Partida Rol por web

Llegásteis al hospital después de despediros de manera fugaz de Amber y aseguraros de que teníais todo lo necesario. Por las redes sociales, sabíais que la gente había comenzado a acudir al lugar de la vigilia, pero nunca pensasteis que acudirían tantos. El atasco por aquella zona era grande y el autobus no os iba a acercar a la parada mucho más. Tampoco quedaba tan lejos y os sorprendió nuevamente que el vehículo donde viajabais quedase casi completamente vacío según sus puertas se abrieron.

Había gran cantidad de velas encendidas, muchísimas más que las que llevabais en las bolsas y la gente parecía no parar de venir. Incluso escuchabais las voces de un coro entre el sonido del tráfico. Había demasiada gente para ver a algún conocido o amigo a simple vista. Si queríais encontrar a alguien allí, os tocaría tirar de móvil.

Y aqui estaba. 

De momento no podia hacer nada mas que caminar, saluda un poco con mi mano o con mi mirada hasta conseguir a alguien conocido o con quien charlar. Si! Pensaba en Leo, pero de momento el recuerdo de la piel de mi hermano y su hombria dentro de mi aun me hacian suspirar. No sabia como encarar la situacion asi que era mejor estar sola.

Ver a Leo complicaria las cosas.

Estuve un rato cerca de un lugar donde habian puesto unas velas y unas flores con algunas fotografias. Era un poco triste todo despues de todo.

Hice como si estuviese rezando por su alma.

Tan sólo nos hizo falta echar un rápido vistazo a las redes sociales que empleábamos habitualmente para darnos cuenta de que el llamamiento que había hecho en clase había sido compartido repetidas veces, por lo que el mensaje se había extendido rápidamente. Aún así, no me esperaba que llegase a alcanzar tal repercusión. La gente de nuestra clase, tal vez algunos más de otros cursos, posiblemente algunos profesores, y las familias por supuesto. Pero lo que veíamos desde el autobús, con la boca abierta por la impresión, no tenía nada que ver con esa cifra que manejaba en mi mente.

Cielo santo... -Se me escapó, al ver que ni siquiera era posible llegar por carretera debido al atasco que se había formado por la cantidad ingente de personas que se acercaban al lugar, lo que podíamos ver por la ventanilla.

Bajamos del vehículo y caminamos hacia la multitud. Aún sabiendo que yo había iniciado todo aquello, no podía sentirme responsable de algo así. Y no lo era, claro. Era el sentimiento de la gente, solidarizándose con lo ocurrido, con nuestros vecinos afectados, lo que les había movido. Les había faltado únicamente que alguien pusiera voz a aquel sentimiento, que les dieran hora y lugar, para hacer lo que realmente deseaban hacer aún sin saberlo. Sin embargo, las bolsas que llevábamos con lo que habíamos comprado en el centro comercial se me hacían ridículas para la cantidad de gente que había, incluso cargados como íbamos. Yo llevaba una caja entera de botellines de agua al hombro, y el resto de la compra estaba repartida en varias bolsas que llevábamos entre Diana y yo, pero estaba claro que ni llegaría para todos ni era lo único que había. De un rápido vistazo vimos que había un montón de luces, velas que habría traído alguien más. Aquello no era como una de mis fiestas, que organizaba yo personalmente. Aquello era ya algo espontáneo creado entre todos.

Habrá que ir a la parte delantera, para dejar allí lo de los cuadernos. -Comenté con Diana deteniendo nuestro avance antes de meternos en medio de toda la marabunta. Apoyé las cosas en el suelo y saqué mi móvil, dispuesto a llamar a Gus para ver dónde andaba y quedar con él en la parte delantera de la concentración. Con mi mano libre, sin embargo, cogí la de Diana, una vez dejó las bolsas a sus pies. No podía olvidar lo que ella había sufrido con su padre, y tratar de imaginar lo duro que sería para ella estar allí. De modo que me llevé su mano a los labios y le di un beso, mirándola con ternura mientras aguardaba a que mi amigo atendiera la llamada.

El autobus no tardó en llegar, tal y como te había dicho David. - ¿Pringao? ¿Así que soy un pringao por ir en bus al insti? Esa me la guardo tío. - Te dijo con una sonrisa mientras buscaba asiento al final del vehículo.

