Partida Rol por web

Amanece en Tokyo. Todo el mundo está a la espera de la inauguración del más esperado VMMORPG: Sword Art Online. Todos tenían sus dispositivos listos y cargados, además de que los primeros que lo probaron (los llamados beta-testers) le dieron un 10 sobre 10 en originalidad, diversión y jugabilidad. En uno de los centros recreativos, concretamente en Akibahara, muchos estudiantes se reunian con sus amigos para poder compartir experiencias, chismes y demás sobre el nuevo juego.

El día había llegado, pronto sería el tan esperado lanzamiento del que probablemente es el mejor juego creado hasta el momento. Miles de personas se encuentran esperando la hora, y yo y algunos conocidos estamos entre ellos.

Habíamos acordado vernos en éste salón recreativo de Akibahara, aunque al parecer yo era el primero en llegar. Sin demora, me senté en una de las mesas e investigué un poco los alrededores. Había muchas más personas aquí, posiblemente por el mismo motivo que nosotros.

Espero que los demás no tarden demasiado... Aquí hace mucha calor y el constante griterío y ruido es molesto. Me pregunto si venderán bebidas aquí, no me vendría mal una en este momento.

Apoyé la cabeza en mi mano con expresión aburrida y me decidí a esperar mientras veía a algunos jugadores divertirse con las máquinas.

Aquella mañana el despertador había sonado e instintivamente lo apagué. Abrí los ojos y mi visión comenzó a aclararse viendo el techo blanco de la habitación, de nuevo agarré el despertador y miré la hora, cuestionándome por qué había puesto la alarma a tan temprana hora. Dejé el despertador donde estaba y me giré tapándome con las sábanas y haciéndome bolita. A punto de caer en los brazos de Morfeo recordé que hoy era la inauguración del VMMORPG y había quedado para ello.

Con somnolencia me fui preparando y pasado unos minutos salí de casa para ir al sitio acordado. Durante el camino escuchaba música a través de los auriculares conectados al móvil, mientras silbaba el ritmo de la música. Llevaba mucho tiempo esperando este momento y se notaba, pues mis andares eran rápidos y seguros.

Una vez llegado al sitio, el cual estaba concurrido, solté un silbido, pues estaba impresionada con el lugar. Como pude fui caminando entre las personas, chocándome sin querer con algunas y pidiendo paso con otras. En un momento dado llegué a un sitio donde había algo más de espacio, un lugar donde poder descansar con sus respectivas mesas y sillas. Allí reconocí una cabellera la cual conocía bastante, me acerqué a hurtadillas, aunque con todo el ruido del lugar era muy fácil dar un pequeño susto a alguien. Sin que se diera cuenta tapé sus ojos y antes de decir nada me asomé desde arriba, dándole una visión del revés mientras le sonreía con una gran sonrisa.

-¡Hola!- le saludé ya sentándome en una de las sillas de su lado.-Hace bastante calor.- comenté mientras me quitaba la fina chaqueta que traía, quedando en mangas cortas.

Miré a nuestro alrededor y no veía a nadie más.

-¿Somos los primeros en llegar Kazu?- di un ligero bostezo mientras apoyaba los brazos en la mesa y me dejaba caer en ella mientras cerraba los ojos. Seguía teniendo sueño, y mucho. 

Desde que me mude a Tokio desde mi pueblo natal, había descubierto muchas cosas nuevas pero ninguna como lo que iba a descubrir hoy. el VRMMORPG más esperado, me había estado entrenando en otros juegos para este momento.

Me vestí lo mas cómodo posible, se me cruzo por la cabeza ir simplemente con un mawashi, cogí la mochila con todo lo necesario para la quedada, sali corriendo del pequeño apartamento y me subí en la bici pedaleando a toda velocidad hasta Akibahara.

Estaba especialmente energico esa mañana, iba a juntarme con mis viejos compañeros de aventuras y a porfin ver en persona a algunos que me quedaba por conocer.

