Partida Rol por web

Los últimos cinco años habían los habían llevado hacia allí.  A ese departamento en Brooklyn que miraba desde un octavo piso a lo lejos.  El lugar era perfecto para ustedes, no había edificios altos en el entorno, por lo que podían salir desde la azotea sin ser vistos a realizar sus rondas nocturnas.

Pero la vida del hijo de un héroe no era fácil... No sin fondos.  El apartamento era una herencia familiar de Mary, que les permitía vivir sin el ahogo de la renta, pero aún así necesitaban dinero.  Un dinero que nunca creyeron que necesitarían.  Los trabajos diarios les resultaban un agobiante estorbo, uno que no les permitía hacer lo que realimente deseaban: Salvar personas.

Entre trabajo, noches de patrulla y mañanas somnolientas, sus vidas transcurrían como si el tiempo estuviese detenido.  El aburrimiento los llevaba a cruzar límites que dos amigos no deberían, al menos dos que vivían bajo el mismo techo y pretendían mantener un relacionamiento saludable.

Y un día todo cambió.

El día amaneció insolente con el sol dándoles en la cara.  Había sido una noche digna de alguien de la familia Queen, o de la Grayson.  Ambos despertaron con algo más que una resaca en el sillón.  Por suerte aún estaban los dos vestidos.

Pero el sol no era la razón por la que violentamente despertaban de su trajinar onírico... Los golpes en la puerta lo eran.

 Contar una historia desde la mirada de una hija que fue literalmente abandonada, es un tanto complejo. ¿Cómo puedes ser heroína de tu propia historia cuando el odio hace mella en ti? Pues esa pregunta se hace a diario Mary cuando despierta cada mañana y tras hacer sus trabajos eventuales como modelo de revista gracias a la belleza exótica que ostenta, al menos le sirve para jugar una normalidad que no le queda para nada. Aunque tampoco es que tiene demasiadas opciones. 

Y allí se encuentra, como una vigilante nocturna que a modo de sombra se mantiene en la oscuridad de las calles para intentar que todo marche como corresponde, quizás obrando como su abuelo le ha inculcado y bajo el anonimato crucial de su identidad para que nadie asocie a la chica que es tapa de una revista famosa con esa jovencita que reparte hostias a un simple ladrón. Tenía que jugar con sus identidades, con ese papel que desde pequeña se le ha ofrecido y por el cual ha entrenado durante toda su vida, por más que no encuentre una razón de peso, siempre lo haría por aquel hombre que veló por su crianza, por todo lo que hoy en día es. 

Pero dentro de esos grises eternos donde vive realmente Mary, la muerte de Bruce le afectó bastante, aunque sigue sin comprender el obrar de aquel hombre tan inteligente. Y en parte padece un duelo interno que plagado de resentimiento, se transforma en humor, en esa personalidad que cautiva mientras que en su mente allí donde nadie se adentra, le duele la muerte de su padre pero jamás lo reconocerá. Ni siquiera inconsciente. Lo bueno de todo esto es que tiene a su amigo cerca, bueno a todos, en especial a Robert con el cual comparte una relación muy simple, cómoda para los dos. Son amigos por excelencia, amantes de a ratos, pero siempre las cosas estuvieron muy clara entre los dos y cuando existió la posibilidad de venir aquí, también se volvieron a aclarar, para evitar lo que quizás en un futuro no lo sea. 

Aún así como las noches son largas a veces y el vigilar las calles puede ser más aburrido que mirar el techo, montaron algún que otro juego y así terminaron, durmiendo vestidos sin recordar que pasó la noche anterior. Posiblemente follaron, surgió una llamada donde salieron corriendo y en medio algo se les ocurrió, las cosas como son cuando dos personas impredecibles comparten techo. Por esa razón, el despertar es cuanto menos curioso pero no tan raro para ella.- Oye, desde cuando dormimos en un sillón. ¿Dónde ha quedado nuestra dignidad Queen? - pregunta al despertar, golpeando con el pie suavemente el pecho de Robert. - ¿Qué hora es?- vuelve a la carga buscando su reloj, pero entre tanto lío de pierna, brazo, botellas, antifaces, arco... y vaya a saber que más no se encuentra nada. 

Robert no había nacido para ser un vigilante, jamás había querido serlo y sin embargo, y gracias a la misma ironía de la vida, era para lo único que servía, lo único que sabía hacer, para lo que, a consciencia o no, le habían entrenado durante gran parte de su vida... Al igual que a sus otros muchos hermanos. Pero sin que la pericia con el arco fuese lo único que hubiese heredado, gracias a su madre, de su progenitor, también había heredado el quedarse en la calle cuando cada uno de los más grandes "héroes" del momento, cayeron. Pero sin que en lo absoluto le sorprendiese que su padre no hubiese previsto el porvenir del largo legado genético que había dejado tras de sí, Robert había aprendido a ganarse la vida, sin tener que recurrir a un apellido que quería y detestaba por igual, o al menos eso le gustaba creer. 

