Partida Rol por web

The devil lives here

El cielo no puede esperar

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24/05/2012, 00:18
Karen

Mires hacia atrás y vi que esa chica atractiva,que decidió ir andando también.
Ya somos Mas!! Alguien mas se apunta?

Ese momento me di cuenta de que ese chico rubio llamado Ivan parecía que se quería quedar solo.Es una pena que para algunas cosa sea tan tímida... Ciertamente algo me gustaba de ese chico, pero no sabia el que... Y lo peor de todo es que se que pudo pasar algo en ese sueño y en aquella habitación... Pero no me atrevo hablar con el, Pues en el sueño discutíamos mucho...Si darse cuenta buen rato Karen mira a Ivan... Y cuando se da cuenta pasa como un minuto y mira hacia otro lado, donde se encuentra Robert.
En cambio con Robert se que a lo mejor guardaremos una bonita amistad...

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24/05/2012, 00:34
Sally Jones

Notas de juego

La ingenuidad de Karen me mata jajajja

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24/05/2012, 00:35
Karen

Notas de juego

Jajaja xDD

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24/05/2012, 01:02
Robert Albina

 

Muchas cosas habían pasado en mis sueños. Rebecca y Sally me proponía hacer un trió. ¡¡¡DIOS!!! el sueño cualquier hombre.

Cuando ha comenzado la marcha para la casa. 

Sé que sonara extraño, pero tengo una sensación de "deja vu" en este momento.  Creo que íbamos aun albergue en la mitad de EE.UU. ¿Me equivoco, señoritas?

Seguro me va tomarme como un loco, pero más vale fuera que adentro

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24/05/2012, 09:43
Director

Sally y Garth llegan al teleferico, y en poco mas de cinco minutos estan frente al hotel donde un hombre vestido de botones les ofrece una bandeja con ocho copas de Champagne.

Bienvenidos señores dice el hombre con un fuerte acento griego Espero que hayan tenido un viaje tranquilo.

El hombre les tiende la bandeja con una amable sonrisa.

Sus habitaciones estan listas en cuanto hagan el Check In, pero si les parece esperaremos a que suban los demas.

Mientras tanto, el guía acompaña al resto del grupo en silencio, pues el paisaje realmente se explica solo. Una suave brisa acompaña a los caminantes mientras observan como la luz de la luna se refleja en el agua, convirtiendo el mar en un océano de luz que se recorta contra los rocosos bordes de la isla. Es casi un pasaje de ensueño que bien vale el dinero del viaje y la caminata.

Tras varios minutos, llegáis al final del trayecto donde la pareja (Garth y Sally) os aguardan junto a un elegante camarero que os ofrece una copa de champagne.

Bienvenidos. Dice el hombre a modo de saludo mientras ofrece a los recién llegados el resto de copas.

Los mozos descargan las maletas de las mulas, y comienzan a llevarlas al interior del hotel.

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24/05/2012, 16:51
Sally Jones

Un poco más tranquila tomo la copa de champagne y la disfruto. Necesitaba algo de paz, extraña, pero paz al fin.

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24/05/2012, 19:33
Garth Loeb

Agarra la copa de champán y la toma de un solo sorbo tras chocarla con la de Sally.

- Por unas más que merecidas vacaciones.

Cuando termina de beber se acerca al camarero y le susurra

- ¿No tenéis algo un poco más fuerte?

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24/05/2012, 21:46
Karen

Robert recordó cuando llegábamos aquel hotel o refugio del sueño. Si en aquel sueño era así pero esto no tiene nada que ver con ese sueño!!

Me pare en el camino ante de pasar por la puerta del aquel precioso hotel. Gracias al sueño o no, Estoy encantada de conoceros y bueno de compartí ese hermoso paisaje con vosotros.

Todo Era precioso, disfrute del paseo y de aquella vista.Cuando algo no se quiere que se acabe como aquel paisaje es cuando las cosa se acaba mas deprisa.

