Partida Rol por web

¿Un tipo delgado, con bigote y de ojos azules? -preguntó Ti-Dal con interés-.

Así es. Su nombre es Morr Engart -respondió el comandante Guinness-. Supongo que os entregaría la microtarjeta antes de caer presa del Imperio, ¿verdad? Si no sería imposible que estuviérais aquí, pues en ella están las coordenadas de esta base.

Por supuesto -continuó Ti-Dal-. Ese tipo me abordó en la calle, me habló de la nave y de dónde estaba amarrada y vinimos aquí. Luego fuimos perseguidos por la guarnición de Tatooine y yo pude escapar. El no...

Maldición -farfulló el comandante-. No obstante, habéis acabado parte de su misión. Habéis regresado al menos... con la microtarjeta. ¿Dónde está? En ella hay algo de vital importancia para la Alianza Rebelde....

Al llegar, al contrabandista se le abriron los ojos al ver el despliegue demedios y equipación con el que contaban los rebeldes. No era mucho, pero podría sacar una buena tajada si lo vendía todo. Céntrate, Anzak - Se autorecriminó el contrabandista desactivando su parte financiera y activando su parte parlamentaria.

- Hola Comandante Guinness, soy Anzak- se presentó el contrabandista-. Le agradezco lo de "gente decente", no sabe lo que dicen por ahí de nosotros... ¡sin siquiera conocernos!- ironizó Anzak.

- Siento lo de su compañero, no tuvimos ni tiempo ni oportunidad de conocerlo y por lo tanto de salvar su vida. En cuanto a la microtarjeta, se la doy sin problema. 

Anzak se giró hacia Chispa, su unidad R3 y le habló.

- Chispa, dame la microtarjeta que te dimos para calcular el salto hiperespacial- le pidió a su droide.

- Aquí la tiene- dijo entregándosela al comandante rebelde después de que Chispa se la diera a él.

- De todas formas, hay una cosa que quería comentar con vosotros- siguió con la comversación Anzak-. Para hacer esta "misión" y traeros la tarjeta que es " de vital importancia para la Alianza Rebelde", hemos tenido que salir corriendo de Tatooine, dejando ahí nuestra nave y nuestra deuda a Jabba y enemistándonos con tooooodo el imperio- relató Anzak-. A lo que voy. Ya que es de suma importancia esta tarjeta y su contenido para el imperio, espero que nos lo recompenséis debidamente por todo lo que nos ha sucedido- pidió Anzak sonriendo al oficial rebelde.

- Eso de decente no se por quien lo dirá, porque seremos muchas cosas, pero decentes... y menos esos dos bribones- digo jocosamente mientras señalo al contrabandista y al cazarrecompensas, pero añado en tono más serio - Pero puedes apostar todas las especias de la minas de Kessel que recorrería toda la galaxia para ir echarles una mano en caso de que necesitaran mi ayuda.

Levanto la ceja como de desaprobación cuando oigo a Anzak reclamar una recompensa, pero entiendo su postura, una nave de carga es su medio de vida y la necesita.

- Seguro que la Rebelión sabrá ser generosa, recompensando hasta donde pueda, dadas las circunstancias.

El comandante ya sabía quiénes eran, así que obvió el formalismo de presentarse.

-Somos decentes con quien se lo merece- Respondió todavía molesto por el trato recibido.

Haremos nuestro trabajo siempre que se nos equipe de forma adecuada.

Aquí no les falta de nada comandante Guinness-Añadió a lo dicho por sus compañeros. Cumpliría con su compromiso con la rebelión, pero la vida de su socio estaba por encima y Jabba no les concedería una segunda oportunidad.

Fu fu fuiiii -Chispa emitió algunos pitidos y extrajo de su interior la microtarjeta, la cual entregó a su amo Anzak y éste al comandante rebelde-.

El comandante Guinness escuchó atentamente la pequeña historia de Anzak sobre el lío acaecido en Tatooine. Sopesó en su mente toda la información, arqueando un poco sus labrios y resoplando un poco.

Claro, la Alianza podrá recompensaros, pero todo a su tiempo -respondió, justo antes de que hablaran Clint y Darius-. Me refería a que estáis "limpios". He visto en los informes que me acaban de mandar vuestra tarea en Hoth y también vuestra visita, un poco desafortunada, a Bespin. Lo que relatásteis en el informe fue desolador -se refería a la "mala suerte" que habíais tenido en aquel maldito planeta minero-. Aquí no les faltará de nada -respondiendo a Clint y también al segundo comentario de Darius-, a quien se lo merece -guiñándole un ojo a este último tras parafrasear su mismo comentario-.