Llevando una vida tan normal como la de cualquier otro estudiante de derecho, con trabajos donde la paga era tan escasa como arduas eran si las horas que debía invertir para dicha labor, las noches se habían convertido desde hacía años en un eterno vigilar de una ciudad que parecía predestinada a sucumbir, que por momentos, y ante su oscura mirada, parecía un eterno imán de problemas escondidos en cada callejón, y aunque ser la niñera invisible de la ciudad en la que vivía no era precisamente algo que le generase una especial emoción, sabía que era lo que de él, su madre, habría esperado. Pero aunque la vida había decidido mostrarle la cara menos amable de la realidad en la que vivía, Robert tampoco tenía más razones que los demás "hijos de" para quejarse, todos habían tenido el mismo destino pero posiblemente él, era quien más se esforzaba en disfrutar de la normalidad que con su padre aún con vida, jamás habría podido tener. 

Habiendo aprendido a vivir con cada uno de sus demonios, con esos fantasmas con los que solía hacer una tregua en soledad, para no perder aquella sonrisa que solía curvar sus labios sin importar la situación, de lo único que el vietnamita se solía quejar era de las resacas con las que despertaba con el comienzo de cada mañana, las mismas que desde hacía ya un tiempo, compartía con su compañera de piso, amiga de la infancia y también folla amiga. Y es si bien Robert jamás se habría planteado compartir piso cuando tanto apreciaba la soledad, la confianza y la complicidad que tenía con Mary hacía de esa convivencia algo simple pero sobre todo perfecto. Y es que provenientes ambos de hogares que podían ser llamado de todo menos como tal, las relaciones duraderas y con una implicación emocional más poderosa que una vehemente amistad, era algo que, para ambos, simple y llanamente no existían, y por ello, esa amistad, esa no relación que sostenían, lo hacía en la más completa sinceridad. 

Pero siendo esa mañana una de tantas donde la vigilancia de la ciudad había terminado en una borrachera que de poder recordarla, seguramente habría sido digna de comentar, el vietnamita se quejó entre ligeros gruñidos cuando Mary le comenzó a mover. Sin importar la hora que fuese, para Robert siempre sería sumamente temprano y por ello, abriendo los ojos una pesadez que bien acompañada por la resaca era, enarcó una ceja no por los violentos golpes con los que alguien llamaba a la puerta, sino porque ambos estaban ya no solo en el sillón, sino que vestidos. 

- ¿Nuestra dignidad? La mía creo que la perdí tras la primera botella de tequila... Putos mexicanos... - Se quejó entre sonrisas, y tras conseguir deshacerse del lío que ambos eran físicamente para entonces, el vietnamita se sentó solo para frotarse los ojos, y dejar escapar un pesado bufido cuando aquel incesante llamado a la puerta, le partía la cabeza.- En serio, como sea el grandote el que está llamando porque se le han olvidado las llaves, le meto un flechazo en todo el entrecejo. - Masculló, mientras que, poniéndose de pie, pateó hacia un lado todo lo que había en su camino hacía la puerta se iba encontrando. - En vez de buscar el reloj deberías buscar la cafetera, venga mujer a la cocina. - Comentó entre risas, para después, y ante el replicar incisistente de la puerta, poner los ojos en blanco.- Que si, que ya va... 

Al abrir la puerta, Robert se encontró con una imagen imponente.  Botas de cuero negras, medias de red, corset y campera de cuero negros y un cabello rubio que ondeaba con un viento casi inexistente.  La sonrisa segura de sí misma de la chica la habrían hecho reconocible aunque Robert no se hubiese criado con ella.  La confianza de su media hermana Olivia no podía esconderse detrás de un antifaz.

Qué dices hermano?  Saludó la chica con un golpe de puño en su hombro.  Uno demasiado violento para un saludo, no tanto para una demostración de quién era el alfa en la familia.  Te ves como alguien que no debería verse tan mal.

La chica pasó sin ser invitada y, con un pequeño Canary Cruz casi inaudible, movió todo lo que había sobre el sillón a un lado, se sentó en él y puso los pies sobre la mesa.

Vengo a solucionar sus problemas de dinero... Mierda! Quizás sus vidas! Tengo una oferta que no querrán rechazar.  Pero primero... Suit up!  Nos vamos de aquí.

Olivia hizo un movimiento con sus manos que incitaba a que se fueran a vestir con el uniforme de sus álter ego.

Por cierto Mary! Es un gusto verte!  Sus palabras sonaron sinceras.

