Partida Rol por web

La conversación no se extiende demasiado, como no podía ser de otra manera considerando la velocidad de los dos participantes, pero al final a grandes rasgos parece que se han puesto más o menos al día, y la hermana de Imhol se despide y os deja seguir hacia la posada. Mientras seguís con vuestra ruta, ella se va en una dirección que sin duda es ir a la casa de los ventantes en el pueblo.

Tras unos pocos minutos más de caminata, llegais por fin a la Gav-Kosh, la principal y habitualmente más concurrida taberna de Fenwood. Elevada varios metros sobre el suelo, la posada está colgada y rodeando uno de los grandes árboles que limitan el pueblo con el bosque. Como bien sabeis, la manera más sencilla de acceder es por una escalera que hace una gran espiral hasta arriba, dando a un pequeño mirador de madera, al igual que toda la estructura para subir. Sin lugar a dudas, es una estructura que parece haber aguantado lo suyo, pero nunca está de más tener un poco de cuidado para no caerse. Y cuando todavía no habeis llegado a poner un pie en la escalera, como si llevase un rato atenta a que llegaseis, una voz cantarina se dirige sin duda hacia vosotros desde las alturas. Tan radiante o más que hace unos años, la hija del dueño de la posada se os queda mirando con una media sonrisa en los labios que consigue resaltar su tostada piel con respecto a sus perlados dientes.

-Vamos, vamos, chicos. ¿Nunca os han dicho que está mal hacer esperar a una señorita? Imhol, parece que estos años cavando te han dejado más lento. Antes podías llegar arriba en menos de lo que se tarda en coger aire tres veces... -Sin embargo, cuando llegais arriba os la encontrais sonriente, casi se diría que encantada de veros. Os hace pasar a la posada y señala uno de los reservados. -Están en el reservado 2. También ha llegado la encantadora bolita de pelo. ¿Qué vais a tomar? -Y dicho eso, se aleja hacia la barra paseándose con el aire altivo de quien está metido en su propio medio hasta lus huesos.

Al poco de marcharse, la hija del posadero vuelve trayendoos bebidas y un filete para Arbahin, y luego se retira dejandoos intimidad. Y justo cuando os estais hundiendo más y más en la oscuridad de la conversación en la que habéis acabado, la oís cruzar fugazmente por la puerta del reservado, ya que el ruido de sus zapatos con cascabeles destaca sobre la madera del suelo como una gema entre un montón de tierra. No tardais mucho más en oir su voz de nuevo, volviendo a dar las instrucciones que indican que alguien más de vuestro grupo ha llegado, con un <Están en el reservado 2. También ha llegado la encantadora bolita de pelo. ¿Qué vais a tomar?>. Y al instante siguiente, la voz de dos de vuestros amigos y una puerta abriéndose...

Arbahin también había notado que ese ser era algo artificial, una aberración para con la naturaleza, por eso al matarlo se sintió tan bien… bueno eso y el hecho de que lo había herido y la venganza resultaba francamente agradable. El contacto de la pequeña mano de Gloria sobre su brazo resulto bastante tranquilizador. Era otro poder de esa niña, podía generar un ambiente de paz increíble allí donde este, también tenia la capacidad de alegrar el corazón.
Estaba tan metido en sus pensamientos que no noto el aroma, las voces. Estaban allí, ya llegaban. Sus amigos estaban solo a unos metros de donde se encontraban ellos. Se levanto escrutando la puerta, aunque su olfato les dijo quienes eran antes de verlos aparecer.

Gloria, al igual que su gran amigo Arbahin, había notado la presencia de uno mas de sus amigos. Seguramente fuera Imhol, o Gunthar. Su hubiera sido Kromwill lo había notado a kilometros de distancia. Todos sabían la afinidad entre ellos dos. Kromwill era muy importante para Gloria, pues fue al primero en conocer y quien la hizo salir a la calle y darse a ver. Le debía mucho.

-Seguro que tu lo notaste antes que yo Arbahin, parece que ya llegan

Se la notaba nerviosa, pues deseaba volver a ver a aquellos que jugaban con ella de pequeña, y de los que tanto había aprendido.

Sonrío al ver a Eleara, hacía tanto tiempo...

-Me alegro de verte, Eleara, ponme lo de siempre. - Digo esperando mi típico guiso con vertuduras.

Y dicho esto nos dirigimos a el "Reservado 2", llamo a la puerta y dirijo la mano al pomo para ver a Arbahin y al otro que ya ha llegado, puede ser Eilus, Gloria o Kromwill... La verdad es que no me importa cuál de los tres sea, tengo ganas de verlos a todos.

La puerta se abre, y ahí estamos.

- Imhol, Gruntah!!

Dijo la sacerdotisa levantándose, mostrando su ya adulto cuerpo de humana. Con delicadas y profundas curvas, y su nueva vestimenta de sacerdotisa ya consagrada. Era maravilloso volver a ver a mas amigos. 3 Años habían sido una verdadera tortura pasarlos sola, después de tantos años con ellos.