- ¿Melissa? ¿Quién es esa? ¿Es de clase? Pufff, tío... solo llevo dos días y no conozco los nombres de casi nadie... Tu dime si es esa de gafitas con tetas gordas que parece estar con el guapito de pasta, la animadora cabrona y su amiga la arpía lianta... La que se llevó el golpetazo ayer y jamás supe de ella... Pero no me digas nombres que aun no me los se!! - Dijo tras sentarse. Luego te miró serio y te señaló con el dedo. - Pringaoooo. - Te dijo con un gesto gracioso.

- Sí, claro... tomar algo por ahí y despejarnos un poco no me parece mala idea. Ya llegará el día en el que nos toque estar encerrados en casa estudiando y mirando como llueve por la ventana...

El paseo en el autobus se os hizo corto con la amena charla. Para la llegada del mismo a la zona del hospital, este estaba hasta la bola y había un tráfico increible por allí. Era muy difícil ver atascos en aquel pueblo tan tranquilo... aunque se notaba que no era imposible que se produjesen. Las luces de los coches de la policía mostraban claramente las calles cortadas y los ayudantes del sheriff redirigían el tráfico. Uno de ellos se subió al autobús, no pudísteis ver quien, pero si le oísteis decir que quien quisiera descender para ir al hospital, esa era la parada. El resto del camino deberíais hacerlo a pie.

POr fortuna no quedaba muy lejos y os sorprendió ver como el autobus se quedaba casi vacío allí mismo. Paracía que l a vigilia se había convertido en una concentración. Desde vuestra posición podíais ver el gentío y como todo estaba iluminado con velas... por docenas, cientos de ellas encendidas.

Estaba claro que entre tanta gente no os íbais a encontrar a nadie si no os ayudabais de vuestros móviles.

Había retomado el tema de las compras, queriendo alejar de mi cabeza lo referido a aquella escalofriante noticia, cuando Amber recibió una llamada. Resultó ser su padre, que ante lo que había salido en las noticias le había pedido que regresara a casa, y me pregunté si mi madre se habría enterada ya. Seguramente no, pues de lo contrario ya estaría llamándome, aunque sólo fuera para decirme que tuviera cuidado; debía estar muy atareada en la cafetería.

Apreté los labios al escuchar cómo Jayden se despedía de Amber, no pasándome desapercibido el comentario de que al menos su padre se preocupaba por ella.

- Eso, nos vemos mañana. – añadí tras Jay, acercándome a la chica para darle un beso en la mejilla y un breve abrazo. - Gracias por lo de antes. - le dije con una tenue sonrisa, queriendo agradecerle el que me hubiera intentado tranquilizar en el hospital.

Escuché el suspiro de Jayden al quedarnos a solas, lo que junto a su rostro no resultaba un gesto demasiado esperanzador. Sin duda estaba afectado por todo lo que estaba pasando, y no era para menos, eran demasiadas cosas. A punto estuve de darle un abrazo, pero se me adelantó, pidiéndome que nos marcháramos en cuanto compráramos los pañuelos mientras me rodeaba con su brazo y me atraía hacia él; para terminar abrazándome de una forma sumamente tierna.

- Podría decir lo mismo… - respondí a las palabras de Jayden, apretándole contra mí, atrapada en su abrazo y sin querer escapar de él. – Es como si hubieras aparecido en el momento justo… - añadí con voz suave, ruborizándome, apoyando mi cabeza en su hombro un instante.

Tuvimos que interrumpir aquel abrazo para terminar de hacer las compras, dándome cuenta justo antes de ponernos a ello que tenía un mensaje de Mel. Se lo leí a Jayden, quien simplemente se encogió de hombros, y medité unos instantes qué responder a mi amiga. La verdad es que a mí también me resultaba indiferente que estuviera Revok o no, aunque no dejaba de darle vueltas a la peculiar relación que ambos tenían, y es que el que su tía tuviera también tanta confianza en aquel hombre daba clara cuenta de que no se trataba solamente del bibliotecario. Ahí tenía que haber algo más.

Respondí a Melissa y continuamos con las compras, terminando por tomar el autobús en dirección al hospital. Al consultar las redes sociales en seguida vi que la vigilia había tenido una gran acogida, pues más de uno había compartido el llamamiento de Jayden y había publicado ya que se dirigía hacia el lugar, pero al ver desde el autobús la aglomeración de gente en las cercanías no me lo podía creer.

- Sí, es increíble… - respondí al murmullo de sorpresa de Jayden, poco antes de bajarnos del autobús, antes siquiera de que este llegara a la parada; pues al conductor le resultaba imposible con aquella cantidad de personas.