- Ja. Yo diría que la botella te hizo perder algo más que la dignidad, sólo eso termina explicando el motivo de que nos dormimos vestidos. - bromea divertida en su fervorosa búsqueda del reloj, siendo aquello una verdadera tontería cuando tras aquel comentario, le golpea suavemente el hombro del nipón visiblemente dormido. - Venga, Erre... Has tenido amaneceres peores que este. - continúa picando al hijo de Oliver mientras asiente conforme cuando la envía hacia donde está la cafetera. Momento en el cual da un salto grácil del sillón, pasando por encima del mismo tras hacer pie desde la base, siendo aquello algo muy normal en ella por ser demasiado inquieta en todo momento. 

- Nada de mujer y nada de enviarme a la cocina. ¿No eras el hombre florero aquí? - pregunta ya buscando el café en la alacena mientras prepara la cafetera, no sólo necesitará litros para Robert, sino para ella misma que la resaca comienza a afectar y tiene que mantener la compostura ante su amigo. - Oye, recuerdo aquel momento de la flecha. Si eres cariñoso al extremo cuando te lo propones. - agrega al recordar el susurro sobre John, a veces admiraba la paciencia del grandulón al tener dos trastos viviendo con él. No era fácil, pero como las dosis de humor siempre estaban al día, eso de alguna u otra manera alimentaba la dinámica que se había construido en meses, pero consolidado hace algunas semanas. 

Ya completamente entretenida con la elaboración de los café, el llamado de la puerta que había pasado por alto, se convierte en una visita muy inusual. Era innegable que el llevar esas medias de red tenía su toque, considerando que Mary era muy femenina, pero jamás a esos extremos. - ¡Hola rubia! ¿Quieres café? - pregunta al servir dos tazas y agregar una más, le gustaba ser servicial de vez en cuando. Más ahora que debía recuperar la consciencia para pensar un poco. - No tenemos problema de dinero, en realidad nos manejamos que el alcohol no viene de arriba. Peroooo... cuéntanos de qué va todo esto, al margen de que podrías venir más seguido ya que tu hermano adora las visitas de hermanitos Queen. - afirma simpática mientras le entrega la taza al malhumor andante de la mañana, a la rubia que hacía un movimiento para instarlos a vestirse como superhéroes. - Espera que tome el café y lo hago, necesito despertar Olivia. 

- ¡Eh! A mi no me mires, que todo esto ha sido porque tu andabas con tu síndrome premenstrual.- Se defendió, y es que si debía ser completamente honesto, de la noche anterior tenía muy vagos recuerdos, pero sin que eso fuese un impedimento para meterse con su compañera de piso, gruñó por lo bajo ante ese golpe en el brazo. - Claro que he tenido amaneceres peores, pero también mejores así que no es ningún consuelo... Joder, me hago mayor para estas mierdas.- Se quejó mientras veía como Mary se ponía de pie, sin saber de donde sacaba tanta energía para esas horas de lo que para él, era madrugada. 

- Claro que soy el hombre florero, pero a falta de grandote para que nos haga de empleada mientras nos echa un sermón, te toca al ser la segunda más responsable de esta casa. - La atajó entre esas risas y piques que eran parte de esa cotidiana convivencia, y es que sin que fuese en lo absoluto una mentira, Robert era muchas cosas, pero responsable, ni siquiera aparecía en la lista de cosas que podía o quería llegar a ser.- Pues cómo vuelva a ser Johan, el flechazo se lo come en los huevos, que esto empieza a ser vicio. - Amenazó a sabiendas de que era muy capaz de hacerlo sin siquiera pestañear. Posiblemente no era para aquello para lo que le habían entrenado durante gran parte de su vida, pero nunca le dijeron que los flechazos eran únicamente para los malos... Alguien se lo debería haber matizado. 

Pero sin ganas algunas de moverse por mucho que les hubiesen despertado, más necesitado de una ducha fría y unos cuantos litros de café, el vietnamita terminó por abrir la puerta entre gruñidos inentendibles, solo para, y tras abrir la puerta, suspirar.- Auch! Ten cuidado que soy delicado. - Se quejó entre risas al encontrarse con una de sus medias al otro lado de la puerta, pero tras dejar sobre ese rubio cabello un beso a modo de saludo, la dejó entrar porque, invitándola o no, lo iba a hacer igual, eso era parte del encanto de los Queen. 

