Partida Rol por web

Casi una semana después de su partida de Arkángel y habiendo atravesado el principado de Helenia en el trayecto, finalmente llegan a Chaville, capital del principado de Gabriel y un lugar de envidiable belleza.

Entre todas las ciudades que han visitado hasta ahora, esta sin duda es la que más se acerca en majestuosidad a la capital imperial. Mientras se hacen camino por las arterias centrales de la urbe hasta las zonas más céntricas, pueden notar la riqueza de muchas de las gentes del lugar. Grandes casas, edificios de viviendas y mansiones se muestran adornadas en sus pórticos y ventanas, y resulta notoria la existencia y extremo cuidado de los jardines hogareños. Varias plazas se cruzan en su camino, en las que se ven niños que juegan, familias que pasean y jóvenes amantes que se profesan su amor.

A pesar de lo suntuosa y atrayente que resulta la metrópoli, su llegada a ésta se centra principalmente en encontrar alojamiento. El dinero que llevan consigo les permite darse el gusto de acceder a un agradable hotel cerca de la zona céntrica y, tal como Tiamat recomendó oportunamente, se hacen de algunos cómodos camastros en los que reposar sus cuerpos cansados por tanto viaje. Y junto al descanso, la comida y bebida también les acompañan gratamente, lo que hace que estos pocos días que pasan en la ciudad les resulten algo similar a unas tranquilas vacaciones.

Tan sólo unos pocos días pasan antes que el zepelín haga su salida inaugural. Es el mediodía cuando frente a la plaza central los habitantes de Chaville se agolpan unos a otros para presenciar el espectáculo. La música resuena festiva, unas variadas tiendas se han levantado aprovechando las posibilidades comerciales que da el gentío, los habitantes bailan, sonríen y festejan.

El Archicanciller de Gabriel, Joshua Fardelys, inicia los actos inaugurales con unas palabras que resaltan la magnificencia de la nave que ahora poseen y el poderío del principado. A este le sigue el Canciller de Chaville, Beauregard Poubel, quien agradece las palabras iniciales así como la grata oportunidad de dar el bautizo a La Dama en la ciudad y a las gentes que se han reunido a disfrutar del evento. Los actos protocolares se van sucediendo unos a otros, participando desde religiosos hasta personalidades, destacándose el Obispo de Gabriel, así como el Conde de la Fethe y Fortune d' Avernne, ambos de la Orden de Justine. Y una vez todo se halla listo, finalmente llega el momento de abordar La Dama.

Cerca de la plaza en un lugar en el que normalmente convergen diversas calles y que conforma una zona comercial densa, ahora se encuentran solamente La Dama y dos estructuras junta a ésta. Los diferentes pasajeros comienzan a hacer fila frente a las enormes plataformas que rodean al zepelín a ambos lados, notándoseles emocionados debido al constante cotilleo en el que se envuelven. Mientras paso a paso ustedes y aquellos que les acompañarán en el viaje ascienden, pueden notar la enorme nave que se mantiene sola en el aire, algo que sorprende y a la vez asusta pues sólo cabe concebir antinatural que algo tan gigante pueda volar. Con un ligero vistazo ven de inmediato que La Dama posee un cuerpo central y a cada costado hay otros dos cuerpos, conectándose los tres mediante lo que pareciera ser un sistema de pasarelas; sobre estas estructuras, un enorme globo de tela de forma elipsoide parece sostener todo. En la parte superior de la plataforma observan un puente que une a ésta con el zepelín, y en el ingreso un hombre va solicitando los pasajes de cada uno.

Una vez cruzan el puente e ingresan en el cuerpo que se encuentra a la izquierda de la nave, unas elegantes escaleras les permiten bajar hasta el suelo de un amplio y adornado pasillo -iluminado por candelabros que parecen llevar consigo pequeños y refulgentes cristales de lampyridae-, el cual les requiere doblar hacia la izquierda para encontrarse con la puerta de ingreso al gran salón. En su camino, antes de traspasar las puertas del salón, notan algunos ingresos siendo el más llamativo el de su izquierda, pues se ve una habitación en la que un hombre y una mujer parecen aguardar con toallas y otros variados elementos de higiene a aquellos que deseen ir... sin duda han de ser los sanitarios. Al adentrarse en el gran salón notan inmediatamente que la alfombra que cubría gran parte del pasillo por el que pasaron ahora parece extenderse para ocupar todo el suelo de esta estancia. Estatuas se alzan en el lugar así, pueden verse algunas pinturas y es notable la enorme araña que cuelga del techo y que permite iluminar de forma espectacular la habitación. En el centro y a cada lado observan tres filas de cómodos sillones en los que acomodarse, formándose entre estas filas dos pasillos que culminan en puertas de roble decoradas al final de la habitación, las que en este momento se hallan cerradas y custodiadas por dos guardias cada una.

