Partida Rol por web

Bajando sigilosamente por las escaleras Jainas empieza a divisar poco a poco a medida que tiene más ángulo un enorme pasillo con una moqueta roja y líneas blancas a los lados, como si fuera un gran palacio del rey. Una vez abajo asoma la cabecita por la puerta y mirando a los lados observa la situación. El pasillo está totalmente vacío, estatuas doradas con forma de armadura adornan cada pocos metros y antorchas cuelgan de las paredes, ahora apagadas pues hay luz.

Hacia la izquierda a lo lejos hay una gran puerta de 2 puertas de madera con pomos de oro, al otro lado el pasillo gira en un ángulo de 90º.

Jainas hace gestos a sus compañeros para que desciendan las escaleras y se sitúen en el descansillo, pero sin ser visibles para cualquiera que se asome por el pasillo.

- Razar o Sal, ¿Podríais echar un Detectar magia a ver si veis algo extraño en el pasillo o esas estatuas? Voy a avanzar hasta el fondo usándolas de cobertura y no me gustaría encontrarme con desagradables sorpresas - comenta la maga en voz baja.

Tharlathos observa cuidadosamente la habitacion, mirando a ver si hay algo que pueda resultar peligroso para el avance de Jainas

El pasillo está libre de trampas a la vista y no detectais ningún tipo de magia. No estáis seguros al 100% de que no haya peligro pero al menos es una seguridad mínima.

Me acerco por detras de mis otros compañeros. Observo todo, buscando cualquier indicio de peligro, pero no parece haber nada así.

La joven exhala y se introduce por el pasillo alfombrado, yendo de estatua a estatua para, si hace falta ocultarse de lo que pudiera acontecer detrás de una de ellas. De tal modo pretende avanzar para poder ver lo que hay a la vuelta de la esquina, por donde prosigue el pasillo, tras las puertas dobles y, en ultima instancia, hacer seña a sus compañeros para que avancen.

Por mi parte, concentro un Detectar Magia en una de las estatuas... y si posee magia, finalmente, centrarme un rato, e incluso tratar de analizarla. Buscar un punto débil... Examinar DONDE deberiamos de golpear.

Cuando llegamos a la sala inferior y los magos nos dijeron que no había ningún peligro aparente Jainas se puso otra vez en marcha para atravesar la sala, y yo fui detrás de ella para cubrirle la espalda.

Por desgracia, tuve la mala suerte de tropezar con una de las estatuas haciendo que me diera un cabezazo inesperado y ruido del cual no estaba seguro de que alguien lo hubiese oído.

Aunque el ruido sordo del cabezazo del enano se escucha por todo el pasillo es mitigado antes de que nadie lo escuchara. Jainas por otra parte ha investigado el primer lado del pasillo doblando la esquina y se ha topado con que el mismo pasillo idéntico se extiende hacia el otro lado del pasillo.

Viendo que no va a haber mucho más que investigar por ahi se acerca a las puertas dobles y se dispone a mirar por la cerradura cuando...

Jainas y Golgo encuentran escondite detrás de una de las estatuas justo cuando la puerta se abre de par en par. Un enorme orco con cara de muy malas pulgas aparece seguido de un séquito de 2 magos y otro orco más bajito y de aspecto menos feroz.

- Que quieres decir con que estamos perdiendo la batalla?!! - exclama el orco en un grito amenazador qu hace que los dos magos tiemblen y el otro orco esboce una sonrisa. - Tenemos el ejército más grande de los 8 mundos y unos simples elfos nos están ganando?

Se para en seco y tras darse media vuelta coge a uno de los magos por el cuello y lo estampa contra la pared. - Arregla ésto o tendre que hacerlo yo mismo. Corred!

Los magos empiezan a echar a correr tan asustados que ni os ven y se pierden en la esquina del pasillo. El gran orco y el otro más pequeño sin embargo siguen caminando lentamente por el pasillo, solo es cuestión de tiempo que os vean en las escaleras. Jainas y Golgo están detrás de ellos a salvo por ahora.

Tharlathos corre a esconderse detras de una esquina, lejos del pasillo principal. Se coloca preparado con su cimitarra en mano, para estar listo en caso de que les descubran

Jainas mira intranquila a Golgorin, junto a ella, mientras los orcos se acercan al resto del grupo, en las escaleras. Será cuestión de segundos que los detecten. Le da un leve codazo al enano mientras con la cabeza hace un gesto, señalando a los dos orcos.

- Vamos a tener que confrontarlos, me temo - susurra la maga - Mejor si el primer golpe lo damos nosotros. Nuestros compañeros tendrán que intervenir tan pronto nosotros comencemos. Suerte Golgo - le desea. Espera unos instantes a que los orcos se alejen un poco mas y estén cerca de las escaleras. Entonces actua. Exhala por la boca y sale de su escondite.

- ¡Eh, bichos feos! ¿Sabéis por que los elfos os vencen? ¡Porque en vez de escudos llevan espejos, donde os reflejáis y os matan del susto! Para eso mejor que no podáis verlo - se mofa mientras mueve las manos y conjura un hechizo sobre ambos, antes que puedan entender que está pasando.

"Y lo más importante, nene sin pene" digo con la Oathkeeper en una mano, y el escudo en la otra

"Hay una regla inquebrantable en las batallas entre hombres: Un tio feo, gordo, sucio y asqueroso como tu JAMÁS podrá vencer a un héroe astuto, popular, y tan mazas como yo"
"¡Tu asqueroso destino estaba sellado desde el momento en que mostrarte tu asqueroso careto, hombre cerdo!"¹

^{dicho esto, cargo con la intención de hacer el mayor daño posible. Tambien me posiciono para que Golgo, o Thar, puedan aprovecharse y flanquearlo si hace falta}

Doy un ligero saltito para ponerme ante ellos mientras veo como Razar carga contra ellos.

-Bueno, no seré yo quien se quede atras-con una ligera sonrisa muevo las manos y apunto al grandullon y luego al otro-. Burning Arc-dicho esto las llamas salen de mis manos, haciendo un arco hasta el grande, que luego rebota en el pequeño.

El orco grande resiste el ataque de Jainas aunque el pequeño desenvaina su enorme espada de la espalda y se aleja un poco blandiendo estocadas a diestro y siniestro.

Razar realiza una carga pero el ruido que generan sus gritos alerta al orco que ésta vez está preparado y con su guante de hierro con espinas le propina un puñetazo en plena carga que lo desorienta y hace que se caiga al suelo.

Justo entonces Salomon baja las escaleras y se prepara para conjurar un hechizo pero se encuentra con el orco ciego quien está dando estocadas al aire sin parar. Por los pelos le esquiva dando un pequeño salto para atrás y conjura el hechizo, aunque algo inefectivo ya que ambos orcos están demasiado lejos parar rebotar. El pequeño suelta un grito de color que enfurece al orco grande aún más de lo que ya está.