- Y tu te vistes como alguien que no debería ir vestida así a esta hora, y no me ves quejarme por ello, así que shhhhhh.- La instó cuando su hermana se quejó de su aspecto, pero ya poniendo los ojos en blanco y soltar un más que audible bufido, cogió la taza que Mary le ofrecía a ver si quemándose la lengua, evitaba soltar todo lo que para entonces, le venía a la cabeza.- Sabes que nada me hace feliz que escuchar tu melodiosa voz nada más despertar, pero sería un detalle que te estuvieses quietecita un rato que aún te veo doble y borrosa, deja que despertemos, y mientras tanto, cuéntanos cual es esa maravillosa oferta que te ha llevado a hacerme madrugar, hermanita. - Le comentó mientras que, bajando los pies de la rubia de la mesa, se sentó en ella para buscar por el suelo, el paquete de tabaco mientras le lanzaba una significativa mirada a Mary. 

Y es que si bien Robert quería a sus hermanos, llevaba una vida muy diferente a la de los demás hermanos Queen, y gracias a no haber necesitado nada de ellos para buscarse la vida, la impertinente llegada de Olivia, hacía que su resacoso despertar, no tuviese miras de mejorar al menos, hasta que se tomase el bendito café. 

Siii... Café!  Dijo Black Canary.  Sin problemas de dinero, eh?  Entonces eligen vivir aquí entre tres porque... es más acogedor? O es alguna especie de acuerdo... ya saben... La chica alzó sus cejas mientras levantaba tres dedos.

Se levantó del sillón, cogió una taza y le dio un sorbo.

NO CREO QUE TENGAS DERECHO A DECIRME COMO VESTIRME.  Dijo con un pequeño Canary Cry que, aún así, aturdió a Robert.  Luego soltó una carcajada y dio otro sorbo.  Lo siento... Lo siento.  Fue demasiado tentador.  Prometo que no lo haré más.

Con la taza en una mano, la chica se apoyó en el mueble que estaba bajo la ventana y apoyó en él su bebida.

Como creo que saben, nuestros padres  dejaron su fortuna para crear Superhero Inc.  Comenzó.  Mi propuesta es reclutarlos, y que trabajen con nosotros para cobrar parte de nuestra herencia.  Sabemos el trabajo que están haciendo cada noche y ha llamado la atención de los de arriba.  Oracle los tiene en el tope de la lista de posibles reclutas.  Recogió la taza, tomó otro sorbo y la volvió a apoyar.  Básicamente les estoy ofreciendo ser superhéroes full time, con una paga que estará muy por encima de lo que pueden obtener modelando o... bueno, lo que sea que tú estés haciendo en este momento, hermano.  Los gastos mensuales correrán por cargo de Superhero Inc., además de pagos por misiones y objetivos.  Ropa, comida... Alcohol -aunque deberán ser discretos-, simplemente deben solicitarlo y lo tendrán.

Miró alrededor y vio que no había mucho equipo en su entorno.

En cuanto al equipo.  Podemos instalarles una sala de equipos, y podrán comprar el equipo a la propia Superhero Inc.  Nuevamente levantó las cejas, con su característica expresividad.  Básicamente lo comprarán al costo.  La razón de cobrarlo es porque hemos tenido algunos inconvenientes con héroes que... los destruyen.  Las amazonas son un verdadero dolor de cabeza. 

Terminó su taza con un último sorbo pronunciado y los miró.

Y bien?  qué dicen? quieren cobrar por el trabajo que están haciendo gratis?

- Ya te daré yo síndrome premenstrual... - susurra por lo bajo una vez queda cerca de Robert. - ¡Que va! Yo quiero un trío con el grandulón, pero tu hermano se niega. Para mi es porque teme gustarle mucho tanto músculos y pasarse a la otra acera. - bromea al sacar la lengua divertida, intercambiando alguna que otra mirada con el Queen ya que meterse a esta hora con él, era lo mejor que te podía pasar tras una resaca. 

- JOOOOODERRRR... ¡HAZLO DE NUEVO! - grita emocionada Mary cuando suelta aquel comentario aturdidor. Claramente le venía de diez este despertar a su amigo y ya comenzaba a descojonarse sola desde las primeras horas de la mañana. Luego cuando comienzan las explicaciones serias, la morena le da golpecitos en la espalda al nipón para confirmar que es una florecilla delicada.

Pero ante la posibilidad de una propuesta decente donde el traje será usado en serio, la hija de Dick se lo plantea bastante. No por falta de motivación, la adrenalina misma de las calles, el cumplir con las misiones, investigar, son parte de las tareas para las que fue entrenada y en parte le recuerda a su abuelo, donde cada lección ofrecida la termina llevando a este lugar, a esta propuesta. 