Cuando llegue al punto de encuentro fui empujando, muy educadamente, para hacerme hueco y buscar a los demás. Cuando veo a Miyuki sentada con Shinko me acerco rápidamente hasta el asiento enfrente de Miyuki, le hago un gesto para que Shinko no haga ruido, y lentamente alargo mis brazos para agarrarle los pechos a Miyuki con una sonrisa picarona.

-¡¡¡Siempre me alegra ver a mi amada Miyuki en el mundo real!!!-

La voz por megafonía anunciando la parada de Akihabara me saca del abstraimiento. Como siempre en hora punta el metro está imposible, tan atestado de gente que parecemos sardinas en lata, con todo lo que eso supone. Por desgracia no he podido meterme en alguno de los vagones reservados para mujeres. No obstante soporto el hacinamiento con resignación pensando en mi destino.

-Sword Art Online, por fin. 

El metro decelera hasta pararse y en cuando las puertas se abren me apresuro en salir de las primeras. Tras pasar los tornos, subir las escaleras y salir al exterior me detengo un momento, admirando el barrio comercial. Por muchas veces que venga a la capital sigue impresionándome.

De normal pararía en cada una de las tiendas, para examinar las últimas novedades electrónicas, videojuegos o mangas pero hoy no, llevo demasiado tiempo aguardando el estreno del que será sin duda el mejor videojuego de todos los tiempos. 

Tras orientarme en un callejero me dirijo hacia el centro recreativo donde tendrá lugar la inauguración, pasando ante las gigantescas pantallas y carteles electrónicos que promocionan videojuegos, mangas y animes sin prestarles la más mínima atención. Pese a mis prisas cuando llego al centro  no puedo evitar poner cara de decepción, no hay tanta gente cómo esperaba.

-¿Y que esperabas?- Me recrimino al constatar en el móvil que aún es muy pronto.

Mi estómago protesta, el ansia me ha hecho madrugar bastante y salir de casa sin desayunar, encima el tren bala me ha traído a Tokio en apenas media hora. Suspiro resignada. Aún falta un buen rato para que esto empiece de modo que me compro un sándwich y una lata de calpis en una expendedora y ocupo un banco vacío.

-¡Gracias por la comida!- Comento juntando las palmas de las manos mientras me dispongo a devorar mi desayuno.

Me encontraba observando a los niños jugar cuando, de repente, unas manos pequeñas me taparon los ojos desde la espalda. Por un momento me asusté, aunque enseguida supe de quién se trataba. Sin duda, esa chica un tanto hiperactiva, bromista y cariñosa era la que se encontraba detrás de mi. Mi amiga, Mizore.

En efecto, una cabezita apareció frente a mí en cuanto mis ojos se vieron libres. Ella me miraba con una sonrisa y con la cabeza al revés. Enseguida se sentó a mi lado y comentó algo sobre la temperatura que hacía en el salón y la falta de nuestros compañeros. Lo cierto es que estaba un poco curioso por saber si vendría alguien que yo no conociera.

Antes de poder contestar a Mizore, cierto tipo tuvo que interrumpir. Vi su señal, y aunque suponía lo que haría, no me dio tiempo a detenerlo. Takeshi se colocó tras la rubia y le agarró sus pechos, a lo que no pude evitar sonrojarme levemente y que me diese un tic nervioso. Ese tipo de conducta está en contra de mis ideales.

Me levanté de mi asiento y desde mi sitio, y por encima de la mesa, le solté un coscorrón en la cabeza al rubio.

-¿Es que no cambiarás nunca? No tienes vergüenza.- dije entre dientes. No me importaría tanto si lo hiciese con una desconocida, lo que probablemente acabaría con él entre rejas, pero sí me importa si se lo hace a mi amiga.

Sus padres se habían ido hacía unos minutos, como cada día hábil a ese horario. Estaba solo, o casi, porque su gato hacía sentir su presencia con maullidos persistentes. La pila de apuntes que tenía frente a él era un desafío que ni quería ni podía enfrentar, no es que no le gustara lo que tenía que estudiar, solo que era demasiado y tenía otras cosas en mente. "Siempre hay otra cosa!", le recriminaba su madre, y con razón, de hecho hoy mismo había algo muy interesante que no pensaba perderse, el lanzamiento de un juego que hacía ya meses que venía esperando. Se decía que era increíble, que era como teletransportarse a otro mundo, pero tan real que no tenía rival. Había jugado ya varios MMORPG, eran su debilidad y podía pasar largas horas jugando sin parar, no podía predecir cuantos días estaría si era tan bueno como la crítica decía, pero si podía estar seguro de algo... iba a jugarlo!

