Partida Rol por web

El paso del joven Elius es ágil, movido por el grato descanso y la felicidad que le causa volver a ver a sus viejos amigos. Sus divagaciones se pierden por el entorno que, aunque cambiado desde la última vez que lo vió, sigue teniendo el mismo aspecto que cuando era un niño. Y son estos recuerdos los que le atenazan cuando, fijando su vista a lo lejos en el camino, cree ver una figura vestida en armadura que sigue su mismo rumbo, omnubilado en sí mismo y en el paisaje sin haberse dado cuenta de que lo tiene detrás. ¿Podría ser tal vez..? Pero no, eso se trataría de mucha casualidad, ¿no es cierto?

La caminata se hacia increíblemente tranquila, miles de sonidos y olores inundaban sus sentidos y el estaba embriagado de ellos. Su fino oído le permitía saber que especies de aves conocía y cuales no con solo el sonido de su canto. Había viajada mucho, llegando a la conclusión que el mundo era tan grande que toda su vida no seria suficiente para conocerlo todo. Y las personas, eso era algo que también llego a sorprenderlo, había tantas y tan diferentes formas, tanta diversidad de pensamientos y tolerancias. Eso era más complicado y le costaba entenderlo. Mil motivaciones y mil ambiciones parecían guiar los pasos de los seres pensantes… Pero decidió dejar atrás esos pensamientos para concentrarse en su alrededor y en su regreso.
El prado era todo un mar verde de pastos altos que le llegaban hasta la cintura. De vez en cuando algún ave salía asustada de su escondite, pero Arbahin no estaba para cazar ahora, solo quería disfrutar del viaje. Pues eso era lo único que podía hacer. Su peregrinaje había sido casi un fracaso, no encontró nada que le ayudara a saber que era. Pero no todo fue en vano, había ayudado a mucha gente, ahora se sentía mas… ¿humano? No. No era esa la palabra. Quizás más civilizado. Solo un poco mas. Y no se avergonzaba de lo que era, estaba incluso orgulloso de lo que podía hacer.
-Soy Arbahin- le dijo al viento, su único testigo y compañero de viaje- el protector.
Sonaba muy bien. Se lo habían dicho en un poblado cuando logro erradicar a toda una banda de criminales que asolaba la región. Ni siquiera tuvo que lastimar a nadie, solo se presento ante el líder y lo desafió a una lucha a muerte, diciendo que un macho alfa mas fuerte había llegado a reclamar ese territorio… demás esta decir que los malhechores huyeron tan rápido como pudieron, dejando gran parte del botín.
Tenía muchas ganas de hablar con sus amigos, contarles que le había pasado, escuchar sus aventuras y planear nuevas. Estaba tan cambiado que se proponía entrar en la taberna y pedir una enorme jarra de cerveza. No podía esperar a ver la cara de los parroquianos cuando lo vean…

El corazón ha empezado a latirme con violencia ante el mero pensamiento de imaginarme quién puede ser aquella figura. Fuerzo la vista, intentando dar forma conocida a la silueta, procurando que cuadre con mis patrones mentales...

"Está demasiado lejos", pienso mientras desisto y relajo la mirada.

La única solución que queda es acercarme corriendo. De repente, me doy cuenta de que me está costando respirar un poco más que antes. Sin darme cuenta, he ido acelerando el paso y eso, unido a la emoción de mis propias divagaciones, ha hecho que mi cuerpo se queje.

Me paro un momento, y respiro profundamente, recuperando un poco el aliento.

"No. No voy a correr. Seguramente sea un viajero desconocido, y aparte de la decepción correspondiente, acercarme de una manera tan súbita, podría hacer que se sobresaltara", me digo a mí mismo, orgulloso de que por una vez, la razón me haya convencido.

Así que continúo el camino a mi paso. Ya alcanzaré a aquel viajante con armadura cuando el destino lo quiera.

Vas caminando tan tranquilo por el camino, procurando mantenerte atento a quienquiera que venga, cuando escuchas unos pasos acelerados en el camino que ya has dejado atrás. El ritmo de casi carrera se corta al poco, pero cuando tienes una oportunidad para mirar de reojo ves una figura que ahora va caminando a un paso ligeramente superior al tuyo, con lo que manteniendo ambos el ritmo te alcanzaría. Parece un viajero, con una larga melena castaña que parece enmarañada, incluso desde lejos, y puedes ver que tiene bastantes bolsitas colgando del cinturón.

Kromwill reparó distraídamente en el viajero. La verdad es que no tenía ganas especialmente de cruzarse con nadie…pero tampoco pensaba huir como un niño de los desconocidos, a si que simplemente siguió avanzando, con el mismo ritmo firme que llevaba, constante, sabedor de que aún podría quedarle un largo día por delante para cansarse tontamente.

