Partida Rol por web

Ruby había terminado besando a Mai, ante la sorpresa de ésta, pero no tuvo demasiado tiempo para reaccionar porque casi inmediatamente, llamaron a la puerta.

A pesar de todo, los ojos llenos de sorpresa miraron a Ruby, mientras las palabras de ésta resonaban en la habitación como si hubiese un eco perpetuo.

-Pienso qué eres... Lo más bello de este mundo-

Conteniendo el aliento, Mai sintió como ponía las manos sobre su mejilla. Al ver como Rubí se ponía roja sus mejillas se tornaron del mismo color a medida que hablaba. Una sonrisa de intensa alegría iluminó su rostro al escuchar la respuesta de la pelirroja.

Me quiere, me quiere... 

- Rubí, yo... - nerviosa, vio como su rostro se iba acercando. Las manos le temblaban cuando cerró los ojos y se aproximó ella también a Rubí.

Como el toque de una mariposa, sus labios besaron su mejilla, la comisura de sus labios y le dio el tan esperado beso que había soñado. Dulce y tierno, el beso fue el sello que confirmó sus sentimientos.

De pronto, llamaron a la puerta y Mai se apartó dando un bote por la sorpresa. Miró a a Ruíi, ruborizada, y después a la puerta. 

Justo tenían que llamar ahora...

- Voy a... - hizo ademán de ir a abrir.

Me tenso cómo un felino al que acaban de asustar ante el toque de la puerta, haciendo qué me separe de ella, no se quién sea, pero me disgusta qué me interrumpan, solo pude dar un simple beso en sus hermosos labios, quería saborear más de ella, y confesar lo que siento por ella.

Pero es cuando se levanta a abrir qué me levanto rápidamente, la detengo sujetando su mano, y de nuevo  mirándola a los ojos, vuelvo a besarla, sintiendo un cosquilleo en los labios, esa sensación es de un amor que es correspondido dulcemente.

Fue solo un momento, pero fue el más maravilloso, excitante y dulce de todos los que podrían venir en el futuro... Eso creo.

-Yo... Te quiero-

Termino por decir, antes de soltarla y dejar que fuera a abrir la puerta. 

Me vuelvo a sentar, sonrojada ligeramente, llevando un poco de té a mis labios para calmar el calor que emana de mi cuerpo, pero extrañamente me siento con mucha paz en mi corazón, una tranquilidad que hacia mucho no sentía.

Solo espero que sea quien sea, valga la pena, no perdonaré a esa persona qué nos interrumpió.

Solo me queda limitarme a esperar que la hermosa Mai abra la puerta, para quien sea qué esté esperando. 

Mai abrió la puerta todavía recuperándose y delante de ella aparecieron Ran y Harumi.

Me disculpé con Yaya, y entonces al poco rato vi llegar a otras personas que también se habían quedado fuera. Una de ellas era BK, pero a la otra chica no la conocía, ni me sonaba haberla visto antes... pero por lo visto, por el uniforme parecía ser de la misma escuela que yo y Yaya, Spica.

Me alegré un poco por ver que no eramos las únicas en quedarnos fuera... pero al ver que literalmente el grupo se había duplicado (de dos personas a cuatro), pues me puse algo nerviosa; sobretodo al no conocer a una de ellas -Ho-ola... po-por l-lo que ve-veo, n-no he-hemos si-sido l-las ú-únicas...- las salude, algo tímida y cortada, refugiándome un poco tras Yaya -¿A-algu-guna sa-sabe co-como e-entrar?- terminé preguntando, esperando se me oyese a pesar de mi voz baja.

Yaya saludó a Amane en cuanto la vio. No era alguien con quien soliese tratar, pero siempre la había considerado como una chica agradable y sensata.

-Hola Amane-chan. Hola BK.

Cuando Yuki mostró su preocupación, ella ahogó una pequeña risa.

-Yo sé cómo hacerlo, aunque no soy la única, claro. Seguidme.

Yaya empezó a caminar, alejándose de la verja pero manteniéndose siempre pegada al muro. Anduvisteis durante un buen rato, casi como si estuvieseis dando la vuelta a Ichigo, y entonces, en un momento dado, se detuvo y señaló al suelo.