Había arreglado de encontrarse con Kazuto y Ryo en Akibahara, seguramente varios de sus compañeros acudirían también, siempre terminaban cruzando sus caminos por mas grande que fuese Tokio. Tomó sus auriculares y salió de la casa con el gato como único testigo de esta escapada sin previo aviso. El lugar no estaba cerca y el calor se hacía sentir, pero la música le hizo mas llevadero el viaje. Era fácil reconocer el punto de encuentro, había muchísimas personas alrededor de la entrada, algunas conocidas de vista y otras completamente nuevas para él. Como encontraré a los chicos? se preguntó mientras se habría paso entre la multitud e ingresaba al salón.. 

Ya desayunada y alistada para la gran inaguración de SAO, me despido de mi papá y me acerco a la puerta, para ponerme mis rollers y dirijirme al lugar donde creo que podré experimentar todo lo que vengo soñando hace rato!

Gambate!- Grita mi papá en una despedida desde lejos

Si!- Replico antes de cerrar la puerta.

Esa brisa que apacigua el calor de la mañana es lo que mas me gusta de los rollers. Mmm, lastima el trafico. Pienso ya en la capital.

Entro en gran salon y miro a todos lados en busca de algun conocido. Alguien tuvo que haber venido. Todos lo comentaban en el colegio. Bueno, sino tambien un banco para cambiarme a unas zapatillas tampoco me vendria mal. Pienso mientras sigo mirando al rededor a ver que aparece primero.

Estaba tan tranquila "durmiendo" cuando sentí algo tocar mis pechos. Cuando miré hacia bajo me encontré con unas manos, seguido de un saludo que ya había escuchado en otras ocasiones. En respuesta grité y salí corriendo hacia Kazuto mientras hacía puchero.

-Kazu, Takeshi es un pervertido, a violado mi delantera.- gimoteé estando detrás de él y mirando de reojo al nombrado, sacándole la lengua.-Y sólo soy Miyuki en los videojuegos.- dicho eso le volví a sacar la lengua y a esconderme detrás del pelinegro haciendo puchero.

Finalmente no había podido dormir en toda la noche. No era el primero, ni sería el último juego del que seguía su avance con interés, pero estaba claro que SAO tenía algo de especial cuando todos los críticos y entendidos en el tema eran incapaces de dar una sola mala opinión sobre él, y tenía unas expectativas muy elevadas; no podía esperar a probarlo por mi mismo.

Retorciéndome entre las sábanas por enésima vez alargué la mano hasta el despertador y confirmé que solo faltaba media hora para que sonase la alarma. Desistí de seguir durmiendo. Me lavé y vestí como un relámpago y salí de casa a la carrera dejando mi cuarto hecho un desastre y en la cocina los restos de un pobre desayuno, frío y a medio comer. Mis padres aún no se habían levantado para abrir la tienda familiar.

Aún viviendo en la misma ciudad era una suerte haberme levantado con tiempo de sobra. La tienda estaba a rebosar y había cola para entrar; a pesar de todo conseguí abrirme paso hacia el interior antes de mediodía. Aún faltaba para que hicieran cualquier anuncio sobre SAO, por lo que maté el tiempo en una recreativa y grité a un par de estudiantes de un curso inferior solo por jugar a un nuevo juego de cromos coleccionables que cobraban popularidad un par de meses y desaparecían al poco tiempo. Aunque llorasen un poco, en el fondo les estaba haciendo un favor.

Vagabundeé un rato por el local, pero estaba tan repleto que no había mucho que ver. Estaba pensando en volver a las recreativas cuando un poco a lo lejos vi un par de caras conocidas. - Vaya, pero si son 'Kazu-Kazu' y 'Mizu-Mizu' - dije con voz socarrona imitando el modo en que Mizore llamaba siempre a la gente - ¿Venís a saludarme antes de convertirme en el número 1 de SAO y volverme famoso? Me siento honrado. - No necesitaba saludar al grandullón de Ryu. Además, viendo como se sujetaba la cabeza y con su carácter, creía imaginarme lo que podía haber pasado antes de encontrarme con ellos.

