Partida Rol por web

Karolina Whal salió de aquella pequeña gruta subterránea que había habilitado como su camerino. No le importaba salir en cámara sin su estilista y maquilladora tras tantas campañas informativas a pie del conflicto pero en esta ocasión necesitaba estar arreglada: Iba a dar una noticia que podía dar la vuelta al mundo o sepultar por siempre su credibilidad. 

Boris, su cámara le estaba esperando en el ascenso a la superficie de aquel volcán en Kazajistán. 

- Están preparados... creo... ¿seguro que no son una panda de chiflados? 

Hacía tan solo tres días que la mafia rusa había contactado con ella pero esta vez no querían señalarle el cabeza de turco de ningún crimen múltiple para que ella se luciera en la KNN con semejante exclusiva. Querían que viajara a Kazajistán a un valle árido y deshabitado para que alguien de nula notoriedad para ella diera una noticia que hasta hacía poco sólo podía asociar a superchería y ficción. Naturalmente se negó y aunque la mafia la secuestró y metió en un avión contra su voluntad estaba decidida a no colaborar. Lo que sí podría hacer es denunciar el uso que las mafias hacen a las estrellas de comunicación. Eso es. Sería la propia noticia. 

Pero en el viaje su curiosidad periodística le hizo saber mucho más de aquel sitio al que iba. Leyendas acerca de hombres rata. Desapariciones durante décadas. El mito de una niña reina que gobernaba bajo tierra. Y, lo único importante: El silencio sistemático del Gobierno Ruso sobre todo lo que allí había pasado. ¿Estaría a punto de destapar una trama de conspiración? Naturalmente tendría que abandonar su patria tras semejante traición al gobierno central pero no le importaba vivir otra temporada en Londres mientras recibía el Pulitzer.  

Entonces conoció a aquel variopinto grupo de extranjeros y sus expectativas cayeron de nuevo. Eran sin duda una banda de mercenarios lunáticos. Seguían sin darle información pero parecían a punto de explotar, como si estuvieran a punto de dar un enorme salto atrevido. 

Mientras hablaban y la llevaban a ella y a Boris, el único técnico cámara que le habían permitido, al volcán, notificó que debían llevar allí apenas tres o cuatro días. Una de ellas incluso iba con una niña pequeña. ¿Refugiados políticos? Tan atenta iba de grabar con su móvil aquellos rostros que no se dio cuenta cuando aquel monstruo abrió la puerta del jeep. 

¡Era un hombre rata! Karolina gritó y al girarse vio a otro, y a otro... Aún con terror se atrevió a tirar del pelaje de uno de ellos para comprobar que no eran disfraces. La histeria no le permitía adentrarse por aquel túnel al que le conducían pero una mujer rubia le tocó... tal vez le inyectó un sedante... y pudo seguir más calmada comprobando con sus propios ojos que aquel Reino Subterráneo existía. 

Aquella era la noticia. 

No había podido conocer a la Reina Madre en el día que allí estuvo alojada pero confiaba en que tras rodar el reportaje y emitirlo en directo como les había asegurado, pudiera convertirse en una especie de embajadora de la humanidad frente a aquellos seres de otro mundo. 

No entendía qué querían mostrar pero estaba convencida que era la noticia de la década y protegería aquella exclusiva con su propia vida si hacía falta. 

Frente a los focos y la gran antena de emisión que habían conseguido accedió a la superficie donde tres de ellos iban a dar la noticia. Miró a Boris y le hizo un gesto

- Me enfocas a mí, abres a plano y pasamos entonces a dar el mensaje que quieran. Pero nunca me saques de cámara. Quiero que mi rostro se grabe en la audiencia como la jodida periodista que va a dar la noticia de sus vidas. 