Preparando su manto de viaje con capucha para escapar de las miradas curiosas, Gruntah dejó las pocas monedas que le quedaban para pagar la estancia sobre la barra, donde un regordete humano bostezaba soñoliento. La noche anterior le había mirado con desconfianza, pero las buenas maneras del draconiano, añadido a un comentario acerca de la buena decoración del local habían calmado sus ánimos.

Con su báculo como compañía, tomó el sendero que llevaba a la posada donde se había citado con sus viejos amigos, anhelando estrecharlos entre sus brazos.

La figura peluda avanzaba a buen paso por las hierbas altas, y teniendo en cuenta su sentido innato para la orientación, no debía de quedarle demasiado para encontrarse con muestras de la civilización mas allá de los campos de cultivo y granjas que había de vez en cuando. Sin embargo, la distancia seguía sin ser suficiente como para el repentino silencio que tenían los animales en los terrenos hacia los que se dirigía, y más comparado con los cantos y gorjeos de pájaros que había dejado atrás.

Es precisamente por eso que, en cuanto Arbahin se adentró en un claro de hierba cortada menos de cincuenta metros más adelante, no se sorprendió de encontrarse con una extraña figura de pie en medio de su camino, contemplándolo con sus ojos de vidrio. Una extraña voz metalizada surgió de entre sus labios, mientras el que la anunciaba mantenía la boca medio abierta e iba girando la cabeza hasta una posición perpendicular a la que mantenía inicialmente en su pose erguida.

-Vaya, vaya, vaya, fíjate qué tenemos aquí. No sé por qué se ha tomado tantas molestias. -En cuanto la voz se corta, la figura empieza a mover un par de cuchillos que se ha sacado de la espalda de una forma un tanto amenazante.

Dos jóvenes avanzan desapareados, uno más rápido que el otro pero ninguno de los dos sin tener claro el mucho interes que ambos comparten en encontrarse de nuevo después de tanto tiempo. Y sin embargo, el más adelantado, el guerrero de pesada armadura no puede sino volverse sorprendido cuando un objeto pesado cae a su espalda, a una distancia cercana de Elius. La figura, de aspecto excepcionalmente extraña, parece no haber sufrido daño alguno, pero contempla interesado al joven curandero con sus ojos de destello de vidrio.

Y antes de que ninguno de los tres pueda hacer nada, otra figura exactamente igual cae también de los árboles, pero esta vez más cerca de Kromwill, frente a él ahora que está dado la vuelta. Y este individuo también contempla interesado con sus ojos de vidrio, aunque está centrado en el hombre armado.

Al unísono, una voz metalizada surge de los labios de ambos, teniendo ambos la boca medio abierta, mientras que los dos anunciantes van girando la cabeza hasta dejarla perpendicular de su posición erguida, manteniendo su mirada fija.

-Vaya, vaya, vaya, fíjate qué tenemos aquí. No sé por qué se ha tomado tantas molestias. -En cuanto la voz se corta, ambas figuras empiezan a mover un par de cuchillos extraidos de algún lugar en su espalda de una forma bastante amenazante.

Guiada por todas las pequeñas y grandes señales que dirigían a la sacerdotisa de vuelta a su hogar y al encuentro con sus amigos, la joven Gloria caminaba manteniendo un ritmo ya muy entrenado por los largos viajes. A su paso, los pájaros gorjeaban entre ellos, los animales se agitaban en su rutina mañanera y todo parecía tranquilo.

O no. Llevaba ya un rato en el camino, sin cruzarse con nadie, cuando se dió cuenta del silencio que reinaba a su alrededor. Ciega, no podía verlo, pero tenía muy claro que todos los animales de la zona se debían de haber alejado por una razón. Y entonces, frente a ella cayó una figura que debía de estar oculta en los árboles. Pero dentro de ella no había alma, ni espíritu, ni nada que le indicase qué podía pretender. Una voz la sacó de su extrañeza, proveniente de la figura pero sin lugar a duda no surgiendo de ella por su extraño ruido metalizado.

-Vaya, vaya, vaya, fíjate qué tenemos aquí. No sé por qué se ha tomado tantas molestias. -Y después de eso, el ruido inequívoco de un par de cuchillos cortando el aire a velocidad cada vez más rápida.

El guerrero miró fijamente al que tenía más cerca. Sacó su arma, y dijo:

-Normalmente suelo ser más simpático, pero hoy no estoy de demasiado buen humor. A sí que haríais bien en apartaros de mi camino…aunque por como movéis esos cuchillos, creo que no lo vais a hacer. Amigo-dijo, refiriéndose al otro viajero-espero que tenga algún arma, porque parece que buscan pelea.

