Partida Rol por web

A los pocos momentos de que Gloria salga de la habitación, la hija del posadero se le acerca con una bandeja de madera llena de vasos en la mano, fluyendo como una danzarina en medio del escenario. Y después de pasar una mirada sobre tu cara y otra sobre la puerta entreabierta del reservado, muestra un inicio de sonrisa.

-¿Te ocurre algo? ¿No te lo esperabas así de apuesto y enorme? -dice bajando la voz para que desde el interior no se la pueda oir.

Contemplo sorprendido la huida de Gloria.

-Vaya, eso no me lo esperaba... no, no lo hacía. - Tomo aire - Debería ir alguien detrás ¿no?

-Creo que tienes razón. Esperad un momento.

Salió de allí, y localizó a Gloria. Eleara estaba a su lado, y parecía que le preguntaba algo. Se dirigió hacia las dos mujeres, y dijo:

-¿Gloria? ¿Qué ocurre?

Gloria estaba apoyada en la barra de fuera, respirando algo agitada, intentado calmarse, tenía en su interior una lucha interna de emociones, tanto buenos como malos.

-Eleara, no, no es eso...Kromwill...no es Kromwill..no veo en él, su aura de cuando hace 3 años, una sombra lo rodea, lo engulle...Solo me sorprendí y .... asusté.

Ella tambien hablaba bajito, no quería que ninguno de sus compañeros oyera aquellas palabras. Nunca pensó..que fuera a tener miedo...del hombre al que amaba.

Pero luego sintió y escuchó los pasos de Kromwill salir de aquel reservado y acercarse a ellas.

-Necesitaba...algo de aire, me agobié en el reservado, disculpame

Luego intentó sonreirle como hizo aquella noche antes de despedirse, hacía ya 3 años. Deseaba abrazarlo, besarlo como aquella noche. Pero algo en él le hacía ver que debía quedarse en su lugar.

-No hay nada que perdonar.

Hizo una pequeña reverencia, cogió su mano con delicadeza, y se la besó.

-Los caprichos de mi princesa son absolutamente excusables. Diría que es la más bella, pero no querría ofender a las presentes-dijo, refiriéndose a Eleara. Riendo, se levantó y dijo:

-Si estás mejor de ese ataque de calor, seguro que a todos les gustaría que estuvieramos todos juntos. Por cierto, Eleara, creo que no te he dicho nada, pero me gustaría tomar lo de siempre: en pocos lugares sabe mejor que en casa.

Antes de que pudiera hacer nada mas, aparte de elogiarla y de pedir a Eleara su parte, la Sacerdotisa no pudo mas que tirar ligeramente de él, para que sus labios toparan con los de ella, concluyendo en un beso.

Quería saber su aquel muchacho de hacia 3 años, aun permanecía en él, si era posible volver a recuperarlo.

Oxidion, dame fuerzas para poder encontrar una luz de esperanza en su interior, algo que me siga dando un motivo para luchar. Por tu Gloriosa presencia te pido que haya modo de arreglarlo

Rezaba dentro de sí mientras lo besaba, saboreando de nuevo los labios del guerrero.

- Una vez más, lo siento, sí...será mejor que regresemos.

Gruntah esperaba pacientemente a que todos terminaran de finalizar asuntos pendientes cómodamente recostado en el asiento, hecho de piedra y decorado con cojines. Si no fuera así, ni Arbahin ni él habrían podido sentarse sin destrozarlas. Con las garras entrelazadas, miraba a unos y otros. Habían cambiado, de una u otra manera, y eso le sorprendía. Al fin y al cabo, su período de vida era mucho mayor que el suyo y los cambios se notaban mucho menos. Sólo un experimentado investigador de dragones habría percibido los sutiles cambios de coloración o forma de las protuberancias óseas. Pero aquello no le importaba. Había preguntas que debían responderse inmediatamente.

- Amigos - dijo, levantándose y alzando una copa cuando Gloria y Kromwill regresaron del exterior del reservado - Propongo un brindis, ¡por los reencuentros!

Kromwill se sonrojó un poco al notar aquellos labios. Aquellos labios que le besaron hacía tres años...

Abrazó suavemente a la sacerdotisa. No sabía que le había pasado, pero no iba a dejar sola a Gloria son sus problemas. La ayudaría... aunque fuera lo último que hiciera.

Al entrar, y oir el brindis de Gruntah, dijo:

-¡Sí! ¡Por los reencuentros!

-¡Por los nuevos recuerdos que haremos! - Grito yo también alzando la copa y derramando algo de su contenido en el proceso.

- ¡Por los reencuentros... y por nosotros! - añado alegremente mientras alzo mi jarra al aire.

-Dime, Elius... ¿estás mejor? En el camino, me preocupé bastante al verte así.

- Me encuentro perfectamente, Kromwill, gracias por la preocupación... y de nuevo por salvarme -respondo. Para aclarar a mis amigos este último apunte, continuo- Aquí donde lo veis, Kromwill no sólo me salvó del bufón extraño sino que además cuidó de mí cuando me hirió.

No he olvidado la preocupación de Gruntah ante el veneno de las espadas, pero antes de continuar por ese tema, me hallo en el deber de informar a Kromwill de los ataques a los demás.

- Kromwill, ¿sabes que los demás también fueron atacados por esas cosas? Parece ser que para que ninguno tuviese envidia, hubo un ataque para cada uno -bromeo amargamente.

- Efectivamente - dijo, asintiendo ante lo dicho por Elius - Y es imperativo que pongamos las cartas sobre la mesa y averiguemos por qué y quién. ¿Habéis molestado a alguien de más en estos años?