-Por ahí.

En el muro había como una especie de agujero.

-No sabemos por qué, pero con las lluvias, una parte del suelo se vino abajo y parte del muro también, y como es muy práctico, pues... nadie ha dicho nada.

Cuando llegaron a las puertas, no solo las encontramos cerradas, sino que no eran las únicas. Yaya estaba allí junto a su compañera de cuarto, a quién conocía de haberla visto en la escuela.

-Hola, Yaya-chan. Hola... ¿Yuki-chan? Ella es Rebecca, creo que ya la conocéis.

¿A-algu-guna sa-sabe co-como e-entrar?

 -Yo sé cómo hacerlo, aunque no soy la única, claro. Seguidme.

Yaya, como siempre, se mostró dispuesta a encabezar la expedición, aunque Amane ya sabía a dónde se dirigía. Todas las alumnas de Spica conocían la entrada secundaria.

-Yo también la conocía, aunque reconozco que hasta ahora no había tenido que usarla. Pero siempre hay una primera vez, supongo.

Apenas di un paso cuando Rubi se levantó rápidamente y atrapó mi mano. Mi corazón dio un vuelvo y, por un momento, me olvidé incluso de respirar. La pelirroja me volvió a besar, de nuevo sus suaves labios tocaron los míos transmitiéndome todo lo que con palabras no podía decirme.

Con gran pesar, nos separamos para intercambiar unas últimas tiernas palabras.

- Yo... yo también... - me recogí el pelo detrás de la oreja, aún nerviosa, pero no podía dejar de sonreír - luego... cuando podamos estar a solas... quiero hablar contigo.

Lentamente, me fui hacia la puerta sin dejar de sonreír contenta.

Con un marcado rubor en mis mejillas, abrí la puerta y vi que eran Ran y Harumi.

- Ho-hola, chicas, pasad, ¿queréis un poco de té? - dije con la voz algo nerviosa, mientras jugueteaba con mi cabello.

Me aparté a un lado para que pudieran pasar.

Kaname se despidió de Chikaru con una pequeña inclinación de cabeza. Seguía opinando muy bien de aquella chica y para ella, las diferencias que existían entre las diferentes escuelas eran insignificantes. 

Cuando se giró para salir del aula, inconscientemente, estuvo a punto de coger la mano de Fran, pero logró controlarse en el último momento. No es que le importara demasiado que la vieran haciéndolo, pero no pensaba dar ese paso en público sin el permiso de la guitarrista. No deseaba que se sintiese demasiado incómoda, aunque sospechaba que no le importaría demasiado.

Así que en lugar de eso, unió ambas manos a la espalda y salió más enderezada que de costumbre.

Las palabras de apoyo de Kaname fueron más que bien recibidas por parte de la peliblanco, quien sonrió de buen humor, sabiendo que podía contar con su senpai cuando necesitara su ayuda, así como con la presidenta del club de costura. Aún así, no pensaba molestarlas a ninguna de las dos, no cuando a la guitarrista no le gustaba molestar demasiado a sus amistades, en especial cuando aquello era algo que ella podría resolver con un poco de esfuerzo. - Estoy segura que con aprender un poco y nos irá bien a todas... Además, en esgrima... algo me dice que tengo una excelente maestra. - Aseguró divertida, dedicándole una mirada risueña a Kaname, dejando en claro que confiaba mucho en lo que ella podría enseñarle en dicha actividad. Incluso si la joven rebelde tenia cierto entrenamiento físico, aún necesitaba de aprender todo lo referido a la técnica, ya que esgrima difería bastante de kendo.

Ante la explicación de su senpai, respecto a la importancia de confiar en una misma, Fran asintió entusiasmada, contenta de que Kaname pensara de esa forma, si bien esperaba que ésta también confiara en ella, en el caso de que alguna vez necesitara de su ayuda para algo. - Así es. Además, también es bueno divertirse aprendiendo. No hay que temer al fracaso, sino aprender de él, para mejorar. - Se explicó con clara confianza en sus palabras... al menos en lo que respectaba a las actividades físicas o su talento con la música. Cuando se trataba del estudio, aquello era otro tema para la peliblanco, quien consideraba que no tenía muchas posibilidades de lograr mucho en esa clase de cosas, si bien tampoco le importaba demasiado, no cuando pretendía ser una guitarrista famosa en el futuro. De cualquier forma, le encantaba que su senpai mostrara ese apoyo para ella y sus amigas. No había duda de que era una excelente persona.

