Partida Rol por web

De pronto. Un leve repiqueteo metálico me llama la atención. Miro hacia atrás pero ya nos hemos alejado bastante de la rejilla por la que hemos accedido al conducto. Por tanto, y sospechando lo que puede ser ese leve tintineo metálico, le digo a mi Capirulo.

Capi. Supongo que has oído eso. Si es lo que parece, sera necesario salir de este agujero lo antes posible. Propongo acelerar el ritmo todo lo que podamos.

Dicho esto miro hacia delante y, solo puedo distinguir, un manojo de ropa andante. Desde luego, mas bien parece que en esa falda haya tela suficiente para confeccionar una vela. Y mientras estiro el cuello para intentar distinguir algo, cosa bastante difícil con mi primer oficial por en medio, añado.

¡Eh!. Dama de noble alcurnia y esas cosas, ¿falta mucho para salir de esta ratonera?. No es que quiera meter prisa, pero mas nos vale acelerar un poco.

Tras decir esto, saco la pistola que he adquirido como botín de guerra y examino la carga. Esta lista para disparar. algo que creo que nos va a venir muy bien en breve.

Wiiiiiiiiiiiiiirl... picpicpicpicpicpicpicpicpicpicpicpicpicpic... zzzzzzzzzzzzz... Click!

Plicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplicplic!

El sonido aumenta paulatinmamente de intensidad, cada vez suena mas y mas cercano. Es como una multitud de puñeteras patitas aproximandose inexorablemente. Y yo, vuelvo a mirar hacia delante con mi arma ya en la diestra y añado.

¡A ver!. ¡Super duquesa o baronesa o lo que sea!. Que si falta mucho para largarnos. Que como tardemos mucho, me parece a mi que vamos a acabar todos un poco jodidos.

Y antes de que la guardaespaldas empiece a mirar para atrás con cara de mala leche, aclaro.

Jodidos en el sentido metafórico de la palabra.

Y aunque muestro mis colmillos en una sonrisa, esta vez no retumba por el conducto mi aguda risa.

Estoy intentando decidir si a la derecha o a la izquierda en la siguiente bifurcación cuando lo oigo. Vaya, esperara que tardaran más en darse cuenta. Naomi, más rápido. Murmuro a mi guardaespaldas. Giro la mirada, no es que vaya a ver mucho, pero por lo menos que llegue mi voz. Queda lo que tenga que quedar, un giro a la derecha, otro giro a la izquierda y estaremos a la altura del muelle de carga, espero. Eso no lo digo en voz alta, mejor que sigan pensando que todo va bien, más o menos. Yo tengo que salir de aquí, lo más rápido posible. Además, no lo entiendo, tantas armas para luego llorar por un simple... ¿eso?

¿Eso?.

Replico yo a nuestra milady particular.

No es el "eso" lo que me preocupa. En cambio, volver a una celda, y de maxima seguridad, si que es algo preocupante.

Y dicho esto, cosa rara en mi, frunzo levisimamente el ceño y añado mirando para atrás, hacia el capi.

Y otra cosa Jefe. Puesto que ya saben que estamos en plena fuga, apuesto a que el Buho esta bajo vigilancia. Me temo que si logramos largarnos de este trasto flotante, sera dejando algún cadáver mas detrás de nosotros.

Suspiro levemente al decir esto y añado.

Ya me estoy imaginando nuestras cabezas en algún cartel de "se busca". Por lo menos, espero que la recompensa sea alta. Nos la estamos ganando a pulso.

Naturalmente, digo todo esto mientras continuo avanzando. Y de momento, parece que el sonido de lo que sea que nos persigue, no aumenta en intensidad.

-Ese "simple eso" son Reptotorturadoras Arakne, probablemente del modelo HL7 o superior, Lady Blackbird. He visto lo que le pueden hacer a una persona y no creo que queramos enfrentarnos a ellas: no es fácil disparar a una marea de asesinas metálicas de 8 centímetros. -Cyrus lanzó un resoplido intranquilo mientras apresuraba su velocidad- De momento no es problema puesto que alguien tuvo la decencia de ofrecerse para ir en el último lugar, pero en cuanto se oiga el característico sonido de sus vibrosierras al trocear los huesos de mi pierna disparad al conducto para escapar hacia abajo y abriros camino hacia el Buho. Es una orden.