Al entrar había un camarero con una bandeja con copas de champan, Cogí una

Gracias y bebí un poco de champan

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25/05/2012, 00:18
Iván Aldara

Iván esperó a que todos fuesen hacia el hotel. Unos andando, otros en teleférico, todos y cada uno de los integrantes de aquel extraño sueño abandonaron el lugar para reunirse una vez más. Todos menos él.

Girando sobre si mismo, descendió un entramado de calles y callejuelas hasta llegar al camino marítimo tenuemente iluminado por las farolas de la calle.

Iván se quitó los zapatos y caminó hasta la arena de la playa. Su tacto era reconfortante, suave y cálido, como una caricia al despertar o una sonrisa a media mañana, de esas que te recuerdan que por mucho trabajo que tengas alguien te estará esperando en casa. Las olas, con su particular armonía, rompían contra la costa ejerciendo su efecto hipnótico y tiznando el aire de esa humedad que lo llena todo, que nunca se acaba.

Aspiró una gran bocanada de aire y observó el piélago del mar con los ojos vidriosos. Allí estaba, en Grecia, tomando unas vacaciones placenteras que ni siquiera habían empezado y de las que ya estaba cansado. El sueño estaba reciente. Demasiado reciente.

El chico anduvo en silencio hasta que notó el frío cortante del mar besándole los pies.

Lo último que recordaba era un coche frontal. Aquel hombre, el conductor, había sido lo suficientemente inútil como para apartar la vista de la carretera. Haciendo memoria, el resto de los sucesos no habían sido menos trágicos. Dos muertes, un disparo, una esquizofrénica…Un mal sueño que debía haber sido eso. Un sueño.

El agua le zarandeaba y amenazaba con tirarle, pero Iván clavó con firmeza los pies en el suelo y se apartó el pelo de la cara, dejando ver unos ojos claros que parecían escudriñarlo todo, a los que no se les pasaba ningún detalle. Llevaba años practicando. Se había convertido en una máquina.

¿Por qué se sentía de aquella forma entonces? La respuesta estaba clara, porque aquello había sido algo más. Tantas personas no pueden soñar lo mismo, es imposible. Que dos personas sueñen algo parecido después de ver una película era posible. Que cinco personas presencien un hecho traumático y sueñen con ello es posible. Que un ser querido muera y la familia sueñe con él es posible. Pero que siete adultos creen una escena conjunta y luego todos la recuerden no es posible. Allí había algo que fallaba.

Un paso vacilante hacia la oscuridad precedió a otro. Poco a poco, Iván fue adentrándose en la negrura del mar hacia lo desconocido. El agua helada le cortó la respiración, pero haciendo acopio de fuerzas se sumergió entero y se limpió la cara aguantando el escozor del salitre en los ojos. Buceó un par de veces hasta quedar suspendido boca arriba en una especie de pasividad catatónica.

Allí había algo que fallaba, pero, ¿Qué? El aire se había llenado de cristales, eso lo recordaba, reflejaban el sol con una belleza mortal. Debería haber muerto y, sin embargo, no lo hizo.

El cielo le devolvía la mirada. Iván flotaba en lo desconocido.

Una posibilidad se abrió ante él, tan descabellada y admisible a la vez que le hizo jadear un par de veces desconcertado. Todos habían soñado lo mismo. Debería estar muerto y, sin embargo, flotaba en el mar. Si aquel accidente de tráfico no lo había matado y la posibilidad de que siete personas hubieran soñado lo mismo era científicamente imposible sólo quedaba una posibilidad. Iván estaba en coma.

Y eso quería decir que todo aquello si que era un sueño.

La desesperación le inundó, podía sentirla en cada fibra, en cada cuero cabelludo erizado, en su corazón que amenazaba con caer rendido por el esfuerzo. Aquella teoría era posible, lo sabía, pero aceptarla conllevaría aceptar demasiadas cosas, entre ellas que viviría una mentira hasta que consiguiera despertar. No, debía haber otra respuesta, un hilo conductor que lo uniera y explicara todo. Sin embargo, la caja de pandora había sido abierta y lo único que quedaba dentro era la esperanza.

