Partida Rol por web

-¿Venir? ¿A dónde? ¿De qué estáis hablando? ¿No será de una fiesta?

La dulzona voz de Tamao sobrevoló sobre la mesa antes de que ella misma apareciese con su bandeja.

-Las pastas que hicimos ayer nos salieron muy bien. ¡Deberíamos preparar algo para comérnoslas todas!

“Estoy de acuerdo con que nos preparáis algo bonito para comérnoslo”, dijo Ran sonriendo, y medio comiendo de su plato de arroz contestó: “En cuanto a esta noche, sin embargo, tengo que quitarte la ilusión. [masticando] No se trata de una fiesta, sino de Nanta y Yuki en su cuarto brindado ayuda en la preparación de las tarjetas a los necesitados. [masticando] Los que no tienen creatividad suficiente y se sienten angustiados por ello. [masticando] Como yo. [masticando] Y ya sabes, las tarjetas en las que nos ofrecemos como mentores para las nuevas alumnas.”

Aún recordaba con un ligero rubor las palabras que me había dicho Rubi el día anterior, una declaración tan bonita se había quedado sin respuesta cuando me quedé sin palabras para contestarla. Limitándome a expresar lo que sentía con una tierna sonrisa y ojos brillantes de lágrimas permanecí el resto de la tarde disfrutando de la tarde con ella.

Entrando en el comedor, notaba como la presión por hacer una bonita tarjeta para las nuevas iba aumentando. Yo también quería hacer una que pudiera gustar, ansiaba ser elegida por una de las nuevas. Mientras nos dirigíamos hacia las mesas pensé en qué clase de tarjeta podría hacer, tal vez alguna colorida, o una algo más elegante.

En medio de mis pensamientos, escuché que iban a juntarse en la habitación de alguna a la noche. Después de la intrigante fiesta de té, estaba deseando volver a tener otra aventura nocturna, y más si era para hacer las tarjetas. 

- ¿VAIS.. - me tapé la boca al ver que estaba hablando muy alto - vais a hacer las tarjetas esta noche? Yo también quiero apuntarme, no tengo ninguna idea buena y me vendría muy bien un poco de ayuda. Tal vez entre todas podamos darnos inspiración - dije sonriendo a las chicas - ¿tu irás, Mitsuki? - pregunté a mi compañera de habitación.

Por el rabillo del ojo observé a Rubí, quien estaba ocupada con la poesía. Más tarde le preguntaría, pues no quería interrumpirla mientras escribía.

La llegada de Tamao fue sorprendente. La menuda muchacha había aparecido de la nada, cómo si fuera un gato sigiloso que salta de repente delante de tus narices. Habría que ponerle un cascabel a esta chica.
Yaya parecía no tener problema incluyendo a todo el mundo al plan que, en un principio, iba a estar reservado solo a Ran, a Yuki, y a ella. La pobre Yuki parecía estar al borde del colapso, cada vez más roja y temblorosa. Sin embargo aceptó la propuesta, y Mitsuki no sabía si había sido porque realmente le apetecía juntarse con ellas, o porque le daba demasiada vergüenza negarse. Personalmente, a la alumna de Miatre no le importaba pasarse y compartir tiempo con las chicas, pero no sabía qué opinaba Momomi, por lo que decidió no comprometerse a ir, pero tampoco lo negó.
-Puede que nos acerquemos. Aunque tampoco nos quedaremos hasta tarde- avisó. Una cosa era romper las reglas de vez en cuando, y otra tomarlo por costumbre.

Entonces decidido. ¿En nuestro cuarto después de cenar? -sugirió Tamao. Sabía que por la tarde estaban los clubs así que no habría tiempo hasta entonces.

Como siempre, Tamao estaba emocionadísima.

Tamao-chan, a este paso te vas a convertir en la organizadora oficial de fiestas del té. Por mi parte de acuerdo. Yo todavía no he hecho una tarjeta y me gustaría preparar también una.

No dijo que lo que más le gustaría era hacerlo con Mitsuki, ni tampoco le dijo a ésta lo que llevaba dos días pensando, pero quería hacerlo... después.

