Partida Rol por web

La mañana era soleada en el Cementerio de Woodlawn en Nueva York: No parecía una atmósfera triste para despedir a un hombre que había vivido durante siglos. Tampoco había una gran multitud alrededor de la fosa cuando el féretro llegó. Nadie lo acompañaba en el cortejo fúnebre.

El sacerdote de guardia, el reverendo Nulch, miró a la decena de asistentes al sepelio

Sin duda la más afectada por la pérdida era una mujer pelirroja que rondaba los cuarenta años. Vestida de riguroso luto arrojó la primera rosa. Parecía desolada. Y perdida. Buscando tal vez algo de consuelo entre el resto de la comitiva.

Una anciana estuvo a punto de hacerlo, y finalmente le acabó tendiendo un pañuelo. Al reverendo Nulch le sonaba de haberla visto en otros entierros.

Al otro lado de la fosa, otra anciana rezaba para sus adentros, o tal vez hablaba con el muerto. También parecía muy triste. 

Un hombre, con un maletín y aspecto de abogado, aguardaba en respetuoso silencio a que pronunciara unas palabras

A su lado, un hombre fornido, negro, observaba toda la escena, con más interés que en el propio féretro. Le acompañaban dos personas que le flanqueaban sin separarse de él: 

Un guapo joven, con la mirada de quien ha perdido la fe, visiblemente incómodo en aquel lugar. No parecía importarle nada de lo que allí estuviera ocurriendo. Y Una nerviosa mujer con gafas y pelo recogido, que también parecía murmurar algo para sus adentros. 

Por último llegaron dos asistentes de aspecto dispar. Llegaron en el mismo coche, un todoterreno llamativo para la ciudad. La conductora era una mujer rubia, alta y de rasgos duros que se disculpó amablemente por la tardanza. Junto a él un hombre de aspecto oriental que inclinó la cabeza en señal de respeto y que en cuánto vio la foto del fallecido que adornaba la lápida, se lanzó hacia ella y la tocó visiblemente emocionado. 

Apenas había encargos florales. Solo un ramo de rosas rojas que los asistentes cogían espontáneamente. En una banda solo una dedicatoria: "Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera"

Se dispuso a orar al Creador por el alma de aquel hombre

Más difícil que localizar a Yen en el JFK fue compartir aquella noche en el apartamento antes del funeral al día siguiente. ¿Cómo se las había arreglado para llegar en un sólo día? Se preguntaba Shell, quien no pudo sino invitarle a su casa. El bonito apartamento de Manhattan que tanto le había costado adquirir. 

Yen miraba agradecido a su hermana. No encontraba rastros de similitud entre los dos, ni le recordaba en nada a su padre, pero también es verdad que apenas ya recordaba su aspecto. Trataron de sacar algún tema de conversación durante la cena pero aunque el japonés se defendía en inglés sólo parecía saber sobre los alimentos y sobre el tiempo que hacía, algo que a Shell le aburría soberanamente. Cuando su hermano se despidió de ella para acostarse le miró con extrañeza. Tal vez se esperara un hombre más taimado, más granuja, más como la idea que ella tenía de su padre y de cuya herencia ella era también un vivo retrato. Pero Yen no hacía sino transmitir paz allí donde llegaba. 

Tal vez demasiada a juzgar por lo que tardó en prepararse para salir al día siguiente para ir al cementerio. Si pillaban atasco, llegarían tarde. Yen no compartió aquello con la australiana, pero estaba tratando mentalmente de serenarse para poder despedir la memoria de su padre como se merecía. 

Cuando llegaron allí ya había media docena de personas y el sacerdote alrededor del féretro. 

Shell reconoció al hombre negro. Era Próctor

- Ese es Proctor. Conoció a nuestro padre y fue quien me informó de su muerte. No creo que sepa que te he localizado. No sé quién es el resto pero espero que no seamos familia numerosa 

 Mientras los demás se lamentaban o hacía lo que se suponía que debían de hacer, yo me limité a sacar una petaca y beber un trago de su contenido y luego me acerqué a la fosa y vertí parte de su contenido en ella, como señal de respeto:

 - Esta va por ti, viejo amigo... Cuando llegues, abrázala de mi parte y cuida de ella... - Susurré, antes de girarme y volver a situarme al lado del hombre negro que me había traído aquí.

