Partida Rol por web

Bien podría haber sido magia. Al menos en lo que respetaba a mi, no me veía capaz de entender ni remotamente cómo había conseguido Dalla todo eso. Por suerte para mi, tampoco lo necesitaba. Era cierto que no era buena con los cacharros y que mis conocimientos tecnológicos eran... casi inexistentes. Pero mientras hubiera gente para hacer el trabajo por mi, tanto daba. Además, era buena encontrando esa gente o identificando el talento. Sonreí de modo confiado. 

- Perfecto, sabía que no nos decepcionarías. Tanner, tu irás al frente. Dalla dinos por dónde - Procuré transmitirles confianza, aunque sabía que no lo ibamos a tener nada fácil. Sobre todo porque no tenía tan claro que la criminal se hubiera largado ya y, de todos modos, el sol negro también eran criminales. Me llamaba la atención, eso sí, la recompensa tan baja para alguien que había matado a tanta gente. Pero a saber...

- Estad atentos, habrá emboscadas

En un momento, sin comerlo ni beberlo, aquella especie de cita romántica se había convertido en la huída desesperada de un infierno de luces de neón y explosiones de turboláser. Y en otro momento más... resulta que eran una especie de comando que estaba dispuesto a asaltar y robar nada menos que a uno de los cárteles mafiosos más famosos y peligrosos de toda la galaxia una nave con la que huir de aquel odioso planeta.

Caesar admiraba en lo más profundo de su corazón la capacidad de la chica por adaptarse a las nuevas situaciones y los retos que esta comportaba pero su enfado sólo iba en aumento. Cualquier comentario que tuviese que aportar... la más nimia visión mínimamente realista sobre aquella misión suicida era inmediatamente ignorada y tomada por algo absolutamente prescindible. ¿Ese era él... alguien absolutamente prescindible?

- Demonios... - volvió a maldecir por enésima vez.

De un modo o de otro, el chiss estaba a punto de descubrir en sus propias carnes cuán inhóspito era aquel plantea y por extensión, aquella galaxia, para alguien con tan poca voluntad guerrera.

- Adelante... - dijo en voz queda más para autoanimarse que para dar indicación alguna a sus compañeros.

Siguiendo las indicaciones de la técnico, el grupito descendió aún más por los subniveles de Raxus, el ambiente era ya opresivo y el aire estaba enrarecido. No había apenas luz, pero ésto no afectaba a Aleesha, que veía perfectamente con sus gafas. 

Curiosamente los recién llegados no parecían molestos por la baja luminosidad que hacia tropezar a Dalla y a Caesar, pero la joven se hartó y encendió un pequeño complemento de su datapad, iluminando ligeramente la zona. Permitiendo ver pequeños insectos y roedores escurriéndose por los rincones.

De repente Caesar empezó a marearse, a sentir que se ahogaba, un dolor agudo taladró sus sienes y su visión empezó a emborronarse del todo...

La visión borrosa se aclaró y ya no estabas en los túneles asquerosos... estabas en otros algo mejor construidos, contemplando una escena desarrollarse ante tus ojos... una escena que tenías que concentrarte para no ver borrosa.

Un par de alienígenas insectoides (gandianos  por su aspecto) estaban apuntando con rifles bláster a tu padre, que tenía las manos levantadas y decía:

-... no, me da igual, no os diré donde está mi hijo...- Y el horror se apoderó de tí cuando sin ningún miramiento dispararon...

Todo se volvió borroso otra vez...

Aquello era algo conocido...

Después de todo Caesar llevaba prácticamente toda su vida teniendo ciertos sueños que trascendían el plano de lo meramente ilusorio pero si bien la recurrencia de estas visiones habían acabado por resultar ciertamente tranquilizadora lo que ahora Caesar presenciaba era tremendamente perturbador.

- Padre... padre...! - vociferó en su ansia por poder llegar hasta él. Quería salvarle... ayudarle a dar fin a aquellos miserables rateros que... ¿había entendido bien? ¡Le buscaban! El disparo le hizo temblar literalmente. Resonó como la puerta de su propio ataúd que se cerraba con un eco profundo y definitivo. 