Las personas comienzan a sentarse en los sillones a conversar, beber y comer de los aperitivos que algunos empleados empiezan a acercar. Muchos incluso se asoman a través de las ventanas y saludan y sacuden sus pañuelos hacia una multitud que vitorea y demuestra su emoción. Y en el medio de estas personas, cinco sujetos, ustedes, comienzan su viaje.

Me cagó en los mismísimos dioses, es un barco que vuela...Sabiendo la suerte que hemos tenido con los barcos seguro que a este lo ataca un dragón Jajajaja. Digo mientras codeo a Momoka y a Sfenos y mientras toco disimuladamente el baranfall de madera mas cercano.
Es increible, los reinos del sur son realmente formidables, he visto meadhall excelentes, que parecerían porquerizas al lado de este palacio. Con estos pensamientos en mente recorro los pasillos y las salas y trato de mezclarme con la gente.

"- Jajaja, no invoques a la mala suerte -contesto entre risas a Penas-. Qué animado está abajo, los festivales se ven divertidos -digo dirigiendo la vista hacia la ventana".

Me detengo a observar la majestuosidad que me rodea. Si bien había estado en lugares lujosos antes, este despliegue de riqueza opaca el recuerdo de los demás. Buque de guerra volador, huh....  si hay alguien de quién debiésemos preocuparnos posiblemente ya esté a bordo. Agudizo la vista e intento buscar a alguien que llame mi atención. Recorro la habitación, compruebo la comodidad de los sillones, y de ser ofrecidos pruebo los aperitivos.

estoy atonito, es una estructura hermosa, "¿acaso lo hacen con magia?, no siento presencia en el zeppelin, no! concentrate, tendría que tratar de buscar información o algo , en todo esta nave" 

voy a ver si encuentro algo, supongo que nos encontraremos mas tarde. digo mientras busco gente que pueda conciderar amenza o de alguien que precienta un poco de magia 

La belleza del lugar es sencillamente impresionante, sin dudas Gabriel no escatimó en gastos para reflejar el poderío económico del principado. El dirigible que ya de por si es imponente, solo es resaltado aún más por la fina decoración y la atención al detalle. Por la expresión de la cara de Lorelei, claramente ella esta tan impresionada como yo.

Tomo algún aperitivo de alguna bandeja que este cerca de mí y me acerco a la ventana para apreciar la vista, pero en el recorrido aprovecho para prestar atención para contabilizar el número total de  guardias presentes en el recinto y analizar qué tanta seguridad vi presente en la embarcación desde el momento que subimos a esta.

De vivir del robo a viajar en un zepelin como alguien de la baja nobleza. Momoka y yo progresamos bastante. Esto es hermoso. Tal vez podría relajarme un poco aquí arriba.

Mientras Gimok se aleja, Sfenos lo sigue con la mirada para saber en qué dirección se va.
 

Un poco abrumados por la belleza y riqueza del lugar, cada uno de ustedes comienza a moverse por el gran salón, mirando a las gentes que van y vienen, y sirviéndose de los aperitivos y bebidas que les ofrecen. Salvo por Momoka que prueba la comodidad de los sillones -comprobando efectivamente que resulta por demás relajante echarse sobre ellos-, el grupo camina entre los pasajeros y trata de mezclarse.

Penas y Gimok caminan juntos en pos de no verse tan perdidos al acercarse a las diversas personas que se congregan para hablar sobre el vuelo y sobre lo que están experimentando. Ambos se detienen un momento en un grupo y luego van hacia otro y luego otro, bebiendo y comiendo algo o simplemente escuchando lo que tienen para decir. Lo extraño del viaje, de la nave, del despegue y lo excitante que resulta encontrarse en La Dama, se convierte en tema recurrente. Tan emocionados se hallan todos que por el momento muchos han dejado atrás los rostros altaneros y pedantes que solían mostrar al subir al navío, rostros que les resultó normal ver en Chaville en general entre los más pudientes; es más, la mayoría de los pasajeros se muestran extrovertidos y agradables.