Y se preparó para bloquear el primer ataque y contraatacar.

Desde el puerto al pueblo hay una separación gobernada por el bosque. El camino es bastante transitado no solo por personas sino por carretas de mercancías y otros vehículos de tiro, por lo que la senda es amplia y se puede caminar sin problemas. Habiendo decidido madrugar, nadie acompañaba en su viaje al draconiano de vuelta al hogar.

Y llevaba el trecho a buen paso, cuando de pronto y surgida de la nada, una grotesca y extraña figura cayó de algún lugar por encima a unos cuantos metros frente a él. Sus facciones resultan extrañas, pero lo más llamativo para alguien con cierto dominio de la magia es el casi imperceptible pero indudable fuelle mágico que le insufla la vida a ese cuerpo no mágico y que se puede ver al otro lado de los ojos de vidrio con que el extraño observaba a Gruntah. Entonces, antes de que pudiese reaccionar ni decir nada, de los labios de la figura, con la boca medio abierta, surge una voz metalizada mientras que el ser va girando la cabeza hasta tenerla perpendicular a como estaba erguida en un inicio.

-Vaya, vaya, vaya, fíjate qué tenemos aquí. No sé por qué se ha tomado tantas molestias. -En cuanto la voz se corta, la figura empieza a mover un par de cuchillos que se ha sacado de la espalda de una forma un tanto amenazante.

Gloria se asustó ante el sonido de tal voz, y el de los cuchillos desenfundándose. Parecía que aquel hombre o cosa tenía motivos non gratos con ella. ¿Matarla?¿Poseerla?¿Robarle? ¿Qué quería aquel ser? y lo más extraño...¿Por qué no podía percibir su aura?

- ¿Quién sois y qué queréis de mi, señor?

Dijo la joven sacerdotisa intentado saber como salir de aquella, buscar algo en su interior que pudiera ayudarla, pero lo único que podía hacer era gritar dentro de sí el nombre de Kromwill, como hacía mucho tiempo gritó por primera vez cuando deseaban pegarla cuando eran aún niños.

Aprovechando el terreno manido por posiblemente miles de viajeros, el arqueólogo ventante se mueve como la brisa avanzando hacia su objetivo. Probablemente sea el compañero más alejado del pueblo en ese momento, pero sin lugar a dudas podría acortar trecho aprovechándose de su velocidad y llegar antes que más de uno.

O esa era la idea, hasta que una figura de aspecto extraño apareció en medio del camino surgido de uno de los laterales, y su aspecto fue suficiente como para hacer que Imhol se detuviese un instante ante el aspecto amenazador del ser, que más podía pasar por una figura o un ser de museo que de una persona normal. Entonces, antes de que el joven reaccione, de los labios de la figura surge una extraña voz metalizada, mientras el que la anunciaba mantenía la boca medio abierta e iba girando la cabeza hasta una posición perpendicular a la que mantenía inicialmente en su pose erguida.

-Vaya, vaya, vaya, fíjate qué tenemos aquí. No sé por qué se ha tomado tantas molestias. -En cuanto la voz se corta, la figura empieza a mover un par de cuchillos que se ha sacado de la espalda de una forma un tanto amenazante.

Los pelos de su lomo y cuellos se pusieron de punta mientras como si una descarga eléctrica recorriera su cuerpo. Sus labios se elevaron para mostrar sus enormes y afilados dientes mientras sus orejas se echaban para atrás en una postura característica de ataque. Con pasos seguros y lentos camino de costado, rodeando al extraño ser. No olía a nada humano, a nada vivo, era como si una roca se hubiera levantado para ponerse a bailar, un engendro sin alma, una aberración a la naturaleza. De ser una persona coherente habría buscado la forma de evitar una pelea, pero se presentaba allí, cortándole el camino y con las armas desenfundada. El lobo no iba a darle la menor oportunidad ni una pizca de misericordia.
Ni siquiera sabía porque ese ser estaba allí y sus palabras sin sentido solo aumentaban lo inverosímil de la situación. A pesar de que hacia solo un par de horas se vanagloriaba de su control sobre si mismo y sobre como había salvado aun poblado, ahora se dejo llevar por esa furia que dormía en su interior. Se agachó un poco, sus piernas se flexionaron y sus músculos se abultaron, listos para entrar en acción. Con una velocidad de vértigo cargo contra el adversario, medio agachado y no directamente hacia él. Sabía bien que atacar sin saber contra que se enfrentaba era estúpido, así que probó un ataque preventivo, más para ver la fuerza y la velocidad de su enemigo que para matar. La zarpa derecha se convirtió en un manchón negro en el aire mientras buscaba rasgar el hombro de la marioneta.