“Eeehhh…. [interrumpiendo el masticar]”, Ran suspendió los palillos en el aire, y tras tragar, comentó: “Estoy un poco perdida. ¿Dónde, al final, queremos reunirnos? ¿Suponía que iba a ser en el cuarto de Yuki y Nanto? En realidad, poco me importa adónde vamos, pero realmente, si hacemos las tarjetas, no quiero que sea principalmente una fiesta, sino principalemente una reunión de trabajo." Ohh... Ran.. parecerás muy petulosa si sigues así... mejor explicarse... "Chicas, me da mucha ilusión poder ser mentora, y quiero hacer esto bien. Si para vosotras se trata más bien de una fiesta, os propongo que nos reunamos en el cuarto de Tamao tras haber hecho las tarjetas en el de Yuki y Nanto. No me comprendas mal, Tamao”, añadió dirigiéndose directamente a la nombrada, “nada me apetece más que comer pasteles y beber té contigo. Sólo quiero asegurarme que vosotras también os tomáis esto en serio, si al mismo tiempo hacemos las tarjetas. Para mi significa mucho.”

Y no sabía exactamente por qué quería tanto ser mentora, pero al momento le daba igual.

¿Tal vez porque creo que, siendo capaz de instruir a otras, también llegaré a poder instruirme a mi?

Yo también quiero ser mentora, Ran-chan. Si prefieres que nos reunamos en el cuarto de Yaya-chan y Hana-chan, a mí me parece bien. 

Después, se giró hacia Tamao.

Tamao-chan. ¿Podemos llevar allí las pastas y la tetera, verdad? Así podemos tomar algo mientras hacemos las postales.

“No, no, no, no, no...” Ran meneó los palillos por el aire en signo de negación. “No me importa el cuarto donde nos reunimos. Personalmente encuentro encantador el cuarto de Tamao. Lo único que quiero es que primero trabajemos en serio antes de hacer la fiesta. O mejor: yo quiero hacer esto. Sólo puedo hablar por mi, por supuesto.”

Aiee... cuán fácilmente surgen los malentendidos!

Noriko y Tamao miraron a Ran, apesadumbradas. La idea de hacer las postales les interesaba, pero también aderezarlas con algo más que buenas ideas. Claro que por otro lado, ninguna deseaba hacerlo sola.

-Está bien, Noriko-chan. Ran-chan tiene razón. Podemos hacer primero las tarjetas y después montar la fiesta. Después de todo, lo importante es conseguir que nos salgan bien entre todas, ¿verdad? 

Tamao miró a Ran-chan y después al resto, sonriendo.

-¿Estamos de acuerdo entonces? Nuestro cuarto está disponible para preparar las tarjetas y después, cuando terminemos, para la fiesta.

Tamao llegó de forma inesperada a nuestra mesa, preguntando mucho sobre si íbamos a organizar una fiesta, y sugiriendo que comiéramos algo ahí... y luego llegó también Mai, preguntando sobre la fiesta y sobre si podía venir... Ay Dios, cada vez más gente se estaba animando a querer venirse a querer que les ayudara con las tarjetas... ¡lo que empezó siendo yo queriendo ayudar a Ran se había convertido en una fiesta! -Otra... fiesta...- pensé mientras me asustaba un poco.

Entonces empecé a ver como el plan, que al principio iba a ser una oferta de ayuda que le hice a una amiga... se estaba convirtiendo en una fiesta llena de chicas... una fiesta que ya ni siquiera estaba bajo el control ni mio ni de Yaya-chan, porque el resto de chicas ya estaban decidiendo todo lo que se iba a hacer. La situación estaba empezando a ser agobiante para mi, sobretodo cuando pareció haber discrepancia incluso sobre donde lo íbamos a hacer... ¿como se había llegado a esa situación? Ahora mismo no solo me sentía desplazada casi en su totalidad de mi plan inicial, sino que además me estaba sintiendo forzada a asistir a una fiesta en la que no solo tenía que estar, sino tenía que ayudar a más de diez chicas con sus tarjetas que me mirarían, esperarían cosas de mi, quizás se decepcionarían con mis ideas... ¿y si no les gustaba? ¿Y si por los nervios y la presión soy incapaz de ayudarlas como es debido? ¿Y si al final incluso me miraban mal por aportar alguna idea que no se les hubiera ocurrido? ¡Había demasiadas cosas que podrían salirme mal y decepcionar a todas! ¡No! ¡No quería ir a la fiesta! ¡No quiero pasarlo mal y que por eso ni siquiera consiga ayudar a nadie! ¡No quiero decepcionarlas!