"- ¡Por la gracia de Abel, esto es espléndido!- exclama una mujer dirigiéndose hacia Penas y Gimok al verles acercarse-. ¿No les resulta irreal esto? Si la magia existiera, sin duda se vería de este modo- les comenta con bastante efusividad-. Sólo imaginen las implicancia comerciales de estos zepelines, nos permitirían extender el control comercial hacia el nuevo continente sin preocuparnos por los costes devenidos del transporte marítimo. Por lo que me he enterado por algunos contactos, con una simple escala en Abel podríamos llegar a Eurakia en una fracción del tiempo que empleamos por mar... ¿no es fantástico?- concluye al consultarles, demostrando verdadero interés y emoción en sus palabras".

Momoka continúa lanzándose sobre un sillón tras otro, encontrando un forma divertida de pasar el tiempo, algo que resultaría extraño para cualquiera que la viese si no fuera por lo joven que se ve, incluso a pesar del hermoso y adulto vestido que lleva. En determinado momento se detiene y mira a su alrededor, notando un ojos que se cruzan con los de ella. En uno de los asientos que se encuentran a mitad de la fila derecha del gran salón, un hombre de unos cincuenta años la observa. El sujeto posee ambos codos sobre sus respectivas piernas, lo que le permite apoyar la mandíbula sobre sus manos unidas; la posición en la que está no le resulta favorable, ni a su altura ni a su contextura, pues se lo ve bastante bajo y rechoncho. A pesar de vérsele algo desaliñado y con su oscuro cabello un poco grasoso, el hombre viste unas ropas que claramente se ven bastante caras y elegantes. Si bien inicialmente le observa, al notar que la muchacha le ve le dedica una sonrisa sin quitarle la vista de encima.

Demian y Sfenos se mantienen separados del resto de pasajeros por el momento y aprovechan también la oferta de tentempiés. Sin embargo, mientras el segundo continúa alejado del resto de gentes, Demian decide echar un vistazo por una de las ventanas para disfrutar el paisaje aéreo. En su camino, lanza furtivas miradas hacia los guardias y en su mente comienza a hacer números acorde los que ha ido viendo hasta el momento... "seis guardias en total", se dice al recordar los dos que vio en el pasillo.

En un momento, uno de los guardias de cada una de las puertas al fondo se mueve hacia la que ustedes atravesaron al ingresar al salón, la cierran y se colocan frente a ella, dejando a los pasajeros a puertas cerradas en el gran salón. Inmediatamente uno de estos, quien posee una armadura levemente más ornamentada que los otros, se adelanta y aplaude un momento para llamar la atención de los presentes.

"- Mesdames, messieurs, sepan disculpar la interrupción de la velada pero me veo en la obligación de anunciarles que no podrán dejar el gran salón hasta tanto terminen de adecentar correctamente los camarotes. Muchas gracias- expresa el hombre antes de volverse hacia la puerta donde está su compañero a tomar nuevamente posición".

Los diversos nobles pasan por alto el aviso y, sin dar mayor importancia, continúan recorriendo de un lugar a otro la estancia, hablando entre ellos y compartiendo la emoción del momento. Los camareros y camareras van y vienen hasta encontrar sus bandejas vacías, retirándose de inmediato por alguna de las dos puertas al final del salón y regresando al instante con más aperitivos.

Cuando ves a los ojos al hombre rechoncho que te observa, notás un extraño brillo que te incomoda mucho e incluso te hace temblar un poco. No podés entender qué es, pero con haberle echado un vistazo esos ojos no te agradan en absoluto.

¿Eh? En otras palabras nos han dejado encerrados. No me gusta para nada esto. Sfenos busca inmediatamente a Momoka, y al verla sentada en uno de los sillones, se dirige hacia ella. Momoka, tal vez esté algo paranoico pero no me agrada la idea de no poder salir del salón. Mientras habla sigue atento a los guardias, y a si alguien los mira.
 

Aparto la vista rápidamente de aquel hombre. ¿Qué eran esos ojos? -pienso, frunciendo levemente el ceño-. Lo vuelvo a mirar una vez más, y luego me concentro en el anuncio y en la llegada de Sfenos.

"- Sí... te entiendo- respondo a medida que me voy poniendo de pie-. Los camarotes ya deberían de haber estado preparados para cuando subimos. Con la atención al detalle que prestan en la nave, dudo que se les haya pasado por alto. Más nos vale estar atentos. Y hablando de eso, -digo, acercándome un poco más y bajando la voz- el hombre que está sentado a mitad de la fila derecha... tiene algo raro. Tengámoslo vigilado- le adiverto mirando disimuladamente hacia donde este hombre se encuentra. En cualquier caso, deberíamos ver qué opina el resto del "encierro temporal"- concluyo, dando un vistazo general en busca de los muchachos".

