Partida Rol por web

¿Una niña? Esa era la sensacion que le producia, una niña, sin experiencia, curiosa, pero terriblemente poderosa. Casi parecia contenta de cometer esta travesura, alejarse de "su madre" y hablar con un extraño a sus espaldas. Arbahin sabia que los niños era por naturaleza curiosos y que algo como él era interesante.

-No le contare nada a tu madre, soy de confianza- dijo ladeando al cabeza-. ¿Didi es como yo?- pregunto mientras se acercaba, el calor empezo a aunmentar al igual que sus dudas, seguramente no seria agradable entrar en contacto con ella-. Seguramente quemarias lo que tocas... Pero puedes tocar, el dolor es algo a lo que estoy acostumbrado- tuvo varias flechas en su espalda durante dias, mientras huia y trataba de combatir las infecciones con lodo y agua.

Al ver tu predisposición amable hacia ella, la criatura sigue avanzando mientras contesta tus preguntas, quedándose a un metro escaso de tu persona.

-Oh, no. Didi es más, más grande, y a veces muerde las cosas porque sí, pero mamá le chista y se calma. -Y a esa distancia, puedes notar que si bien la temperatura que os rodea está lo suficientemente caldeada como para enmascarar la presencia del viento de la noche y el fresco del bosque, no fluye como uno podría haber pensado en un primer momento al ir acercándosete. Y, extendiendo la mano, Halgaria hace contacto con la piel de tu brazo... que ni estalla en llamas, ni te quema el brazo con un fuego abrasador. Sí que notas calor, pues el cuerpecito de la joven lo suelta a expuertas, pero no supera las temperaturas que tú o tus compañeros habeis llegado a sufrir alguna vez atacados por una fiebre o un veneno peligroso. Viendo que no te quejas, la mano se mueve un poco arriba y abajo, riéndose la chiquilla cuando el movimiento es a contrapelo y la resistencia parece provocarle cosquillas. -Sabía que eras más suave.

Sea quien sea la madre de esa joven, debe ser aun mas poderosa de lo que Arbahin podria llegar a imaginar. Ese tal Didi, estaba seguro que no era su verdadero nombre, debia ser una criatura que superaba los tres metros o mas y con fuerza descomunal. Con solo imaginar lo que hizo a los humanos ya se daba una idea de lo peligroso que era. Dudaba que fueran tan amables como Halgaria.

-Tu tacto es agradable- dijo el licantropo a modo de halago. No esperaba sentir eso, creia que le quemaria como si de un hierro al rojo vivo se tratara, como la forja del padre de Gruntah. Pero no, era caliente, pero no terrible como un incendio desatado. La risa de la joven le hizo sentir bien, era muy propio de chicos inocentes, reirse y sorprenderse de todo. Le caia bien-. ¿Sabes por que te dijeron que hicieras esto?- señaló la pila de cadaveres carbonizados-. Casi estoy seguro que Didi tambien participo...

Quizas le contara un poco mas, aunque no sabia bien como tomar a esa joven y a su..."familia". Ella no parecia malvada, tal vez algo ingenua, pero no deseaba hacer el mal. Si fuera mayor, quizas el licantropo tuviera mas reparos, mas desconfianza, pero fueron chicos como esta niña la que lo aceptaron. Se podria decir que era una debilidad, una confianza que podria matarlo en algun momento.

-Oh, claro que sí. Los guerreros querían hacer daño al Tito, así que nos encargamos de que no lo hiciesen. -Dice sonriente, como si acabar con la vida de al menos una treintena de personas fuese lo más normal del mundo. -Aunque Didi prefirió romper cosas grandes, el resto también ayudó porque mamá dijo que hacía falta. Pero no puedo hablar de ellos, es un secreto. -Dice llevándose el índice a los labios. -O mamá me castigaría. Y siempre se entera de todo lo que hago. -Y entonces empieza a mirar alrededor. -Seguro que sabe que estoy aquí y que me he escapado... y se va a enfadar...

Surgian mas preguntas que respuestas, cada vez que mas sabia, menos entendia. ¿Que interes tenian esos seres? ¿Cual era su proposito? Ahora aparecia ese nuevo personaje... "Tito"... De repente Arbahin tuvo una corazonada, mas bien instintiva que racional. No era el mejor para resolver enigmas, pero su intuicion era algo sublime.