¿Estamos de acuerdo entonces?

¡No!- sonó de mis labios aquel pensamiento que llevaba teniendo todo el rato... pero no pretendía decirlo, se me escapó por completo del agobio. Solo era un pensamiento que acabé soltando ante todas, que seguramente ahora me estuvieran mirando... causando que mi incomodidad y mi vergüenza aumentaran mucho de golpe. Me di cuenta al instante, tapándome la boca de golpe como si eso hiciera que aquella sílaba no se hubiera escuchado -N-no... n-no que-quería... snif... y-yo n-no... n-no quería de-decir... y-yo... snif...- empecé a balbucear, nerviosa y avergonzada, mientras que empezaban a aflorar un par de lágrimas de mis ojos y me ponía colorada entera. No... ¡no podía seguir aquí! ¡La había pifiado a lo grande! -¡L-lo si-siento!- terminé disculpándome llorando mientras me levanté rápidamente de mi silla para irme corriendo fuera del comedor... ¡había quedado fatal y no podía aguantar el bochorno!.

Ainssss ya estamos otra vez -dijo Yaya, levantándose de su asiento y yendo a buscarla. La encontró fuera del comedor, limpiándose las lágrimas.

Al final voy a tener que enfadarme contigo, Hana-chan. No puedes salir corriendo cada vez que las chicas quieran estar con nosotras. ¿Crees que no dirían todo eso sino les gustaras? ¡Todas queremos estar contigo! Así que venga, no te agobies. Podemos ir al cuarto de Tamao y simplemente ayudar a las que lo necesiten. ¡Será divertido!

Yaya pasó una mano por la mejilla de Yuki para retirarle los restos de lágrimas.

Nadie hace fotos como tú así que estoy segura de que gracias a ti las tarjetas de las demás serán mejores. Y si después prefieres que nos marchemos, pues nos vamos a nuestro cuarto a dormir tranquilas.

Parecía que el ambiente se iba caldeando. La conversación cada vez aumentaba más de volumen, aunque hacía un ratito que Mitsuki se encontraba de cuerpo presente en la mesa, pero su cabeza estaba en otro sitio diferente. La muchacha no podía dejar de mirar a Ran, la cual había estado hablando con la boca llena en repetidas ocasiones. Una de las veces hasta se puso a menear los palillos por los aires. ¡Vas a sacarle un ojo a alguien! pensó Mitsuki. Delicadamente, agarró a la pelirroja por la muñeca de la mano donde tenía los palillos y se la bajó con suavidad hasta apoyársela en la mesa.
Justo en ese momento, la pequeña Yuki estalló como un globito llevado al límite. Todo aquel barullo, sumado a que todas nos habíamos apuntado por la cara a su pequeña reunión eran, probablemente, los desencadenantes de aquella reacción. Aunque el resto del comedor seguía a lo suyo, el silencio que se hizo en la mesa de las chicas fue sepulcral. Yaya se apresuró a salir a buscar a Yuki. Mitsuki dudó, pero al final se decidió por mantenerse sentada. No tenía sentido, o eso pensaba ella, que fuera más gente a agobiarla; aún quedaban muchas horas aquel día, y siempre podían hablar con ella en privado.

De todas maneras -empezó a decir Momomi -, antes de nada tenemos clubs. Yo tengo voley y me parece que vosotras tenéis literatura y fotografía, ¿no?

Le sorprendía lo que podía crearse con algo tan sencillo como quedar para ayudarse con un trabajo. A veces eran tan niñas...

Miró a Mitsuki y sin que se notara, colocó una mano bajo la mesa y buscó la de Mitsuki. Deseaba sentirla más cerca y tampoco aquella tarde iba a poder estar con ella como deseaba.