Por un segundo mi mente se pierde en la impresionante vista del paisaje, la ciudad se abre a mis pies con sus grandes edificaciones y hermosas torres que se desperdigan por kilómetros a la redonda, mientras que la gente que recorre las calles empedradas parecen como si fueran hormigas. Es fácil entender porque la humanidad pasó siglos intentando descubrir la forma de surcar los cielos, es otra forma de ver el mundo.

Pero rápidamente mis pensamientos regresan a la situación actual. 6 guardias, aunque seguro debe haber un par más abordo que no he visto. Son más que suficiente para controlar a algún revoltoso o a un mercader que se pase de copas. Pero ciertamente no esperan ninguna situación grave.

Sin moverme de mi lugar escucho atentamente al guardia mientras hace su anuncio, el encierro me llama un poco la atención, pero mientras este no se prolongue por demasiado tiempo no considero que sea algo muy importante.

no se si magia, pero es hermoso, de eso no hay duda. 

"es asi de rapido wow" me sorprendo al escuchar ese dialogo de la mujer. eso es realmente fantastico,¿pero ya pudieron sacar la velocidad de esta nave?¿ ya lo probaron?, ah perdon donde estan, mis modales, mi nombre es gimok mi lady. digo mientras hago una pequeña reverencia. 

 el es mi amigo penas ¿usted es?

Esperando agradar a la noble que les ha dirigido la palabra, Gimok intenta realizar un adecuado saludo aunque sin obtener favorables resultados. Sin embargo, el muchacho se esfuerza en dar suficientes florituras que logran no sólo arreglar su saludo sino que también llaman la atención de la mujer.

"- ¡Oh, enchantée!- contesta la dama, extendiendo inmediatamente su mano para recibir apropiadamente el saludo y dedicando a Gimok una coqueta sonrisa".

Centrado ahora en la mujer que accede a su galante saludo, el muchacho le observa con detenimiento. Su cabello, castaño y ondulado, está sujeto detrás con una peineta manteniendo un peinado que descubre su rostro y lo realza. Lleva un pequeño sombrero con flor que combina con un precioso vestido que mezcla diversos tonos de borgoña y partes en negro, entallado hacia la cintura y con un revelador escote, ajustándose a la moda gabrielense. La dama posee una encomiable belleza y al verla un rato tanto Penas como Gimok se dan cuenta que rondará la treintena de años... aunque debido al claro cuidado de su cuerpo y piel podría pasar por una joven de veintitantos. A pesar de la notable diferencia de edad, la dama parece ruborizarse por los esfuerzos puestos en atraer su atención.

"- Mi nombre es Felicienne, Felicienne Thévenet- continúa diciendo la mujer, observando tanto a Gimok como a Penas y asintiendo levemente con la cabeza-. Sinceramente desconozco la velocidad de estos vehículos aéreos, pero parecen moverse a la par de una embarcación. Claro está que la ventaja se encuentra en la posibilidad de realizar recorridos directos- manifiesta respondiendo las preguntas del muchacho-. He viajado en otras ocasiones en zepelín pero ninguno se compara con la belleza de este... A propósito, no les he visto en ninguno de los bailes o cenas de Chaville y el acento les delata como extranjeros. ¿Qué les ha traído a Gabriel y a este viaje?- pregunta dedicándoles a ambos una sonrisa".

El resto de ustedes continúa disfrutando de las comodidades que ofrece el viaje, incluso Demian quien a pesar de verse ensimismado en sus pensamientos puede continuar disfrutando de la vista de los campos en las afueras de la capital gabrielense.

Momoka y Sfenos intercambian algunas palabras. Este último observa en un momento al sujeto que menciona su compañera y el extraño hombre, que mantiene su mirada en dirección a ustedes, les regala una poco placentera sonrisa.

Algunos de los camareros regresan con sus bandejas llenas y empiezan a recorrer el gran salón ofreciendo nuevamente aperitivos y bebidas. A pesar de encontrarse ocupados en sus asuntos, Gimok y Sfenos notan cada uno que los camareros y camareras que se les acercan, a pesar de dirigirse amable y respetuosamente a los pasajeros, no logran ocultar un rostro pálido, con cierta preocupación y nerviosismo, y que al notar que se les está viendo con atención intentan mostrarse sonrientes y a continuar con sus recorridos.

