Partida Rol por web

El chasquido de los dedos de Dean y toda la historia sobre su madre, captaron la atención de Alice. Cuando le mencionó sobre los monstruos, su temor se volvió en una mezcla de tristeza y dolor interno. El final de lo que el mayor le dijo, sobre si sabía hacer trucos o alguna cosa por el estilo le pareció sumamente cruel.

En sus ojos se leyó el desprecio hacia Dean, el puro y simple desprecio de alguien que ni siquiera conocía su historia pero ya la tenía como un monstruo.

-_{Tú eres un mons... truo. No yo... yo no he las... lastimado a nadie. Tú y tu her... mano me han traído a aquí... y sí me han lasti... mado. ¿Quié quiénes son los m... mostruos...?}

Dicho esto dejó de hablarle, simplemente bajó la cabeza y observó el suelo. El chico estaba cerca de una ventana por si algo súbito pasaba pero Alice no daba señal de convertirse. Y respecto al peligro de hacerlo dormida, la habían traído inconsciente, y ella no había cambiado. También había que recordar que aun el día estaba lejos de apagarse.

Así y todo la chica no parecía interesada en dañarlo, en este momento sí se la notaba abstraída de su presencia, como si lo odiara por las palabras proferidas y por la actitud que le había mostrado.

Convertido en lobo, olisqueé a mi alrededor, intentando determinar si había olores extraños en las cercanías. Probablemente el bosque fuera el coto de caza de los hombres lobo que integraban la familia de Alice o incluso de la Bestia de Bray Road. Aunque cabía incluso la posibilidad de que el olor me condujera a otro lugar, ¿quizá a la guarida que usaba la bestia para arrastrar a sus presas?

Con cautela, eché a andar por el bosque, siguiendo los olores que percibiese a mi alrededor.

Le muestro de nuevo el vaso por si quiere mas agua mientras intento contestarle sin alterarme.

Monstruo es el de ojos amarillos que matò a mi madre,también a la novia de mi hermano,monstruo es ese de los tuyo que acaba de matar a tu profesora, yo no tengo el cielo ganado pequeña, para dormir necesito emborracharme,tengo pesadillas pero gracias a nosotros hay familias que duermen tranquilas.

Ese aroma que Sam había percibido se definía fuertemente en el bosque y él estaba decidido a hallar su origen. Así que comenzó a seguir el rastro, a adentrarse entre la espesura con el objetivo de hallar la localización de la criatura que había dejado aquel indicio olfativo. Después de algunos momentos en que el olor se confundía con muchos otros del bosque, Sam pudo retomar el rastro. En su forma lupina no tenía gran registro del tiempo, sino más bien de la ubicación física de lo que estaba buscando. Así que no pudo saber a ciencia cierta cuánto hacía que estaba buscando el olor, solo que se iba aproximando.

De a poco salió del área forestal y se adentró en la zona urbana a medida que iba viendo calles y vehículos pasando aunque de forma aislada. A lo lejos divisó lo que parecía ser un campus universitario. Había árboles alrededor así que los usó para refugiarse de miradas no deseadas.

En la entrada estaban un grupo de chicas, de porristas universitarias, practicando una rutina para alentar al club de fútbol local. Una rubia de sonrisa amplia parecía ser su capitana.

Ella aceptó el agua, esperó a que Dean le aproximara el vaso y bebió con avidez. También escuchó lo que el hermano mayor tenía para contarle.

-Lo siento…

Dijo sin un atisbo de sarcasmo en su voz.

-No he lastimado a nadie nunca, me quitaría la vida antes que hacer eso.

Comentó con sinceridad, tomó otro poco de agua y continuó.

-Mi famil… familia y yo no dañamos a Donna… pero hay un un hom hombre que es es malo. Real mente ma malo.

Se esforzaba por hablar, al mencionarlo se ponía nerviosa, sus labios temblaban  y la nariz volvía a sangrar.

-Él no no… no es afe afectado por la pla plata. Él es está acostumbrado a ob obtener lo que que quiera.

Miré a los ojos al monstruo y con toda la franqueza del mundo le dije.

Si ese hombre es tan malo por que no habeis hecho nada? Mis huesos dicen que mi hermano esta en peligro y le prometi a mi padre hacer cualquier cosa para mantenerlo a salvo,ayudame y te llevo a tu casa,mienteme y no habra sitio en el planeta donde esconderte de un Winchester.

Olisqueando, había conseguido llegar hasta un campus universitario, en una zona en la que se hallaba un grupo de animadoras practicando uno de sus ejercicios que mostraban durante los partidos. ¿Habría pasado por allí la Bestia de Bray Road? Lo desconocía, pero teniendo en cuenta que se trataba de una universidad, quizá me convendría acercarme a las chicas para obtener algo de información. Ya no era Sam Winchester y no podría hacerles preguntas, pero eso no significaba que como lobo no pudiera resultar persuasivo.

Me fijé en la capitana de las animadoras y decidí encaminarme en su dirección, agitando la cola como si fuera un perro inofensivo que sólo quería jugar. Una vez que me hube aproximado a las animadoras, me tendí en el suelo, revolcándome en la hierba sobre sí mismo, intentando que las animadoras vieran que no era un lobo peligroso.