¿Vivir condenado a la oscuridad? No, eso no era justo, nada sería como antes con esa posibilidad abierta. Entonces, ¿Qué quedaba?

Iván flotaba en lo desconocido. Encima, un cielo gris plomizo le saludaba riéndose de él.

Quedaba una salida. Tomar las riendas de su vida.

El chico se incorporó en el agua sólo para descubrir que la costa quedaba ya lejos. Se había abierto paso a nado y la resaca le había arrastrado un poco. Todavía podría volver pero no iba a hacerlo. Volviendo a tumbarse boca arriba, dejó que el vaivén de las olas le llevase hasta esa trampa mortal, ese punto de no retorno que supondría que fin de cualquier bañista incauto. Mordiéndose el carrillo por dentro para no hacer caso de una insistente vocecita en su cabeza, esperó paciente y, cuando decidió que era el momento, buceó hasta que no pudo más.

Iván se hundía en lo desconocido, entre brumas de pensamientos y retales de ideas. La carestía de oxígeno empezaba a dificultar sus procesos mentales. Aquello había sido muy precipitado, estaba muriendo sin buscar otras soluciones y ya era tarde para hacerlo. Por mucho que patalease no conseguiría llegar a la superficie a tiempo. Se había encargado de eso.


Cuando instintivamente abrió la boca y aspiró los pulmones se llenaron de agua y ésta hizo que le ardiera la tráquea. Le inundaba el arrepentimiento pero fue entonces, a pocos segundos de la muerte, cuando comprendió que era aquello lo que quería, lo que siempre había querido.

Al lugar donde iba no podía sentirse culpable, solo o triste, porque esos sentimientos ni siquiera existían.

Al lugar donde iba por fin podría ser feliz.

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27/05/2012, 10:57
Rebeca Robbin

Después de saludable camino hacía el hotel,con la noche preciosa que nos otorgaba una bienvenida espléndida olvidé todas las pesadillas y todos los pensamientos negativos, dispuesta a disfrutar de unas buenas y merecidas vacaciones. La recepción del hotel fue la guinda del pastel. Que más se podía pedir?

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28/05/2012, 09:54
Director

Tras disfrutar de las copas de Champagne y observar como los mozos suben vuestras maletas y equipajes, el guía se despide y el camarero os acompaña hasta la recepción. Allí un hombre de pelo largo, os aguarda revisando unas fichas de espaldas a vosotros. Algo en el os resulta ligeramente familiar, pero a la vez irreconocible.
Sobre el mostrador de recepción hay un pequeño letrero en el que escrito con letras negras sobre fondo dorado se puede leer:

“Caron T. - Director General”

El hombre levanta una mano pidiéndoos un poco de paciencia, mientras extrae, una a una, pequeñas fichas de cartón que alza a la luz para poder observarlas un momento antes de dejarlas en un montoncito.
Cada vez que alza una a la luz, podéis ver un nombre y una foto que se corresponde con el de uno de vosotros. Probablemente la agencia a enviado las fichas con antelación para asegurarse de que nadie pueda ocupar el lugar que vuestro dinero a reservado. Repite el procedimiento siete veces, hasta tener siete cartoncillos en un montoncito. En ultimo lugar saca una ficha en la que se puede ver la foto del joven enfermero bajo su nombre, Iván Aldara. El hombre la agita un instante ante sus ojos para luego volver a guardarla en el archivador de donde la saco.

Temo que esta reserva ha quedado cancelada.

El tono de su voz es amable y cercano, pero de nuevo su timbre es demasiado familiar. Entonces se vuelve y os muestra una encantadora sonrisa.

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28/05/2012, 09:59
Caron T.

Buenas noches damas y caballeros, bienvenidos a mi dulce hogar. Espero que su estancia sea grata en mi pequeño Katafijio, o como dirían ustedes en su idioma, mi pequeño refugio…

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