Partida Rol por web

- ¡Ya voy cariño! ¡Tú espérame con los brazos abiertos!

Le voy dando vueltas a la maza. ¡Intentar entrar en mi cabeza! Sabía que las mujeres hacían esas cosas cuando no eran de pago ¡pero nunca lo había intentado una desconocida! Le voy a enseñar yo otro truco que tiene que ver con las cabezas, uno que incluye mazas de pesado metal.

- ¡BAZINGA!

Elyin hace una mueca de disgusto viendo que la cosa tiene que terminar irremediablemente en combate. Con su mano toca a Willen y la otra al árbol que tiene al lado, con el que ambos se fusionan. Los dos aparecen varios metros mas lejos, detrás de otro árbol.

Como un rayo me deslizo entre los arbustos, intentando ganar algo de ventaja sobre las misteriosas fatas que tenían hechizado al floripondio de Willen.

Batheus golpea con su maza a la joven elfa:

- Lo siento... en el monasterio siempre me inculcaron ideas revolucionarias sobre que las mujeres son iguales que los hombres...

Mientras digo esto golpeo a la elfa.

El poder divino de Batheus empapa su arma mientras sus palabras dejan ir pequeñas salmodias, al llegar junto a la mujer de aspecto elfico descarga un poderoso golpe que impacta en su cabeza, estampandola contra el árbol con la violencia del trueno.

Aunque el golpe es tremendo, parece que la vitalidad de la mujer no se ha visto muy afectada y mira al clérigo con odio en sus ojos. Su aspecto cambia, conviertendo su piel en madera y su pelo en hojarasca, sus dedos se alargan como afiladas dagas que lanza hacia el hombre con afán de arrancar su piel.

Sin embargo la cota de mallas cumple su función y las zarpas no pueden causar herida alguna, provocando aún mas rabia en la driada.

Grummbar intenta correr tan parido como le permiten sus cortas piernas, pero no parece llegar nunca.

Elyin, viendo que su compañera ha sido golpeada con crudeza lanza un grito enfadada, pierde su aspecto y con velocidad fugaz desaparece fusionándose con el árbol y apareciendo junto al clérigo, dispuesta a acuchillarlo por la espalda con sus garras.

Sorprendido por el ataque de la driada, Batheus recibe un feo corte en el hombro.

Como efecto colateral, Willen recupera su voluntad y consigue ver a través del hechizo que lo tenia absorto.

A la carrera, intentando no ser detectado, agarro uno de los cuchillos por la punta, arrojándoselo a la mujer llamada Alanderil. El filo vuela relativamente preciso hacia la dríada... O lo que diablos fuera esa cosa. No estoy yo para una clase de antropología innecesaria.

El cuchillo del mediano logra impactar a la mujer por los pelos, o en este caso, por las hojas.

Ella suelta un chillido de dolor y lanza una mirada hacia la zona desde donde le han lanzado el cuchillo sin ver a un atacante.

- Santa Avandra espero que no me dejes desamparado al azar nuevamente.

Lanzo la plegaria con un tono que roza el reproche a la divinidad. ¡Me han pillado por sorpresa con tanta transformación y tanta fiesta!

- Eh, chicos, creo que ahora van a moverse hacia la derecha ¡ojito con la recién llegada! Grummbar ¿podrías ser tan amable de correr un poco para no llegar cuando hayamos talado el bosque? ¡Parece que voy a tener que hacerlo yo todo!

El elfo avanza hacia las mujeres y blandiendo palabras arcanas, suelta un estallido de llamas desde sus manos que envuelve a las dríadas con presteza. Sin embargo estas perciben el ataque a tiempo y se protegen tan bien como saben.

La dríada mas maltrecha suelta un grito afilado que suele en los oídos y lanza una feroz garra hacia el clérigo, esta vez sus uñas llegan a desgarrar carne sin perdón y el clérigo flaquea por la herida.

- ¡EL INFIERNO TE LLEVE BRUJA VERDE! En el monasterio siempre odié la verdura, pero esto es ridículo...