Partida Rol por web

La última visión que tiene Marcy de su casa familiar, cuando existía una familia que vivía en ella, es con dos vehículos sitiándose justo enfrente de la puerta principal. ¿Habrán visto el coche? Michael maldice que aún haya suficiente luz para haber sido vistos pero espera que primero entren en la casa antes de seguirles...

- El primer coche ni siquiera ha parado... viene directo detrás... 

Vuelvo la vista al frente y resoplo exasperada. No pido tanto, solo quiero lo que todo el mundo. Miro a mi niñera conductora:

- ¿Qué tal se te dan las persecuciones? Porque deduzco que el lugar al que vamos no está demasiado cerca... -voy diciendo mientras abro la ventanilla- Tendremos que quitárnoslos de encima...

Dicho esto, saco el revólver que me he llevado de casa el cual estaba entre la cinturilla de mi pantalón y mi espalda. Compruebo que está todo en orden y miro a mi compañero de manera expectante hasta que decida hablar.

- Digamos que es una misión de ultimo minuto, solo me han dicho que te sacara de aquí. -

Menciona, para luego mira por el retrovisor. - - El primer coche ni siquiera ha parado... viene directo detrás...-

Murmura, tratando de mantener la calma, pero en aquella situación era algo difícil. - Todo atajo nos viene bien ahora mismo, Marcy. No importa donde vayamos, mientras sea seguro y nos quitemos a esos tipos de encima. - 

Mira el revolver de la chica, mencionando luego en voz alta. - Ten cuidado, trata de apuntar a las ruedas. - Su expresión serena y tranquila contrastaba totalmente con lo que sentía realmente.

Frunzo el ceño cuando vuelve a repetir lo del atajo. Me siento frustrada, como si esto fuese una broma de mal gusto. "No estoy lista... Ahora no...No puedo volver a hacerlo.. No debo... ¿Pero y si...? No, no, no puedo... ", pienso molesta conmigo misma.

- Nada de atajos por hoy... -concluyo murmurando de manera audible para mi compañero.

Me quito el cinturón y me siento en la puerta del coche con las piernas obviamente en el interior del vehículo tras salir por la ventanilla que previamente he abierto. Me aferro con la mano libre en el agarradero que hay en mi lado, el lado del copiloto, cerca de la ventanilla. Nada que no haya visto hacer en mi trabajo, salvo que yo estaba en el otro bando recibiendo los disparos.

- ¡¡¡No des demasiados volantazos y sácanos de esta, Señor Rescatador!!! -digo gritando pues a la velocidad que vamos apenas me escucho a mí misma fuera del coche mientras apunto al vehículo que nos persigue. Hago un disparo de advertencia, sin apuntar a ninguno de los ocupantes ni a las ruedas. Si son listos cesarán en su persecución. Si me quieren muerta, nos seguirán hasta el puto fin del mundo como Michael no tenga un lugar seguro al que ir ya.

Los disparos de aviso provocan una rápida reacción en el coche además de un leve volantazo. Un hombre abre la ventanilla y se asoma como Marcy... empuñando un pequeño rifle de asalto. 

A Marcy no le da tiempo a reaccionar ¿Qué hubiera hecho? ¿Dispararle antes de que lo hiciera él? Probablemente si viera lo que iba a pasar porque Michael, que por un instante ha bloqueado su campo de visión al girar en una curva no reacciona tampoco y el hombre dispara a las ruedas haciendo que el auto donde van Michael y Marcy se salga de la carretera. 

Marcy se agarra para no salir despedida. Michael gira pero no puede evitar que con las ruedas traseras destrozadas y en medio de la curva, el coche derrape, frene y vuelque... Afortunadamente dejando a Marcy y su cuerpo colgando del lado boca arriba. 

De momento ambos siguen ilesos. 

Es inevitable que tras años de servir y proteger a los ciudadanos de mi ciudad ahora no haya podido atacar a esos tipos que me quieren ver muerta. Pero de lo que me ha valido...

El tipo del otro coche hace lo que yo tendría que haber hecho. ¡Pam! El coche vuelca tras rebentar una rueda. Lo único bueno es que no he muerto aplastada gracias al coche; he quedado por el lado que está arriba, aún ileso. Finalmente el coche se detiene. Permanezco unos segundos en shock, digiriendo lo que ha sucedido. Tras unos segundos, miro hacia abajo, hacia el interior del coche.

- ¿Michael? ¡Michael! ¿Estás bien? -miro alerta a mi alrededor, calculando si nos queda algo de tiempo aunque sea para escapar del coche- ¡Tenemos que salir, Michael! -le insto, ofreciéndole mi brazo para que suba por mi ventanilla y salir.

Inevitablemente miro mi reflejo en el espejo retrovisor que tengo al lado, el cual golpeo con rabia con la culata de mi revólver.

Se queja un poco por el golpe, pero no había sido nada realmente serio. Sale del auto junto con Marcy, respirando agitado. Toda aquella situación le recordaba lo sucedido tiempo atrás, recordaba la impotencia por haber fallado, y la volvía a sentir. Fallar su misión, dos veces. Quizás no era lo suficientemente útil, ni bueno.

Mira a Marcy solo un segundo, mientras rebusca entre sus cosas, hasta encontrar el talisman de comunicación, el cual no duda en entregar a la chica.