- Al margen de todas las chorradas que pueda decir y mira que pueden ser muchas, acepto. En parte no puedo negar lo que soy y lo necesito... - responde sincera, ya aligerando toda esa bruma plagada de humoradas, para hablar seria sobre el asunto. Mary tenía sus momentos de puras risas, pero también desde esa intensidad que la representa, claramente es capaz de centrarse y tomar decisiones cruciales para su vida. - Esto de comprar el equipo, suena a que estamos con los presupuestos cortados y somos críos que no sabemos comportarnos... en fin. Soy una cría que sabe comportarse, ya Robert no sé... Ahora mismo... Mmmm. - se mete con el vietnamita para cortar el hierro y prosigue. - ¿Le dijeron a John también? - pregunta un tanto pensativa. - ¿Hunter? ¿Kara? ¿Quienes reciben la propuesta? - termina por decir, interesada en ello. 

- ¿A si? - Fue lo que el vietnamita respondió al susurro de Mary para después, y negando con la cabeza, reír por lo bajo ante el comentario con respecto a por qué no montarse un trío con el grandullón de lo Kent.- No es por eso, pero John suele mirarme el culo con cara de hambre, y por ahí no paso...- Respondió divertido segundos antes de la odiosa de su hermana le recordarse el por qué solía mantener cierta distancia con el resto de los Queen. Aquel chillido le dejó aturdido durante unos segundos, lo cual, y teniendo en consideración la terrible resaca que le taladraba la cabeza, hizo que todo el malestar general se agudizase en demasía, pero siendo aquello más de lo que el vietnamita estaba dispuesto a soportar, más aún cuando su compañera de piso animó a la rubia a volverlo a hacer, dejó escapar un intenso gruñido de entre sus labios, que no vaticinaba nada bueno. - Jo...der Olivia. -Se quejó entre dientes mientras se llevaba la mano a su frente para sostener su cabeza gracias al agudo dolor que la muy tocapelotas de su media hermana, le había dejado con su bonito chillar.- Eres mi hermana pequeña y te quiero... Pero vuelve a hacer eso canarito, y del flechazo que te meto en el cuello, dejas de cantar.  - La amenazó con la misma dulzura que le nacía, y es que si bien poco apego tenía hacia la figura de su padre gracias a los mismos recuerdos que guardaba de él, con sus medios hermanos, era completamente diferente. 

- Demasiado lo estás disfrutando tu para mi gusto. - Comentó esta vez mirando a Mary, pero poniendo cara de un exagerado dolor cuando le dio aquellos golpecitos en la espalda, solo para después reír por lo bajo, no pudo evitar poner los ojos en blanco ante la propuesta que su pequeña y petarda hermana traía consigo. - Eso es verdad, puede decir un montón de chorradas por minuto, doy fe. - Apoyó a su compañera de piso para después, agregar. - No, claro que no sé comportarme y no tengo intención de aprender peeeero, antes de aceptar tan alegremente aquí como lengua loca. - Agregó mientras hacía mención a como Mary le había sacado la lengua minutos atrás. - ¿De cuanta pasta estamos hablando? Porque una cosa es hacerlo por hobbie o por que las borracheras de después son épicas, pero si queréis que haga esto en serio, hablemos de dinero... - Y es que no, Robert no había nacido para ser un héroe, no tenía espíritu de héroe, pero si la paga era buena, cual mercenario de fortuna, estaba más que dispuesto a aceptar. 

Olivia sonrió al escuchar la aceptación de Mary y revoleó los ojos con la respuesta de Robert.

Me alegro de que estén interesados... En lo personal creo que serían unos tontos si no lo hiciesen.  La remuneración es por misión y por objetivos, si eso es lo que te preocupa.  Los objetivos van en función de que alguien esté dispuesto a financiarlos como algo contingente.  A veces es una fracción de una pérdida contingente que evitamos, a veces algunas organizaciones o países tienen un fondo para generar algún tipo de donación y poder hacer un "acto" de agradecimiento.  Las situaciones son muy variadas.  En cuanto a la remuneración por misión, va de 1.000 a 30.000 en función del rango que tengan en la organización.

Tomó un cubo holográfico y lo lanzó contra la ventana.  De él surgió una zona tridimensional que tenía una especie de sistema planetario.  Un ícono central alrededor del cual giraban cabezas y nombres, que a su vez tenían satélites y así sucesivamente.  Reconocieron a varios "superhuérfanos" en distintos rangos de la cadena.  Más cerca del centro Arthur Curry Jr., Rex Stuart y Jiwe McGabe.  Un poco más lejos Cruise Allen, Lian Harper y Iris West, por ejemplo.

Olivia tomó su propio rostro flotante con la mano derecha, estaba en la órbita de Arthur Curry Jr., Con su mano izquierda alejó todo el resto del mapa holográfico y su rostro creció, dejando los que orbitan a su alrededor visibles: Ustedes.

Miren, habrán reconocido a una docena de hijos de grandes héroes.  Si, Hunter, Kara y John están siendo reclutados en este momento.  Estamos con demasiado trabajo, por lo que estamos formando unidades nuevas que puedan salir directamente a la acción.  Si lo aceptan, es probable que Arthur cree una unidad con ustedes y los Kent.  Qué dicen? Se visten y nos vamos de aquí?