-¿Tito es un humano con armadura?- la chica parecia nerviosa, temerosa de que su madre se enterara de lo que estaba haciendo-. Ve entonces, no la hagas esperar. Yo no te metere en problemas... Somos amigos- una afirmacion que no debia tomarse a la ligera, a Arbahin le agradaba la niña y ya con eso se ganaba su proteccion... Aunque dudaba que la necesitara-. Siempre puedes hablar conmigo si asi lo deseas... Yo tambien debo volver, me deben estar esperando.

-¡Pero tonto! Si viajas con él, el tito Kromwill. -Dice la chiquilla, antes de abrazarte cuando le ofreces tu amistad consiguiendo caldearte de por entero. -Gracias, Arbah, seguro que nos volvemos a ver. -Completa con una sonrisa, al serpararse de ti, y entonces sale corriendo en dirección a la pila de cuerpos, que escala a la carrera como si éstos no se moviesen en absoluto, y al llegar a la cima salta al otro lado, desapareciendo de tu vista un segundo antes de que una deflagración estalle más allá. Si te decides a comprobarlo, lo único que podrías ver es humo ascendiendo rápidamente al cielo y una huella de quemazón circular en el suelo, sin más rastro de Halgaria que ese. Desde luego, sí que te ha quedado claro que si algo no necesita la pequeña, es protección frente a otras personas, con ese despliegue de habilidades. Y por lo que sabes de alguna conversación de Gruntah, no es que una teleportación sea algo especialmente sencillo de realizar.

-Eso espero Halgaria...- dijo sorprendido, mas por el abrazo que por otra cosa. Luego ella corrio, seguro que para encontrarse con su madre, y desaparecio asi como alguien salta un pequeño charco. Gruntah habia hablado largo y tendido sobre magia, tratando de explicarle a Arbahin sus promenores. El licantropo entendia la mitad de lo que decia, pero sabia lo que era la teleportacion, pues segun el draconiano era algo relegado a grandes hechiceros. La niña era mas que sorprendente. Era hora de volver, con muchas dudas en su cabeza y en su corazon.

Sospechaba que Kromwill estuviera metido en eso, aunque no entendia como ni el porque. Halgaria, su madre y ese tal Didi, debian ser los que le ayudaron en el bosque, sus "amigos". No esperaba que todos fueran como Halgaria, pues podia sentir inocencia en ella, tal vez por su edad (aunque no tenia idea si era una niña o solo se comportaba como tal) o porque en verdad era buena. Lo que tenia claro, era que si ella era asi de poderosa... su madre seria aun mas.

Aun con calor en su cuerpo, volvio a la casa. Habia mucho que pensar, pues no sabia si debia contar a los demas lo que habia vivido, si debia abordar a Kromwill y exponerlo o si directamente no deberia hablar con todos y ya. Odiaba los secretos, una manada no tenia secretos... Pero Kromwill empezó con esto y ahora Arbahin se sentia inseguro sobre que creer.

Observo el cielo, pero alli no se encontraban las respuestas que buscaba. Nunca era tan facil. Esperaba que la claridad del dia siguiente le trajera claridad a su mente.

Poco a poco, las lunas se ponen y el alba se acerca. Las guardias nomaris cambian en lo alto del edificio, y en algún momento Arbahin vuelve, y Gloria y Kromwill también acaban yéndose a dormir. Y poco a poco, el bullicio de la casa empieza a florecer, con el despertar de los pequeños infantes, Traena haciendo uso del horno para cocinar unos panes mientras que Embaron sale por la puerta para realizar unos ejercicios tranquilos en el cesped del exterior. Al igual que vosotros, varios huéspedes se despiertan también cuando el primero de los soles todavía no ha hecho ni salir, pero habiendo tanto por hacer y algunas cosas todavía por preparar, quien no madruga es porque puede tomarse ese lujo. Poco después, para quienes sí que han decidido tomárselo, Ilanela se acerca a las camas a la voz de:

-Arriba, viajeros, pues no se diga que una de mis balsas partió tarde y que yo no hice nada por evitarlo. El desayuno está servido en el exterior, y si alguien quiere darse un chapuzón todavía hay algo de tiempo y una pequeña cala rio abajo, en un recodo de poca profundidad. Pero os aseguro que el agua está bien fría, así que no os empapeis si no podeis soportarlo. -Y dicho eso, la mujer vuelve a ponerse a trabajar, picoteando algo de comida que el pequeño de sus hijos le ha traido, un bollo de frutas.

Había tenido un apacible y largo sueño en aquel lugar. Aunque no fuera su hogar, la familia que custodiaba las balsas se las había apañado para convertir su humilde hogar en un sitio confortable y cómodo, y el draconiano aprovechó lo que pudo su hospitalidad. Calentado por el horno durante toda la noche, por la mañana las escamas de Gruntah estaban brillantes y relucientes, como si hubieran sido puestas al rojo vivo. El aroma de la bollería le despertó, haciéndole la boca agua y deslizándose sibilinamente hacia las cocinas, donde tuvieron que expulsarle entre risas por intentar coger algo de la masa a medio cocer.