Luego miró una vez más al frente, haciendo él mismo memoria para ver si reconocía el lugar por el que estaban pasando. Las quejas de Snargloccio le sacaron de su mutismo:

-Por supuesto que estará vigilada. Supongo que por eso alguien sugirió que tomáramos el rol de guardias, pero esta excursión por un conducto estrecho lleno de asesinas metálicas tampoco está mal. Y al fin y al cabo, Snarglie, como operadores turísticos que somos, le damos a nuestros clientes lo que piden. -Hizo un gesto indefinible que nadie percibió en la oscuridad del túnel- No me preocupa tanto disparar a un par de soldados imperiales para entrar en la nave: me preocupa cómo vamos a abrir la puerta del hangar. Pero para preocuparme de ello primero he de despreocuparme de las Reptotorturadoras. Y, no sé, ahora mismo es un tema que me inquieta...

¿Normal es dos o tres éxitos?

Bueno, uso cuatro dados de mi reserva personal, eso son 7.

Oki. Por cierto, no quiero quitarme la clave de Comandante, pero quizá puedas penalizarme con algo cada vez que Lady Blackbird me avasalle. Que la primera vez que la marque después de ser avasallado no me dé beneficios, por ejemplo.

El fosfoadhesivo de uno de los laterales del conducto llamó pronto la atención de Vance, y se detuvo a leer las claves escritas en la aburrida tipografía imperial que jalonaba sus navíos, aunque tras él el ruido de las vibrosierras de las Reptotorturadoras llenaba el lugar con una sombría ristra de lúgubres amenazas. T-124.

Por fortuna, en la oscuridad nadie pudo ver su mueca de disgusto.

¿Dónde les estaba llevando esa mujer?

A él a la locura. Eso estaba claro.

-¡Alto! ¡Nos estamos alejando del hangar! A unos dos metros de vosotros debería haber una trampilla que lleva directamente a la santabárbara de La mano del pesar. Debería estar comunicado con el pasillo que lleva a los hangares y a la sala de control. No podemos ir por los conductos porque dejamos la bifurcación tras de nosotros hace tiempo, y ahora esta llena de Reptotorturadoras. -Piensa rápido, Cyrus: la santabárbara. Proyectiles. Explosivos. Armas- Snarglie, Kale: crearéis una explosión controlada para abriros camino hasta el hangar, y una vez allí poned el buho en marcha. Naomi, usted vendrá conmigo a la sala de control: necesitamos abrir la maldita puerta del hangar para que el Buho pueda salir de la nave: Lady Blackwood estará a salvo con mis hombres. ¡Vamos! ¡A la santabárbara!

Iba yo tan tranquilo arrastrandome por el puñetero conducto cuando, de pronto, nuestro Capirulo, da la voz de alarma. Y conforme va soltando sus explicaciones, digamos que me voy preocupando yo. No, la situación no me gusta nada. Y es preciso darle un giro al asunto cuanto antes. Por tanto, cuando el Capirulo hace referencia a la Santa Barbara del Navío, a mi se me iluminan los ojos. Y mirando hacia atrás, le digo a nuestro primer oficial.

¿Que te parece?. Puede que al fin logres demostrar tu capacidad manipulando chismes. Nada mejor que una bonita bomba de espoleta activada por temporizador para desviar la atención de nuestra próxima fuga.

Y nuevamente, riendo por lo bajo, miro hacia delante para añadir.

Señoras, ya tenemos un plan o algo parecido. Cuidado que voy.

Y entre faldas, enaguas, y demás parafernalia femenina, me adelanto y me coloco a la cabeza del grupo. No tardo en localizar la rejilla indicada por nuestro Capirulo y, mirando hacia atrás, compruebo que el sospechoso tintineo metálico aumenta en intensidad. He de darme prisa. Usando el mismo método que la vez anterior, voy desatornillando la rejilla hasta que por fin, me hago con el ultimo de los tornillos. Levanto levemente la misma, y, echo un vistazo a la sala en cuestión.

Perfectamente ordenados por calibres, se hallan innumerables proyectiles de artilleria apilados contra las paredes de acero de alta resistencia del pañol de municiones. Y cuando terminan las hileras de munición, alcanzo a distinguir, las cajas de seguridad en donde se almacenan las diferentes espoletas. Mas allá, se hallan los saquetes de pólvora impulsora. Y resulta que, lo que no logro distinguir, es a ningún guardia por los alrededores. Miro hacia atrás y todos mis compañero pueden ver, la sonrisa que me surca el rostro de oreja a oreja.

Esto, va a acabar siendo espectacular. Os lo digo yo.

Sin mas dilación, salto al piso de la sala.

¡Aprisa!. ¡Que el ultimo vuelva a colocar la rejilla en su sitio y nada de ruidos sospechosos!.

Y empuñando mi pistola, cubro la entrada de mis compañeros sin dejar de mirar a todos lados por si apareciera algún guardia.

Al igual que a nuestro verde piloto se me escapa una sonrisa cuando el Cyrus menciona la santabárbara del buque.

Desde ese momento solo puedo pensar en contenedores llenos de termo-explosivo plástico. Había visto atacar a navíos como aquel, y aquellos cañones no se disparaban con caramelos y piruletas precisamente.