Próctor te recogió a la mañana siguiente, cuando dijo que de camino respondería a alguna de sus preguntas. Le acompañaba una mujer con aspecto estricto y mirada nerviosa que Gabriel enseguida identificó como otra persona del Consejo, probablemente una aspirante a algún cargo

- Antares, esta es Lantana. Nos acompañará al funeral

- Llamadme Gabriel, por favor- respondió el joven con dolor de cabeza por haber bebido la noche anterior

En el coche Julius Próctor trató de dar algún detalle: "Nos avisaron en la Morgue. Se encontró su cadáver flotando en el Hudson. Debía llevar muerto pocas horas. No se encontró rastro de aquello que había robado hace poco: La Aguja de Cristal. 

Es parte de un artefacto poderoso, una Brújula Cúbica, que registraba las presencias de los mythos como la Caja Negra de un avión tras un siniestro. Sólo cuando llegaba un nuevo advenimiento, la aguja se desprendía de la Brújula y otra nueva aparecía para registrar las nuevas presencias.  La desechada, por tanto, conservaba los datos del advenimiento anterior: Cada dato, localización y energía de todos los que habían sido creados en ese periodo. En este caso, casi diez siglos de humanos con poderes dispersos en el planeta.

Esta Aguja desapareció hace casi una década y sabemos que El Cuco luchó para conseguirla. Creo que pretendía que la única cosa en este mundo que podría detectar a los suyos no cayera en las manos equivocadas. 

Sabes cómo es Cédric. No se iría de este mundo sin haber orquestado algún plan para guarecerla, aunque temo que lo disfrace de otro de sus juegos. Tenemos que estar más que atentos a la lectura del testamento."

Llegaron los primeros al funeral junto a una mujer que lloraba de luto y una anciana serena. La mujer se presentó como Evolet Nicholson, pareja de Cedric. Julius Proctor frunció el ceño y Lantana movió la cabeza en desaprobación. Gabriel podía imaginar lo que decían "De nuevo el Cuco pretendiendo mujeres y creando familias allá por donde va" 

Después se les unió otra vieja y un hombre cincuentón con un maletín. Cuando el sacerdote estaba a punto de empezar llegaron otras dos personas. ¿Quiénes eran? ¿Acaso importaba? Aunque Gabriel no deseaba estar allí no pudo sino sentir pena por la pérdida del que fue un amigo, padre de lo más importante de su vida y tal vez quien le pudo haber dado el mejor consejo de su vida. 

Evolet apenas pudo pegar ojo aquella noche. Casi mejor, significaría no tener que visitar esa habitación de sus pesadillas donde otra como ella le aguardaba y le susurraba cosas extrañas. Oh, vamos, estaba siendo demasiado injusta. También, gracias a ella, había averiguado que tenía un don de Dios. La capacidad de transformar la composición de líquidos era algo maravilloso para hacer cualquier tipo de antibiótico y medicamento. ¡Podría ayudar a tanta gente...!

Pero ahora la pena le asaltaba. Su guapo novio la había dejado apenas unos meses después de conocerse. Un crimen, habían dicho, un crimen horrible puesto que había aparecido asesinado flotando el el río. También estaba nerviosa ¿Tendría Carl otra familia? ¿qué pensarían de ella? 

"No es Carl, estúpida. Su verdadero nombre es Cedric" se dijo de repente y recordó que su novio muerto había sido toda una caja de sorpresas. 

En el funeral vio aparecer a un hombre negro fornido que sin saber por qué, le provocó ciertos escalofríos. Iba con dos jóvenes, un hombre y una mujer. Él era atractivo pero estaba roto por la pena. Evolet podía notarlo. 