Me emocionó el ver a tanta gente allí reunida, portando ya sus propias velas, dispuestos a mostrar su apoyo a los afectados y sus familias; a hacer lo que les pedía el corazón. Porque me gustaba pensar que se trataba de eso, de la bondad de las personas, aunque seguramente habría teorías científicas que explicaran aquel tipo de acciones: la química del cerebro, algún tipo de proceso a nivel evolutivo… Algo de ese estilo. Por lo general me guiaba por la ciencia y los números, pero había cosas que no debían ser cuantificadas ni analizadas, bajo mi punto de vista. A veces simplemente era necesario creer, y yo creía en esas personas que se habían reunido allí con toda su buena voluntad.

Me resultó inevitable recordar a mi padre, su enfermedad, su muerte, los momentos posteriores… Estar en aquella vigilia resultaba algo doloroso, pero era allí donde quería estar. Quería poder estar junto a Jayden, apoyarle en los duros momentos que estaba pasando, y también a aquellas familias, que también habían sufrido una pérdida o se encontraban en una complicada situación.

Nos acercábamos ya a la gran multitud cuando Jayden comentó que debíamos dirigirnos a la parte delantera para organizar el tema de los cuadernos. Asentí, deteniéndome cuando él lo hizo, aunque no tenía muy claro el por qué. Entonces vi cómo posaba las bolsas y sacaba su teléfono, ante lo que yo también posé las mías. Parecía querer hablar con alguien, pero aquello no le impidió tomar mi mano, un gesto que hizo que me sonrojara, aumentando mi rubor cuando besó esta. A la espera de que le cogieran la llamada, se quedó mirándome, cosa que yo también hice a pesar de la vergüenza; y es que aquellos ojos azules llegaban a resultarme hipnóticos.

- Hey! Jay! ¿Cómo vas? ¡Joder tío! ¡La que has liado con la vigilia! Esto es una concentración en toda regla. Espero que estés por aquí viendo esto... - Dijo Gus nada más descolgarte el teléfono sin dejarte opción a hablar.

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Reí ante la broma de David-Es lo que tiene ir en coche, uno se acostumbra rápido a lo bueno y cuando te lo quitan joder, cómo lo echas de menos, aunque sea un trasto de coche, me trae y me lleva, que es lo que me interesa, para ligar, ya tengo mi atractivo personal-sonreí animado. Al menos David me estaba alegrando un poco el día y me mantenía distraido cosa que agradecía enormemente.

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Era comprensible su confusión lo que parecía ser una ciudad tranquila que había convertido en un noticiario de sucesos en cosa de horas, ni yo mismo me lo creía-Es la rara del instituto, aunque me parece un poco gilipollez que la llamen así, todos somos raros por una cosa o por otra y es la chica que estaba en la cafetería hablando con el bibliotecario, el maduro con entradas ¿recuerdas?-pregunté intentando hacerle rememorar la situación-Las dos putas mentirosas de clase la llamaron la bruja-dije con desprecio mirando un momento por la ventana del autobús.

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-Si, lo sé, aunque a mi me la suda bastante, me cuesta cero estudiar y no tendré problemas con los exámenes-dije con cierto tono de orgullo, no tendría belleza ni carisma, pero al menos inteligente era un rato más que los demás-El empollón oculto de clase vamos-dije con una media sonrisa.

Cuando llegamos a destino, me quedé con la boca abierta, no esperaba tan afluencia de gente-Joder tío ¡mira!-miré un momento a David-¡Hay media ciudad aquí!-dije con tono de sorpresa, el suceso había calado mucho en la comunidad, mucho más de lo que yo esperaba. Al ver las luces de los coches policiales fruncí el ceño al hacerme recordar la encerrona con el sheriff, pero decidí apartarlo de mi mente, que le follen.

-Aquí no vamos a ver a nadie-comenté intentando buscar a Leo o Amber entre la muchedumbre, pero era imposible-Les llamaré al móvil, terminaremos antes-dije mientras cogía mi movíl y escribía un mensaje a Leo.

