Partida Rol por web

Era una mañana como otra cualquiera, o al menos eso debería de ser, puesto que la noche había sido algo diferente de lo habitual, para algunos había sido una noche entretenida, para otros había sido una noche más tranquila, pero lo que si estaba claro era que para la mayoría había sido una noche muy diferente a lo que están habituados, una noche algo especial.

Era una mañana fría de octubre, el día invitaba a los pocos que aun llevaban el uniforme de verano ponerse ya el de invierno puesto que hacia bastante frio pese a que según el hombre del tiempo sería un día soleado y caluroso al medio día. El camino de todos al instituto fue como siempre, corto en algunos casos, largo en otro, aburrido o quizás divertido, pero en esencia como siempre.

Al llegar al instituto este estaba como siempre, con los alumnos entrando mientras el profesor Nagato bostezaba de pie controlando la entrada de los alumnos, como siempre parecía que estaba aún adormilado.

Hoy el día para los chicos sería bastante normal, nada más entrar reunión de la tutora, una costumbre del instituto, una media hora para decidir y contarles cosas, para después pasar al examen de literatura con la propia tutora. El resto del día, clases normales hasta la hora de Educación Física justo antes de la hora de comer para seguir con las clases.

Yitan se despertó, se había desmayado la noche anterior, miró su reloj y vio que era más temprano de lo que se suele levantar, aunque no había podido activar su despertador ya que se fue a dormir involuntariamente y antes de lo previsto.

Él no quería esperar veinte minutos a que sea la hora de ir a la escuela, prefería salir cuanto antes de la habitación donde había ocurrido el suceso traumático de la noche anterior. Así que se vistió, no desayunó y salió directamente de su casa.

Cuando salió veía que la gente estaba con camperas y pulóveres, pero él no tenía frío, de hecho, hasta sentía un poco de calor, a excepción de su pecho, en donde sentía el mismo frío que sintió la noche anterior, pero esta vez, sentía que podía controlarlo y que no se escaparía repentinamente de sus manos. Tal vez era porque estaba menos nervioso, aunque seguía estándolo, o porque tenía menos miedo, aunque seguía teniéndolo.

Llegó a la escuela veinte minutos antes de lo habitual y fue el primero en llegar, pero era mejor así, ya que no tendría que esquivar gente o caminar el largo trecho hasta su banco con personas conversando en los bancos por los que pasaba.

Se sentó en el lugar de siempre, en la esquina de atrás a la derecha. Apenas se sentó, empezó a pensar, pensó en lo que pasó ayer, se puso nervioso, ¿Y si no lo podía controlar?, ¿Y si se descontrolaba en el medio de la clase?, ¿Y si armaba una escena con la cual obtuviera la atención de todos, lo cual quería evitar a toda costa?. No, no debía pensar en eso, cerró los ojos y se calmó, decidió pensar en otra cosa, y para cuando los abrió recordó que no había llegado a estudiar para el examen de lengua, su estudio había sido interrumpido por el suceso de ayer. Pero se las va a arreglar, con lo poco que llegó a estudiar y su conocimiento de la materia, le alcanza para aprobar.

El estridente sonido del despertador era algo que Michiko no conocía. Desde que había empezado a levantarse por su cuenta utilizaba la alarma del teléfono móvil y esa mañana Fire fue lo que hizo que saltara de la cama. Le dolía la cabeza como si no hubiera podido descansar en toda la noche pero lo primero que hizo al recordar qué había ocurrido fue abalanzarse sobre el teléfono para consultar sus redes.

Nada. Aquellas fotos no parecían haber visto la luz, al menos no en sus círculos… Resultaba un alivio de alguna forma pero también le ponía nerviosa ya que eso podía cambiar en cualquier momento.

Como ya era habitual su desayuno fue ligero y sólo después volvió para arreglarse y vestirse. Demasiados accidentes relacionados con manchas en el último momento habían convertido ese orden en su rutina. Pasó un buen rato cepillándose el pelo y meditando en lo ocurrido. Tenía, no, debía actuar con normalidad. Mirando el lado positivo la historia sonaba tan absurda que ni aunque intentara explicarla iban a creerla. Además, era martes… y eso significaba que tendría clase con Hina-sensei. Una noche extraña con un tipo al que casi no conocía no podía interferir en su plan secreto de encontrar el momento adecuado para confesarse. Con ese pensamiento en la cabeza se aplicó a conciencia en sacar todo el brillo a su piel de porcelana, ocultar las ojeras de panda por la mala noche, agrandar sus ojos castaños y dar un color natural pero apetecible a sus labios.