Solo una anciana, que no parecía conocer nada de Cédric, la consoló durante la espera. Cuando estaban a punto de comenzar una pareja apareció: Ella tenía algo en la mirada que le recordaba a su novio. ¿Sería su hermana? Iba acompañada de un oriental que transmitía mucha calma. ¿Su marido, tal vez? 

¿Qué había pasado? Por qué la vida era tan cruel, sin darme cuenta lo que había estado construyendo hasta hacía unos meses, se había venido abajo tras la muerte de mi amado. Por más que lo intentaba, las lágrimas no dejaban de manar de mis ojos, un par de veces las limpié con las puntas de mis dedos mientras desviaba la mirada hacia otro lado con la esperanza de que aquello sirviera de algo, pero no era así. Dentro de mí sentía un gran vacío, un vacío que el tiempo debería ocupar con otras cosas a la larga. Creo que esa acción de limpiar mis lágrimas con las yemas atrajo a una anciana, me giré apenas un poco y intenté sonreír pero mi labio inferior tembló al tiempo que mis ojos se humedecían de nuevo.- Os lo agradezco, señora.-Agregué con apenas un hilo de voz. Con suavidad cogí el pañuelo de las manos de la mujer.

Pese a que ella seguía junto a mí, intentando calmarme y hacer que mi dolor fuese menor, no le dirigí la palabra, por mi mente pasaban demasiadas preguntas, demasiadas imágenes y demasiados recuerdos. Ojalá pudiera borrarlos, pero no era así, no podía. Bajé la mirada hacia mi mano y observé aquella hermosa flor, una lágrima cayó sobre los pétalos lo que me avisó de que nuevamente estaba llorando, con riguroso cuidado me limpié las mejillas con el pañuelo mientras tomaba una bocanada de aire, me aproximé y antes de que nadie hiciera nada dejé que la rosa se deslizase entre mis dedos hasta caer sobre el féretro.- No caerás en el olvido, querido..-Tras eso me aparté, volviendo a mi lugar, junto a aquella anciana que por activa y pasiva intentaba consolarme.

Por un momento el corazón pareció pararse dentro de mí, incluso mis lágrimas dejaron de manar de mis ojos. Me quedé en silencio, observando a esos que acababan de llegar, ella tenía algo que me resultaba familiar, demasiado. ¿Me estaba volviendo loca? Quizás el cansancio estaba pasándome factura, pero lo dudaba. Aparté la mirada, intentando relacionar parecidos, pero después volví a llevarla hacia la pareja que acababa de llegar, él no llamaba tanto mi atención, parecía tranquilo, pero ella... Ella tenía algo que me resultaba tan cercano, sí, era esa mirada la que me resultaba demasiado familiar. "Podría ser... ¿Y si lo es? ¿Qué pasará?" Nuevamente la preocupación se apoderó de mi, pero debía encontrar la manera de saber más de ella, de acercarme tal vez.  ¿Era el momento? Esperaría algo más, apenas acababa de iniciar el funeral de quien había sido mi pareja durante estos meses, se merecía un respeto.

de camino a el cementerio le pregunto a shell cosas sobre mi padre, si  sabe como ha muerto, si tenia mas familia, como supo de mi existencia,donde ha vivido, su edad.....

vamos lo normal la vida de mi padre siempre fue un incognita, tampoco nada profundo las tipicas preguntas de cuando vas a un funeral y te encuentras con familliares que posiblemente no veas desde el anterior funeral

trato de no ser descortes ni entrometido si no quiere hablar la dejo en silencio y creo que a estas alturas ya le habre agradecido 1000 veces que me haya acogido en su casa, me lleve en coche y haga de guia en este follon de cuidad

no aparto la mirada del gps del coche como si quisiera aprenderme cada calle o cada barrio, los nombres me suenan de las peliculas, poco a poco en mi cabeza me voy haciendo una idea de como es new york, que esta al norte, que al sur, el rio....

no me gusta llegar tarde, no me gusta llamar la atencion...

