Partida Rol por web

Kromwill hizo una reverencia a Gloria, con sus modales de bufón habituales, y añadió:

-Siento que hayamos hecho esperar a nuestra pequeña, pero no por ello menos preciosa, flor.

Tras el piropo, asintió ante las palabras de Arbahin, él desde luego estaba listo para partir en cuanto se diera la orden. 

"Espada al cinto, armadura ceñida, un claro día... ¡todo listo para una aventura!"

Al ver a la joven ya preparada, también me acerco a ella y la saludo con entusiasmo:

- ¡Buenos y madrugadores días, Gloria!

Acto seguido miro con satisfacción alrededor, contemplando el ambiente. El contraste entre nuestro grupo y el resto de gente al servicio de Oppa es ligeramente chocante: Ellos ultiman los preparativos, bajo la estricta mirada de Erelieva, como cualquier otro día, expresiones tranquilas, caras de desconfianza y algún que otro bostezo disimulado; nosotros, con las ganas de ser la primera misión que realizamos tras el reencuentro, parecemos tener una energía especial, inusual a horas tan tempranas.

Me uno al aviso que Arbahin y Kromwill dan a Oppa de que ya estamos listos, deseando empezar el viaje.

Como Gruntah no tenía que preparar armamento o revisar armaduras, y su equipo ya estaba meticulosamente empaquetado, se dedicó a dar un paseo entre la gente para ver de qué clase de mercenarios se trataba. Una de las cosas que había aprendido de su padre, más o menos a la fuerza de la costumbre, era que se podía distinguir a un guerrero inteligente y meticuloso por algunos detalles de su equipo: por ejemplo, las cintas que apretaban la armadura, si estaban cuidadas o mohosas; o por el filo de la espada, que fácilmente podía oxidarse si no se limpiaba bien la sangre.

Hizo un breve saludo a la joven sacerdotisa Gloria y realizó una expresión facial que ella ya sabía que recordaba a una sonrisa, para luego seguir paseando por el campamento.

Pese a haber sido el último en llegar y haber saludado a todo el grupo, no recibo respuseta alguna por parte de nadie, supongo que todos estarán demasiado preocupados en prepararse para la misión, por lo que tampoco le doy demasiada importancia.

Mientras ellos andan de aquí para allá viendo a los mercenarios, comprobando el equipo y flirteando, yo simplemente me planto en medio de todo y cierro los ojos para sentir la agradable brisa matutina.

Escuchar las voces de sus compañeros tan de mañana fue algo que hizo que la sacerdotisa les otorgara una enorme sonrisa.

-Buenos dias a todos ¿Dormisteis bien? La mañana es fresca y el dia será propicio para un buen viaje.

Tras aquella venda que cubria sus ojos ciegos podía notarse que de la sonrisa que poseía sus ojos se achinaban levemente, feliz de tenerles tan cerca, de tenerles a todos reunidos de nuevo, y listos para una nueva mision juntos. Aquellos acontecimientos le ponian feliz a la vez que preocupada por la inmensidad de peligros que pudieran llegar a correr, pero la adrenalina que corria poor su cuerpo tapaba esa preocupacion, al menos de momento.

-Una nueva aventura, estoy deseando empezarla

Decía mientras ya volvia a mirar al infinito oscuro que poseía su mirada y pensaba en sus cosas, rezaba a su dios, y se preparaba mentalmente para el viaje.

-Cuando querais, -dice Oppa acercándose a vuestro carromato- podeis ir dejando vuestras pertenencias en donde encontreis un hueco ahí dentro, procurad no aplastar nada que parezca blando. Y vuelvo a ofreceros alguna clase de montura, porque en el carruaje vais a estar un poco apretados, mientras que el pescante solo tiene dos sitios y uno lo va a ocupar el conductor, que debe de estar al llegar.