Hey Gus, tío... -Respondí cuando me dejó hablar, mostrando una expresión de circunstancia que sólo Diana podría ver- Acabo de llegar. Diana y yo hemos comprado algunas cosas en el centro comercial, pero no es suficiente para toda esta gente. Es una maldita locura. -Mi voz sonaba agobiada, y es que aquello se escapaba a todo tipo de control. Era algo a lo que no estaba acostumbrado- Vamos a ir a la parte de delante, para montar allí un pequeño altar o algo así. Tenemos cuadernos de dedicatorias, y si alguien trae tarjetas o cualquier otra cosa tendrán que dejarlas en alguna parte. También traemos algo de agua, más velas... cosas así. ¿Nos vemos allí? ¿Con quién estás? ¿Están Shyl y Jordan contigo, o sabes algo de ellos?

De repente, mientras hablaba, sentí una ligera opresión en el pecho, al recordar las noticias sobre lo que ocultaba la fiesta de la noche anterior. Alcé la mirada a los tejados cercanos, y tuve que esforzarme en no imaginar que hubiera allí alguien apuntando a la multitud como un maldito francotirador. No, aquello no era posible. Una cosa era hacerlo en una rave en el bosque, y otra... No, no era posible.

- Nosotros llevamos un rato aquí, ya sabes, me gusta escuchar y saber donde me meto. - Notaste como sonreía tranquilo. Eso te hizo recordar sus palabras en el bosque, cuando os apremió a iros de allí. - Siéntete orgulloso, esto lo has iniciado tu.

- Sí, Jordan está aquí conmigo... pero Shyl, no se nada de ella desde esta mañana. La mandé un par de whatsapp esta tarde y la llamé pero... ni los ha leído ni cogió el teléfono. Tiene que estar realmente jodida con todo esto. - Hizo una pausa antes de seguir hablando. - Y bueno, ya sabes que lo mío no es ser sentimental... ya me entiendes. - Sabías que Gus era un buen tipo, pero en cuanto a tema de abrazos era más bien frío. - Os vemos allí entonces. Si veo a gente con tarjetas en las manos, les animaré a que las pongan en la entrada mientras avanzamos. No vemos en un rato.

Después de las risas por parte de ambas mujeres, sobre todo al verte en salir en calzoncillos, te indicaron que te esperaban en el coche. La charla en el coche fue bastante amena, dejándote espacio para tu intimidad y sin forzarte a contarlas nada si no querías. Se notaba que ambas habían sufrido el acoso de sus familiares y amigos, donde siempre las preguntaban por sus novios, sobre casarse y tener hijos... cuando ambas tenían otros gustos e inquietudes que ocultaban en ese momento al mundo. No querían hacerte pasar por lo mismo.

El tráfico comenzó a empeorar según os aproximábais al hospital, por lo que optásteis por aparcar donde fuese y continuar a pie. Cruzasteis por el Parque King, el cual estaba a rebosar de gente y jurarías que viste a Rylee caminando entre la multitud hacia el hospital. Gill y Norma comentaban mientras con grata sorpresa la cantidad de gente que se había reunido allí. - Esto será portada en el periódico de mañana. - Aseguró Gill mientras sacaba algunas fotos con su móvil.

- Supongo que lo bueno de no disponer de vehículo propio es eso... que no te acostumbras a tanta comodidad y no te sientes como un P·R·I·N·G·A·D·OOOO. - Se mofó nuevamente con una sonrisa.

- Joder tío, como para olvidar al tipo aquel. Su mirada daba miedo, mucho miedo. Creí que le partiría la cara a Leo allí mismo. Y sí, la chica esta bastante bien, pero si tienes que verte el careto con aquel tipo... ¿su padre quizás? Mejor ni acercarse. - Respondió recordando el momentazo tan raro vivido en el Simone's.

- Jajajajajaja. Se ve que es mi destino estar siempre con los empollones de clase. - rió. - Lo mío son los deportes. Supongo que no te importará ayudarme de vez en cuando con alguna asignatura... ya sabes, las mates no son lo mío... - Miró por la ventana a la par que tu.

- Joder, joder, joder... menuda pasada. - Sacó su móvil y comenzó a sacar fotos del lugar. - Jamás pensé que en este pueblucho se podría juntar tanta gente en un sitio. - Te dijo mientras escribías a la peña con tu móvil.

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-Serás gilipollas- reí entre dientes-¿Vas a estar dando por culo con eso?-

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-¿Su padre? ¡No jodas! No, es el bibliotecario del instituto y parece ser que se llevan bien, cosa que no comprendo, pero aunque no lo sea, la mala ostia se las gasta igual-me encogí de hombros intentando comprenderlo

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-Que va, para nada, para eso están los amigos ¿No? Tú me enseñas alguna rutina de ejercicio para sacar algún músculo de mi cuerpo flacucho- volví a reír, pensando en mis flacos brazos levantando unas mancuernas de dos kilos sudando la gota gorda.