Vayamos al grano -entonces se acercó un ingeniero con un droide astromecánico, de la serie R3, similar a "Chispis". Le entregó la microtarjeta al mismo y éste al droide, y luego se marcharon-. Antes de daros vuestra justa recompensa, he de pediros que continuéis ganándoosla. Un doble o nada, como suelen decir los tahúres. Esa tarjeta que habéis traido contiene información sobre una base imperial de alto secreto recién localizada por Morr Engart. La base está en Tatooine. Suerte que ahora esa información está aquí. Nuestro espía atracó en Mos Eisley con un cargamento de blásters como señuelo. Ahora os pido que cumpláis el resto de la misión: obtener una lista negra confeccionada por el imperio en esa base secreta, y, de paso, destruir la misma si fuera también posible.

Alverin Guinness se dió media vuelta, comenzó a andurrear hacia una sala contigua con puerta metálica y le seguísteis un poco. Luego se detuvo y se dió media vuelta. La puerta se abrió por vuestra presencia ante los sensores, y el comendante estiró el brazo y la mano, como invitándoos a acceder. El interior no era sino la típica sala de consejo de guerra, con un gran holoproyector central y numerosos asientos alrededor (donde se podrían comandar planes y otros movimientos estratégicos).

Nuestro contingente aquí no es muy grande. Las pérdidas en Hoth hicieron mella en nuestras fuerzas. Si aceptáis, os daré más información de lo que hay que hacer exactamente. Si preferís no implicaros... mejor no relatar nada -dejó eso como posibilidad-, y el carguero en el que habéis venido quedaría como vuestro... -"dejó caer"-, aunque según contáis sois ahora... fugitivos del Imperio. Y esa nave llevará una diana sobre sus pantallas.

    El caza-recompensas miró a sus compañeros. Habían andado un largo camino, a veces tortuoso, y sobrevivido a situaciones desesperadas trabajado en equipo. No podía ignorarlo.

-Te mereces esa nave, limpia como un transporte del consejo imperial.- Dijo mirando a Anzak.

-Y tu una buena jubilación- Bromeó con Clint. -Y yo que me presentes a esa sobrina de la que tanto hablas.-

Finalmente se volvió a hacia Alverin y asintió:

-Todo o nada- Repitió a su vez Darius inclinándose sobre el holoproyector.

Permanezco a la espera de la respuesta de mis compañeros.

- Ya sabéis mis simpatías con la Rebelión, pero también os dije que os acompañaría en vuestra última misión, por lo que acepto lo que decidáis.

Dedico una sonrisa a Darius.

- Esa nieta mía se desayuna a tipos como tú cada mañana y se los merienda a media tarde. Contigo no tendría ni para empezar.

¡De acuerdo! -el comandante levantó sus ojos y dió pie al acuerdo de todos por ayudar de nuevo a la rebelión, y acabar la misión que tenían pendiente-. Adelante, pasad -os dijo-.

Accedísteis al interior y allí Alverin pulsó uno de los botones de inicio del holoproyector gigante. Enseguida una enorme holografía del planeta Tatooine se proyectó delante de vuestras caras, y rápidamete se amplió un punto en concreto. Se correspondía con algún punto que tomaba como referencia las ruinas de la llamada Ciudad Antigua, y avanzando en esa dirección, el icono de una base imperial.

¿Veis ese enclave? -dijo el comandante-. Es Ciudad Antigua, un enclave ahora abandonado y punto de referencia de vuestra marcha. Vuestra misión consistirá en volver a Mos Eisley, encontrar algún experimentado guía que pueda llevaros hasta la Ciudad y a partir de ahí avanzar hasta la base imperial oculta. Utilizad algún transporte sencillo y discreto, algún deslizador, por ejemplo. La base se encuentra a unos cincuenta kilómetros de esas ruinas. Como ya digo, una vez que estéis allí lo importante es recuperar una lista de nombres delicados que pondrían muchas operaciones actuales de la Alianza en serio compromiso. Si podéis, haced volar la estación por los aires.

El comandante apretó el botón de apagado del holoproyector y extendió la mano. En su palma aparecieron tres pequeñas cajitas.

Son cápsulas... para utilizar en caso de captura. Esos malditos soldados cada vez saben torturar más férozmente. Ahora seguidme, señores, vamos al hangar de nuevo. Os enseñaré una última cosa.