Aunque ya era bastante mayor, Michiko seguía utilizando su randoseru rosa, del que colgaba un llavero con un pequeño peluche de conejito. Según se acercaba a la preparatoria, empezaba a destacar más entre sus serios compañeros uniformados pero la rígida mochila todavía cumplía su función... y además le tenía cariño~ Como no vivía demasiado lejos solía acudir a pie y en unos treinta minutos prácticamente estaba allí. Los días de lluvia, o si se le habían pegado un poco las sábanas, hacía parte del camino en autobús. La línea dejaba cerca de la escuela pero la parada más próxima a su casa todavía estaba un poco lejos, así que no resultaba totalmente práctico.

Esa mañana el camino se hizo inusualmente solitario para ella y esperar en la acera de enfrente a que llegara su amiga, una tortura. ¿Por qué no se le había ocurrido coger la chaqueta? Sólo con la camisa y el chaleco se estaba helando de frío y las medias que se había puesto eran una monada… pero tampoco calentaban en exceso. Cada pocos minutos se frotaba las manos intentando darse calor y consultaba su teléfono con carcasa de korilakkuma para ver si Hana le había escrito.

Uematsu se levantó como todos los días a una hora que le permitía desayunar tranquilo, pero no demasiado temprano ya que una parte importante del estudio era dormir lo suficiente. Desayuno como todos los días con un libro en la mesa, pero hoy estaba algo más distraído, por lo que decidió poner la televisión para ver las noticias, sin embargo, no apareció nada de su interés. Llegada cierta hora salió de su casa con su madre, ella le llevaría al instituto en coche como siempre solía hacer camino del trabajo.

Uematsu estuvo casi todo el tiempo en silencio pensando en lo que había pasado aquella noche, pero no dijo nada, se despidió de su madre como siempre y cuando esta le deseo suerte para el examen él le miro y dijo:

No se preocupe madre, los exámenes de la profesora Nara no suelen ser excesivamente difíciles, los del profesor Ryu son los realmente difíciles, los de la profesora Nara diría que son los más sencillos.

Su madre insistió en que debería de hablarlo con sus profesores particulares para que aumentaran la dificultad de esos exámenes, a fin de cuentas, eso supondría una mejora para él y así fue como se fue. Tras unos metros se encontró en la puerta del instituto a Michiko Daigo, sin duda estaba esperando a su amiga Tachibana, el simplemente camino con la mirada metida en el libro, cuando paso por el somnoliento profesor de Educación Física le saludo y se encamino dentro de aula.

Al entrar pudo ver que únicamente había un compañero:

Buenos días

E inmediatamente sin esperar respuesta se sentó en su lugar mientras colocaba con cuidado sus materiales escolares y sacaba el libro de literatura, no porque tuviese nervios o pensase que podría no aprobar, sino para asegurarse que sacaba una puntuación perfecta.

Sora se levanto de su cama, tenia sueño y ganas de dormir mas pero este era uno de esos dias en los que todo tenia que salir bien.

Se cambio, fue a desayunar y, con el pretexto de haber olivado colocar su cartera y su contenido se "equipo" con sus "medidas de contencion". Se llevo ademas uno de los mecheros de casa para la posterior destruccion de pruebas. Era algo incomodo llevarlas pero eran necesarias.

Ahora debia ir a clase y, por el camino evitar que se estropease su equipo.

El camino, en penumbra, frio y algo solitario. Hasta que no llegaba a las inmediaciones de la escuela no dejaba de ser solitario. Normalmente se encontraria con algun compañero de clase por el camino pero hoy habia decidido salir algo antes para la preparacion del "campo de batalla".

Cuando hubo llegado a la entrada vio que el profe "malote" de EF estaba en la puerta, se puso nervioso y freno el paso para coincidir con el resto de alumnos que entraban en tropel al recinto y columneo con ellos.

Subio las escaleras para llegar a su clase y cual fue su sorpresa cuando vio que el "emo raro" ya estaba alli.