Gruntah poso las garras sobre la mesa, y su dracónido cuerpo parecía más pequeño envuelto en aquella túnica que mostraba el corte en el costado. Miró a Elius por si quería echarle un ojo, y continuó hablando.

- Yo puedo confirmaros que no he hecho nada nuevo... sólo estudiar y aburrirme, así que a mí podéis descartarme. Mis suposiciones son que es alguien que sabe lo que hicimos en el pasado y quiere ponernos a prueba o destruirnos directamente. ¿Por qué si no atacarnos por separado? ¿Recordáis alguna de nuestras aventuras en que dejáramos a alguien en ridículo, o jurara venganza?

-¿En serio?-dijo, con un gesto algo preocupado-¿y por qué demonios esos... espantapájaros nos atacaron a todos? No he oído que últimamente pasara nada con los caminos, asi que o nos los hemos topado por casualidad, o...-concluyó, dejando la frase deliberadamente a medio terminar.

Ante la pregunta de Gruntah, rio sin ganas y dijo:

-Creo que el único al que he molestado puede considerar que quedamos en tablas... y no, no me acuerdo de ningún imbécil que debiera guardarnos rencor.

Arbahin levanto su copa con la de los demas, la suya era grande y solo tenia agua. Al chocar hicieron un sonido que calmaron los animos y tranquilizaron el espiritu. Como si fuera la campana que anunciara el ansiado reencuentro. Bebio hasta acabar con su bebida, luego se secó el hocico con su brazo y se sento para disfrutar de una buena charla de recuerdos y anecdotas.

Pero no estaban para eso, habian sido atacados y al parecer su enemigo habia estado coordinado para atacar a todos al mismo tiempo. Eso solo queria decir que los habia seguido, quien sabe desde hacia cuanto.

-Mis enemigos eran bandidos y algun tonto que queria mas de lo que deberia- dijo encogiendose de hombros para agregar como si no fuera nada-. No volveran a molestar...

Mi viaje fue tranquilo , nadie fue enfadado por mi persona, al contrario. Estaban contentos con mi presencia. No me moví del poblado de mi madre.

Ahora había dado a conocer a los demás que por fin había encontrado a su madre, aunque Arbahin ya lo sabía. Una sonrisa apareció en su rostro. De su viaje, aquello fue lo más intenso, aparte de su entrenamiento.

Alguien desea un mal, quizá para nosotros, o para alguien mas, quizá vea que estamos creciendo en espíritu y poder, y quiera eliminarnos...son muchas posibilidades a la cual mas oscura. Pero no entiendo por qué, ni quién. Rezaré por nosotros cada día, la protección de Oxidion estará con nosotros.

Captando el mensaje que implícitamente me manda Gruntah, me acerco a él y examino cuidadosamente su herida mientras escucho a los demás. Cuando Gloria habla de su exitosa misión, levanto la mirada hacia ella con una expresión de alegre sorpresa:

- ¡Vaya Gloria! ¡Así que al final encontraste a tu familia! No sabes cuánto me alegro. -Sinceramente, me alegro mucho por ella. Aunque no hablase mucho de ello, todos sabíamos que aquel asunto era muy importante para ella.

Llegado mi turno, hablo mientras sigo a lo mío.

- Yo, como Gruntah, sólo me he dedicado al viaje y al estudio. Sabéis que no soy amigo de las peleas, así que he procurado no hacerme enemigos siempre que he podido. No recuerdo ahora mismo nadie que me tuviese rencor...

Gruntah tiene un corte limpio y no muy profundo, que sufre una cicatrización normal en una herida de ese calibre. A ojos de otra persona, nadie diría que ha sufrido envenenamiento, pero también es cierto que la piel draconiana es diferente a la de los humanos. Así como su sistema inmunológico.

- ¿Qué síntomas sufriste, Gruntah? -pregunto en voz un poco más baja para no interrumpir la charla general. Recordando mi propio calvario al ser envenenado, me entra un escalofrío y rezo a los dioses porque mi amigo no tuviese que sufrir nada igual.

Como Arbahin también fue tocado por las espadas, le miro y le pregunto:

- Arbahin, dime tus síntomas tú también. Después le echo un vistazo a tu herida.

- Veamos - dijo, haciendo memoria - Tenía que ser algo que afectara al sistema nervioso... porque sentía como un escozor que recorría mi brazo... para luego producirme una especie de sacudidas involuntarias. Durante unos minutos pareció intensificarse y recorrer todo mi cuerpo, hasta que repentinamente se desvaneció.

Durante la explicación, había movido mucho las manos terminadas en garras, dándole énfasis a sus palabras.

- No creo que mi cuerpo tenga una resistencia tan grande a venenos como para limpiarlo tan inmediatamente... por eso estoy molesto...

Arbahin escuchó lo comentado por Gloria y sonrió contento. Cuando hablaba de su familia el rostro de la chica se iluminaba de una forma tan agradable que parecia el rostro de un angel.

-Me corto en el hombro- dijo con suavidad, sus orejas se hicieron para atras al recordar la sensacion-. Como mil agujas en el cuerpo, al rojo vivo. Pero segui caminando, despues de un tiempo el dolor aumento y desaparecio. Supuse que no era muy potente.

Si bien era cierto que el dolor habia sido tremendo, tan solo lo habia herido una vez. Quizas de haber sido herido en mas lugares o con un veneno mas potente no lo hubiera contado.

-Me alegro mucho, Gloria-dijo, sonriendo a la sacerdotisa-sé lo mucho que significaba éso para tí. ¿Qué tal fue? ¿Era como esperabas?