  Levantarse nunca había costado tan poco y es que ante la expectación que le generaba aquel día Kazumi apenas había podido dormir. De un salto salió de la cama y se preparo el desayuno para ella sola, como de costumbre su padre estaba de viaje de negocios y ya habían pasado más de cinco años desde que perdiera a su madre. Así que sin más dilación resolvió sus ritos matutinos lista para ir al evento del día, o mejor dicho del año, finalmente el tan ansiado SAO sería lanzado en abierto y ella podría disfrutarlo junto a algunos de sus compañeros de instituto y amigos con los que había acordado formar su alianza.

  Aquella agradable sensación ni si quiera la abandonó en el saturado metro camino a Akibahara, imaginaba que entre los allí presentes seguramente algunos también pronto estarían compartiendo la experiencia del VMMORPG y eso la entretenía hasta el punto de casi pasarse por alto su parada. Unos pasos más y se encontraría con todos los que serían los miembros de su compañía durante aquella aventura. A medida que se aproximaba notaba como se le aceleraba el pulso ante la expectación y cuando finalmente pudo empezar a ver a algunos de sus amigos tuvo que detenerse un momento a recuperar el aliento desde un lugar donde estuviera segura de que no la contemplasen en ese estado, ya iría a saludarles cuando recuperase un poco más la compostura.

Con la tranquilidad que le caracterizaba, Cleina llegaba andando hasta el edificio localizado en Akibahara. No tenía prisa puesto que se había levantado con tiempo, y además estaba disfrutando del fabuloso día que hacía. Miraba el móvil para ver si había recibido algún mensaje de sus compañeros, pero era bastante temprano y no creía que nadie se hubiera molestado en avisarla.

Cuando llegó al edificio, caminó hasta el interior y se detuvo una vez allí. El lugar era amplio y no sabía dónde podría encontrar a ninguno de los que conocía.

Por tanto comenzó a pasearse entre las numerosas máquinas, viendo a los adolescentes como ella disfrutar de los juegos. SAO, había estado esperando eso tanto tiempo. Por fuera parecía calmada, pero en realidad estaba tan emocionada como una niña. Pronto podría empezar una nueva aventura en un mundo totalmente original.

Siguió caminando, con la esperanza de encontrar a alguno de sus amigos.

Cuando recibo el golpe en la cabeza, me lanzo hacia atrás pegando la espalda al respaldo de la silla y me froto la cabeza con las dos manos.

-Eres demasiado serios Kazu así no encontraras una chica que te quiera como me quiere Miyuki- bromeo

cuando Mizore me saca la lengua se me dibuja una gran sonrisa en la cara enseñando todos los dientes, me gustaban estos momentos de bromas.

entonces vi a Aoyama.

-No te esfuerces mucho Pollux, sabes que ese titulo me corresponde, y me conseguira la admiración de todas las chicas del juego. puede que te deje algunas si te portas bien-

Ryo se bajó del gran coche negro que lo llevó hasta la entrada del salón recreativo que había sido acondicionado para el evento. Todavía quedaba un día para que se abriera, pero mis compañeros de clase habían quedado, así que se dejó ver por allí.

Con un gesto de cabeza despidió al chofer que le había traído, sin una sola palabra, como siempre suele ser su casa, una gran casa llena de silencios. Miró unos segundos a la gente caminar por la acera y esperó hasta poder pasar sin que hubiera posibilidad de chocar contra nadie.

Atravesó el vestíbulo mientras veía algunas caras conocidas, sentía algo cercano a la emoción, por eso buscaba este juego con tanto afán. Podría descubrir un mar de sensaciones y una oportunidad para hacer lo que quisiera. Mientras sacaba algo de beber de una de las maquinas dispensadoras su mente se volvía loca de emociones, sin embargo, por fuera, un rostro serio y de ojos inexpresivos confirmaban que el auto que lo había traído no estaba fuera, y se enciende un cigarro, sentándose en la escalera que comunica los distintos pisos y dando largas caladas.