Ethan repasaba una y otra vez lo que tenía que decir en cámara. Sus contactos rusos le habían proporcionado la periodista sin escrúpulos que necesitaban y ahora sólo tenía que llevar a cabo el plan suicida más loco que jamás los Mythos hubieran llevado a cabo: Salir en televisión, hacer ver que tenían la Aguja y esperar que todos acudieran allí a su caza. 

El plan no podría haber salido igual de bien en otro sitio en el mundo. Cuando Yen, Shell y Evolet le contaron sobre este lugar de ciencia ficción que habían conocido en busca de las pistas que finalmente les llevaron al islote de Ramos: Un Reino Subterráneo gobernado por Betina, la Niña Madre, una mujer que durante siglos fue de la Sombra pero que se había exiliado como ellos para fundar su propio imperio subterráneo. Sus poderes evolutivos habían transformado a roedores en hombres y a hombres en esclavos sin mente y su existencia era considerada una leyenda en toda la estepa rusa. Y vivía en un Volcán. ¿Qué mejor lugar para deshacerse de la Aguja si en un momento dado decidían destruirla? 

Pero lo que convertía a Betina en una poderosa aliada era su relación con ellos. Fue amante de Cedric, el Cuco, y su amor por él le llevó a la locura cuando supo que había muerto, hasta que sus compañeros le hicieron ver que el mejor homenaje al difunto era vengarse sobre los Correctores. Ella les había dado ayudas inestimables y ahora podría volver a ayudarles. 

Porque ella era la madre de Vadik. Nada más llegar allí en un viaje largo pero sin contratiempos se dieron cuenta que Vadik era considerado de la realeza para aquel pueblo de hombres sin cerebro y de ratas inteligentes. Vadik seguía conservando el afecto de Betina en la única noche en que los demás pudieron constatarlo. Después ella había vuelto a sus aposentos. 

Vadik les había contado que su madre consentía el plan propuesto pero le había hecho ver en la difícil posición que la colocaban. Sin que eso pareciera importarle mucho a estas alturas. Pero la Sombra vendría. Y el Consejo. Y los Correctores. 

Todo aquello preocupaba al lugarteniente de Betina, el General Grimm, quien ya en el pasado había expuesto su preocupación por salvar el Reino. Él sí había hablado a todos con su aspecto de roedor salido de una peli de las Tortuga Ninja

- ¡Es una locura, una auténtica locura! Tuvimos suerte en la batalla con los Correctores, y logramos expulsarles de nuestras tierras después de que partierais... ¡Y ahora queréis atraer todo el peligro aquí! ¡No puedo consentirlo!

Vadik había hecho prevaler su rango sobre el General Grimm pero se notaba que no estaba tranquilo. Decía que en caso de peligro cerraría las compuertas y salvaría a su pueblo aunque fuera despedazado luego por traidor. 

Otra que permanecía más inquieta que de costumbre era Evolet. Y no parecía tener que ver con que su ya conocido por todos amante fuera el príncipe de un lugar imposible. Estaba preocupada por la llegada de todas las facciones. Permanecía huraña y aislada del resto, como había ocurrido en los primeros días en que la conocieron sin que nadie nunca supiera bien de dónde había salido... 

Ethan subió a la plataforma. Junto a él estaba Michael. Era importante que el golem de piedra estuviera con él dando la noticia. Al fin y al cabo si a él le había mandado la Sombra, a Michael le había mandado El Consejo. Tenían que ver todas las partes que estaban juntos en esto. Afortunadamente el irlandés se encontraba fuerte y recuperado en el terreno rocoso y volcánico. 

También tenía que estar un Hijo del Cuco. Todos daban por hecho que sería la protagónica australiana pero Yen dio un paso al frente

- Tengo que ser yo. Esos hombres que tienen cautivo a mi pueblo deben ver que estoy aquí, que no iré- dijo aún con dolor- y que si quieren la Aguja tendrán que venir aquí. 

Parecía claro, entonces, que además de hablar los tres, sería el japonés quien portara el codiciado tesoro. Tenía sentido. En caso de peligro podía teleportarse fuera y...