La joven se levantó y se dirigió a Imhol, para abrazarlo y darle su bendición, como hacía siempre, y a Gruntah lo abrazó con mas fuerza aunque no pudiera pues su tamaño era bastante grande. No olvidaría aquellas noches demasiado cortas que pasaban juntos en las cocinas del templo bebiendo té y aprendiendo el uno del otro.

-Vamos venid y sentaos. Estaréis agotados.

- Siempre es un placer, Eleara - dice, sin extenderse mucho ya que apenas ha tenido trato con la hija del posadero - Creo recordar que tenías un barril de cerveza enana por ahí... mi garganta está seca por el polvo del camino.

Y la verdad era que estaba sediento. Gruntah no estaba acostumbrado a caminar tanto sin descansar y sobre todo era una criatura de interior, así que se notaba en su respiración y su piel escamosa que tenía sed. Agarrando el pilchel con rapidez y echando atrás la cabeza, engulló el contenido de una sentada antes de solicitar con un leve gesto otra copa.

Silencioso, y satisfecho al fin, siguió al ventante dispuesto a ver a sus amigos de nuevo. Cuando Gloria le abrazó con fuerza, el draconiano ronroneó de placer al ver a su querida y pequeña sacerdotisa, aunque pudo percibir que ya no era tan joven. Separándola levemente, parpadeó dos veces para adecuarse a la luz y nuevamente la abrazó antes de retirarse y mirar a Arbahin.

- Has engordado, lupino - dijo, conteniendo una carcajada. A veces se lanzaban pullas entre ellos para acostumbrar al hombre lobo a abrirse a los demás, y no iba a perder la oportunidad de hacerlo nuevamente. Estaba de buen humor.

Las aletas de sus fosas nasales se contrajeron y expandieron un par de veces. Papel, humedad, encierro y un poco de azufre: Gruntah. Miles de olores mezclados, arremolinándose de una forma que solo podía indicar a una persona: Imhol. Aparecieron unos segundos después, bastante cambiados, pero a la vez iguales. Más maduros, más fuertes. Todos habían cambiado.
Gloria se acerco y los abrazo, como siempre hacia, una muestra de cariño muy extrema según el licántropo. Su enorme mano tomo la de Imhol, una extraña cesación paso por casi todo su brazo, como si una delicada brisa hiciera bailar cada uno de sus largos pelos. Le siguió la mano escamosa de Gruntah quien no pudo menos que comentar su nuevo y más grande cuerpo.
-Son puros músculos- dijo el enorme Arbahin flexionando su brazo-. Tú te ves como si te hubieran atropellado cien minotauros. Es un verdadero gusto estar otra vez reunidos.
A pesar del tono jovial, no pudo evitar observar varios rastros de sangre, el olor estaba en el aire de forma persistente. Esperaba que los dos últimos miembros estén cerca.

Durante unos segundos me quedo mirando a Arbahin, finalmente decido que debo confirmar mis sospechas, de modo que señalo a su herida.

-¿Un bufón? - Pregunto haciendo referencia al atacante.

No puedo quitarme de la cabeza a ese extraño hombrecillo que me atacó, y más aún después de confirmar que Gruntah también se ha enfrentado a él... si no fuese por lo que ocurrió con la lanza...

Gruntah llevaba su túnica impecablemente limpia, salvo una fina capa de polvo del camino, por lo que el corte de su costado llamaba la atención. Una vista detallada distinguía que tenía un corte, ya cicatrizado, en su escamosa piel.

- Cierto, Imhol, teníamos que preguntárselo pero me he dejado llevar por la emoción - dijo, pegando un breve sorbo a la cerveza usando su lengua - Hemos sido atacados por el camino... una extraña criatura, tenía el aspecto de un bufón de corte. No era hum... no estaba vivo. ¿Os ha ocurrido lo mismo?

El licántropo gruño malhumorado, recordando esa sonrisa interminable y esa voz carente de sentimientos. Asintió lentamente. Así que era verdad, todos allí habían sido atacados por la misma cosa sin vida. Aun quedaba saber porque ellos, justo ahora que volvían.
-Si, una cosa artificial- dijo Arbahin-. Le arranque el cuello, después se convirtió en cenizas- trataba de recordar las palabras que había dicho, pero en el trajín de la pelea y con su furia hasta los cielos solo recordaba las ansias de matar-. Me cortó aquí- señalo su hombro-. Tenia veneno el muy cobarde, pero ya pasó su efecto.
Recordaba lo que le comentó recientemente Gloria, que alguien había enviado esas cosas a por ellos. Pero como eran solo conjeturas no les presto atención, hasta ahora.

Preocupado me giro hacia la sacerdotisa.

-Gloria, ¿tú también has sufrido el ataque?

Gloria escuchaba preocupada los relatos de sus compañeros y asintió a las palabras de Imhol.