Mierda, llegaba tarde, no habia podido dormir en toda la noche por los nervios. Y al final resulta que cuando ya estaba listo para salir, descanso un poco la vista en el sofa y despierto 2  horas despues. Salgo corriendo, cojo mi bicicleta y bajo a toda velocidad hacia los recreativos.

Swort Art online, me habia comprado el casco solo para ese juego, el mejor de la historia. No podia dejar de pensar en el y jugar con los demas hacia que diversion aumentara. 

Llegando a lugar del encuentro,  derrapo para aminorar la velocidad, casi pierdo el equilibrio pero logro estacionar la bicicleta y ponerle la cadena. Hecho esto, me dirijo a los recreativos. Nada mas entrar, sonrio al ver lo que ocurria, reconozco la escena enseguida, ya habia perdido la cuenta de cuantas veces se habia repetido lo mismo. Me acerco por detras, y le dejo caer el filo de mi mano sobre la cabeza de Ryu -Ala pues otro mas- digo a modo de saludo, luego paso el brazo sobre el cuello y lo ahorco -¿Que hay Kazu, Mizu-chan?- saludo con una sonrisa -Espero no llegar tarde- Luego oigo como se pelean por el primer lugar de SAO, -Jaja vamos Ryu, Sato que el objetivo es divertirse ¿no?, ademas pueden quedar en el mismo puesto- hago una pausa -Despues de mi claro-

Como siempre, se había levantado casi una hora antes de que sonara el despertador. Casi nunca lo necesitaba, y ese día mucho menos. Estaba ansiosa por la inauguración oficial de SAO para el público y no iba a perdérselo por nada del mundo. 

Sonrió mientras recogía su casco, ya bastante desgastado en algunos lados de tanto cogerlo, y se lo guardó en la mochila. Estaba duchada, vestida y lista mucho antes de lo que esperaba, así que decidió conectar un rato a algún otro mmorpg sólo para ir haciendo ganas. 

SAO era muy distinto a aquello, un mundo aparte, virtual pero totalmente real para quien estaba dentro. Aquella iba a ser su verdadera casa, su verdadero hogar. Un lugar donde no tenía que decir de donde venía ni quien era, dónde no importaba nada más allá de como te veían los demás y lo que quisieras ser, sin más limitación que uno mismo. 

Al final volvió a sonar una alarma, y se dio cuenta de que iba a llegar tarde. ¡Mierda! Pensó para sus adentros mientras terminaba de destrozar a unos npcs y desconectaba. Había quedado con algunos de sus amigos en Akibahara y seguramente ella llegaría, como era habitual, la última. A veces, cuando se ponía a pensar en sus cosas, se convertía en una auténtica despistada. 

Por suerte no vivía muy lejos, algo increíble teniendo en cuenta lo enorme que era Tokyo, así que no tardó demasiado en llegar en su bici. Sin embargo, como era de esperar, sus compañeros ya estaban allí. Había conocido a la mayoría en juegos de rol, y a un par en el instituto. Como fuera, todos eran buena gente, un poco raros y fuera de sí, pero le caían bien. 

Llegó justo a tiempo para ver como se peleaban, entre risas, por ver quien sería el jugador número uno. No pudo evitar sonreír. No sabían con quien se metían. 

- Chicos, dejad de pelearos. Sabéis que vais a tener que mirar desde atrás como subo Aincrad - Miró uno a uno a los allí presentes, parándose unos segundos de más en Takahasi un poco, cuya filosofía de ir a divertirse le gustaba -. Si queréis os compraré una caña de pescar y así podréis entreteneros mientras no me molestáis. 

Rió ligeramente. Quedaba poco tiempo y nada era mejor que un poco de alegría para calmar los nervios. Se colocó al lado de Mizore y Ryu, conociéndoles, y esperando tener alguna oportunidad de molestar un poco al chico. 

¡¡Tooooooooma!! ¡¡Bitter bitter!! jajaja