- Hay un problema...- dijo Boris- un problema igual de raro que todo lo demás pero... El japonés... no sale en cámara... Mis aparatos no le detectan. 

Shell explicó entonces que ninguno de los Hijos del Cuco podía ser detectado por máquinas e hizo uno de sus chistes acerca de lo fascinante que era para una fotógrafa como ella hacerse selfies con semejante don. Entonces tendría que salir otro. Y portar además la Aguja. Al menos durante la transmisión. 

La elegida fue Marcy. Además de ser ajena a todas las facciones su poder teleportador también suponían un seguro importante para la Aguja. 

Yen se situó junto a sus hermanos y un pequeño ejército de hombres rata, llamados Chkrysa, detrás de ellos. Ahora los tres parecían de un linaje perdido y noble. 

Adrien se quedó entonces con Alice, la pequeña a la que se habían traído. Mientras la cogía se preguntaba cuánto tiempo tendrían hasta que los grupos apareciesen. Si tenían teleportadores podía ser instantáneo. Puede que un día. Puede que nadie acudiera a su llamada. ¿Entonces qué harían? 

- Preparados... 3... 2...1... EN EL AIRE

No puedo evitar mirar preocupado al cuarteto que están a punto de salir por la tele. Ahora parece peor idea que cuando lo planeamos.

Mientras era una idea, parecía más una travesura en plan "vamos a firmar todos los alumnos para que echen a este profesor" que otra cosa, aunque es cierto que el rostro serío de Yen frente a lo que pasaba en su país de origen le añadía algo de realidad a la travesura pero...ahora estamos a punto de hacerlo, y no sabemos si nos vamos a llevar un rapapolvo o nos vamos a salir con la nuestra. Aprieto los dientes.

Tampoco estoy tranquilo con Shell, su comportamiento de los últimos días no es normal. Siempre he tenido la sensación de que todas las decisiones importantes han sido tomadas por ella con el mínimo de ruido, pero siempre de manera unilateral. Si está así es porque algo le preocupa o algo sabe, y no me gusta. Tensiono los músculos

Joder, que casi se me olvida que tengo a Alice en brazos!, espero no haberla cogido muy fuerte...miro nervioso a la niña y a Marcy, ¡que es capaz de olvidarse de la cámara y venir a darme dos leches!!!

- ¿Sabes lo que estoy pensando Alice? - vamos a morir todos - ¿ves las tortugas ninja?, ¿te has fijado en que ese es igual que Splinter? - de una forma lenta y dolorosa - ¿cual era tu prefe?, la mía era la de la cinta roja, era la que mas host... - miro nervioso a Alice, miro nervioso a Marcy.

Estamos a punto de provocar una batalla a 4 bandas, ¿cómo es posible que tenga más miedo a Marcy que a los Correctores?

Porque a los correctores les puedes reventar la cabeza, a Marcy no. Muy cierto mente, muy cierto...

por el momento nada que añadir , me gustan las sugerencias que hay .

Yen ronda intranquilo mirando todo como si de repente fueran a salir ejércitos de cualquier rincón. Está nervioso y se le nota como si llevara alfileres en los zapatos

Como siempre no soy muy consciente de lo que se nos viene encima. Reconozco que mi poder en este caso me fastidia y me encantaría  dar la cara ante las cámaras. Mi belleza haría más impactante, si cabe, el mensaje. Qué le voy a hacer.

Sigo con la mirada a mi hermano y casi podría decir que me siento algo preocupada de la distancia que se ha interpuesto entre Evolet y yo en los últimos días. Va a ser mal momento ahora para las dos.