-Uss.- Lo saludo, como se esperaria de cualquier recien llegado a un recinto en el que ya hay gente.

En el momento en que se fue a sentar aparecio el otro Uematsu; -Buenos dias, Hiki-san-  le respondio a su saludo.

Se fue a su sitio, la 3ª mesa de la 3ª fila empezando por la ventana. Comenzo a "desplegar" su "equipamiento" en su sitio cerciorandose de que el "raro" no lo mirase.

Cuando acababo se quedo en su silla "defendiendo su territorio" mientras jugaba a algo con el movil.

tras una larga y divertida noche de karaoke, plagada de sucesos que solo se pueden definir como "interesantes", llegue a casa muy tarde. En circumstancias normales habria hecho campana al dia siguiente sin importarme el examen de lengua perolo que me parecieron unos cientos de mensajes de Micchan hicieron que decidiera madrugar e ir a clase.

Por la mañana me desperte de mala gana, desayune algo rapido que me preparo mi madre y me vesti para ir a clase. Sabia que hacia frio pero no tenia ganas de sacar el uniforme de invierno asi que simplemente cogí unas medias gorditas y una chaqueta ancha y salí de casa.

Vivia a menos de 20 minutos andando del instituto así que generalmente iba a pie o en bici, con el frio y el sueño no queria pedalear así que opte por andar. A pesar de estar dormida, siempre percibia muy bien todo lo que me rodeaba y Micchan nunca pasaba desapercibida.

-ohayo~- salude vagamente -casi no he dormido y la mochila pesa, vamos a entrar- dije disimulando el frio que tenia.

Al cruzar las puertas decidí no saludar a nuestro profesor y mientras subiamos las escaleras no hable demasiado. al llegar a clase vi que eramos de las primeras en llegar, solo habia un par de chicod, pero me centre en el chico que se encontraba en su esquina de siempre. No me gustaba reconocerlo, pero tenia el mejor sitio de clase, alejado y con ventana para distraerse... bastardo.

Decidí incomodarle un poco para empezar el dia con buen pie. -yitaaaan!! Holaaa!!- grite de forma super efusiva -como esta mi cielito? Hoy podriamos comer juntos! Como una pareja!- le dije de forma absurdamente cariñosa mientras le lanzaba un beso.

Mientras me deleitaba de con su reaccion me dirigí a mi sitio, deje las cosas y me sente. Era el momento de hablar con Micchan.

-por que me saturaste el line ayer?- fue lo ultimo que dije con la voz lo suficientemente alta para que se me oyera

Al ver llegar a su amiga Michiko dio un saltito de alegría.

-Menos mal. Empezaba a pensar que no ibas a venir. Podías haberme avisado -se quejó un poco poniendo vocecita de pena.

Cuando pasaron por las puertas, como se había quedado al otro lado de Hana y ella no había hecho por saludar en absoluto, Michiko tampoco quiso llamar la atención del sensei.

En la clase saludó en general al entrar aunque no se llevara especialmente bien con ninguno de los presentes. Sonrió al escuchar los comentarios afectivos de su amiga, que casi parecía que estuviera hablando con su novio, yendo para su propio asiento a esperarla. Cuando la otra chica se sentó, se giró para hablar con ella en tono confidente.

-Ah… Hablamos más tarde sobre eso, ¿sí…? Mejor cuéntame tú. ¿Qué tal en el karaoke?

Sus ojos se abrieron, y digo se abrieron porque no durmió nada aquella noche. Kouta se la habia pasado dando vueltas de un lado para otro en la cama, pensando en lo que había pasado. Se sentó en la cama para alcanzar el móvil, y paró la alarma en cuanto sonó. Al igual que siempre, buscó con el dedo el calendario que tenía preparado en el aparato para ver qué tocaba ese día. -Examen de literatura...- no estaba para eso, pero era importante. Se levantó rápidamente de la cama y se dirigió al baño, situado a la izquierda de su dormitorio, se lavó la cara y se miró al espejo. -Seguro que fue todo una casualidad, Kouta, no tienes de qué preocuparte.- se dijo a sí mismo, para luego apartarse del espejo y volver al cuarto a terminar de prepararse.