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Miraba la cantidad de gente reunida con los ojos abiertos cual platos soperos-la verdad es que yo tampoco, nunca había pasado nada como esto así, creo que esto es nuevo para todo el mundo... comenté frunciendo el ceño.

-Si Leo no me contesta, escribiré a Amber, a ver dónde coño están-dije mirando el móvil con impaciencia.

Escuché cómo Jayden hablaba con Gus, poniéndole al tanto de la situación e informándole de lo que pretendíamos hacer. Se le notaba algo agobiado, y apreté su mano suavemente, esperando ayudarle a que se calmara. Terminó preguntando a su amigo si nos veíamos en la parte delantera, así como si sabía algo de los demás, momento en que sentí vibrar mi teléfono.

Pero noté algo más. Jayden miraba hacia arriba, inquieto, y no me costó imaginar en qué estaba pensando. Tiré entonces de su mano con cuidado, para llamar su atención hacia mí, momento en que me acerqué y le di un beso en la mejilla.

- Sólo es un adelanto… - le susurré al oído antes de separarme, sonriéndole con timidez mientras notaba cómo me ponía colorada.

Dándome vergüenza sostenerle más tiempo la mirada, saqué mi teléfono para mirar quién me había escrito. Se trataba de Mel, a la que respondí con la mano que tenía libre, sin soltar la de Jay.

Gus confirmó que se encontraba con Jordan, pero no sabían nada de Shyl. Nuestra amiga estaba destrozada la última vez que la vimos, y quería pensar que estaría descansando, aislada del mundo. Le hacía falta. No estaba seguro de si estar allí en medio de esa multitud le hacía tanta falta como descansar, cerrar los ojos y dejar que el tiempo pasara.

No se si me siento orgulloso, Gus. No sé... No sé cómo me siento. -Admití, con gesto apesadumbrado. En ese momento, Diana tiró de mi mano, y al acercarme me sorprendió con un beso en la mejilla que, tanto por inesperado como por tierno, me desarmó completamente, quedándome prendado mirando a sus ojos brillantes y a aquella tímida sonrisa que prometía combatir la tristeza de aquella noche. Sólo al ver que sacaba su propio móvil fui capaz de continuar la conversación con Gus- Eh... Sí, Shyl estaba fatal y casi seguro que se ha metido en la cama a descansar. Lo necesitaba, ha estado cargando con demasiadas cosas. Es... algo de lo que tenemos que hablar, Gus. -Y algo que no contar por teléfono, por eso era tan importante que nos viéramos. Gus y Jordan necesitaban saber lo de Tommy, y sabía que iba a ser un duro palo para ellos, como lo había sido para mí- Nos vemos en seguida, tío.

Tras colgar la llamada, tomé aire y solté un resoplido mientras pensaba en lo que iba a pasar. Era todo un papelón tener que contarles aquello, pero no podía ocultárselo. No podía permitir que siguieran en la ignorancia como lo había estado yo. Miré a Diana, que estaba pendiente de su teléfono, y solté su mano para que pudiera usar sus dos manos libremente al escribir. Me situé a su espalda y rodeé su cintura con mis brazos, uniendo mis manos en su vientre mientras le daba un beso en el cuello.

Gus y Jordan nos esperarán en la parte de delante. Voy a tener que contarles lo de Tommy... -Admití apoyando mi cabeza en su hombro, meditabundo, esperando a que terminase.

Mientras sacaba mi teléfono y abría el Whatsapp, pude atender a parte de la conversación de Jayden, pero inevitablemente me perdí algunos retazos de esta al leer la respuesta de Melissa.

Sonreí tenuemente al notar cómo Jay soltaba mi mano, viéndolo como otra prueba de lo atento que era conmigo, ya que seguramente habría pensado que me desenvolvería mejor con ambas manos para responder. Así era, y me apresuré a escribirle a Melissa, pero al notar cómo los brazos de Jayden me rodeaban por detrás me paralicé un instante, sonrojándome.

Su abrazo, su beso, sentirle tan cerca… Todo ello me procuraba una agradable sensación, pero también unos nervios que me impidieron continuar respondiendo al mensaje de inmediato. Sin embargo, esos nervios se esfumaron cuando Jayden me contó que sus amigos nos esperarían delante y que tenía que contarles lo de Tommy, terminando por apoyar su cabeza en mi hombro.