De pronto una masa verde e informe me adelanta en el estrecho túnel, de pronto se hace la luz, una trampilla.

-¡Vamos bajad!- susurro a los que están delante de mi en la oscuridad del túnel.

Cada vez están más cerca...

picpicpicpicpicpicpicpicpicpicpicpicpicpic...

Naomi fruncía el ceño mientras avanzaba.
Buscaba la mejor manera de escapar, pero no estaba demasiado familiarizada con los conductos por los que iban...

Por suerte o por desgracia, el capitán dio la voz de alarma, y la joven se detuvo.
En cuanto se puso a dar órdenes, Naomi miró a su señora, y hasta que ella no aceptó el hecho de que se separaran, no se movió.

-¿Realmente le parece bien que vayamos por distintos caminos, mi señora?-susurró. Le molestaba tremendamente tener que dejarla, casi que se resistía. Pero... También comprendía que estaban en apuros, y que era probable que de esa manera acabasen antes...

Aún cuando eso significase ir "bajo el mando" del Capitán...

Volvió a mirar a Lady Blackbird, y la ayuda a bajar a la sala, para luego saltar ella.

Una vez abajo, dirigió una mirada rebelde a Vance:

-¿Hacia dónde, dices...?-sonrió de lado, para luego volverse a Snargle y Kale:-Supongo que no hace falta decir que si le pasa algo a Lady Blackbird será VUESTRA responsabilidad, y que... Si es VUESTRA responsabilidad, me encargaré luego de castigaros personalmente, ¿no?-Sonría inocente.-Pues eso... Hasta luego.

Mientras continuo en posición atento a cualquier sonido o movimiento sospechoso en la santa Barbara, al fin parece que mis compañeros empiezan a moverse. Hecho un rápido vistazo a la rejilla y lo que veo que va a pareciendo, son un par de piernas muy bien formadas recubiertas por sendas medias. No obstante, cierta falda que mas bien parece la tela no ya de una vela, sino de un globo sonda, no tarda en caer cubriendo la parte interesante. Y, mientras se me escapa un suspiro de resignacion, escucho las palabras de la guarda espaldas que no tarda en aparecer tras su señora.

Y no, se que debería callarme pero es que no puedo. Por lo tanto, sin alzar la voz respondo.

¿Castigos personales?. Ya sabia yo que en tus ratos libres, tenias que ser amiga del cuero y los látigos. Yo me apunto a eso siempre que, que nos turnemos en el uso del látigo.

Y como me cuesta, pero como me cuesta no soltar la carcajada. Es que hasta tengo que apretar los dientes para que no se me escape ninguna. Pero claro, descubro entonces la mirada que me echa la guardaespaldas, y, cosas que pasan, digamos que también me alegro de estar armado en ese momento.

Con una mirada entre amenazante y divertida, Naomi suelta:

-Ohhh síi.. Muy amiga... No sabes cuánto... Pero lo siento, no, no comparto mi látigo.-baja la voz para que sólo él le oiga, y se le acerca, dejando a su paso una "intimidatoria sombra":-Y te aseguro que se me da muy bien eso de no compartirlo... Me gusta ver sufrir...-Tras lo cual, sonríe como si no pasase nada y ella fuese la niña más buena del mundo.

-En fin. Avisados estáis. Si le sucede algo, responderéis ante mí. Divertíooos.-Saluda con la mano al par, y luego con respeto a Lady Blackbird.

Y sin más, sigue a Vance a donde sea que tengan que ir.

Salto de la trampilla y caigo al suelo junto a mis compañeros, en mi mano ya refulge un destornillador multiuso que ha salido vayaustedasaberdedonde.

-Tsk- miro a la guardaespaldas y al goblin.- Menos cháchara, tenemos una bomba que preparar.

Observo la cantidad de proyectiles que se encuentran apilados en la sala, desde luego tenemos donde elegir.

Me dirijo a Sanrgle una vez más.

-¿Por que no vas cogiendo el explosivo de unos cuantos de esos mientras yo preparo un detonador?

Observo las armas que hay en la santabárbara buscando las piezas que puedan servirme para fabricar un disparador retardado.

Las Reptotorturadoras cliquetean por el túnel de ventilación sobre vosotros. Un destello rojo se ve fugazmente entre los decorados forjados de bronce, pero pasa de largo... de momento.

La Santabárbara está militarmente ordenada, con sus mamparos perfectamente identificados con placas de elegante caligrafía, cananas ordenadas por calibres y carretillas de acero a mano, preparadas para acarrear la ingente cantidad de munición que se apila en brillantes pirámides de cobre y pólvora.

La enorme puerta de seguridad corta el único acceso... y la única salida.