Un suspiro exasperado, manifestando mi desánimo por lo que están pasando las chicas, aún que no estoy al tanto de lo que están haciendo o por qué razón.

Aún así, no me atreví a decir nada, ya qué Mai está con ellas, por lo qué pude ver de reojo, aún llevo pequeños bocados de carne a mi boca, cuando me doy cuenta de que me había quedado a la mitad del poema.

Me puse derecha sobre la silla, estirando mis brazos con un sonido sordo en mis articulaciones, sintiendo la relajación sobre mi, pero mi cabeza navegó al recuerdo de ayer, perdiendome en dicho recuerdo comencé a imaginar otras cosas que podrían haber pasado, y sin darme cuenta, sentí cómo algo me salía de la nariz, esa sensación líquida y caliente me obligó a volver a la realidad, tomé un pañuelo de mi bolsillo para limpiarme.

Por un instante creí que me había resfriado, pero lo que salió de mi nariz era rojo. 

En qué diablos estoy pensando, no soy una pervertida

Sacudiendo la cabeza en un gesto negativo casi frenético, dí unas palmaditas sobre mis mejillas, y volví a centrarme en terminar los escritos, guarde el pañuelo, cubriendo lo bien para no dejar que manche mi ropa, cogí el lápiz, y comencé de nuevo, aun que me encontraba con la cara ardiendo por lo sonrojada qué me puse, aún así, seguí tratando de terminar. 

La sonrisa de la pelirrosa desapareció lentamente al ver como abruptamente se levantó Yuki y marchó corriendo hacia el exterior del comedor escolar, parpadeando con lentitud y mirando a su alrededor como si ella se hubiese perdido algo realmente importante y dañino mientras seguía enfrascada en sus pensamientos. El club de arco le había resultado la mar de interesante y poder compartir el club con dos de sus amigas más cercanas no quitaba en absoluto interés. -Hana-chan...- Dijo con un suave hilillo de voz mientras separaba sus pequeños labios rosados y la seguía con la mirada como si ese mismo dolor que parecía acosar a Yuki le afectase a ella misma.

Hina finalmente tomó una bocanada de aire alargada tratando de sosegarse y miró una vez más a su alrededor, notando como Yaya corría en busca de Hana y sintiendo alivio por ello. Ella no se consideraba la más indicada para aportar paz al corazón de Yuki y por lo tanto prefirió que fuese Yaya al tener mayor confianza con ella que se encargase de todo el asunto. -La verdad es que no se me ocurre cómo hacer la tarjeta... yo... eh... no he hecho nunca algo así y... bueno... me avergonzaría hacerlo mal y... causar mala impresión...-

Dijo con voz susurrante en todo momento y tras no encontrar lo que buscaba en el comedor, la pelirrosa inclinó su mirada avellana hacia su bandeja de comida a medio devorar, tomando la cuchara para prácticamente jugar con lo que quedaba de comida mientras se mordía el labio inferior. No entendía lo que ocurría, ¿por qué necesitaba la presencia de Becca cerca de ella si no la conocía demasiado...? Solo habían tenido algún encuentro fortuito y la práctica con el esgrima... club al que debería asistir al día siguiente y que esperaba con impaciencia sin duda.

Finalmente y terminando su comida a medias tan solo, Hina se acomodó las gafas sobre su nariz y luego de tomar la bandejita la aproximó al punto de limpieza, antes de regresar a la mesa y quedarse en pie observando de nuevo el salón, sin suerte de nuevo. Pese a ello se percató de Rubí tan solitaria y tuvo la intención de aproximarse para saber sobre su estado, extrañada de verla tan alejada del resto. -En... ¿entonces en la habitación de Yaya y Hana-chan...?- Dijo mirando a sus amigas aún reunidas en la mesa y entrelazó las manitas a la altura del vientre suspirando y esbozando una pequeña sonrisa.