- Corre. Sus balas no pueden dañarme, pero necesito retrasarlos. Tienes que correr, cuando estés en un lugar seguro usa el talisman, un tipo llamado Proctor va a ayudarte. ¡Corre! - Su expresión y su tono de voz evidenciaban la seriedad y urgencia de la situación, dando a entender que no aceptaría replicas a sus palabras.  Sin esperar mucho más, volvió corriendo al camino, esperando al vehículo que iba hacia ellos para tomar su forma pétrea cuando le embistieran.

El cuerpo de Michael Arrow se transforma en una elegante forma de cuarzo, blanquecina y pétrea, desde el pelo puntiaguado de su cabeza que pasa a ser esquirlas de roca hasta sus pies. 

Mientras dos hombres bajan del coche mientras el que conduce empieza a hablar por la radio. 

El hombre del fusil apunta a Michael. 

Marcy ha roto con la culata el espejo retrovisor. Eso sólo puede significar una cosa "Aún falta, aún no puedo..."

Me da un talismán y me dice que corra. "¿Qué corra? Como si hubiese algún lugar seguro... Aunque claro que lo hay". Echo a correr pero me detengo para mirar atrás y ver cómo Michael se transforma. Resoplo. No hay tiempo para heroicidades así que salgo corriendo como me ha pedido.

Cuando ya llevo un buen trecho pienso en que no me ha dicho como se utiliza el puñetero talismán. Supongo que me tocará averiguarlo cuando esté en un lugar seguro.

Sonríe de lado al ver que Marcy corre, y luego su mirada se clava fijamente en aquel sujeto que tiene el fusil. Podría preguntar y exigir respuestas, pero no. Confiaba en Proctor, y el le diría lo que tenía que saber. Sus opciones estaban claras, sabía que era lo que tenía que hacer.

Corrió hacia el sujeto del fusil, queriendo arrojar un golpe con la palma de su mano pétrea, confiado y seguro de que el arma no le haría daño. 

El hombre dispara cuando Michael Arrow se acerca. El disparo es casi a bocajarro. Y además le da en la cabeza con un arma diseñada para agujerear coches. 

Michael en efecto acusa el golpe. A cualquier otro le hubiera volado la cabeza. Instintivamente su cabeza va hacia atrás dejando un cráter en lo que era su frente y parte de su órbita ocular. Pero no retrocede. Golpea a su atacante con la palma abierta y éste siente como si un ariete de piedra le embistiera y le derriba en el suelo.

El otro hombre saca su automática. No parecen asustados ni sorprendidos. Saben a qué se enfrentan. 

Con su pistola dispara en la espalda de Michael pero la bala rebota sin provocar más que polvo en su impacto. 

Marcy corre. Conoce bien estos caminos, pronto sale de la carretera y cruza un vado que sabe que le llevará a un páramo que conoce bien y en el que podrá esconderse con facilidad. 

Cruzo el vado todo lo que la poca agua que queda del arroyo me permite. Suerte que aún llevo la ropa de cuando salgo del trabajo, pantalón cómo con muchos bolsillos, botas parecidas a lsa reglamentarias y una camiseta, por lo que no me importa ir manchándome o mojándome con el barro y agua sucia que salpica por doquier.

Si no recuerdo mal, por aquí llego a un lugar del páramo en el que podría hacerles perder mi pista, aunque hay algo dentro de mí que me está diciendo que esa gentuza no se van a rendir con tanta facilidad. Pero hay algo que ellos no saben: yo tampoco me pienso rendir.

El lugar es bastante recóndito, unas viejas cuevas que a simple vista parece una madriguera de algún tejón o jabalí pero tras andar unos pocos metros por su interior el lugar se va ensanchando hasta llegar a una cámara de la que se filtra una tenue luz de alguna parte. Conozco este lugar de cuando era pequeña... Espero que no lo hayan destrozado.

Retrocede al recibir el disparo, pero el golpe debería haber sido lo suficientemente fuerte para dejarle tirado un rato. Retoma su postura tras sentir como unos mosquitos tocaban su espalda. Su rostro parecía dañado, pero no se resentía del dolor, no en su forma pétrea e invulnerable. 

Avanzó rápido hacia el otro sujeto, arrojando su mano convertida en un puño hacia el rostro del otro sujeto, mientras su cuerpo crujía como rocas deslizándose una sobre otra. Si bien uno de sus ojos no se distinguía bien por el impacto de la bala, el otro se mostraba furioso.

Furioso golpea al que le disparó por la espalda y aún sigue en pie y armado. Pero el hombre se echa hacia atrás y esquiva su potente mazazo

Hace tiempo que Michael no pelea. Y nunca en todos estos años fue un gran combatiente tampoco. Ahora, en una misión de rescate y sin el resto de sus hermano, puede que pague por ello el precio final.

Ve como el otro coche se acerca rápido. 

El hombre tirado en el suelo se levanta para volver a coger su fusil. El que acaba de esquivar su ataque retrocede para volver a apuntar...

En la madriguera Marcy encuentra botellas rotas y preservativos. Al parecer su lugar secreto ya no es tan privado, pero sigue abierto, oculto al ojo humano y ahora vacío. 

Sentada allí se recobra y piensa en todo lo que ha pasado. ¿Quién era ese hombre que le protegía? ¿Qué es este talismán?