Luego de sacar la lengua a Robert por el comentario sobre cuánto disfruta que se metan con él, se encoge de hombros mientras es la rubia quien comienza con las explicaciones. En parte todo esto le recuerda tanto a su niñez cuando junto a Bruce, escuchaba sus explicaciones y comprendía la dinámica de estas misiones, el cómo reclutar e incluso como planificarlo todo en pos de que esto sea un éxito aún con sus variables a cuestas. 

En silencio absoluto como niña buena ya sentada sobre el sofá con las piernas cruzadas y su taza de café, escucha todo lo que Olivia tiene para decir, incluso cuando el holograma se activa y las sumas son dichas dependiendo de la misión, además de su gravedad. Al ver las imágenes de aquellas personas, tuvo cierto aire de remembranza, pero poco le dura cuando esa sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. Le encanta trabajar con los Kent, sin ir más lejos vive con uno. Además se conocían lo suficiente como para poder confiar el uno del otro. 

- Pues, ya dije que acepto y este también lo hará. Así que nada... Si me disculpan, tengo que ponerme un bonito traje. - afirma ya convencida de que le toca ir más allá, dar ese paso para regresar a lo que es y salir del letargo de vida que viene llevando. No es que lo pasaba mal, pero siempre pensó que estaba preparada para algo superior, para esos instantes donde la adrenalina, el riesgo, termina siendo un diario vivir, un continuo que siempre será mejor que el mirar las calles y buscar un problema o fingir ser alguien que jamás serás. 

De esta forma desapareciendo de la escena, busca su traje de color negro que tantos recuerdos le trae. Si bien ser Nightstart no era una cuestión sencilla, porque como decía su abuelo, detrás de la máscara mil cosas pasando por la mente y es difícil contener tantos demonios que anhelan salir. Pero ella estaba acostumbrada a lidiar con esto, le había enseñado un experto en la materia y no por nada, cada entrenamiento valía la pena. Así que tras cambiarse regresa, sin saber cuanto es el tiempo que ha tardado realmente, se ata una coleta en su cabello y al colocarse el antifaz, aguarda a que los Queen estén listos. 

- Pues... ya estoy. ¿Nos vamos? - pregunta sonriendo divertida, luciendo ese símbolo violeta en su pecho mientras que la capa cubría sus curvas en parte. Le agradaba ese detalle. 

Poniendo los ojos en blanco tanto a los comentarios de su compañera de piso como a los de su hermanastra, donde tanta demostración de tecnología, lejos de sorprenderle o llamar su atención, le parecía un innecesario alarde de recursos, Robert dio un sorbo a su café, y tras sacar de su bolsillo su arrugado paquete de tabaco y encenderse uno, se limitó a enarcar una ceja, antes de hablar.- Vamos, que los mismos que nos han robado toda la fortuna que nuestros padres no dilapidaron entre pensiones alimenticias y juguetes mega tecnológicos, se han quedado cortos de personal y nos quieren de mercenarios. - Resumió entre calada y calada de su cigarro, y es que cansado de aquel discursito del bien común, de las heroicidades y mierdas correctas similares, prefería ver todo lo que se le ofrecía tal y como era en realidad. 

Pero a sabiendas que tampoco se podía negar, ya que queriéndolo o no, era para lo que le habían criado, terminó por encogerse de hombros antes de volver a hablar.- Pero viendo que va todo el grupo de nuestros amargados favoritos, no me voy a perder esa fiesta eso si... De día no pienso ponerme el trajecito de mallas, puede que vosotras no, pero yo tengo una mala reputación que cuidar.- Advirtió y acabándose el café mientras Mary se cambiaba de ropa, una vez salió, el vietnamita se levantó de mala gana de la mesilla y tras perderse durante unos minutos dentro de su habitación, donde una rápida ducha al menos le quitaba el aspecto de recién despertado, cogió su bonito uniforme y tras meterlo en su mochila, cogió su arco y su carcaj .- Venga canarito, llévanos a nuestra bonita base de operaciones.

Olivia sonrió ante el resumen de Robert.  Eh... si, exactamente.  Ahora deja de llorar y vístete.  Tenemos trabajo que hacer.

Al ver que ambos volvían, Olivia se tomó un poco de tiempo de más para mirar a Mary.

Diablos chica... no deberías hacerle esto a una amiga recientemente comprometida... y tú... sacudió la cabeza como volviendo de un sueño y se volvió a Robert.  Donde digas algo sobre esa mirada voy a gritar en tu oído y a hacer que la peor resaca de tu vida sea el paraíso.  Ya sabes lo celosa que es Anna.  La matará, me matará y... probablemente, te matará.