Cuando estuvo preparado tomó la mochila y sacó el libro de literatura para repasar por el camino. Bajó las escaleras hasta el yakitori y saludó a sus abuelos. Tomó el bollo que su abuela le había dejado listo a modo de desayuno y se despidió. -Hoy tengo examen de literatura.- respondió a su abuela mientras le posaba un beso en la frente. -No me esperéis para almorzar, hoy comeré con mamá.- terminó mientras se daba la vuelta y salía del establecimiento.

Kouta vive relativamente cerca del instituto, por lo que podía ir caminando hasta el mismo. Abrió el libro de literatura para dar un último repaso, y comenzó a dar bocados al bollo hasta acabarlo. No era suficiente para quedarse lleno, pero bastaba para calmar el hambre. La ruta que ese día tomó para ir al instituto no era la de siempre. No podía pasar por aquel lugar de nuevo. Al menos no tan rápido, y menos si lo que pretendía era olvidarse de aquello. Por la vía normal, solía llegar con 20 minutos de sobra al Kirin, más ese día sólo tuvo 10 minutos para llegar a clase y acomodarse. 

Entró al aula con la misma cara fresca de siempre, leyendo aún el libro de literatura, aunque muy por encima. Lo soltó en la mesa, abierto por la página que leía. -Buenos días, chicos.- saludó a los que habían llegado antes que él y se sentó, quitándose la chaqueta del uniforme y colgándola del asiento. Colgó la mochila del gancho dispuesto para eso en la mesa, y se apoyó en la pared. 

Mire a Micchan un poco estrañada, normalmente se moria de ganas por contsrme las novedades y no esperaba ni a que me sentara para ponerse a hablar. pues genial! Hice que mitsuki cantara una cancion de gundam! Parecia una cria, jajaja reí recordandolo aun que la mejor parte fue cuando nos dejaron quedarnos despues de que cerrara. Aquello si que fue realmente... fascinante

Me perdi en mis recuerdos de aquella noche, casi ignorando la presencia de Micchan. Dibujando en mi rostro una sonrisa mas parecida a una mueca de placer morbido. casi aterradora si la veias desde fuera.

Mi móvil sonó dando la alarma de que tenía que levantarme. Espera... ¿levantarme? ¿de verdad era ya por la mañana? La luz que entraba por la ventana y la hora de los tres relojes que había comprobado lo confirmaban. No me lo podía creer: me he pasado toda la noche en vela antes de un examen... pero como no quedarme en vela, la verdad; lo que había ocurrido era increíble -Ay Dios... como no me he dado cuenta... ¡Tengo que prepararme!- me dije con cierta urgencia mientras iba a la cocina para prepararme el desayuno, acompañado con un café, muy, pero que muy cargado. Puff... menos mal que mis padres estaban fuera, me habría caído una buena si me hubieran pillado trasnochar, pero seguramente me habían preguntado que había pasado allí; de todas formas menos mal que no estaban.

Después de haberme comido un frugal desayuno, me intenté espabilar con una buena ducha. Luego me puse el uniforme y salí de casa. Me abrigué bien, hoy parecía que hacía bastante frío. Fui yendo hacia el instituto a pie tranquilamente, meditando seriamente lo que había pasado esa noche... a mitad de camino me di cuenta de algo -¡Joe! ¡An! ¡Me he olvidado de esperarla!- me dije alarmada mientras sacaba el móvil para avisarla al instante con un mensaje:

"Perdón An-chan, se me ha olvidado por completo esperarte hoy con lo del examen y algo más. He tenido una noche muy rara, en clase te cuento más... Sorry por no haberte esperado hoy, ya buscaré la forma de compensarte."

Una vez ya deje solucionado eso (o esperaba que al menos no estuviera enfadada), continué yendo hasta el instituto. Vivía relativamente cerca del instituto, tampoco había comprobado cuanto era el tiempo que tardaba de casa hasta él, pero era relativamente poco, 25 o 35 minutos más o menos... no lo se seguro; pero aunque el café me había espabilado, se me hacía mucho más agotador la caminata al no haber dormido, bostezaba cada tres pasos.