De un visible buen humor, Gruntah se marchó al río, donde se zambulló como un salmón remontando el río, dejando que su cuerpo desnudo se empapara de agua fresca y revitalizara su espíritu. El frío no importaba al mago, que había acumulado calor durante la noche y ahora desprendía volutas de vapor de su cuerpo mientras jugueteaba con las carpas y las palometas como si no fuera más que un cachorro.

A Kromwill le habría gustado despertarse con la voz de Ilanela, pero lamentablemente no había dormido mucho, ni demasiado bien. Un sueño intranquilo había protagonizado sus pocas horas de sueño, y finalmente había acabado despertándose poco después que alguno de sus compañeros. Se estiró refunfuñando antes de salir de la cama, y empezar a preparar las cosas. Comprobó que la armadura de su brazo izquierdo estuviera bien ajustada, y salió a darse un pequeño chapuzón antes de salir, con todo preparado y el resto de la armadura dispuesta para vestirse con ella.

El aire fresco de la mañana le agitó un poco el cabello al salir de la casa. Aunque en aquel momento el entorno parecía menos amenazador que en las horas nocturnas, el guerrero seguía estando alerta, mirando alrededor de vez en cuando. Cuando llegó al lugar del río donde podían bañarse, saludó a Gruntah y se introdujo en el agua en silencio. 

Arbahin volvio despues de una larga recorrida, despues de asegurarse de que el perimetro estaba seguro, durmio lo que quedaba de la noche. Tenia tanto en su mente, tantas preguntas sin respuestas, tantas dudas que le costo un tiempo conciliar el sueño. Desperto sin saber cuanto habia dormido, habia tenido un raro sueño, aunque no recordaba como habia sido, solo que le habia perturbado mucho.

No habia dormido dentro, sino a un costado de la casa, preferia las cosas asi, estar encerrado le era insoportable. Sintio el aroma a comida recien hecha, pero tambien el de algunos amigos que ya se habian levantado. Enfilo el rumbo hacia ellos, encontrandose con Gruntah y Kromwill.

-Buenos dias- saludo sentandose en la orilla y dejando que el aroma del rio le despejara la mente-. ¿No te quitaras eso?- le dijo al guerrero señalando la armadura...

-No, no me la quitaré...-dijo Kromwill, mientras se sumergía entero en el agua. A los pocos segundos volvió a salir, con el pelo chorreando tapando sus ojos-me siento más seguro con ésta pieza. 

Nadó un poco por aquella tranquila cala, con ésa misma pieza de armadura fija en el brazo. O bien era muy ligera, o el guerrero tenía más fuerza de la que aparentaba, pues no parecía costarle quedar a flote. Cuando se dio por satisfecho, salió del agua para sentarse en la orilla, al sol matutino, esperando secarse antes de volver a la casa de los Xasheen a por todas sus cosas. 

-Entiendo- dijo simplemente el licantropo mirando el horizonte, a veces era raro que pronunciara palabra, simplemente se quedaba haciendo compañia a alguno de ellos y luego se iba asi como llego. Otras podia hablar largo y tendido, aunque con cierta lentitud, como si pensara mucho lo que iba a decir.

No iba a meterse en el agua, pero estar alli, con sus amigos era algo que le tranquilizaba enormemente.

-Gruntah, anoche descubrimos algo interesante- empezo despues de un largo silencio y de asegurarse de que nadie estuviera escuchando-. Agarath parecia hablarle al fuego... como si se comunicara con alguien.

Sentada en el borde del tejado, sin que nadie haya visto cómo subía las escaleras o cómo había llegado ahí, considerando que había salido por la puerta de abajo, la joven humana contempla desde lejos las amplias vistas disfrutables desde su exquisita posición elevada. Y, cogiendo su instrumento de la funda puesta a su espalda, las notas empiezan a sonar ligeramente mientras la tonada empieza a coger fuerza, y la muchacha sonríe.

Después de juguetear un rato, Gruntah se relajó cuando sus compañeros llegaron. Aunque confiaba en ellos más que en nadie, tampoco le gustaba enseñar ese lado tan infantil a menudo. Al fin y al cabo, era la parte más racional de todos ellos, y tenía que dar ejemplo.