Con suerte, podría quedarme cerca y escuchar sus conversaciones.

-No pode… podemos ha hacer algo.

Explicó Alice con frustración.

-No sabe… sabemos cómo… no sabemos cómo logra hacer lo que que hace. Tiene piel de lobo pero no es como nosotros…

Tragó saliva, su garganta le dolía.

-Estamos ale jados del pue pueblo…

Se ve que iba a decirle a Dean nuevamente su dirección pero de golpe, con la fiebre demasiado alta, Alice pierde la consciencia. No solo eso sino que comienzan a darle espasmos en su cuerpo, un poco de saliva sale de su boca mezclada con sangre… esto no pinta nada bien, es posible que el mayor de los Winchester termine con un cádaver en donde antes había una chica lobo.

Las chicas primero se alborotan un poco al ver a Sam pero cuando notan que está moviendo la cola y que camina hacia ellas con la cabeza baja, como en actitud sumisa, cambian de opinión. En minutos lo rodean y comienzan a rascarle la cabeza.

-Ay, pero si es un perro hermoso… ¿Quién es un perro hermoso, quién, quién?

Dice una mientras otra se pone en cuclillas para observarlo mejor. La capitana se acerca, un poco más dubitativa.

-Tengan cuidado, me parece que no es un perro.

-¿De qué hablas, Vic? ¿No ves qué mueve la cola? Chico guapo…

Ella finalmente accede a dejarlos tocarlo aunque la joven no lo haga ella misma.

-Tenemos que andar con cuidado, ya saben…

-Vicky, no seas aguafiestas…

-Debo cuidarlas, eso hace una capitana, por eso ando tan nerviosa todo el rato.

Había captado la atención de las chicas y algunas de ellas estaban acariciándome y rascándome la cabeza. La capitana parecía ser más dura o protectora que el resto, pues no se acercó a acariciarme y parecía no querer que sus compañeras lo hicieran en un primer momento.

Tendido sobre la hierba, me revolqué por el suelo, mostrándome totalmente inofensivo y ocioso.

Una vez que me hubieron acariciado y que la mayoría estaban convencidas de que no era peligroso, decidí quedarme tendido sobre la hierba, con la cabeza apoyada en el suelo y expresión tranquila, esperando a oír las conversaciones que pudieran mantener las animadoras.

Oye, oye!, le digo alarmado, intento tomarle el pulso,pero entre el miedo a ser mordido y mi poca hablilidad no soy capaz de encontrarlo,opto por lo mas sencillo, le tiro un vaso de agua a la cara y le doy unas suaves bofetaditas, no quiero herirla.

Despierta mons... ehmm despierta tu!

Doy dos pasos hacia tras y llamo a mi hermano.

Chiste referente al arbol

Un Hombre se va de vacaciones,le deja a cargo de su casa a su amigo, al cabo de un par de dias le llama:

-Oye que tu gato se ha muerto.

-Luis no seas tan brusco, me hubieras dicho esto poco a poco, el gato come menos, el gato se a subido a un arbol ...., y asi en unas cuantas llamadas me explicas que a muerto, lo entendiste?

-Si, lo siento.

Un par de dias despues Paco vuelve a llamar a Luis.

*Oye Luis,como dices que soy muy brusco dicendo las cosas, pues.... tu abuela a subido a un arbol.

Dean no sabia qué hacer: intentó mojarle el rostro y darle pequeñas bofetadas pero nada pasó. Ella seguía en ese estado de inconsciencia: sus ojos cerrados, su frente ardiendo y su pequeña anatomía temblando como una hoja con el viento.

Para colmo de males Sam no responde, sin importar las veces que intenta comunicarse con su hermano. Es extraño que él haga eso, ni siquiera su móvil llama, es como si ni siquiera existiera esa línea de teléfono.

Sam se tiende sobre la hierba y, como esperaba, pronto las chicas empiezan a olvidarse de él y a conversar.

-Te digo que es el conserje…

Dijo una, de cabello pelirrojo.

-Nooo… no es un mal tipo- respondió la otra –solo es que está sin familia: tú sabes que sus hijos murieron.

-Tiene cara de pervertido –aclaró una tercera.

Vicky mientras miraba alrededor y luego checaba su móvil.

-Practicaremos hasta las tres hoy, no es seguro después de esa hora.

-Perooo…- replicó la pelirroja.

-Pero nada, Sue! Han estado desapareciendo chicas del campus, no me importa ni siquiera el equipo.

-No digas eso, Vick…- una bajita, abrazó a la rubia que se mostraba reticente a las muestras de cariño.

-No importa que la policía haya dicho que se fueron, no es así. No se han ido, es que este sheriff es un idiota.

-Es el padre de Alice, Alice no parece idiota… aunque se debería adaptar más a la tecnología…

Comentó otra, y de pronto el asunto se comenzó a enredar realmente feo porque ellos tenían secuestrada a la hija del maldito sheriff.

