se me da bien porque llevo practicándola desde pequeña, pero reconozco mi falta de interés y habilidad por cosas como estas. Pero si consigues hacerme un bonito vestido, te prometo que me lo pondré para ir a pasear...

... contigo, pensó Kaname, sin decirlo en voz alta.