Olivia se rió divertida y luego tocó su oído, evidentemente tenía un comunicador.

Bueno, creo que tienen trabajo que hacer.  Lian acaba de llamarme, hay un avión secuestrado por la SSH sobrevolando Manhattan.  Salven a la gran manzana pequeños saltamontes...

La liviandad con la que la chica lo decía parecía demostrar que esto era algo del día a día.

En cuanto alzaron el vuelo le dirigió una mirada intensa, tenía algunas cosas en la cabeza pero sintió cómo iban quedando apartadas debido a la cercanía de ella y esa oportunidad de poder hablar justo allí tras las prometedoras palabras cruzadas. Los comunicadores eran fríos y ella era ardiente, lo que hacía que innumerables detalles se perdieran a través de las ondas.

Fue a su lado, dirigiendo la mirada a sus exóticos ojos.

- Trabajar contigo es excitante, ya no podría dejar de hacerlo. 

Le confesó, resultando que el destino de John en SHI estaba relacionado con el de ella.

- Me has prometido contar los golpes en mi piel, no pienso olvidarlo. Si te fueses a poner a ello, qué menos que yo me pudiera asegurar de que no recibiste ninguno.

Creyó que podría empezar esa especie de juego, la conversación anterior abrió las puertas a la existencia de una atracción mutua, que para él siempre había existido, pero le faltaba saber si en ella habría estado allí también desde hacía tiempo. Ahora su mente se llenaba de deseos, de que pudiera llegar hasta el corazón de aquella mujer llena de vida. Era suficiente despertar por la mañana y bajar a prepararse el desayuno para encontrarla, con su voz risueña y coqueta. No era la primera vez que le decía algo como eso, que le dejaría acercarse, pero esas otras veces fue para lucirse o para jugar con él, pues de algún modo Mary sabía que el respeto que tenía su amigo por ella era a prueba de balas, reflejo de su piel de acero. Se preguntó si acaso Nightstar le había estado tanteando y si habría esperado ese momento, o si simplemente algo se disparó allí junto al avión.

"Contar los golpes recibidos en tu piel."

La frase permanecería siempre en su memoria, ahora quería conocer las consecuencias. Y mientras, el sol incidía en él dándole energías para poder equipararse a las de ella. John estaba pendiente de sus labios, los cuales brillaban vivos ante la luminosidad del día.

John se le acercó, tomándola de la mano en el aire.

- No eres sólo una estrella de la noche. Por el día también brillas.

Le dijo con seriedad, en su interior embelesado.

Dispuesta a tomarse un tiempo dentro de la nueva rutina que ahora le toca siendo una superheroína de esta historia, surca los cielos junto a John siendo justamente aquel instante lo único que ahora habita entre sus pensamientos mientras la brisa mece sus cabellos y ondea su capa de forma grácil. La mirada verdosa que bien heredada de su madre ostenta, permanece perpetua a los ojos azules de su amigo mientras esa sonrisa que siempre se encuentra dibujada en el rostro tan femenino como exótico de Mary, le da ese toque divertido, pícaro. 

- ¿Excitante? -pregunta al reír traviesa, mordiendo su labio inferior como mero acto reflejo. - Mira que hay palabras para describir lo que se genera, pero justo esa. ¿De ti John? Me sorprendes, mucho. - responde negando con la cabeza, es que para ella tiene una connotación que lejos está de parecer correcta o adecuada, ya que en el sentido literal de la palabra muy tácita queda la intención. - Pero no para mal. - aclara al guiñar un ojo, girando sobre sí misma para jugar con su cabello que ahora suelto le permite acariciar su rostro que sin el antifaz, ya le ofrece un instante de libertad. 

- Si me disculpas, apago esto. - aclara al mostrar el comunicador. - Quiero un momento a solas, no con espías. - comenta al encogerse de hombros mientras lo desconecta, a sabiendas de que quizás tendría una regañina por ello. No le importa, desea compartir esto desde la única intimidad que ambos pueden tener en base a lo que son y a lo que se dedican. 

Pero ante la confesión ofrecida detiene su andar en medio del cielo aquel que comienza a oscurecer, sólo para quedar frente a John y así mirarlo a los ojos. De alguna manera el compartir cada día juntos, con todo lo que ello implica, había forjado en el duro corazón de Mary algún que otro sentimiento que por mero defecto tendía a anular así no se involucraba demasiado. No puede negar que le atrae, porque a la vista ha quedado y más aún cuando fue tan directa al decirle aquello. 