No obstante, parecía que no podrían quedarse por mucho tiempo allí, teniendo en cuenta que pronto deberían de regresar a los dormitorios, y posiblemente Chikaru tenía otras cosas que hacer debido a su rol como representante de su colegio, por lo que Kaname no tardó mucho en iniciar la despedida para que continuaran su camino. - Yo nunca me echo para atrás. No te preocupes, Chikaru. - Aseguró confiada, por más que supiera que había sido una broma por parte de su Kaname, antes de mirar divertida a ésta. - Será mejor que regresemos, antes de que nos metamos en problemas... aunque todavía pienso que puedo trepar ese muro si me lo propongo. - Dijo de buen humor, considerando la idea para otro momento, en el cual no metiera en problemas a quienes la acompañaban. - ¡Nos vemos luego, Chikaru! - Se despidió de la presidenta del club con claro entusiasmo, para luego salir de la sala con una sonrisa dibujada en su rostro, complacida con el hecho de saber que se divertiría, incluso si no le iba muy bien con la costura.

La guitarrista no había ignorado el leve amague de su senpai, pareciendo que ésta había deseado coger su mano, si bien no había tardado mucho en cambiar de parecer para unir sus manos a la espalda. Si quería hacerlo... ¿por qué no lo había hecho? ¿Tal vez estaba nerviosa por lo que el resto podía pensar de ella? Era normal... teniendo en cuenta que la peliblanco era alguien bastante incompetente en los estudios, por lo que la mayoría de sus compañeras de curso deberían de pensar mal de ella. No obstante... no estaba segura de que esa fuera la razón por la cual Kaname no había sujetado su mano. Era posible que fuera por la opinión de su familia, o algo parecido, por lo que Fran optó por no presionar demasiado con el tema, si bien se aseguraría de preguntarle cuando estuvieran a solas. Al fin y al cabo, si quería coger su mano, no debía más que hacerlo y la peliblanco estaría contenta. Aún así, se acercó lo suficiente a Kaname para susurrarle. - Si quieres que vayamos de la mano... sólo tienes que decirlo. - Le aseguró tranquila, esperando que no lo hubiera hecho por algo malo en particular, antes de dedicarle una cálida sonrisa y presentarle su mano abierta para que se la sujetara si así lo deseaba.

Ajena a todo, la alta pelirroja sonreía infantilmente y dicho gesto se hizo aún más obvio cuando Mai les dio la bienvenida.

— ¡Claro! —

Sin soltar a Atashi avanzó, apenas pudiendo creerse que ella fue la que estuviera haciendo todo eso. Apenas entrar vio a Runí también ahí presente, a la cual saludó moviendo su mano en el típico ademán.

— De hecho hemos venido a invitarlas a ambas, Suzumi-san ofrecerá una fiesta de té... — 

Cuando la chica a la que no conocía me saludó por mi nombre, me dio cierta vergüenza no haberla saludado por el suyo, y me puse algo roja... por lo que había oído a Yaya, se llamaba Amane... pero me daba cosa decirlo ahora. Simplemente asentí cuando dijo si conocíamos a Rebecca.

Yaya parecía saber como entrar, así que mientras que ella lideraba el grupo, yo permanecí tras ella siguiéndola. Estábamos dando un rodeo bastante grande por Ichigo, y yo me esperaba llegar a una caseta con una conserje o encargada de la puerta al que pedirle que nos abriera la verja. Pero en lugar de eso, lo que me encontré fue que Yaya señalara un agujero en la pared. Y su explicación no es que me dejara muy tranquila -¿E-entonces va-vamos a-a e-entrar po-por a-aquí?- pregunté, a pesar que ya les había oído decir que si -Pe-pero... ¿n-no de-deberíamos a-avisar me-mejor pa-para que n-nos de-dejasen e-entrar?- pregunté tímidamente -Pa-parece u-un me-metodo u-un po-poco... cla-clandestino... ¿y s-si nos ma-manchamos la ro-ropa y de-dentro no-nos pre-preguntan po-porque?- ya me estaba volviendo a asustar yo misma por posibilidades al pensar en de que formas nos podrían castigar si nos pillasen. Además que el uniforme de Spica, con lo blanco que era... muy imposible era que no se manchara al atravesar el agujero.