- ¿Quién? - preguntó el draconiano, extrañado. Salió completamente desnudo, sin importarle, ya que su educación no comprendía los tabúes morales de otras especies. Se tumbó al sol para calentarse mientras hablaba con el licántropo - ¿Y cómo que anoche? ¿Pasó algo anoche y no me avisásteis?

Arbahin tardo un rato en responder a su compañero. La melodia se adentro en su mente, olvidandose de cualquier preocupacion. Le gustaba la musica, esa capacidad que tenian algunas especies de cantar o tocar algun instrumento. El jamas haria algo asi, pero le gustaba escucharles.

-Gloria bajo a mitad de la noche- dijo al fin- y se encontro con el hombre rata, segun me dijo parecia estar hablando con alguien que estaba en el fuego o a travez de este- arrugó los labios mostrando ligeramente un colmillo-. No puedo hablar con él ahora, nos ofrecieron hospitalidad a todos y se que podria ponerme algo insistente....

Y si eso pasaba podria crear un buen conflicto. Los dueños de esa casa confiaban en ellos, les habian abierto las puertas y no queria traicinar esa confianza atacando a uno de sus invitados. Arbahin miro a Kromwill.

-Tambien vimos que pensaban atacar la casa, los mismos bandidos que nos atacaron antes, por suerte fueron detenidos.

Moviendo suavemente la cola al ritmo de la música, Gruntah escuchó con atención al licántropo, incorporándose cuando escuchó que pensaba atacar la vivienda.

- Está claro que quieren algo que tenemos...  - dijo, chasqueando sus párpados para limpiar una fina capa de agua que se había quedado sobre ellos - Y cuanto más tiempo permanezcamos aquí, más peligroso será para la familia Xasheen.

Dando un pequeño salto, se puso en pie y se dirigió hacia el árbol del que colgaba su túnica y ropajes. Tarareaba mentalmente la melodía de Katherine, y pensó que querría despedirse de ella antes de marcharse. Se asomó al prado y alzó la mano, agitándola para que la humana pudiera verlo bien.

- Catherine, ¡baja!

Cuando el ajetreo en la casa comienza a hacerse notorio, el ojo derecho de Imhol se abre y su pupila se dirige en múltiples direcciones como evaluando su entorno.

Rápidamente su cerebro comienza a bullir ideas y listas de cosas por hacer, a si que un minuto después de haberse despertado, el ventante ya se encuentra en pie preparándose para el día que le espera.

Finalmente sale de la casa y se dirige hacia la cala que le han indicado para darse un baño, nunca ha sido friolero ni demasiado pudoroso, a si que se desviste y se mete en el agua. Va a formular la misma pregunta a Kromwill sobre la armadura cuando Arbahin lo hace, a si que evita seguir preguntando, supone que tendrá una herida o algo que tapar, no es que a él le importa lo más mínimo  que oculte algo, confía en él.

Finalmente, cuando todos van saliendo del agua, él también lo hace y se sienta junto a ellos.

Despertándose de su extraña posición de trance en la que ha pasado toda la noche, la joven wulfran se despereza contemplando el entorno como si llevase tiempo sin verlo, y sale de la casa a paso tranquilo, absorbiendo con la mirada el bullicio que recorre de aquí para allá entre los pequeños, los no tan pequeños y vuestro grupo, la mayoría de él dándose un baño. Con una sonrisa en los labios, la mujer contempla uno a uno a los integrantes desde lejos, antes de bajar las escaleras y dirigirse a tomar el desayuno, visto que la pequeña cala de baño ya está ocupada.

Al contemplar y escuchar a Gruntah, la humana en el tejado se levanta guardando su instrumento en la funda y sujetándolo con fuerza... justo antes de dejarse caer por el borde del edificio hacia el suelo tres plantas más abajo. Y sin embargo, un instante antes de que la chica se estampe contra el suelo, Kate se ralentiza, da un pequeño brinco y cae como si todo ese asunto no fuese con ella. Justo un instante después, el pequeño Nym aparece corriendo por el costado más cercano de la casa, y al pasar junto a ella se detiene, acariciándole ella la cabeza con un gesto amable, a lo cual el niño responde con una sonrisa antes de volver a echar a correr, al ver que su hermana lo está alcanzando en el juego de pillar que llevan a cabo. Entonces, la humana agarra la funda del instrumento y se acerca al draconiano, y si uno no hubiese estado atento o lo hubiese visto, nadie pensaría que la chica ha salido indemne de una caida capaz de romperle un pie a casi cualquier persona normal.

-Dime, ¿querías algo? -Responde la chica a la llamada del draconiano, una vez está cerca, y con una sonrisa radiante en el rostro.