Ahora que os fijais en él y se está parado un instante, podeis ver que su rostro muestra ciertos síntomas de haber dormido poco y tiene movimientos bastante más nerviosos que los de ayer en la tienda. Manosea las varillas que tiene en la mano, quién sabe para qué sean, mientras comprueba con la mirada que las cosas funcionan en la explanada que teneis dispuesta. Entonces a lo lejos veis acercarse un par de figuras y Oppa exclama:

-Salimos en cinco minutos. Si quereis cualquier cosa, estaré ultimando detalles con Erelieva. -Y se encamina a hablar con la elfa.

El humano suspiró.

-Bueno, si no queda más remedio, dame un caballo. Así todos iremos algo más holgados de espacio. 

"Aunque no es algo que me convenza demasiado, pero bueno... Seguro que las cosas que hay en el carro también son valiosas, y Erelieva nos hará pagar hasta la última moneda."

Se ajustó un poco mejor el cinturón, para soltarlo un poco después. Si iba a ir a caballo, necesitaría algo más de movilidad en las piernas, y una funda del arma demasiado ceñida se lo impediría. 

Una figura azulada pasó por delante de Gruntah mientras terminaba de revisar una anotación que acababa de hacer en uno de sus libros.

- Eh, ¿cómo es posible que un ventante llegue tarde? - dijo el draconiano con cierto sarcasmo -Ya pensaba que no venías, ven échame una mano.

Los libros de Gruntah y demás útiles que normalmente llevaba eran frágiles, así que necesitaba de la ayuda del ventante para ponerlos cuidadosamente en el carro. Esperaba que no tuvieran ningún accidente, porque le costaría algo de tiempo recuperar esos objetos. Sin embargo, los necesitaba para plantar cara al mago ilusionista si les hacía frente. Charló brevemente con Imhol acerca del día anterior y luego se dirigió hacia Oppa.

- Yo no estoy hecho para trotar como esos jovenzuelos - dijo, bromeando - Si tienes un ejemplar que sea tranquilo, me lo quedo.

Yo tambien puedo montar, si no hay sitio para todos, me ofrezco a ir en caballo, se me dan bien las bestias.

Dijo sonriendo y recordando el dia que conoció a Arbahin, fue algo extraño pero a la vez hermoso, una criatura como él no la habia "visto" en su vida, y fue un encuentro agradable, ya que él mismo sintió curiosidad por ella.

Debemos partir pronto

Seguia sonriendo, esperando que le otorgaran su montura y así poder partir junto con los demas cuanto antes.

Arbahin no tenia ningun deseo de acercarse a un caballo, normalmente estos se asustaban mucho al sentirlo cerca, asi que lo mejor seria evitar un dolor de cabeza como ese. Asi que le hizo un simple gesto a Oppa con la cabeza, haciendole entender que caminaria. Podria hacerlo por muchas horas e incluso correr, maximo descansaria un rato en la carreta llegado el momento. Igual preferia ir un poco adelante, oculto, buscando cualquier posible emboscada.

Le alegraba ver a Gloria mas animada, ultimamente se la veia pensativa, no sabia porque, pero lo notaba. Como siempre se preocupaba por todos ellos, incluso aunque fueran gente fuerte como Kromwill.

Cuando Gruntah requiere mi asistencia me acerco a él con unos rápidos movimientos.

-Es posible, acabo de demostrarlo - Digo cargando la primera de las cajas - Me acosté bastante tarde anoche y a la luz mañanera le ha costado despertarme.

Con movimientos cuidadosos voy colocando cada uno de los bártulos en el carruaje.

-¿Te mudas o qué? - Pregunto amistósamente - No se de dónde puedes haber sacado tantas pertenencias con tanta rapidez, menos mal que sé que no llevas nada innecesario, que si no, sospecho que te iba a ayudar Sir Manfred *

Teniendo en cuenta vuestras peticiones, Oppa termina de hablar con Erelieva y se macha durante un par de minutos, seguramente a las caballerizas. O esa es la opción más probable cuando al poco vuelve con un par de bridas en las manos, y dos monturas siguiéndole el paso. Una de ellas, un semental pío blanquinegro que se revuelve al caminar, parece contemplarlo todo con sus grandes ojos. Por el otro lado, un oomoron de pelaje blanco que camina con un paso tranquilo mientras mira más el suelo que lo que tiene delante.