Y llegó la hora. Un nudo en el estómago me recuerda los peligros que entraña nuestro plan, pero soy de esas personas que piensan algo así como “sin riesgo no hay victoria”. Sentí un gran alivio una vez rescaté a Alice, con ayuda de mis compañeros, pero también soy consciente de que no está todo terminado: debemos acabar de atar los cabos sueltos que nos quedan y de momento éste es el plan, más o menos pensado entre todos, aunque seguramente salga algo más cercano a la improvisación que a un plan perfeccionado. Escaseamos de tiempo como para ponernos a practicar el plan. Debemos hacerlo lo mejor posible y hacerlo a la primera. Si mi unidad me vieran…

La cuenta atrás empieza. La periodista con la que hemos contactado nos insta a colocarnos en “ése punto” para que salgamos bien encuadrados por la cámara. Michael, Ethan y yo nos quedamos quietos frente la cámara. ¿Le tenemos más miedo que a cualquier Corrector? Yo casi diría que sí. Estamos a punto de darle un giro inesperado a esta historia. Tanto nos puede salir muy bien como salir una auténtica sentencia de muerte. Y además: nos va a ver mucha, mucha gente. Llevo toda la vida huyendo de esto y ahora voy de cabeza. Lo que se llega a hacer por un hijo.

Recuerdo instantes previos, con Alice en brazos. Pensaba quedarme con ella mirando cómo mis compañeros “declaraban la guerra” a los Correctores, pero al necesitar alguien que se viera por la cámara me tocó salir. Así que antes de ir, me acerqué a Adrien con ella en brazos mientras decía:

-Alice, te vas a quedar con tio Adrien un ratito, ¿vale? – le coloqué a Alice en sus brazos y le lancé una larga mirada, con gesto serio - Él cuidará de ti - De nuevo, mis palabras volvían a sonar como a despedida, pero no es mi culpa si las circunstancias no ayudan de manera alguna.

El cámara va preparándose. Estamos a pocos segundos de empezar. De tanto en tanto voy echando un vistazo a Alice. Miro a Michael y le tiendo su medallón-comunicador con el Consejo, devolviéndoselo.

-No preguntes dónde lo encontré… -comento al entregárselo- Más extrañada me quedé yo al encontrarlo allí.

Tras ello, miro a Ethan y le hago gesto de que va a ser él quién va a hablar primero. Sonrío satisfecha. Así no me tocará a mí hablar la primera.

- Eso, eso Alice, no te preocupes, que el tío Adrien cuidará de tí y de tu madre, eh? - sonrío a Alice mientras miro de reojo a Marcy...

jijiji

Permanecí apartada en todo momento, mi mente estaba en otro lugar bastante más alejado de lo que podía imaginar. Sentí como algo dentro de mi se inquietaba y fue entonces que alcé la mirada un poco hacia el grupo ¿Cómo habíamos llegado a aquello? Una de mis manos subió lentamente hasta mi cabello y lo recogió de manera lenta hacia atrás, era un gesto cuidado, pero cargado de nerviosismo. Hasta cierto punto podía controlarlo, pero siempre dejaba ciertos toques a la vista que me delataban.

En uno de mis repasos mi mirada se clavó en la de Shell, en sus ojos pude ver cierto temor y entonces le sonreí con suavidad intentando calmarla. Era cierto que desde hacía tiempo habíamos estado más distantes, pero en ningún momento había sentido el peligro de que eso nos alejase del todo. Corrían tiempos oscuros y peligrosos para todos nosotros... Y nos gustase más o menos, cada cual tenía su misión o quehacer en el lugar. Con un suave gesto de cabeza le indiqué que todo estaba "bien", que yo estaba allí.

Tras eso miré a los demás, esperando ver que ocurría. Aún estaba tensa y podía notarlo en mi cuerpo, mis brazos pese a estar cruzados sobre el pecho me dolían por la fuerza que ejercía en ellos, pero no era eso solo lo que me "dolía" las demás partes también. Solo de pensar en lo que nos esperaba me agitaba, por un lado una parte de mi estaba deseosa y pidiendo sangre, pero por la otra temía lo que pudiese pasar.