Hummmm. No creo que nos manchemos mucho -dijo Amane, intentando tranquilizar a la chica tímida -. Además, creo que lo más importante es que podamos entrar, ¿no? De lo contrario, tendrían que avisar a la directora de Ichigo y creedme, sería muy embarazoso. Es mejor tener que limpiar unas pocas manchas que enfrentarse a su enfado.

Ella no siempre había sido tan seria. También se había visto envuelta en problemas y había sentido en primera persona la vergüenza de que le regañaran.

La idea de vivir una situación embarazosa frente a la directora de Ichigo que había planteado Amane si no entrabamos por este agujero, sin duda hizo que se quitasen las dudas de la cabeza sobre si entrar por aquí y no; además de hacerme sonrojar al imaginarme esa escena -Va-ale Amane-san... d-de a-acuerdo...- asentí nerviosa mientras miraba el agujero.

Intentando mancharme lo menos posible y vigilando de no pisar nada ni engancharme con algo, me agaché hasta que pudiera caber por ese agujero en la pared, y pasé por el con mucho nerviosismo, esperando y rezando porque ninguna monja o adulta nos viera usar este "atajo" que era de todo menos legal.

Amane pasó después de Yuki, limpiamente, como si no fuese la primera vez que lo hacía (aunque no era eso lo que podía interpretarse de sus palabras) y a continuación lo hicieron Rebecca y Yaya.

Una vez dentro del recinto, todas os sacudisteis un poco la tierra de la ropa.

Yaya se reía.

Ha estado genial. ¡Deberíamos hacer esto más a menudo! ¡A lo mejor podríamos escabullirnos una noche e ir al lago! 

Yaya parecía divertida de haber vulnerado las normas y sin duda, parecía más que dispuesta a repetirlo más veces, aunque el gesto de Amane no era precisamente de estar de acuerdo con ella.

No niego que saltarse de vez en cuando las normas es divertido, pero tampoco creo que debamos hacerlo más de lo necesario. Hoy ha sido por necesidad, pero hacer lo que dices, Yaya-chan, sería una temeridad.

La voz de Amane no había variado ni un ápice. Si le estaba regañando, sin duda no daba esa impresión, pero transmitía seguridad y severidad, dos cosas que sin duda hacían que cualquiera que estuviese a su lado, la respetase más que muchas otras chicas de Astraea.

Pasé limpiamente por el hueco, pero más importante ahora sabía que había una forma facíl de entrar y salir de los dormitorios a cualquier hora del día, y a pesar de que intentaba pararla, mi mente volaba con posibilidades para explotar el nuevo conocimiento. Siempre había considerado que yo no elegía los problemas, yo solo aceptaba participar de ellos, pero estos me elegían a mí. De otra forma no se explicaba porque en esos escasos minutos me había sentido más despierta que en todo el tiempo que llevaba en esa escuela, a excepción de la cabalgata anterior.

-Vamos a hacerlo - Contesté de inmediato a la idea de Yaya, totalmente tranquila pero con los ojos brillantes. -Solo una vez, quizás el sabado, nadie nos echará en falta un par de horas - Aclaré para calmar a Amane, no era la intención ser temeraría, iba a procurar todos los resguardos posibles pero tenía que explorar esa sensación un poco más antes de aceptar renunciar a ella. Pero me frené en mis propios pensamientos después de mirar a mi nueva compañía. No quería decepcionarla, ni tampoco quería meterla en problemas. "Seguramente tiene un expediente impecable" -Olvidalo, no tienes que hacerlo, solo fue una idea divertida - Aclaré rapidamente, aunque sabía que probablemente tarde o temprano, yo sí iba a cumplir con esa idea, porque dudaba poder sacarmela de la cabeza.