Entré en clase, y los que habían dentro podían ver que tenía unas ojeras bastante pronunciadas. Saludé con la mano a todos los que había dentro con una pequeña sonrisa (incluso a esa idiota de Hana), y eso era lo único que podía hacer sin cansarme demasiado. Joe, estaba bastante más cansada de lo que me esperaba. Me senté en mi sitio, que era el más cercano a la puerta. Ese sitio me gustaba, siempre que tuviera que salir de clase, al estar tan cerca nunca interrumpía las explicaciones del profesor. Dejé mis cosas y apoyé mi cabeza sobre mi mano, esperando a que llegase alguno de mis amigos para hablar, o llegase la profesora para empezar la tutoria, lo primero que ocurriera.

Haruka se vistió con pulcritud, como cada mañana, se miró al espejo, sin ninguna expresión en el rostro. La misma imagen que veía cada día, tomó su bandolera, se la cruzó sobre el pecho y bajó a desayunar. Lo único que su madre notó esa mañana fue que su hija estaba quizá más seria y meditabunda que otros días, por lo demás, todo fue como siempre, Haruka le dio los buenos días y  un beso en la mejilla, desayunó con tranquilidad, lavó su vaso, plato y cubiertos y se despidió para marcharse caminando a la escuela. 

En el trayecto Haruka no habló con nadie, avanzaba con la vista fija en el suelo ante ella perdida en sus pensamientos o distraída por éstos. Al llegar a la puerta del instituto, algunas personas la saludaron sin demasiado énfasis, Haruka respondió mecánicamente con un pequeño asentimiento y una ligera sonrisa antes de dirigirse a su aula. Una vez allí, cruzó toda la estancia para sentarse en el último asiento de la fila, frente a la mesa del profesor, a su izquierda cerca de las ventanas estaba Yitan, a su derecha, a unos pupitres de distancia, Hana. 

En silencio esperó a que las clases dieran comienzo un día más a pesar de que aquel no fuese exactamente un día más. 

Kichiro despegó la cara del teclado al haberse quedado dormido de nuevo en frente de la pantalla, entrecerrando los ojos por la luz emergente de la misma y de la ventana. Escuchó la alarma y muy a rastras consiguió apagarla, dando un bostezo que podría haberle hecho daño a cualquiera en la mandíbula. Se preparó algo simple para desayunar mientras observaba la casa vacía por la no presencia de su madre, la cual fue a trabajar, encendiendo el televisor para pasar el rato más que para informarse. Al acabar, dejó todo lo que utilizó para ello en el fregadero, comenzando a vestirse con el uniforme del colegio de invierno, revisando su mochila y cogiendo sus preciados cascos, colocándoselos al cuello mientras apagaba todas las luces de la casa, no parecía preocupado por lo que pasó la anterior noche, pero como siempre, estaba muy dormido, nunca solía superar las cuatro horas de sueño entre semana.

Se colocó los cascos mientras iba a coger el tren, ya que vivía algo lejos del instituto, observando la cantidad inmensa de gente que había como cada mañana, haciéndose su propio hueco para luego salir en su parada, caminando unos cinco minutos desde la estación hasta la entrada del instituto, bostezando de nuevo mientras se pasaba una mano por el pelo para medio peinarselo, aunque seguía algo despeinado, sin saludar a nadie, seguramente por el sueño que tenía más que por falta de educación.

Al llegar a clase abrió la puerta, escuchándose incluso desde el fondo de la clase que estaba escuchando la música a todo volumen al entrar, siendo alguna canción nightcore con letra inglesa. Simplemente saludó con un: "Hm." - Mientras alzaba una mano, se notaba estaba dormido y se dirigió a su sitio, dejando su mochila a su costado y dejándose caer en la mesa, en el sitio que le dieron ya que no tenia interés por ninguno en su momento, siendo delante de las dos chicas y al costado del chico fotógrafo, dando un largo suspiro por la nariz mientras hundía su rostro entre sus brazos, medio durmiéndose con los cascos puestos a la espera de que empezase la clase. No parecía recordar el examen de literatura.

La mañana había empezado como muchas otras para Eun Bi. Su madre le había preparado el desayuno y ambas estuvieron hablando tranquilamente en la cocina. Para ella el desayuno era algo diferente desde que estaban en Japón, sin embargo, agradecía mucho esos momentos de tranquilidad hablando con su madre ya que las dos se llevaban realmente bien, al fin y al cabo, solo se tenían la una a la otra y Eun Bi se sentía un poco mal con su madre por lo que paso en Corea.