- Y lo haré, cumplo con mis promesas. - responde muy segura de sí misma tras guiñar un ojo cómplice, incluso después desviando un segundo la mirada cuando le sujeta la mano mientras ambos flotan en el aire gracias a su capacidad de volar. - Pero debes tener en cuenta que eso puede llevarnos mucho rato, no me gustan las cosas a la ligera. - agrega siendo una indirecta que da cierto margen para que John pueda interpretar lo que desee. Las cosas estaban claras en Mary, siempre lo han estado y tenía un pánico enorme en el aspecto emocional, siempre tan ligada a la carne, al sexo en sí que le permitía esas noches de fulgor pero al otro día cada uno por su lado, la impulsaban a tener un control en su vida que no solía perjudicarla. 

Pero esto, justamente aquel juego, su mirada y todo lo que John representa para ella, podría ser una enorme complicación cuando se le da el lugar a los sentimientos. Más aún cuando Nightstar siempre los ha negado por pura necesidad, para no repetir una historia que negada está a repetir. ¿Pero si se enamoraba? ¿Qué iba a pasar? Era un mundo que desconocía, uno que ella había alejado, y ahora en ese cielo que guarda el secreto, allí están. Mary escuchando aquel halago que le da al corazón como si se tratase de un puñal muy fuerte en su corazón, mientras que incapaz de responder a esto todos sus demonios aparecen de repente para detenerla y ella en su afán de resistir, sonríe completamente fascinada. 

- Atrápame. - responde en todos los sentidos que se pueda imaginar y tras soltar la mano de John, da un fuerte impulso para volar a toda velocidad, buscando esa adrenalina, deseando que su amigo la atrape y simplemente que surja lo que deba ser. Sin pensamientos, sin censuras, en total libertad mientras ese hermoso cielo que oscurece es el único testigo de lo que se sienta ahora mismo. En la eternidad de este tiempo compartido, cuando lo demás deja de importar. 

Ella sabía que la excitación a la que se refería era otra, a un estímulo para el espíritu. No había tardado en usar el juego de palabras a su favor, por lo que John sonrió de medio lado.

- Sorprenderte es algo maravilloso, saber que he conseguido algo nuevo para ti.

La miró con seriedad, suavizando después la expresión con una sonrisa. Mary no dejaría pasar ninguna oportunidad para buscar una situación divertida y él le seguiría el juego planteándole los retos que pudiera. Sus palabras sobre un encuentro sexual largo provocaron otro tipo de mirada, aceptando la propuesta, e imaginaba que no sería tan fácil, ella no se rebajaría a ponérselo fácil.

Llegar hasta lo más hondo de su ser era adentrarse en ese cielo de estrellas para perseguir un cometa esquivo, uno que conocía cómo eras y sabía anticiparse a tus movimientos. Mary había apagado el comunicador y echaba a volar al poco.

- Y si...

Ellos dos habían volado otras veces en sintonía, no era fácil alcanzarla, menos aún su corazón al que por un momento creyó que había palpitado por él. Y John quería que así lo hiciera, que no sólo pudieran elevarse por el aire a la par disfrutando de esa experiencia casi prohibida para la mayoría de la gente, sino que se aceleraran sus pulsos sin necesidad de volar, sólo con verse, algo mundano al alcance de cualquiera que en el caso de ellos, parecía casi prohibido.

- Puedo atraparte.

Dijo moviéndose sin esfuerzo, alcanzando pronto su misma velocidad imaginando que ella no iba a tener prisa. Cuanto más rápido surcaran el cielo, más lento se movería el sonido, así que tenía que aprovechar ahora para hablarle.

- Pero si te detuvieras llegaría a tu lado, te rodearía con mis brazos, mis ojos buscarían los tuyos un instante para dejarlos grabados en mis pupilas, porque luego dejaría de verlos cuando deslizara mi boca por tu cuello. Tu piel sería un lienzo sobre el que pintar mis deseos, cada suspiro perdido de tus labios me haría comenzar de nuevo la obra.

Quizás no había otra forma de alcanzarla que no fuera por la vía carnal. La deseaba tanto y no quería que la pasión nublara sentimientos más profundos. Y acaso ella estaba preparada para algo así... No lo sabía, pero la besaría si tenía la oportunidad y le haría saber que la embriagaba en todos los sentidos. Si la hacía suspirar, cada uno de sus sonidos serían una armonía para él, que trataría de reproducir una vez tras otra, siendo el tiempo quien juzgaría si estaban hechos de verdad el uno para el otro. Y debían de estarlo, era el amor también una lucha, contra el mundo, contra los pensamientos, buscando el corazón entre las tormentas, en el caso de Mary entre lluvias de estrellas. Quizá no pudieran en estos breves minutos iniciar aquella batalla, pero podrían tantear sus fuerzas.

Si las palabras no la convencían, aceleraría impulsado por ese mismo deseo. Era sólo que tampoco quería hacerlo fácil.