entro en la escena consciente que todos nos miran, saludo, por fin te encontre.. me acerco a la foto y la toco, trato de recordar como era el, pero mis  recuerdos son vagos y esa foto me ayuda, en un cajon a bandonado de mi mente aprece de nuevo su rostro siempre agradabe,  quien sabe si algun dia nuestros caminos se cruzaran de nuevo, hasta siempre HEROE

vuelvo a mi sitio al lado de shell, quien sera esta gente?? me hubiera gustado saber mas de el, de sus amigo de sus amantes de su gente, guardo silencio y observo me fijo en sus ropas en sus caras en sus gestos, la chica pelirroja parece ser su amante, y el otro chico... sera un amigo??

que gente tan dispar.....

observo tambien el clima me llaman la atencion los pajaros,las ardillas, los arboles la hierva, hay muchas cosas diferentes a mi tierra

Un funeral. Hacia mucho tiempo que no recordaba la sensación de vacío que dejan los funerales...

Mi madre no permitió que fuese al funeral de Muffy, consideró que no estaba preparada... Nunca lo hubiese estado.

Ahora estoy aquí, acercándome al féretro de mi padre junto a un hermano que me es totalmente desconocido... Parece majo y no tiene la culpa de nada.
Le cuento, muy resumidamente, mi vida en Melbourne, mi trabajo de fotógrafa... Cosas sin importancia... No estoy preparada aún para dar más detalles de mi vida.

El ruido de mis tacones avisa de mi presencia donde, los pocos asistentes, rinden el último homenaje al que fuera mi padre.

-Disculpen el retraso, soy Shell Khodan- digo sin dar más detalle- este es mi hermanastro Yen. Aún no me veo preparada para llamarlo hermano.

Me sorprende ver aquel joven derramando bebida sobre el ataúd, ¿estará borracho?... Sus razones tendrá, no vengo buscando confrontación con nadie y cada uno vive el luto como puede.

Una hermosa mujer de pelo rojo fija su mirada en mi. Si estuvo relacionada con mi padre debo alabarle el buen gusto. Me gustaría saber quien es y que relación tenían.

-Buenos días. Soy la hija del difunto, supongo que mi padre no le habrá hablado de mi ¿verdad? - dijo mientras lanzo mi mano en un intento de estrecharla con la bella mujer de pelo de fuego.

 Al escuchar que la tal Shell Khodan es hija de El Cuco. la miro interesado, y luego a su hermanastro... ¿Por parte de padre?, aunque no digo nada, mientras hecho otro trago de mi petaca, en completo silencio, y sin perder detalle...

"Shell Khodan" su nombre no me sonaba de nada, ni siquiera un poco. Cuando ella se acercó a mí miré a la anciana haciendo un suave gesto con la cabeza, al hacerlo un pequeño mechón rojo cayó sobre mi rostro, pero no me molestó ni tampoco incomodó.- Si me disculpáis... -Aún mi voz era apagada y suave, pero parecía que aquello no iba a cambiar. Llevé mi mano hacia el mechón y lo coloqué en mi oreja, tras eso las mismas se deslizaron por mi cuerpo para quitar algunas arrugas que se habían formado en mi elegante vestido negro, cómo era de esperar estaba vestida para la ocasión. Al dar unos pasos hacia la mujer mis tacones hicieron su peculiar sonido, pero eso no llamó la atención de nadie.

Alargué mi mano con cuidado y apreté apenas un poco la de la mujer.- ¿Su hija...? -Eso me congestionó la mente durante unas décimas de segundo, solté el agarre y llevé la misma hacia mi cabeza haciendo una mueca de disgusto. De repente me encontraba mareada, demasiada información en ese momento.- Debo decir que... Vuestro padre nunca me habló de usted. O ustedes...-Añadí dudosa, la situación de repente se volvía divertida, incluso cómica si me ponía a analizarla. Intenté desviar mi mirada, pero no pude, abrí los labios lentamente para después hablar con un tono suave.- Al igual que yo no sabía de usted... Supongo que yo soy igual de desconocida.-Entrecerré los ojos un poco, estos estaban enrojecidos e irritados por las lágrimas, pero se seguían viendo hermosos.- Era la pareja actual de vuestro padre..-Mi voz se quebró y mi labio inferior tembló amenazante. "Respira, Evolet... Respira" Llevé mi mano hacia los labios y tomé aire con lentitud, consiguiendo mi propósito. No llorar.