Presa de la costumbre adquirida años atrás durante los entrenamientos con Kromwill, el ventante echó mano a la lanza empuñándola con ambas manos y adquiriendo una posición que le permite hacer uso de su superior velocidad a fin de poder golpear desde una distancia ventajosa en caso de combate.

-¡Alto! No tenemos por qué pelear, no tengo nada de valor - Mintió asumiendo que aquél individuo sería un extraño asaltante de caminos. - Pero sí que se combatir, y si me atacas, responderé - Añadió de forma algo más confiada que la frase anterior.

Le extrañaba en sobremanera el aspecto de aquél extraño "bardo", pues esa era la palabra más acertada para definirlo, pero sin duda alguna,  debía ser alguna extraña criatura, pues había girado su cuello en ángulos imposibles para la mayoría de seres, y no contento con eso, sus rodillas parecían finos alambres en comparación con el grosor de las piernas de las botas.

¿De dónde has salido, extraña criatura?

El atacante le había pillado completamente desprevenido.

Acostumbrado como estaba a que los viajeros le evitaran durante el camino, sus sentidos se habían relajado. Pero ahora el aura mágica de esa criatura destelleaba ante él, y Gruntah agarró con fuerza su báculo, preparado para defenderse. No quería atacar en primer lugar, ya que había aprendido a conocer las debilidades de sus enemigos antes de enfrentarlos. El problema era que no sabría si sería capaz de aguantar mucho rato antes de que la criatura lo derribara.

- ¿Qué eres, criatura, y qué buscas de mí? - dijo, mientras canalizaba discretamente las energías caloríficas de su entorno en la palma de su mano.

Observo sorprendido la repentina pantomima de los misteriosos... seres, pues no encuentro otro adjetivo para clasificar las figuras que se acaban de aparecer en medio del camino. La mirada fija que mantiene en mí uno de ellos hace que un escalofrío recorra mi espalda. Mis ojos se abren todavía más al ver que portan dos cuchillos de apariencia amenazante.

Sacando una daga, contesto al otro viajero:

- Tu armadura da a entender que eres mejor en esto que yo, guerrero, pero creo que podré defenderme - me pongo en posición defensiva, y en un último intento de evitar la pelea, pregunto a los extraños - ¿Qué queréis de nosotros?

Ante las múltiples preguntas de la joven, solo una siniestra risa se dejó oir por parte de la figura que la acosaba.

-¡¡HA HA HA HAHA HAHA!!

Mientras los cuchillos parecían girar y girar, cortando el aire cada vez a más velocidad. Y entonces, los pasos empiezan a avanzar, acercándosete sin dejar translucir que esta vaya a ser una de esas batallas que se pueden ganar con hablar. Y si  no haces algo pronto, definitivamente tampoco va a ser una batalla muy larga.

Sin dejarse llevar por el ansia del licántropo, o tal vez con alguna clase de estrategia en mente, la marioneta se mantuvo a la espera hasta el último segundo, interponiendo la parte plana de una de sus dagas en la trayectoria de las garras para evitar el corte, aunque dejándose llevar por la fuerza del impacto. Si Arbahin no le hubiese acabado dando la espalda por el golpe con salto, juraría que al volver a encararse con su oponente, la columna de este debía de haber dado una vuelta entera, pero nada podía quedar claro al no haberlo visto bien.

Sin dar un segundo más a los pensamientos, el ser se abalanza sobre ti moviendo ambos cuchillos con mucha destreza y gran velocidad, buscando puntos débiles en tu guardia mientras utiliza la parte plana para evitar que tus zarpas puedan despedazarlo. Durante el transcurso de los vaivenes del combate, no puedes poner en duda que aunque no es alguien especialmente fuerte, sí que es muy rápido y, sin duda, está bastante bien preparado para pelear.

El extraño bardo empieza a ejecutar un movimiento de ondulación a izquierda y derecha con la parte superior del torso mientras hablas, y cuando terminas no hace nada más que soltar una carcajada grotesca:

-¡¡HA HA HA HAHA HAHA!!

Y, sin previo aviso, se abalanza corriendo sobre ti con ambas dagas apuntando al suelo, preparado para cortar. Sin embargo, justo antes de llegar al alcance de tu lanza realiza un quiebro hacia la derecha y te trata de lanzar un par de ataques por ahí aprovechándose de su velocidad. Suerte para tí que también eres muy rápido, porque para un luchador poco experimentado eso podría haber resultado un golpe decisivo, aunque también para ti si no actúas correctamente para evitarlo. Sin lugar a dudas, el personaje contra el que te enfrentas es rápido y diestro en el manejo de sus armas.