Partida Rol por web

El ornitorrinco produce un característico sonido de forma gutural. Luego, tras mirar a izquierda y a derecha y asegurarse plenamente de que no hay humanos cerca, contesta al peluche.

- Ornitorrinco.- Al parecer, es un animal de pocas palabras.

Ver el pico y su biroja mirada le echo para atrás.
-Jope... vale amigo veo que tienes tus propios problemas, te dejo...-Se da la vuelta pero antes se gira para mirarlo.-Por el momento...-Intento guiñar un ojo sin conseguirlo, ¡¡no tenia parpados!!

A ver donde estaba mi celda...

Puaj...

Murmura el pequeño zorro al oler el gas, de modo que arruja la nariz.

¡Tú, pequeño hurón! ¿Me ayudas? Aquí detrás hay comida...

Pregunta en voz alta, realmente tiene hambre... Y las travesuras eran típicas de su raza.

Ese no tiene fuerzas para ayudarte le dijo Mico al zorro

Yo soy más hábil con las patas, si quieres lo hago yo

¡Kyú! ¡Vamos!

Exclama el zorro.

Vamos dijo Mico saliendo de su jaula.

Empezó a buscar un sitio para escalar. Saltó a una mesa que había cerca y desde allí a la parte alta del armario. Una vez allí, metió su zarpa y abrió el armario.

¿Qué es lo que te huele bien?

Eran pocas las cosas que podían sacar a Bait de su apacible siesta, y esa era la promesa de una comida inminente. 

Despacio se movió y estiró. Su tamaño debía ser el doble al de un gato común y cuando abrió su puerta para salir y salir al exterior hizo algo que se podía considerar un delito para toda la esencia de ser gatuno, Una aberración, una blasfemia: Hizo ruido.

El enorme animal siguió andando con expresión perezosa, olfateando las esquinas de las jaulas junto a las que pasaba. 

- ¿alguien ha hablado de comida?

Oh, estupendo, el gato gordo de turno pensó Mico. Desde su posición, podía ver cómo se acercaba, caminando como si fuera el rey del mundo

El pequeño zorro mueve las orejas y casi hace una mueca de sonrisa divertida, olvidándose por unos segundos del armario.

¿Ahora vas a marcar el territorio en otras jaulas?

El pequeño zorro mira hacia delante.

Aquí hay comida... Un montón de bolsas con pienso y algunas galletas... Para perros... O gatos...

Para perros, por supuesto >^_^< - Escuchar aquello con tal naturalidad a un gato era bastante desconcertante, pero no más que el hecho de que hiciera ruido - La comida de gato solo me la como cuando no hay otra opción o para quitarsela a esos felinos impertinentes...

Y tranquilo, no tengo necesidad de marcar. Solo estoy aquí de vacaciones en unos días vendrá mi compañera para devolverme a mi rutina.

Sí, hay comida para todos. Si te pones ahí abajo, te caerá encima. Venga, yo espero

- ¿¡Comida!? - se escucha desde uno de los rincones del lugar.

- Eso esperaba escuchar, ¿donde dicen que esta? - Matt deja su rincón y trata de acercarse un poco a los demás, aun con su aura de antisocial.

Paquita va observando a sus compañeros de cautiverio, cuando sale el supergato se estremece un poco al verlo y corre aún mas deprisa en su ruedecita

Mico Lexatim, algún tipo de tranquilizante no quedan, es que no duermo, mira bien por favor...

Le habían dicho que corriendo se le quitría el estress, pero ella sólo sacaba dolores de pata.

El pequeño Kukoki estaba ligeramente atónito: a pesar de lo que había pasado, muchos de ellos estaban colaborando en busca de comida.
Tras ver el alboroto con la comida recién encontrada, decidió acercarse a cotillear, con la esperanza de poder llenar sus tripas con algo.

Aún inquieta en la jaula, Nala escucha que hablan de comida. Ella era de los perros más grandes del lugar así que decidió acercarse a ayudar y así poder llevarse algo al estómago. -¿Necesitan ayuda para bajar la comida de ahí? - preguntó.

Creo que puedo dijo Mico.

Se fue metiendo en cada uno de los armarios y empezó a empujar la comida. Un par de bolsas cayeron al suelo y se rompieron.

Lexatim, lexatim... ¡Aquí! ¡Cógela!

-Ay... mi cabeza... a típico de los animales perezosos, se creen que vendrán a buscarlos y solamente piensan en comer o dormir, ni les importa que la cobaya perdiera a su compañero. Ya nadie se acuerda.-Finalmente llego a su celda una jaula a pie de suelo y con la puerta siempre abierta, incluso tenia una cama echa de una caja de zapatos.

-Maldita sea... no tengo aquí nada...-Entonces recordó que alguien allí estaba falto de cariño.

-EI! Paquita, yo se como quitar todos los nervios del mundo, anda ven aquí y te enseño como hacer la cama.-Levanto las cejas y sonrió tanto como pudo.

Risqueto sale de su jaula ya mucho más "recompuesto" y se acerca a los armarios desde donde esta cayendo la comida

-Menos mal, me estaba muriendo de hambre- Y comienza a comer. De repente se para y mira a Mico con ojos llorosos - ¿No abra por ahí comida en lata para gatos verdad?-

Más que comer, Bait Engulle las galletas o lo que sea que le acerquen. A diferencia que el resto de gatos, que suelen masticar, Bait parece que tenga prisa, olfateando nervioso e incluso rasgando con los dientes alguna bolsa que se resistía a mostrar su contenido.

¡Esto es para mí!

Mico seguía mirando mal a Balt cuando le habló Risqueto.

No veo ninguna lata, pero... ¿cómo pretendes abrirla?