Lo cierto es que también le hacía ilusión ser mentora, pero le faltaba la inspiración para hacer su tarjeta y no dudaría en que encontraría eso mismo en aquella reunión, además de que no se perdería el té y las pastitas de Tamao y Noriko. -Que... que os vaya bien en el club esta tarde, yo estaré en mi habitación intentando encontrar esa inspiración que... que me falta...- Su sonrisa se ensanchó ligeramente  y luego de inclinar la cabecita, Hina se dispuso a caminar hacia el exterior del salón, saludando con su manita de forma amigable a Rubí al pasar puesto que no quería molestarla. 

Al salir claramente observaría a Yuki y Yaya por unos instantes con una mirada y expresión sumidas en la preocupación, pero luego de sacudir la cabecita suavemente seguiría caminando al frente con la intención de regresar a su habitación y tratar de una vez más distraerse debidamente. Aún seguía pensando en Rebecca y en la clase de tiro con arco pero no quería seguir inducida tan solo en aquellos pensamientos, necesitaba una distracción y la encontraría en sus numerosos libros de fantasía donde sin duda descansaría su atribulada mente.

Ran estuvo muy sorprendida por la reacción de Yuki, pero en realidad, de lo que sabía de ella, debería haberla esperado. De hecho, no debería haberse entusiasmado tanto por la idea de tener una reunión de trabajo, y luego una fiesta, con más y más gente, cuando en realidad Yuki no había hecho nada más que ofrecerle su ayuda a ella, Ran.

De pronto sintió pena por tal vez haber defraudado a Yuki, o más bien, por haber jugado con su confianza, porque comprendió que la había metido con las otras, aunque inadvertidamente, en una situación que no podía sentir que como complicada.

Tan enfrascada de repente estuvo en tales ideas que apenas notó la mano que Mitsuki puso en su brazo, abajándolo, y sólo le dedicó una mirada de incomprensión a la chica rubia, tras lo cual sus pensamientos volvieron al asunto presente, y sonó como un eco en su cabeza la voz de Hina: -En... ¿entonces en la habitación de Yaya y Hana-chan...?

El eco necesitó unos pocos segundos para cubrir resonancia en su mente, y al momento que la tuvo, Ran soltó: “No… no! … al contrario, no queremos abrumarla más. De ninguna manera iremos al cuarto de Yuki. Primero preparamos las tarjetas en el cuarto de Tamao, y luego, y sólo tras haber terminado las tarjetas, comienza la fiesta en el mismo cuarto. Así es el plan.” Y miró al lugar en la mesa donde Hina había estado, y de pronto cayó en la cuenta de que no estaba más. “Ah… alguien tiene que decírselo a ella. Yo… voy a buscar a Yuki. Vendré a la fiesta, pero si ya vendré antes a la reunión de preparación de tarjetas depende de si puedo convencer a Yuki a ir también. Si no, prepararé mi tarjeta en su cuarto a ella, y luego vendré a la fiesta.”

Y con estas palabras Ran recogió su bandeja, se fue al punto de limpieza para deposarla, y salió del comedor buscando a Yuki, a quien encontró con Nanto quien, visiblemente, trató de sosegarla.

Se acercó lentamente. Sonrió débilmente y no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran. “Hana-chan, tengo que disculparme. Me he dejado llevar por la perspectiva de otra fiesta. Y no he comprendido que para ti podría ser problemático estar con tanta gente. Si es esto lo que es problemático. De todas formas…” - ¿por qué nunca había palabras justas? - “no quiero perder tu ayuda. Con las chicas lo he arreglado así: primero hay reunión de trabajo y en el cuarto de Tamao, luego hay fiesta en el mismo lugar. Pero sólo tras que el trabajo está terminado. Sin embargo, avisé a las chicas que tal vez no vendría a la reunión, y sólo a la fiesta. Porque dije que quizá me quedaría en tu cuarto para preparar la tarjeta contigo. Espero que… bueno… que aceptes mis disculpas.” Ran, sintiéndose avergonzada por su falta de tacto, evitó mirar directamente a Yuki.