Algo le arrastraba hacia afuera. Algo poderoso. Quizá intentaban reanimarle o simplemente el sueño se acababa pero Caesar quería llegar allí. Por lo menos sujetar la cabeza de su padre moribundo... por lo menos verle cerrar los ojos por última vez... por lo menos en un sueño. Caesar corrió a dónde estaba su padre... corría y corría desaforadamente intentando acortar una distancia que le separaba que, si bien con un par de pasos habría de ser suficiente, se ensanchaba como un verdadero abismo imposible de abarcar.

Concentraste tu voluntad en el momento y en el lugar, porque no sabías si estabas viendo el presente, el pasado o el futuro, y te encontraste flotando encima de la escena, donde los Gandianos registraban el cuerpo desmadejado de tu padre.

-¿Algún rastro del hijo? por el padre nos daban lo mismo vivo o muerto, pero por el crío sólo pagaban vivo.

Y mientras rebuscaban, tú volviste a tu mente, a abrir los ojos, y viste a Tanner y Dalla inclinados sobre tí, te habías dado una buena costalada contra el suelo.

Caesar se derrumbó contra el suelo, Dalla y Tanner se arrodillaron para comprobar que había pasado mientras Aleesha y la otra mujer cedieron a su instinto y vigilaron los alrededores por si había sido algún atacante el responsable de lo ocurrido al joven.

El Chiss, no obstante, abrió los ojos segundos después.

Me puse en guardia, dispuesta a saltar en cualquier momento. Mi cuerpo estaba en tensión mientras buscaba la fuente del ataque o cualquier potencial amenaza. La verdad es que no terminaba de fiarme de Tanner y su acompañante, porque no parecían tener ningún problema para moverse en la oscuridad aún cuando no tenían equipo como el mio. 

Adopté una posición desde la que tuviese la espalda cubierta pero pudiera disparar a quien atacase a Caesar o Dalla si llegaba el caso. Por un momento recordé lo que había aprendido de mi abuela y vacié mi mente, dejando que sólo hubiese el aquí y el ahora, concentrándome en todos mis sentidos, no sólo la vista. 

El sonido de los insectos, un goteo constate de alguna tubería, el olor a polvo y quemado, un aire frío que ascendía hacia el lugar que habíamos dejado a nuestras espaldas... Cada pequeña sensación contaba, porque la vista podía ser engañosa a veces.

Vaciaste la mente y

Vaciaste tu mente y sentiste tus alrededores, no solo con tus sentidos sino con las capacidades especiales que hacía tan poco habían despertado en tu interior.

Caesar parecía ido, como si su mente le hubiera abandonado, pero volvía poco a poco a ser él mismo. Un poco más adelante pudiste notar varias presencias no humanas. Pero no parecían hostiles... hacia vosotros.

Lo que te llegó como algo sorpresivo es que tanto Tanner como la mujer tenían una mente sensible y alerta, muy parecida a la de Caesar o a la tuya. 

No sentiste peligro alguno... en las proximidades, claro.

Cuatro, cinco si me contaba a mi. Siempre se me había dado bien encontrar gente y cosas, pero esta vez me había superado. Aunque... mi experiencia de años con los cazarrecompensas había demostrado una y otra vez que cuando se encontraba con mucha facilidad a alguien es que ese alguien quería ser encontrado. Peor, que era ese alguien quien te había encontrado a ti. Uno habría sido casualidad, dos con Dalla empezaba a ser complicado. ¿Pero Tanner y su compañera? No, no me creía que fuera una casualidad. 

Eso me dejaba pocas opciones, especialmente con Caesar caído. ¿Le habría pasado algo parecido a cuando había proyectado mi conciencia? No tenía modo de saberlo y desde luego no era el momento de preguntar. Decidí acogerme al viejo addagio: divide y vencerás. 

- Tanner, creo que deberías adelantarte a explorar. Podría haber alguien o algo más adelante y he visto que te desenvuelves bien en la oscuridad. - sonreí de modo alentador - El resto nos quedaremos aquí. 

Había elegido a Tanner para que se alejase porque todo el rato había hablado él, lo que significaba que la otra debía ser mucho peor mintiendo. O tal vez no, pero separados sería más fácil extraerles información. Y yo quería saber porqué habían venido a por nosotros. Probaría a ponerles un caramelo delante, intentar confundirles preguntando lo mismo de formas diferentes. Y si eso no funcionaba, recurriría a medios más... drásticos.