salgo de detras de shell  para colocarme de nuevo a su lado  frente a la pelirroja

- es un honor para mi conocerla, mi nombre es Yen, (inclino mi cabeza a modo de saludo) tambien soy su hijo,

lamento que nos hayamos conocido es estas circustancias,

Casi a la vez que mi hermano saluda y nada más recibir el saludo de aquella mujer.

-¿Su actual pareja? Espero que eso sea una señal de madurez por parte de mi padre-Mi sonrisa delata que simplemente es un comentario irónico y no una ofensa para la mujer.
-Me alegra saber que no estuvo solo en sus últimos días. Como ya puede intuir, por nuestra presencia aquí, estamos interesados por saber que ha sido de la vida de nuestro padre todos estos años. Y no se asuste no estamos interesados en su herencia. ¿Verdad Yen?- digo mientras cojo a mi hermano de la mano.
-Tan sólo lo que legalmente nos corresponda a cada uno- La sonrisa ahora se torna algo más pícara.

Quizás por primera vez desde que me había enterado de la muerte de mi amado, dejé escapar una sonrisa que decoró mi rostro durante unos segundos. Pese a la situación en la que estábamos conociéndonos, ella usaba frases curiosas. Estaba apunto de responder a las palabras de ella, pero apareció el otro hombre, el cual no tardó en presentarse, iba ofrecer mi mano, pero imité su gesto hice un suave movimiento con mi cabeza.- El placer es mío, señor Yen. Yo más que nadie lamento que fuese este el motivo de nuestra presentación... Hubiera preferido que fuera por otros motivos.-En mi mirada había una tristeza especial, pero aún así la compostura estaba a la orden del día. Me giré apenas un poco, mirando de nuevo a la mujer que acompañaba al hombre que acababa de conocer.- También es un placer conocerla a usted... Señorita. Creo que no me dijo vuestro nombre o tal vez sí, pero no lo recuerdo.-Confesé. Aquello no era extraño, demasiada gente se me había acercado para darme el pésame y a estas alturas no recordaba ni mi propio nombre, obviamente solo era una expresión, pues sí lo recordaba.

-¿Herencia?.-Mi tono salió con un toque de sorpresa ante la situación. En realidad no me parecía extraño después de todo, pero sí estaba fuera de lugar, al menos para mí. Desvié un poco la mirada, pero después los miré con una pequeña sonrisa en mis labios, tampoco quería dejar ver mi debilidad a dos desconocidos.- Espero que no crean que yo estaba con él por su herencia, ni siquiera tenía interés por ella... -Me defendí mientras llevaba la mano hacia mi pecho, jugando con el colgante para mantener la calma, en ningún momento me había mostrado nerviosa, pero sí bastante triste.- Entiendo que vosotros peleéis por lo que os corresponde es lo más lógico...-Bajé la mirada hacia la mano de ellos dos, pero volví a subir la misma mientras los observaba con un gesto de indiferencia, ocultando cualquier rastro de tristeza o sentimiento. Para ser hermanos se les veía muy unidos, me resultaba incluso curioso esos acercamientos, pero quizás su cariño fraternal en estas situaciones era mucho mayor. Lógico acababan de perder a su padre, debían apoyarse mutuamente.

Julius Proctor reacciona como un resorte mirando a Lantana, cuando escucha que Yen también es hijo de Cédric. 
Todos notan que aquello le llama la atención. Gabriel, además, que está al lado puede escuchar perfectamente el intercambio de susurros

- Ya van ocho hijos en lo que va de siglo. Pero de éste no sabíamos nada- le dice la mujer con aspecto de supersecretaria a Proctor

- ¿Mytho o humano? 