Lo que yo sentía quedó a un lado, y cómo se pudiera sentir él llenó mi mente por completo.

- Estaré por allí cerca, así que si me necesitas… Sólo tienes que silbar. – le respondí medio en broma tras terminar de contestar a Mel, queriendo animarle mientras guardaba mi teléfono. – Va a ser duro, pero creo que debes hacerlo. – le dije posando mis manos sobre las suyas, entrelazadas sobre mi vientre. – Y estoy segura de que lo harás bien. – añadí completamente convencida, ladeando mi cabeza para que entrara en contacto con la suya.

- Que se llevan bien lo vi... Bueno, más bien parecía que la protegía. Supongo que si no llegan a estar los polis en el local, Leo se hubiese llevado un buen sopapo... y no solo el de su novia. - Respondió con sonrisa un tanto irónica al tema de Mel y Revok. - Y porque me lo dices tú, sino... seguría pensando que son padre e hija. ¿Quién más proteje así a alguien? Estaban sus amigos allí para apoyarla y se refugió en los brazos del hombre... - No dijo nada más, quedándose pensativo ante sus propias palabras.

- Sí, claro... cuenta con ello. Puedo ser el mejor "coach" que se conozca en este pueblo. Además, con la playa para correr, podremos fortalecer tus delgaduchas piernas. - No perdía la sonrisa mientras hablaba.

- Me parece perfecto. Espero que responda pronto... y si no esa tal Amber... - Te dijo mirando hacia los lados. Parecía que trataba de ver si encontraba a algún conocido por allí. Aunque para él, sería casi imposible reconocer a nadie.

El apoyo que Diana me ofrecía era siempre incondicional, un pilar con el que sostenerme a pesar de todo lo que estaba pasando. Sin embargo, fruncí ligeramente el ceño cuando afirmó que se mantendría cerca. ¿Cerca? ¿No a mi lado? Me había habituado tanto a tenerla siempre al alcance de mi mano, que me resultaba raro pensar en no tenerla junto a mí. Sin embargo, pensando en ello, quizás era lo mejor. Tenía que hablar con dos de mis amigos acerca de otro de ellos, y a ella apenas la conocían. Diana no sólo era inteligente, sino también prudente, y prefería mantener un poco la distancia. Era una chica admirable.

Pero no te vayas muy lejos, ¿vale? -Le pedí, dándole un beso en la mejilla- Llámame egoísta, pero te necesito a mi lado... -Añadí, con timidez, apretando mi abrazo en torno a ella y cerrando los ojos al sentir su rostro apoyado en el mío- Será mejor que nos pongamos en marcha, antes de que sienta la tentación de huir de aquí contigo...

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-Si, tienes razón, pero Mel lleva el estigma de rara y antisocial del instituyo, así que sentirse excluída y una apestada es tremendamente fácil, pero desconozco totalmente ni cómo se han conocido ni cómo han llegado a ese nivel de complicidad-comenté casí con envidia-Y ten por seguro que si los maderos no están, la hostia que lleva Leo no se la quita nadie y con razón, será buen tío, pero es un bocazas..-

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-Y de paso ponerme un poco moreno, que éste todo lechoso me hace parecer enfermizo de por vida-reí por lo bajo, tampoco era plan ese tipo de muestras en un evento tan triste.

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Asentí a su comentario-Meh, Leo pasa de mí como de comer mierda, le escribiré a Amber, a ver si tengo más suerte..-dije mientras escribía en el whassap.

Cerré los ojos, con una sonrisa en mis labios, cuando tras decirme que me necesitaba a su lado y darme un beso, Jayden apretó aquel abrazo. Podría haberme quedado así durante horas, pero como pronto apuntó, debíamos ponernos en marcha.

Sí, la tentación es demasiado grande…

Pensé ante sus palabras, dejando que mis manos abandonaran las suyas y girándome cuando aflojó su abrazo.

- Podemos huir juntos, después… Cuando esto termine. – sugerí, volviendo a ruborizarme. – Sobre irme lejos… No te preocupes, eso no va a pasar. – añadí con una sonrisa, dándole un nuevo beso en la mejilla antes de dirigirme en busca de las bolsas. – Por cierto, Mel y su guardaespaldas estaban de camino, hemos quedado en que nos veríamos delante. – le comenté mientras poníamos rumbo a la parte delantera, donde aún teníamos trabajo que hacer.