Aquello iba de mal en peor. No solo habíamos secuestrado a la más que probable integrante de una manada de hombres lobo, sino que además se trataba de la hija del mismísimo sheriff del pueblo. Si por casualidad Dean fuera descubierto, las cosas se pondrían realmente feas para él. Me pregunté dónde se encontraría mi hermano. ¿Seguiría intimidando a la chica en el motel o habría marchado a buscarme?

Para colmo, aparentemente el sheriff era de la creencia de que las personas que habían desaparecido de forma reciente no habían desaparecido, sino que se habían ido de forma voluntaria. Una creencia similar a la que ya habíamos escuchado en la cafetería y más tarde en la casa de Donna. Tenía sentido que si el sheriff era un hombre lobo no quisiera que se barajasen hipótesis acerca de que había personas desapareciendo a manos de la Bestia de Bray Road.

Tendido en el suelo, continué tratando de escuchar las conversaciones de las chicas.

Esta vez incluso mas nervioso que antes vuelvo a intentar tomarle el pulso y nada, no se lo encuentro ni responde a mis toques en la cara o pasar un paño humedo por su nuca.

En momentos desesperados pequeña...., espero no arrepentirme de esto.

Le digo mientras corto con mi cuchillo sus ataduras la tomo en brazos y la llevo con sumo cuidado al asiento trasero de mi Impala, arranco mi coche mientras suena un antiguo cassete, mi rumbo es el menos esperado, la dirección de su nota.

Alice fue llevada al Impala por el mayor de los Winchester que ya se veía sin muchos caminos que tomar. Su boca se abrió en silencio mientras él la cargaba en brazos, su peso era el de una pluma que se mecía con pequeños temblores. La temperatura de su cuerpo hervía, así que Dean no tenía otra que pensar que algo estaba pasándole. Licántropo o no, no podía recordar estos síntomas… podrían buscar luego en el cuaderno de John, que siempre estaba con ellos. Pero claro, ahora el volumen estaba con Sam... que vaya uno a saber a dónde había ido.

La cuestión ahora era ir a visitar la dirección que la muchacha había dado, garabateada en aquel papel.

Dean así condujo el Impala hasta hallar el sitio. Era una casa de aspecto promedio: mediana, con el techo a dos aguas, paredes de madera, una chimenea que sobresalía cerca de lo que podría ser un cable de televisión. Poseía una entrada solamentea que se trataba de una puerta común pintada de blanco. No había ningún auto estacionado fuera, y todas las luces estaban apagadas pero claro que siendo pleno día, eso no daba muchas pistas. Además de ello había ventanales grandes, de esos que dejan pasar un buen tramo de luz solar. No se veía un patio trasero, ni nada similar a la casa de la abuela de Karen que era mucho más amplia y ostentosa.

La situación era peor de lo que esperaban si es que la joven Alice era la hija del sheriff, aunque ahora era el momento de seguir averiguando pistas, puesto que ya estaba allí y las chicas, más confiadas en que era más un perro que un lobo salvaje, continuaron con su conversación.

-Emily seguro no se fue… ella no dijo nada ni a sus padres, no entiendo por qué el Sheriff no investiga mejor.

Decía una.

Vic, por su parte, se sentó en una de las gradas del campus externo y miró al suelo abatida.

Entonces una voz la hizo salir de su divagación, era un chico joven, que se acercaba junto con dos amigos.

-Hey…

-Joey, ¿qué haces aquí? –preguntó la rubia.

-Vine a acompañarlas a casa, el toque de queda ya saben.

-Faltan unas cuantas horas…

-Vic, traje dos amigos solo para…-se interrumpió y vio a Sam con un gesto extraño.

-¿De quién es es este chucho?

Un chico había llegado ahora, acercándose a las animadoras. Bastó con que dijeran su nombre de pila para imaginarme de quién se trataba. Joey, el compañero de trabajo de Karen al que el anciano Darren nos lo había descrito como un auténtico acosador. Aparentemente, iba a acompañar a las chicas a sus casas. ¿Sería verdad? Sabiendo todo lo que me habían contado sobre él, no podía dejar de pensar en esa posibilidad.

Al oír que me llamaba "chucho", no me lo pensé dos veces. Había logrado ganarme a las muchachas y ahora tocaba tratar de ganarme a Joey. Me incorporé de inmediato y corrí en dirección a Joey, saltándole al joven y posando las almohadillas sobre su cintura o vientre mientras intentaba mostrarme ocioso, con la lengua fuera, como un lobo juguetón.

Doy un trago de whisky de mi petaca y respiro profundamente,miro hacia la chica por el espejo retrovisor mientras compruebo que mi pistola esta cargada.

Me parece que vas a volver a Kansas Dorothy...

Le digo antes de salir del coche, la tomo entre mis brazos con cuidado, no solo por no herirla mas, quien lo diría, también por que ella me sirve para ocultar mi arma, la mano izquierda envuelve su torso y la derecha sujeta su trasero, hay tengo el arma dispuesta a usarla al menor indicio de peligro.

Llamo a la puerta tres veces mientras me acuerdo de un cuento que mi madre me leía antes de ir a dormir

Abrid o soplaré y soplaré

Digo en un susurro jocoso para quitarme un poco de nervios.