Caesar sacudió la cabeza tratando de despejarse.

- La cabeza... me da vueltas. Habrán sido los gases de las cloacas. - se excusó. - Ya estoy bien. Sigamos...

El chiss miró a su alrededor tratando de recomponerse. al parecer no había estado inconsciente más que unos pocos minutos pero había sido preocupante el efecto que esto había provocado en él. La cabeza aún martilleaba con un dolor denso y constante a la altura de las sienes pero no era nada preocupante. Sí lo era lo que en su peculiar visión parecía ser un funesto destino para su padre.

De cualquier manera el "operativo" para asaltar el hangar de la organización mafiosa más importante de toda la galaxia seguía su curso y Alex, como ya parecía ser habitual, cambiaba de parecer en un nuevo bandazo que traía una nueva y poco apropiada prudencia que no le pegaba nada.

- No creo que separarnos sea una buena idea, Alex. - afirmó tajantemente. - Mi principal objetivo es encontrara a mi padre como ya he dicho. Pero no voy a obligar a nadie a que me asista en eso. Lo cual no quita que tarde o temprano necesitaremos un transporte para salir de este lugar. De una manera o de otra... no me estaré quieto.

Miré a Caesar de reojo, no tenía buen aspecto. Aunque no podía estar realmente segura porque los chiss o como quiera que se llamase su raza no se parecían tanto a los humanos. Le sujeté del antebrazo, aunque seguía sujetando la pistola con la otra. 

- No - respondí tajante - Si no estás a cien por cien, nos pones en riesgo a todos. Tómate unos minutos y seguimos. Se nota que Tanner es un explorador, deja que reconozca el terreno que hay adelante. Eso no es separarse y no es distinto de lo que viene haciendo Dalla con su mapa. 

Lo que decía era estrictamente cierto y, además, nos permitiría interrogar a Mirka. Pero me preparé para que Caesar discutiera. Imaginé que hasta cierto punto era normal, no estaba acostumbrado a tratar con gente que te vendería en cualquier momento si el precio era adecuado. Y tampoco sabía cómo funcionaban los bajos fondos, así que no habría notado los detalles. Intenté hacérselo ver señalando los detalles. 

- Habrás notado que ni Tanner ni Mirka tropiezan al andar en la oscuridad y ellos no llevan gafas térmicas. Tampoco tuvieron problemas en seguirnos. Es una ventaja para reconocer el terreno. - esbocé una sonrisa beatífica - Sin embargo Dalla y tu necesitáis luz, que puede verse a gran distancia en túneles oscuros como estos. Enviar a Tanner unos metros por delante es mera precaución... 

Esperaba por nuestro bien que lo que acababa de decir inspirase en Caesar una sana desconfianza hacia Tanner y Mirka, pero era improbable. Y eso que habían salido sólo cuando notamos su presencia. En resumen, una cosa era tenerles cerca y colaborar, otra distinta fiarse por completo. Sin contar con que sabía que había criaturas hostiles más adelante. Vale, puede que todavía no contra nosotros y, tal vez, no lo serían incluso si pasábamos. Pero tampoco convenía arriesgarse. Mejor enviar a alguien a comprobarlo. Y ese alguien era Tanner.

El tono paternalista de su compañera molestó al chiss. Ciertamente era un muchacho orgulloso y caer inconsciente sin motivo aparente no le había sentado bien. Esta "enfadado con el mundo".

- Haz lo que te dé la gana entonces. - espetó de mal humor.

-No discutáis, me adelantaré sólo unos momentos...-El humano parecía extrañamente de acuerdo con Aleesha y avanzó sujetando su arma.

-Y si, tengo buena visión en la oscuridad, es curioso que lo hayas notado.-susurró antes de abandonaros.

No le escuchásteis hacer ningún ruido mientras os dejaba...

La mujer parecía divertida y preocupada a partes iguales.

-Menudas sugerencias das, peliazul. Pero en este caso has acertado de lleno, a Tanner le gusta trabajar sólo y seguro que estaba jurando y perjurando para si mismo por el ruido que hacíamos al andar.

-Esperémosle unos momentos...