- Mytho. No puedo identificarle así que debe tener algún tipo de don protector como todos los hijos de El Cuco. 

- ¿Y la pareja? ¿Esa tal Evolett? 

- Es mytho sin duda. Extraviada sin haber estado afiliada a ningún bando. No parece del caos. No tenemos registros ni historial de ella. 

Julius se adelanta también y extiende su mano a Yen

- Encantado. Soy Julius Próctor. Fui yo quien le dijo a tu hermana que tu padre había fallecido. No sabía, además, que ella había logrado localizarte. Cuando acabe el sepelio me gustaría hablar con vosotros. Esta es mi asistente, Laura Lang. Y este otro es un amigo común, Gabriel. 

- Sí, hola, hola, ¿qué tal? pronto deberíamos reunirnos y hablar del testamento que hayan heredado. Es importante- dice la asistente. 

- Laura- dice Julius esgrimiendo una sonrisa forzada- creo que primero hay que presentar nuestros respetos al difunto, antes de hablar de cualquier otro asunto ¿no?

La vieja de los pañuelos comienza a mandar callar cuando el reverendo Nulch comienza a leer las Sagradas Escrituras. Pero protesta airosa cuando acaba a los cinco minutos

- ¿Eso es todo? ¿Misa, entierro y funeral todo en uno? ¡Encima dicen que el testamento también va a ser ahora, qué poca liturgia, qué poco glamour y respeto, ¡si lo llego a saber elijo otro funeral hoy, con la buena pinta que éste tenía! - Luego algo más conformista añade- Bueno, a ver qué dicen, al menos ¿no? Me sigue pareciendo un guaperas en la foto. Seguro que algo interesante se debe rascar

- Eiiiin, Gloria- dice visiblemente irritado el reverendo- Es lo malo que tiene venir todos los días a un entierro. A veces tus expectativas no se cumplen, pero bueno... ¿alguien desea decir algunas palabras mientras desciende el féretro? 

Sin esperar mucho hace una señal y dos hombres de la funeraria hacen bajar el ataud hasta la fosa. La corona de flores con la inscripción "Podréis cortar todas las flores pero nunca detendréis la primavera" es la única que adorna la caja de madera. 

La otra señora mayor llora. El hombre del maletín saca un pañuelo pero para enjugarse su sudorosa frente. Julius Proctor baja la cabeza en señal de respeto. La tal Laura aún parece nerviosa por haber metido la pata. 

 Cuando Proctor me presentó a la familia del Cuco, yo me limité a saludar con la cabeza, sin decir nada, antes de echar otro trago de mi petaca.

 Ignoro aparentemente los estériles comentarios, mientras veo como desciende el ataúd y sonrío al leer la inscripción, ya que es muy propia del difunto...

Cada vez que tocas la mano de alguien suena una música en mi cabeza de suspense, jaja

¿No estás usando tu poder, verdad? De ser así habría que tirar dados (aunque puedes hacerlo en privado para que nadie más se de cuenta) Yo creo que más bien estás acostumbrándoles a que eres muy tocona, para que luego no les extrañe nada, maja

cuando shell me coge de la mano me pilla un poco de improviso,y me sobresalto levemente,es una sensacion extraña, no estoy acostumbrado al contacto fisico pero es agradable, y me siento reconfortado

herencia?? eh?? ya?? aun esta la caja en la hierba y ya hablan de herencia?? desde luego se trata de otra cultura, todo esto lo pienso mientras miro a una y a otra, a otra y a una  un poco sorprendido con la situacion, y mantengo silencio escuchando su conversacion, aun dudando si se trata de una formalidad o un poco de humor para aligerar la tension

cuando el cura comienda el funeral y el hombre de color cuchichea con su acompañante, permanezco atento a todo como tratando de aprender todas las constumbre y protocolos de esta gente

me parece genial que luego hablemos de todo esto con el hombre de color que dice conocer a mi padre

Lo has clavado es exactamente la idea, el uso del poder será sutil y en casos necesarios....pero seré una tocona.