- Si, fue atacada por un ser vacío, no podía verle. Su aura...no existía. Me fue difícil, guiarme solo por el sonido de sus cuchillas, pero conseguí defenderme hasta que alguien me salvó. No sé que, o quien, pero era un aura pura y tranquila. Ni siquiera pude darle las gracias. Y no salí herida.

Dijo sonriendo para no preocuparlos demasiado.

- ¿Quiere decir ésto que kromwill y Elius tambien habrán sido atacados?¿Y si les ha pasado algo? - ahora cogia la taza de té con ambas manos temblorosa.

El draconiano agitó la cola, nervioso, y entrelazó las escamosas garras.

- No es casualidad que nos hayan atacado a todos por separado. Nadie sabía de nuestros caminos para llegar a este sitio, y ha sido el mismo tipo de enemigo - dijo, cerrando los ojos para concentrarse - Eran criaturas mágicas, manipuladas a través del éter por alguien... debe de ser muy poderoso para manejar tales criaturas y a distancia, por no decir al unísono.

Luego abrió los ojos y miró al grupo.

- Pero hay otra cosa que me escama, y es el veneno utilizado - dijo, mirando a Arbahin - No dudo de nuestra tolerancia a ese tipo de sustancias, pero decidme, ¿si envías a esas marionetas para derrotarnos, no te asegurarías de impregnar sus armas con el veneno más letal conocido?

Arbahin torció el gesto, tantas preguntas que solo llevaban a mas respuestas. Estaba completamente seguro que tanto Kromwill como Elius habían sido atacados al mismo tiempo que ellos. Solo esperaba que estuvieran bien, prontos a reunirse de una vez.
-Tal vez no nos tomaba como algo serio- dijo encogiéndose de hombros-. O solo buscaba ver que tan fuerte éramos…
Nada era seguro, pero confiaba en el criterio de Grutah, sea quien sea el que los había atacado, era sumamente fuerte. La maraña de pelo de su lomo se erizó, como si un odio eléctrico recorriera su cuerpo, preparando cada músculo para atacar. Una vez todos reunidos, debería salir a buscar pistas sobre todo esto. Seria lo ideal y de ahora en más andar siempre juntos.

Aprovechando un momento en que hay una pausa en la conversación, Eleara se cuela de repente en el reservado trayendo bebidas para unos y otros, así como la comida que habeis ido pidiendo, incluyendo algunos entremeses más para picar. Sonriendo, señala uno de los platos, que contiene una especie de pasta.

-Cuidado, ese pica. Pero huntada en el pan está riquísima. Si quereis cualquier otra cosa, no dudeis en asomaros y pedirla. -Y luego, tras dedicarle una mirada ligeramente más larga hacia el licántropo, sale por la puerta y se va hacia la barra, cerrándola detrás.

Se produjo un momento de silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos y temores. La alegría de estar otra vez juntos se vio opacada por este nuevo peligro, completamente desconocido y letal. En ese momento llego Eleara, cargada de bebidas para todos ellos. Las dejó con maestría en la mesa, sin derramar ni siquiera una sola gota, para luego dejarles una advertencia sobre un condimento especialmente picante.
-Muchas gracias Eleara- dijo Arbahin inclinando ligeramente su enorme cabeza. No le paso desapercibida esa mirada que le dirigió la hija del posadero, aunque no pudo interpretarla. Tal vez era por lo cambiado que se veía, ahora era mas sociable y no se sentía tan encerrado en si mismo. Se sentía mucho más cómodo, sin estar a cada instante pensando que alguien iba a tratar de matarlo o cazarlo.
Una vez que los dejo solos continuaron con su plática.
-¿Cuando acabaron con ellos se prendieron fuego?- era algo que le intrigó muchísimo, pues no entendía que era lo que había pasado, normalmente sus presas se desangran y mueren, jamás se prenden fuego. Incluso aunque este ser era algo sin vida y artificial, le pareció muy raro.

La pregunta extrañó al draconiano, que se giró hacia Arbahin con un movimiento sinuoso.

- Si... pero pensaba que era por mi culpa... le prendí fuego... era lo más apropiado teniendo en cuenta que era una marioneta - dijo, tamborileando el pichel de latón con las garras - La espera me tiene nervioso... ¿Gloria, sabrías dónde están Elius y Kromwill? No saber me incomoda.

Ni siquiera había comido, y eso que desde por la mañana no había probado bocado. Pero la espera le hacía un nudo en el estómago.

Podría intentarlo Gruntah, solo debo dejarlo al designio de Oxidion, si él desea dejarme ver, veré.

Dijo la sacerdotisa dejando la taza sobre la mesa y cruzando los dedos de sus manos en posición de oración y bajó su rostro como si mirara sus rodillas, y comenzó a susurrar cosas casi inaudibles, como sonidos que no tenían sentido alguno.

Buscaba una respuesta a la pregunta de su compañero reptiliano. ¿Donde estaban Kromwill y Elius? ¿Estaban bien?¿Estaban cerca?