Tras tomar las cápsulas salísteis de la sala de guerra y os encaminásteis de nuevo al hangar en el que os recibió el comandante. Esquifes llenos de objetos y materiales,d droides e ingenieros y soldados ocupaban el lugar, yendo de un lado para otro.

Os prestaremos un nuevo carguero: el Rosa Azul es demasiado llamativo como para volver a pilotarlo. Introduciremos las coordenadas en su ordenador y no tendréis problemas para volver. En vuestra vuelta a Mos Eisley transportaréis como señuelo una pequeña carga de maquinaria, para evitar que el Imperio sospeche. Aterrizad en alguna bahía pequeña y no habrá demasiados problemas en el atraque. Creo que eso es todos señores. No hace falta decir que todo esto es... secreto -sonrió un poco el comandante-.

El comandante estiró su brazo y señaló la nave que teníais delante (la cual era la que utilizaríais para ir a Tatooine). Era un fabuloso carguero YT-1200, probablemente modificado. Os dijo que se trataba del Estrella Roja, un carguero ligero de casi treinta metros de longitud.

-Mantener un perfil bajo en Mos Eisley, después Ciudad Antigua, robar datos de la base y volarlo todo tras nosotros- Asintió conforme. Era el tipo de cosas para las que se había entrenado.

Darius torció el gesto al tomar la cajita. Primero querían matarlo de frio y ahora envenenarlo. -No nos cogerán con vida- Gruñó. -Necesitamos rifles blaster. Al menos un par -Dijo mirando el bastón del jedy. -Para la base: Explosivos, granadas y lanzagranadas de los que se acoplan a un arma.- Añadió. Si el comando iba a ser tan reducido, necesitarían toda la potencia de fuego que pudieran llevar.

Al entrar en el hangar dejó que su socio observara el carguero. El modelo básico era fiable, pero confiaba en que las modificaciones los ayudasen a escapar de los imperiales si la cosa volvía a complicarse.

-De acuerdo comandante. Solo tengo una pregunta-

Se acercó a Alverin y bajando el tono de voz preguntó*:

-Sus servicios de inteligencia...¿Qué dicen del cereano?-

Darius preguntó al oído al comandante. Ti-Dal estaba unos metros delante de vosotros, con las manos en jarra y la cabeza girada hacia arriba, contemplando la inmensa nave-carguero. Se le oía silbar de la emoción un "¡Fuuuuiiiiuuuu!". Parecía gustarle mucho ese YT-1200.

- Vaya, parece que vamos pasando de montón de chatarra en montón de chatarra. Ya os dije que la Rebelión va justa y no se puede permitir excesos. Pero bueno, eso de ir a un sitio y hacerlo volar por los aires suena bastante divertido, creo que Darius disfrutará mucho.

Miro a mis compañeros y a Alverin.

- Pues cuando queráis, podemos irnos.

Ante la pregunta del comandante de doblar la apuesta Anzak negó con la cabeza. No quería verse metido en más problemas de los que ya estaban metidis. Además, volver a Mos Eisley era un suicidio, entrar en una base del imperio era un suicidio mayor, y robar información secreta y destruir la base imperial muchísimo mayor.

Con todo esto Anzak levantó la mano para zanjar el tema y denegar el ofrecimiento.  Pero Darius se le adelantó. El "todo o nada" de su socio resonó como un canpanazo en la sien del contrabandista, dejandole con la mano vacía y la mente llena de preocupaciones.

- Doble o nada...bueno, al mmenos puede ser doble

- se consoló Anzak encogiendose de hombros.

Luego escucho con atención lo que el comandante les contó sobre la misión.  Y por último vio la nave que les ibana dejar para realizar la misión.  Era un carguero ligero corelliano YT-1200 modificado. Anzak recordó que tuvieron gran popularidad por su combinación de maniobrabilidad, capacidad de carga y facilidad para acoplarle y añadirle cosas.

Anzak se acercó a Ti-Dal y en bajo le pregunto por la nave.

- Oye, ¿qué teparece este carguero corelliano?, ¿crees que es mejor que el rosa azul?

Ti-Dal giró la cabeza, colocando los labios como para silbar, pero saliéndole sólo un resoplido de aprobación.

Uff... -dijo-, mejor, no lo sé, pero este "cacharro" es desde luego más maniobrable y discreto. Una maravilla para todo pirata -decía viéndose él mismo ya pilotando uno de esos-. Entonces...  -se dió la vuelta-. ¿aceptáis todos? -lo decía como si él ya hubiese dicho que "sí", sólo por el hecho de "jugar" con aquella nave nueva-.