Tras despedirse cariñosamente de su madre ella cogió su mochila y se la coloco, hacia un poco de frio y no quería terminar de resfriarse por lo que se colocó un pañuelo en el cuello, cogió su mochila de color azul y salió de casa. Ella vivía a cierta distancia del instituto por lo que solía coger el autobús para llegar y eso hizo ese día. Mientras estaba en este se colocó sus auriculares y empezó a escuchar música de su país de origen

Los últimos metros los hizo caminando desde la parada hasta la puerta del instituto, al llegar pudo ver como el profesor de Educación Física estaba allí controlando la entrada, ella como era costumbre en Corea y pensaba que en Japón también saludo al profesor al pasar por delante mientras daba los buenos días.

Eun Bi seguía con los auriculares puestos cuando llego a clase, se quedó un segundo en la puerta y después entro, pudo ver que ya había algunos compañeros en ella, por ello en la puerta saluda:

Buenos días…

Para después quitarse los auriculares y sentarse en su sitio junto a la ventana y sacar el libro de literatura, tenían examen y un último repaso nunca venia mal mientras no llegaba la profesora o sus amigas.

Aunque Michiko fuera un poco menos infantil de lo que aparentaba sí que pecaba un poco de ingenua. Jamás hubiera podido sospechar que hubiera algún significado oculto detrás de su extraña sonrisa.

-¿Hasta después de cerrar? ¿No se dieron cuenta de que estabais ahí? ¿Y cómo habéis salido?

A An se le habían pegado un poco las sabanas o eso creía ya que se despertó con el sonido de su móvil. Algo desorientada miro el mensaje que le había llegado y rápidamente respondió

No pasa nada, me has despertado, me había quedado dormida, nos vemos en clase

Era cierto, se había quedado dormida, sin duda por lo que había pasado la noche anterior, aun se sentía bastante extraña con todo eso, pero no podía hacer otra cosa más que adaptarse a su nueva situación y seguir adelante.

Bueno, An… a todo hay que sacarle el lado positivo y esto puede ser realmente positivo… si, creo que ahora las cosas van a ser mucho más entretenidas y va a irme mejor.

Pese a no haber dormido mucho se sentía realmente bien y con energías, con algo de sueño, pero con energías. No tardó mucho en llegar al instituto, de hecho, tardo mucho menos de lo normal y eso era algo que le agradaba ya que estaba un poco cansada y quería sentarse cuando antes. Saludo como es debido al profesor de Educación Física, con una gran sonrisa como ella siempre hacia y entro en el aula. Si no fuera An seguramente habría saludado con un gran hola a todos, era así como se sentía en realidad, pero a fin de cuentas seguía siendo ella misma por lo que un escueto Hola fue suficiente

Am rápidamente se dirigió a su asiento y coloco sus cosas, pero se dirigió a donde estaba sentada o mejor dicho dormitando su amiga y con una sonrisa le dice:

Buenos días… creo que tienes bastante sueño… seguro que anoche te quedaste hasta tarde viendo la tele

Mientras hablaba con Micchan me percaté que An acababa de entrar en el aula, pare de hablar durante un segundo para mirar como la chica dejaba sus cosas en su sitio.

Cuando estuve segura que me había visto moví los labios claramente para que solo ella los pudiera leer (Buenos días, An) seguido de una sonrisa fría como el hielo dirigida hacia ella.

Luego volví a mi conversación con Michiko

La inocencia de Micchan me hizo volver en mi misma y esta vez solte una pequeña carcajada.

-no se olvidaron, convencí al chico para que lo dejara abierto solo para nosotras...- me hice de rogar antes de continuar hablando -te gustaría saber como le "convencí"?- digo estirando un poco el cuello del uniforme de forma que solo Micchan pueda ver parte de mi sujetador

-¡Banana-chan...! -recrimina un poco escandalizada por la ligereza con la que... sugiere cosas- ¿Quieres decir que...?

Micchan no baka!- dije riendo -solo se lo pedí y accedió MUY servicialmente, creo que mi labia ha aumentado de forma importante- dije adoptando una pose de chica mona e inocente.

No quería desvelar tan rápidamente a Micchan todo lo que había pasado, seria mas divertido experimentar por mi cuenta primero. Ademas, ver a la pobre confundida siempre era divertido y adorable.