-Aquí teneis, Manchado es un poco brabucón pero me han dicho que es rápido y se calma con el movimiento. -Dice tendiéndole las riendas del caballo a Kromwill. -Y me han dicho que Galanna era bastante tranquila, además de que podrá llevar encima unas cuantas de esas pertenencias que te puedan resultar útiles. -Continua hablando, dándole las riendas esta vez a Gruntah. Luego se acerca hacia el pescante donde está la sacerdotisa. -No es que tenga nada en contra de que montes, pero la jefa me ha dicho que como te caigas y te rompas algo por ser ciega, me quedaba sin trabajo. De todas formas, con dos o tres menos supongo que ya cabreis de manera holgada en el carromato.

Y para ese momento, podeis ver que las dos figuras que se acercaban desde lejos ya han llegado. Los dos conductores intercambian un par de palabras con Erelieva para un momento después separarse y dirigirse cada uno a una carreta. Y ambos dos son bajos aifukis.

-Bueno, yo me voy para mi carromato. Nos vemos en la próxima parada. -Y dicho eso, adelanta el paso para estar a la par que el conductor de la otra carreta y se ponen a charlar como viejos conocidos.

Un instante después, la menuda figura se acerca a la zona del pescante donde Gloria está sentada y se la queda mirando durante un instante, analizándola tal y como ella hace con él. Luego, da un rodeo a los animales de tiro y se sube por el otro lado con rápidos y estudiados movimientos.

-Mi nombre es Lommebarnat, pero podeis llamarme Lom. Todo el mundo me llama Lom. Los que vayan a subir, ponerse en el techo o lo que sea, hacedlo cuanto antes, y recomiendo al resto que subais a vuestras monturas. Salimos en cuanto lo haga la otra carreta. -Y dicho eso, coge las riendas y se queda expectante.

Riendo levemente por el comentario del ventante, Gruntah se despidió de él con una palmada en el hombro y se dirigió hacia Oppa cuando le traían su montura. Era un ejemplar muy hermoso y tranquilo, y su pelaje blanco llamó mucho la atención del draconiano. Mientras todos se preparaban, se ocupó de que la criatura se familiarizase de su olor acariciando su lomo, su crin y su hocico, y susurrando palabras suaves en su oído. Poco antes de que ordenasen marcharse, se sentó sobre él lo mejor que pudo y pasó unos segundos acomodándose sobre la criatura, pues su cola no le dejaba mucha maniobrabilidad.

- Eres una buena chica - susurró el draconiano, inclinándose sobre la yegua.

Gruntah viajaría cerca del equipaje, pegado al carromato y al pescante donde iba sentada Gloria, tanto para vigilarla a ella como para estar cerca de sus materiales. Además, le había llamado la atención el conductor, y como buen draconiano no tardó mucho en dejarse llevar por sus instintos y charlar con el extraño ser.

Kromwill se acercó al caballo, que parecía mirarle con recelo y no estar muy contento con él.

"Quizá sea por el brazo..."

-Relájate chico... Vamos a tener que viajar juntos un trecho, y es mejor que colabores. 

Hizo amago de subirse a él, para ver como se comportaría, y efectivamente intentó apartarse. Sonrió, y se impulsó fuertemente para caer encima del caballo. Casi no lo consigue, pero consiguió aterrizar, aunque ahí no acabaron sus problemas, por que Manchado empezó a revolverse. El guerrero se aferró fuertemente mientras decía:

-Tranquilo Manchado, tranquilo. Relájate. Sooo. Éso es.

El caballo seguía nervioso, pero al menos ya no intentaba tirarle. Éso ya era algo. Echó mano de la espada con la diestra, mientras con la otra cogía las riendas, y después de que el caballo trotara un poco alrededor del carro, asintió:

-Yo estoy listo. 