Sin intenciones de interrumpir a Gimok a quien parece darsele bien este tipo de cosas, acotó algún comentario pertinente; cosas del estiloSi, realmente increible...asombroso. Mientras veo a los camareros para poder asaltar las bandejas de comida y bebida gratis.
Hay algo curioso en todo esto, toda esta gente solo se subió aquí para hacer nada, los citadinos tienen demasiado tiempo libre.
Mientras asalto alguna bandeja que pase cerca pregunto a alguno de los camareros Disculpa podrías traerme alguna bandeja con algunad cosas mas...heeeee algo menos pequeño o la cena cuando sirven la cena.

Al igual que sucedió con Gimok y Sfenos, también te das cuenta del extraño rostro que ponen los camareros, como si les invadiese el miedo y los nervios. Y estos, igual que sus colegas, apenas notan tu mirada sonríen y continúan con su amable y diligente desempeño, sin poder ocultar del todo sin embargo lo que notás.

noto a los camareros y pienso "esto me da muy mala espina", vuelvo la vista hacia felicienne intentando pensar como salir de su preguntas " ¿que digo? se me da pesímo mentir, quizás penas....", mientras doy la vista hacia penas, quien habla con uno de los camareros.

ehh también teníamos ganas de conocer esta gran nave, o al menos yo, por lo visto mi amigo va mas por la comida, mientras largo una pequeña mueca de risa

"tengo que advertirle a pena", pienso alejandome despacio de la chica y le comento, disculpe un momento tengo que hablar con mi compañero, por favor no se vaya, me gustaría saber sobre su cultura y sobre usted si es posible.

 me acerco a penas y  le comento a lo bajo.

algo no esta bien, los meseros están muy raros, no se si te conviene comer ahora.

Sfenos le susurra a Momoka. Los camareros están nerviosos. Algo está mal. Hay que buscar a los demás.

Escucho la voz de Sfenos, pero mi vista sigue fija en el hombre de aspecto sospechoso.

"- Sí... haz eso -respondo, sin prestar demasiada atención al asunto. Yo ahora los alcanzo -concluyo, encaminándome en dirección hacia el sujeto".

"- Disculpe, ¿se puede saber qué le pasa? -le digo, de brazos cruzados y notablemente irritada. Nos ha estado mirando desde hace rato, y no de forma muy amigable. ¿Hay algo que me quiera decir? -postulo, con tono desafiante".

Después de pasar varios minutos sumergido en mis pensamientos finalmente me alejo de la ventana caminando tranquilamente con el bastón y me acerco al resto de los pasajeros. Aprovecho para tomar algún otro aperitivo en el camino y me siento en alguno de los sillones que estén cerca del resto del grupo.

Tanto Penas como Gimok continúan su conversación. Si bien el primero de ellos no se ve del todo cómodo o atento, el segundo intenta mantener el hilo de la charla, a pesar de las preguntas que parecen incomodarle.

Mientras Penas toma algunos aperitivos y hace sus consultas, el camarero sonríe forzadamente y se disculpa.

"- Lo siento mi señor, en verdad lo siento- repite el camarero bajando su rostro y señalando hacia una de las paredes en donde uno de sus compañeros mueve unas palancas que, a pesar de la bella y notoria decoración que poseen, parecían confundirse con la pared- El almuerzo se dará en breve, ya estamos preparando todo".

Apenas la conversación termina un leve "clic" se siente en los amplios espacios que hay entre cada sillón y del suelo comienzan a moverse y levantarse unas ornamentadas mesas, movimientos que son acompañados de un ligero sonido de engranajes. Son sólo instantes los que transcurren antes que puedan verse listas las mesas en toda la estancia, recorriendo rápidamente el personal cada una y preparándolas. Pasado un momento otra persona que pareciera ser el maître se presenta y da el aviso de la inmediatez del almuerzo, agradeciendo la paciencia de los presentes.

Entre tanto, Gimok continúa hablando con Felicienne y esta no tarda en notar el nerviosismo y titubeo del muchacho al responderle. La dama sonríe y parece dejar pasar de largo la situación, y ante el pedido de su interlocutor ella se disculpa manifestando que ha de retirarse al tocador.

Por su parte, Sfenos y Momoka discuten sobre lo que han visto. La muchacha se aleja hacia donde está el hombre que les observaba y Sfenos, al darse la vuelta para buscar al resto, se topa con Demian en el camino.

Las camareras y camareros empiezan a pasar por cada mesa, dejando la carta para que los pasajeros hagan su pedido. De inmediato todos comienzan a ubicarse en sus lugares.