Me quedé fuera sollozando sentada contra la pared, con los brazos apoyados sobre las rodillas e intentando limpiarme las lágrimas con la manga de mi uniforme, aunque era difícil porque no paraba de llorar. Yaya vino a donde estaba yo... en si ya me imaginaba que ella viniera a tratar de consolarme. En si le agradecía el gesto, pero cuando empezó a hablarme... en realidad, no consiguió animarme o consolarme nada. ¿Porque se tenía que enfadar conmigo? Es por eso que, aunque Yaya me empezó a limpiar las lágrimas con su pañuelo... empezaron a salir más -¡Pe-pero e-es que so-soy yo qui-quien no qui-quiere e-estar con to-todas! Snif... ¡N-no pu-puedo e-estar co-con ta-tanta ge-gente e-en el mi-mismo lu-lugar! ¡N-no po-podría a-ayudarlas a-a to-todas a l-la ve-vez! Snif... snif...- no pude reprimir el decirle eso a Yaya llorando, al ver que ella parecía haber malinterpretado la razón por la que estaba llorando... No lloraba porque me lo fuera a pasar mal con ellas o porque no supiera que me querían... ¡era porque yo no podía! ¡Yo no podía ayudar a tanta gente a la vez, y menos para después hacer una fiesta! Después de haberlo soltado, aplasté mi cara contra mis brazos, a ver si eso servía para que mis ojos dejaran de producir lágrimas.

Estuve así, hasta que escuché más pasos que se dirigían hacia mi posición... parecía que era alguien más que trataría de consolarme. No levanté la mirada hasta que escuché que era la voz de Ran... y al parecer no era para apaciguarme y que volviera a dentro, sino para disculparse conmigo. Ella vino con unas disculpas y una pequeña solución para que no tuviera que estar en aquella gran reunión con fiesta... Seria el plan inicial, de yo ayudándola a ella con su tarjeta, y ya después iría a la fiesta. Antes podía parecerme bien... pero ahora que sabía que mucha más gente necesitaba ayuda para la tarjeta... me sentía mal de "escaquearme" de ayudarlas. Durante su disculpa, aunque aún tuviera los ojos llorosos, había dejado de llorar -Y-yo... a-acepto tu-tus di-disculpas...- empecé a decir, sonrojándome -Qui... quizás pu-pueda... a-ayudar a dos pe-personas a-a la vez... tre-tres co-como mucho... a-aunque ne-necesitaría m-mi po-portátil pa-para a-ayudaros, po-por l-lo que ne-necesitaría m-mi cu-cuarto y... _{e... e-espera...}- iba explicando, hasta que entonces me callé de golpe. No porque me estaba sintiendo mal, sino porque se me había ocurrido algo -_{Ta-tal vez... s-si a-alguna tu-tuviera o-otro...}- iba diciéndome para mi misma... ¡se me había ocurrido algo! -Ran-chan, Yaya-chan...- las terminé mirando a las dos -Pre... pregúntale a las demás si alguna tiene un portátil... si e-es así qui-quizás... pu-pueda a-ayudaros a to-todas a la ve-vez e-en mi cu-cuarto...- les pedí a las chicas. Si... si tenía otro portátil... ¡quizás funcionara y podría ayudar a todas!.

Yaya veía a Yuki sufrir y aunque hasta entonces no le había dado tanta importancia, le pareció que era culpa suya. Eso fue lo que hizo que respondiera... como no esperaba. Sintió que las lágrimas amenazaban con derramarse sin poder controlarlas, así que se dio la vuelta, apretó los ojos un instante...

-L-lo siento... -dijo casi sollozando.

Y entonces echó a correr, dejando atrás a Yuki y a Ran, el comedor y todas las chicas.

Yaya... ¡Yaya-chan!- la llamé preocupada cuando la vi hacer exactamente lo mismo que hice yo del comedor. Creo... creo que nunca había visto llorar a Yaya en todo lo que llevábamos de curso... y le había visto derramar una ahora mismo. Por instinto me levanté del suelo lo más rápido que pude... ¡tenía que seguirla! Yo... ¡Yo no quería que ella acabara así por mi culpa!

Miré a Ran, quien seguramente también se habría sorprendido como yo -Vo-voy... a-a po-por e-ella, pe-perdón...- me disculpé... ¿como habíamos pasado de ser ahora yo quien iba detrás de una chica llorando? -Pre... preguntales e-eso... y me di-dices...- le terminé diciendo, antes de correr hacia la chica que se había ido tras ella.