- Gloria, ¿irás en el pescante haciendo compañía a Lom? -pregunto mientras veo como Kromwill y Gruntah se adaptan a sus monturas. Me llama la atención la belleza del animal que monta el draconiano, tan esbelta como tranquila. Además, la facilidad con la que se ha hecho con el oomoron hace pensar que es la montura perfecta para Gruntah.

Con cuidado, me subo al carromato y me hago un hueco entre los objetos que hay en él, procurando que queden lo más fijos posibles en caso de que durante el camino haya algún balanceo más fuerte de lo normal. Una vez acomodado, espero a que lo hagan los que faltan por prepararse.

Después de que Elius se suba al carromato yo doy un salto y también hago lo propio, pero a diferencia del humano, me quedo de pie sujeto a uno de los palos que forman la estructura del carromato y con medio cuerpo fuera, tengo muy buen equilibrio, y me gusta sentir el viento en el rostro, algo que ocurrirá en cuanto arranquemos.

-Y de nuevo partimos en pos de una aventura, como en los viejos tiempos.

Arbahin observa de lejos las monturas de sus compañeros, se recuerda mentalmente no acercarse al caballo de Kromwill, el cual probablemente saldria disparado si el animal se asustaba. Luego, verifico donde estaban ubicados sus amigos, viendo con satisfaccion que Imhol y Gruntah estaban cerca de Gloria y Elius, eso era bueno, ambos podrian defender el lugar mientras los otros curaban. Por su parte, decidio trabajar por las sombras, tratando de rodear siempre la hubicacion de la caravana para asi sorprender a quien sea por la espalda. Eso si el terreno se lo permitia, si el lugar era despejado volveria rapidamente con sus amigos. Cuando una emboscada no te ayuda, la manada si lo hara.

-Espero que no te hayas oxidado metiendote tanto tiempo en lugares humedos y oscuros- dice el licantropo pasando al lado del ventante, sentia una terrible necesidad de empujarlo hacia dentro de la carreta, pero decidio evitarle a Elius un doloroso recibimiento.

La pequeña caravana parte sin problemas, iniciando el lento camino que os lleva a tomar el camino que posteriormente os guiará hacia el sur. Para cuando el segundo de los soles se alza en el firmamento, ya hace mucho que habeis dejado atrás Fenwood y sus alrededores, encontrandoos solos en la ruta. Lom al principio se muestra callado y un tanto taciturno, pero los continuados esfuerzos por parte de Gruntah consiguen que empiece a soltar la lengua hasta que acaba metido en contar una batallita de alguno de sus viajes.

Por otro lado, el frente está despejado durante los primeros kilómetros, pero tras pasar las horas y algún pequeño pueblo el camino empieza a mostrar su tránsito con otros viajeros madrugadores, comerciantes que no pudieron llegar más allá y lo que reconoceis como un pequeño grupo de aventureros por su equipamiento. Mientras tanto, frente a vosotros el grupo de mercenarios se encuentra al completo en lo que parecen monturas personalizadas para cada uno, y al único que no podeis ver ya que está en el interior del carruaje es a Oppa. Y así, el tiempo pasa...

Gruntah había conseguido por fin que el extraño ser se abriera a él y le contara parte de su vida, y la verdad es que había quedado encantado. Pese a que parecía frágil y desamparado, había visto mucho mundo, y el draconiano se preguntó que se escondía realmente debajo de aquella capucha y esos ojos brillantes.

- Yo la verdad es que apenas he tenido oportunidad de ver algún dispositivo a vapor - dijo, chasqueando los dobles párpados para limpiar los globos oculares del polvo del camino - Pero me encantaría que me pudieras hablarme con más detalle de esos aparatos. El último en el que pude posar mis garras acabó atravesando el pecho de un golem de piedra guardian, ¡¿verdad, Kromwill?

Dijo aquello alzando la voz para que el guerrero pudiera oírle, pero no había acritud en sus palabras. El draconiano estaba contento de que el viaje estuviera siendo tranquilo y de que la montura se comportara pasivamente.